[12] Peligro inminente.
Ya había pasado una semana, todo era muy pacífico. Pero aún así Seiya no dejaba de tener ese mal presentimiento, de que algo malo está por pasar, y eso le quitaba el sueño en la noche.
Ahora, aún estaba dormido, pero sentía la ausencia de su compañera. Lentamente abre los ojos y nota que no está (T/N), en la mesita de noche había una hoja de papel. La tomó y le leyó:
Buenos días mi burrito volador, me fui a la tienda para comprar algunas cosas antes de volver al trabajo. Quería que me acopañaras pero te veías tan lindo durmiendo que no pude despertarte, regresare pronto, ya sabes, el desayuno está en la nevera.
Te amo.
No pudo evitar sonreír por recordar que se había ido a vivir con (T/N), se estiró los brazos para irse al baño y darse una ducha. Cuando terminó bajo por las escaleras hacia la cocina para desayunar lo que le había preparado (T/N). Ya lleno, salió de la casa para respirar aire fresco, todo estaba inusualmente tranquilo. El viento soplaba con normalidad, el césped y los árboles están tan verdes como siempre.
— « Hay mucha tranquilidad... demasiada diría yo... »— pensó reflexionando en el ambiente que le rodeaba, de repente. Algo parecido a una lanza le roza la mejilla, si no fuese por sus buenos reflejos. Hubiera acabado con él. — ¿¡Cual es su problema!?
Se presentó tres jóvenes ante Seiya, uno de cabello morado, otro de cabello amarillo y el último usaba una máscara y tenía cabello castaño claro, aparecieron como si estuvieran volando por el aire.
— ¡No puede ser...! ¡¿Acaso son... Ángeles!? — preguntó alarmado por el cosmos de los tres jóvenes.
— Así es Seiya de Pegaso, Nosotros los Ángeles de la señorita Artemisa haremos que recibas tu castigo por tú rebeldía en contra de los dioses. — habló de primero el chico de cabello castaño claro y de ojos azules, seguido, Junta sus manos haciendo una esfera de energía eléctrica color morado, los demás Ángeles estaban como relevos.
Esa bola de energía se la lanzó a Seiya que no tuvo tiempo de esquivarlo, chocó contra el piso muy herido, Seiya quería elevar su cosmos pero algo se lo impedía, un dolor en el pecho se hizo presente acompañado de un gritó de dolor por parte de Seiya.
El castaño claro se acercaba con otra esfera para aniquilar a Seiya. Pero de repente todo se torna oscuro, y la luna apareció de repente.
— Mis Ángeles. Athena ya me ha dado la tierra, a cambio de que no lastime a sus caballeros. Dejen vivir a Pegaso... por ahora... — una voz de mujer atrajo la atención de los presentes.
— ¿¡Que dices!? ¡No puede ser cierto! ¡Saori jamás le entregaría la tierra a Artemisa! — exclamó desesperadamente negándose a creer lo que estaba ocurriendo, seguido mira con profundo rencor al chico de cabello castaño claro. — ¿Donde está Saori? ¡¿Que le hicieron!?
— Te perdonaron la vida, por ahora... así que será mejor que la aproveches, humano. — dijo sin sentimiento alguno, extendiendo unas alas desde su espalda para desvanecerse con los otros dos.
— ¡Esperen! ¡No huyan! — exclamó intentando levantarse, pero otra vez el dolor en su pecho se volvió latente, provocando que cayera de rodillas y comenzó a murmurar. — ¿Qué pasó... Saori?
Apretó en su puño el césped esperando una respuesta, pero sólo estaba la brisa moviendo los árboles. Sintió que alguien se acercaba, levantó la mirada y era Marín, está. Le ayuda a levantarse.
— Ya llegaron aquí, Perdóname Seiya. Debí llegar antes... — le dijo la pelirroja mientras lo levantaba.
— Marín... ¿donde está Saori? ¿Qué pasó? — insistió Seiya preocupado Marín se puso a ver el lugar con cierta atención. — ¿De verdad... Saori le entregó la tierra a Artemisa?
La pelirroja se agachó para tomar algo en el suelo. — Debes ir al santuario, allí están Shaina y los demás.
— Pero... Marín...
— Seiya, no tengas esa expresión solitaria. Yo en cambio iré a investigar algo, pero es preciso que te vayas. — respondió rotundamente Marín volteandose guardando algo en su cinta.
Seiya asintió, comenzó a caminar tambaleante hacia el Santuario...
— « No permitiré que pongan de nuevo en peligro al mundo... Ahora tengo una razón más fuerte para pelear por él... — la imagen de (T/N) sonriendo llegó a su mente, llenandole de más coraje de aumentar el paso. — (T/N)... peleare por ti y por nuestra futura vida juntos...»
Mientras tanto (T/N) había sentido el cambio repentino en el cosmos de Seiya, un mal presentimiento le invade y se decide regresar a casa corriendo, llegó agotada y cuando llegó. Se encuentra con signos de lucha frente de su casa, ella entra sin dudarlo, hay un profundo silencio.
— ¡Seiya! ¡YA llegué! — gritó tratando de encontrarlo por toda la casa, otra vez salió a afuera. — ¡Seiya...!
Pero no hubo respuesta, sólo un silencio escalofriante— Seiya ya no está aquí.
A voltear resulta que Marín aún seguía allí parada detrás de ella.
— ¿De que hablas? ¿Donde está Seiya, Marín? ¿Qué pasó aquí? — se le acercó con desesperación.
— No te diré mentiras, acaban de atacar a Seiya y él se dirigió al santuario. — respondió tratando de calmarla poniendo sus manos en los hombros. La preocupación se refleja en los ojos de (T/N). — No te preocupes, Seiya siempre pelea aún que esté muy mal herido y ha salido victorioso...
(T/N) no respondió de inmediato, en cambio apretó sus manos con impotencia. — Tengo que ayudarlo... el solo...
— Pero (T/N), es muy peligroso...
— ¡No me importa! — exclamó interrumpiendo a Marín. — Seiya... me ayudó mucho, no puedo permitir que esté en otra guerra, al menos no sólo. Se que no se pelear tan bien como lo hacía mi padre, pero no puedo dejar a Seiya.... no puedo...
Marín detrás de la máscara estaba sonriendo por la determinación de la Joven, así que asintió.
— Supongo que no puedo deternerte. — Suspiró finalmente dándose la vuelta. — tienes la misma determinación de Seiya, creo que fue por eso que gustó de ti.
— Marín... Gracias... — agradeció en un tono bajo mientras veía como se iva perdiéndose de su vista. — Y ya sé quién me llevará al santuario...
Se dirigió a la mansión Kido, buscando a alguien pero sólo estaba Tatsumi hecho un ovillo todo asustado.
— Por qué tenía que pasar esto... señorita Saori... — murmuró muy triste pero se sobreexalto cuando (T/N) abrió la puerta de golpe. — ¡(T/N)!
— ¡No hay tiempo de hablar! — exclamó ella jalando de su brazo — ¡Tienes que llevarme al santuario con uno de los jets!
— ¿¡Estas loca!? ¡Le pertenecen a la Fundación!
— ¡A mi me vale un limón que sean de la Fundación! ¡¿Acaso no te importa a la señorita Saori?! — le respondió tomándole del cuello de la camiseta.
— ¡Claro que si!
— ¡Entonces demuestramelo llevándome al santuario a por ella! — exclamó señalando la puerta, Tatsumi salió más que motivado y tomó el primer jet que vio, (T/N) tenía el teléfono tratando de llamar a Hank pero sin resultados. — « Hank.. ¿Donde estas?»
Tuvo que esperar sólo minutos, ya que Tatsumi lo puso a toda potencia el jet. (T/N) técnicamente salto del avión para dirigirse al lugar; Tatsumi le seguía con su traje de combate de pelea.
— ¡Esperame (T/N)! — exclamó mientras se seguía poniendo el traje, pero falló en un escalón y calló de lleno por las escaleras de metal del avión quedando inconciente.
— « ¿¡Es enserio!? ¡YA se desmayó y nisiquiera hemos entrado al santuario!»— pensó con pesadez después de un suspiro. — « Supongo que tengo que seguir sola desde aquí...» — de repente siente una energía, pero parecía debil, pero no sólo esa, también sentía otras. — ¿Seiya?
Se fue corriendo hacia donde provenía, pero no duró mucho, todo parecía estar en ruinas, habían charcos que te llegaban a los tobillos. (T/N) cruzó por unos pilares y se encontraba en una plaza, allí vio en la orilla de un acantilado a tres personas conocidas.
— ¡Shaina! ¡Jabu! ¡Ichi! — (T/N) llamó su atención y todas las miradas se centraron en ella.
— ¡Pero si es (T/N)! — exclamó Jabu sorprendido acercándose. — No deberías estar aquí...
— ¿¡Saben donde está Seiya!? ¡Eh sentido su cosmos por aquí! — preguntó con preocupación, los caballeros de unicornio y hidra se miraron con tristeza. — ¿Qué pasó con Seiya..?
— (T/N)... Seiya...
— Está muerto. — interrumpió Shaina acercándose a la joven, que abrió los ojos y quedó rígida. Parecía que su pulso se hubiera detenido.— nosotros le atacamos por ser un caballero de Athena.
— ¿... por.. porqué...? — sentía que no podía sacar las palabras. Tenía la mirada gacha y pérdida en el suelo.
— La señorita Artemisa nos lo ordenó. Athena le dio la tierra y abandonó a sus caballeros, y ahora no son bienvenidos aquí. — dijo tranquilamente caminando alrededor de (T/N). — A ti no te haremos nada por que no eres una verdadera caballero de Athena.
Hubo un silencio incómodo, pero (T/N) apretó sus puños. — ¿Donde está Seiya?
— Ya te dije que está...
— ¡¡Mentira!! — gritó con impotencia interrumpiendo a Shaina. — Seiya... jamás será derrotado por ustedes... por que a diferencia vuestra, el posee un gran espíritu de pelea y siempre le impulsa a seguir.
— Pierdes el tiempo. — volvió hablar Shaina, está vez puso su mano en el hombro de (T/N). — Vete ahora, este no es lugar para ti...
— No. — firme en su decisión, (T/N) le dedicó una mirada fría. — No me iré de aquí sin Seiya, y no me importa lo que puedan hacerme.
— Muy bien, entonces también estás con los caballeros de Athena. — respondió concentrando su cosmos en una energía eléctrica que paraliza a (T/N), pero esta no se inmuta.
— ¿Donde... esta... — (T/N) concentraba también su cosmos en su mano derecha preparada para usar la Excalibur contra la caballero de Oficuo. Movió su brazo lanzado una estela cortante verde , pero Shaina la esquiva con dificultad, haciendo que esté ataque le llegará a una construcción griega, cortandola por la mitad y destruyendolo.
— No puede ser... — murmuró Shaina atónita mirando como la construcción se desmorona.
— ¡Shaina!
Cuando giró su cabeza, vio a (T/N) qué le rodeaba una aura dorada, con su brazo extendido que tenía forma de una hoja De espada color verde. Shaina gruñó por dentro y se dedicó a correr para atacar a la joven.
Antes de que ella pudiera usar de nuevo la Excalibur, Shaina le asestó un puñetazo en el Santuario estómago junto con su energía eléctrica, lanzando a (T/N) a lo lejos chocando contra uno de los pilares cubiertos de agua, podía sentir el agua fría pasar por su espalda mientras se apoyaba tratando de levantarse.
— Sólo fue una advertencia, pero el siguiente ten por seguro que te acabará. — levantó su mano un poco, para dejar ver sus uñas color violeta y correr hacia (T/N).
Ella estaba preparando otra vez la Excalibur, pero a punto de que Shaina le iba a golpear, alguien se puso en medio deteniendo su ataque; tenia armadura naranja con beish, pero al estar de espaldas sólo se podía ver que el casco tenía unas orejas alargadas.
— ¿¡Tú quien eres!? — exclamó Shaina más que molesta por que el hombre le sujetó la muñeca con una fuerza descomunal.
— ¡Hank! — sonrió (T/N) a reconocer a hombre mayor con su antigua armadura de lince.
— ¡No hay tiempo para reencuentros emotivos (T/N)! — gritó a la vez que lanzaba a Shaina contra Jabu y Ichi, cayendo los tres al suelo..— ¡Tienes que llegar a que Athena y ayudar a Seiya y a sus amigos! ¡Rápido!
— ¡Si! Gracias Hank.— corrió en una dirección hacia unos callejones.
— ¡No escaparas ! — Shaina se proponía a seguirla, pero Hank se cruzó en su camino.
— ¡Ten cuidado Hank! — gritó desde la distancia (T/N) aún corriendo, pero no se volteó a ver atrás, sólo corrió más rápido para encontrarse con Seiya.
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