Capítulo 14 (Chicle)

Al día siguiente, me di una ducha rápida, me cambié, bajé las escaleras encontrándome con mis padres quienes ya estaban desayunando.

— Buenos días. — saludo.

— Buenos días Bulma. ¿Deseas que te sirva algo para comer?

Hice una mueca. — No gracias. Solo comeré una manzana.

Mi papá leía un periódico, y tomaba su café a la misma vez.

— Me llamaron de la escuela diciendo que te enviaron a detención.

Mi cuerpo se heló por completo. Si lo hicieron. Me voltee a verlo, él esperaba una explicación.

— ¿Por qué? — preguntó.

— Bueno es que, es raro y a la vez chistoso.— jugaba con mis dedos nerviosa.

— Al grano Bulma.

— Me quedé dormida en clases. — agache la mirada.

— Diablos Bulma. Estas a pocos meses para entrar a la Universidad, no puedes manchar tu buena conducta así. — me reprochó mi mamá.

— Lo sé, y lo siento. No volverá a pasar.

— Eso espero. Sino tomaré medidas más estrictas. — habló mi padre volviendo su atención al periódico.

— Bueno, ya me tengo que ir. ¡Adiós! — salgo apresurada de esa casa llena de tensión hacia mis clases.

— ¡Bulma! — apareció Goku de pronto. Haciéndome pegar un brinco de susto.

— ¡Carajo! ¡Goku no me vuelvas a asustar así! — le regaño.

— Perdón, pero no me viste fuera de tu casa. Oí que te regañaron.

— No es la gran cosa. Son muy pasivos en ese aspecto.

— ¿Te vas a volver a meter en problemas?

— No, ya aprendí mi lección.

No dijimos más y nos dirigimos hacia el instituto.

(•••)

— ¡Rayos! — sujete a Goku del brazo antes que entremos por el gran portón.

— ¡¿Qué pasaaa?! — exclama mientras retrocede al punto de casi caerse.

— Tengo un problema.

— ¡Oh vamos Bulma! Dijiste que ya aprendiste tu lección. ¿Y ya estás en otro?

— No, es decir.., no es un problema que involucra la escuela.

— ¿Entonces?

— Se trata de tu amigo el pitufo gruñón.

— ¿Vegeta?

— Ese mismo.

— ¿Por qué?

— Ayer nos pasamos las manos. Y prometió cobrar venganza hoy. No sé si era verdad.

— No le hagas caso. A mi me lo dijo muchas veces, y mírame, sigo vivo. Lo dice dolo para asustarte.

— ¿Seguro?

— Si, ahora vamos que llegaremos tarde.

Entramos al instituto. Él tomó otra dirección al igual que yo.

Camino por los pasillos muy normal mientras veía algunas cosas en mi celular aprovechando que nadie veía. Fue un gran error andar de distraída que no me fije cuando choqué con alguien, me tomó unos segundos reincorporar mi postura.

— Maldita sea. ¿No te fijas por donde caminas?

Me volteo a ver de quien se trataba.

— Vaya sorpresa. — digo. — No me digas que ese pequeño empujón te dolió.

— Para nada. Pero deberías tener cuidado la próxima, tonta.

— ¿A quién le llamas tonta, estúpido?

— No veo a otra tonta más aquí que tú. — sonrió.

— ¡Eres un cretino Vegeta! — guardé mi teléfono. — Un creído de primera.

— Deja tus insultos de lado. Ninguno me ofende. — mastica lo que sea que tenia en la boca. Era chicle, un chicle rosa bebé.

— Se me esta haciendo tarde. Debo irme.

— Como quieras.. — y se fue.

Rayos, hace mucho tiempo que no comía un chicle. Aprovecharé el corto tiempo que tengo e iré a comprar uno. Si es que encuentro una tienda también.

(•••)

Siempre pensé que los deportes y yo nunca nos llevábamos del todo bien, aveces cooperaba, aveces no. Por eso la ponía en el puesto número 10 en mis clases favoritas.— es decir, el último. —

Nos encontrábamos las mujeres en los vestidores, preparándonos con nuestros uniformes de deportes, que consistía de un short azulino y un polo blanco, muy casual.

— ¿Deseas? — me ofreció Milk una barra de chicle cubierta de un papel color metálico. Lo recibí.

— Gracias. — lo desenvolví y lo comí. Mm.. fresa. — ¿Ha Vegeta también le diste? — pregunté recordando que en la mañana él masticaba uno.

— Si, bueno, él me pidió, yo no se lo ofrecí, pero bueno, me quitó dos.

Aguante las ganas de reírme, pero no importa.

Salimos de los vestidores de chicas y en frente venían los chicos saliendo de sus vestidores también.

Vegeta salía vistiendo el uniforme de física, no le quedaba nada mal, el blanco le resaltaba a su morena piel. Él portaba un buzo, del mismo color que el short, pero de igual manera le quedaba muy bien.

Él se dio cuenta que lo miraba, sonrió e hizo una burbuja con el chicle, ese mismo explotó, y cayó a su boca nuevamente. Él siguió su camino junto con la fila de chicos.

Deseé hacer lo mismo. Preparé el chicle dentro de mi boca, comenzó a inflarse, hasta crear un pequeño globo. Cuando supe que había llegado a su límite, estaba lista para dejarlo sin que explote necesariamente. Pero triste fue la sorpresa que me llevé, cuando el chicle explotó manchando casi mitad de mi cara, cubrió mis labios y llego hasta la punta de mi nariz.

Sin esperar más corrí hacia el baño deseando que nadie haya visto ese bochornoso momento. Quite el chicle que estaba pegado en mi piel, era asqueroso, se sentía horrible.

Cuando logré quitarlo completamente de mi cara con ayuda de un poco de agua, estaba lista para salir, sino fuera por una silueta parada en la entrada del baño. El cual, era mixto para mi mala suerte.

— Eso si fue para tomar una foto. — sonrió cruzando sus brazos y recostado en el marco de la puerta.

— ¿Lo viste?

Hizo un globo de chicle y lo explotó. Y para empeorar, ni un pequeño rastro de chicle se pegó en su rostro o labios.

— Si.

— ¿Alguien más lo vio? — mordí mi labio.

— Para tu buena suerte solo fui yo. Eso creo.

Solté un suspiro. No le iba a preguntar a que vino, claramente a burlarse.

— Sera mejor que vayamos antes que la maestra se de cuenta que no estamos.

Salimos del baño y los pocos que estaban a nuestro alrededor nos miraron raro. Pero luego retornaron a lo que sea que estaban haciendo.

— ¿Entonces? — hablé mientras nos acoplamos a nuestro grupo que comenzó a trotar como ordenó la maestra.

— ¿Entonces, qué? — dijo él a mi costado.

— ¿Me vas a pegar? — sé que estoy siendo una estúpida haciéndole recordar sobre lo que prometió el día de ayer. Pero vamos, quiero acción.

— ¿Pegarte? — alzó una ceja confundido.

— Olvídalo. — pensándolo bien, aprecio mi vida, y tengo mucho más por vivir.

— Ya comprendí. — sonrió como en muy pocas veces lo he visto. Mi interior tembló un poco al sentir su penetrante mirada sobre mi.

— ¿Qué comprendiste? — me hago la desentendida y me volteo a verlo.

— No lo haré si eso es lo que piensas. — no paramos de trotar, eran cinco vueltas alrededor de toda la gigantesca cancha.

— ¿Qué cosa? — sonrío nerviosa.

— Estúpida. — susurró, pero alcance a oírlo.

— Estúpida, tú.

— Sabes, pensaba pasar mi pequeña broma y dejarlo como advertencia, pero.. — llegué a interrumpirlo dándole un pequeño empuje fuera de la fila en la que estábamos corriendo y siguiendo. Mi pequeño empuje provocó que saliera, la maestra le obligó a ir al final de la fila y seguir corriendo con los demás. Él me miró amenazante, me sacó el dedo medio y se fue. Mordí mi labio.

Ahora estaba más jodida que antes.

— No me digas. Le llegaste a empujar. — me alcanzó Milk estando a mi costado.

— Hasta aquí llegué Milk, tú hermano me va a matar. Así que voy adelantando mi muerte yo misma. — eché la cabeza hacia atrás dramáticamente mientras posaba la muñeca de mi mano en mi frente.

— Que exagerada. Tal vez puede ser un egocéntrico, tonto, desordenado, egoísta, odioso, y todo lo que quieras, pero nunca jamás se atrevería a ponerle una mano encima a una mujer.

— Es un narcisista, sin ofender.

— No lo haces.

Terminamos de dar las cinco vueltas. — muy cansadas por cierto — y la mayoría se sentó en las gradas y bebió un poco de agua rápido antes de comenzar con el calentamiento.

(•••)

Salida, perfecto. Ni un rastro de Vegeta en todo el resto del día después de educación física.

Hablaba muy animada con Milk. Estábamos mitad de año, y como somos de último año era necesario tomar varios exámenes antes de comenzar la Universidad. Sobre entrada ya era decisión nuestra en que Universidad queríamos aplicar e ingresar.

En mi caso, aún no estaba del todo segura. Anunciaron que dentro de una semana íbamos a tener un viaje todos los de últimos año a todas las Universidades más destacadas en todo Japón, en total, eran 10, he íbamos a viajar de estado a estado. Suena muy interesante.

— Me da pena que no podré ir con ustedes a esos viajes. — decía refiriéndose Vegeta, Goku, y a mi.

— Cuanto me gustaría pasar contigo la fiesta de graduación.

— ¿Verdad? El mío es el próximo año, y ustedes ya no estarán aquí. Estaré yo solita.

— Martin, Goku, lamentablemente tú hermano, y tú, son las únicas personas más cercanas que conozco. El resto son solo conocidos, pero no cuentan.

— Lo mismo, pero descartando a Martin, a él no lo conozco muy bien.

Seguimos conversando, pero de pronto, sentí un muy suave y leve golpe contra mi la parte trasera de mi cabeza, fue tan rápido el acto, que no alcance a ver quien fue debido a que esa persona corrió tan rápido que no alcance a verle la cara, es más, lo perdí de viste en los pasillos.

— ¡¡Hey!! — grité

Toque lo que sea que haya en mi cabeza, Milk y yo nos detuvimos. Pero lo primero con lo que me topé, fue un papel, una pequeña hoja pegado en lo que sea que tengo. Me importó poco la nota y chequee que había en mi cabello.

— Diablos.. Bulma. — se asustó Milk viéndome atrás.

— ¿Qué es eso? Se siente asqueroso. — deje de tocarlo ya que al momento que hice el tacto, lo sentí muy feo.

— Bulma.. — hizo una pausa. — Es chicle pegado en tu cabello. — se tapo la boca con ambas manos.

— ¡¿Qué?! — me arriesgué y lo toqué desesperada. Y efectivo, era chicle, con lo pegajoso y aún fresco, y eso lo hacía más asqueroso. Intenté apartarlo lo más rápido, pero fue lo contrario al ver como la masa se estiraba como cuanto siga estirando. — ¡Ah! — era un desastre, utilicé ambas manos, pero sabía que eso solo empeorará las cosas. Lo único que quiero es quitarlo.

— ¡Bulma espera! Déjame.. — dejé de tocarlo y le dejé el trabajo a Milk. Esperanzada de que ella pueda retirarlo. — Diablos Bul. Hizo mucha presión. ¿Cómo pudo hacerlo?

Es obvio si estaba corriendo.

— Dejó una nota. — se me había caído. La agarré con cuidado sin hacer que se estropee más el desastre que había en mi cabello.

"Dije que me las cobraría."

-Tú eterno enemigo.

— ¡El imbécil de tú hermano me las va a pagar!

— ¡¿Fue él?!

— ¡Si! — apreté mis puños con fuerza al igual que mis dientes. — ¡Lo odio! ¡Lo odio!

— Oye, lo bueno que fue casi en las puntas, puedes cortarlo y hacer como si nada pasó.

— ¡¿Qué?! ¡¡Cortarlo?! ¡Ni de broma! Me gusta tenerlo así! ¡¿Por qué cortarlo?! — me comencé a alterar.

— No creo que esto salga así de fácil. Se secó rápido en poco tiempo.

Solté un suspiro resignada.

— Solo hazlo.. — de mi mochila saqué unas tijeras tiradas en el fondo de ella, no sé como rayos llegó allí, pero se la di. — Solo corta esa parte, no habrá diferencia.

— Dile adiós a tú mechón. — cerré los ojos mientras sentía como agarraba la cantidad de cabello que había impregnado el chicle y lo cortaba, oí el metal de las tijeras rozar. Por lo que di a entender que ya lo hizo. Además que, vi al piso, y vi el mechón de mi cabello azul tirado. Hice una mueca.

— ¡Me voy a convertir en criminal, Milk! — envés de su apoyo, recibí un leve golpe de su parte en mi cabeza. — ¿Y eso por qué?

— Te recuerdo que seguimos en la escuela. Algún maestro te puede oír y te meterás en problemas, pueden pensar que es una confesión o algo.

— Tienes razón, pero.. míralo. — señalé el mechón de cabello tirado. Lo recogí, y tiré en un cesto de basura cerca. Luego, toqué la zona cortada y solo quedaba una pequeña parte que me daba por encima de los oídos. — Será mejor irnos, mis padres van a matarme por llegar tarde.

Oh no Ouji, métete con mi celular si quieres, pero nunca jamás con mi cabello.

Pensándolo bien, si, tal vez mi celular va por encima de todo aún.

O tal vez mi cabello.

(•••)

— ¡Tú! — entré como si de una ladrona se tratase a su casa, él retrocedió unos cuantos pasos debido a que agarré su cuello y fue casi como una obligación hacerlo retroceder.

— ¡Maldita loca! ¡Déjame!

— ¡Me las vas a pagar desgraciado! ¡Con mi cabello nadie se mete!

Lo solté y agarré la tijera que traje conmigo.

— ¡Oh no! ¡¿Qué piensas hacer con eso?! — me preguntó intentando quitarme las tijeras que sostenía.

— Mi venganza.. — sonrío dando un pequeño brinco y tirarme a él. Eso lo tomó por sorpresa y cayó, no me importó, por que él recibió la peor parte que era chocar su espalda contra el piso fuertemente. Quedando yo encima de él.

— ¡Estás loca!

— ¡Loca mi trasero!

Sin esperar consigo contarle una de sus tantas puntas, él dio chillido y sonreí por lo tonto que sonó.

— ¡Oye! ¡Mi cabello no! — sujetaba mis muñecas con fuerza, logrando separar mis manos de su apreciada cabellera.

— ¡Me pegaste chicle maldito! ¡Chicle! ¿Sabes lo difícil que fue quitarme eso? ¡Eres un asqueroso! — intentaba salir de su agarre, pero era obvio que él tenía más fuerza que yo, con una de sus manos, soltó la que no sostenía nada y me quitó la tijera que tenia. — ¡No!

Volvió a sujetar mi mano, debido a que se la iba a quitar. Él tiró la tijera lo más lejos que pudiera.

— ¡Ya! ¡Suelta mis manos! — hice una mueca al momento que ejerció más fuerza que comenzaba a doler un poco.

— No hasta que prometas no volver a meterte a mi casa y vengas a cortarme el pelo. — sonrió. Lo odio.

— Te odio. — solté un pequeño jadeo cuando él nos dio vuelta quedando él encima mío ahora. Me sonrojo sin que él se diera cuenta.

— Eres una.. — al momento que iba a soltar una palabrota — conociéndolo — le doy una fuerte patada en su entrepierna. El suelta un jadeo de dolor, se mueve aún lado mientras se tocaba esa parte y se retorcía. Sonreí.

— Espero una disculpas. No te corté nada, bebito.

— Mierda. — echó la cabeza para atrás.

— Quiero mis disculpas.. — agarro la tijera lo más rápido y me posiciono encima suyo quitando sus manos de allí.

— O-oye, ¿Qué se.. supone que estás haciendo? — preguntó nervioso.

— Te seguiré cortando el cabello si no me pides disculpas.. — acerqué amenazante la tijera a su rostro.

— Joder.. ¿Por qué rayos actuamos como niños de doce o trece años?

— No lo sé. Dímelo tú. — me encogí de hombros.

— Hagamos algo. Tú me pides disculpas, y yo te las acepto. ¿Vale?

— ¿Qué? ¿No crees que debería ser al revés?
— soné obvia.

— Mm.. no lo creo. — se removió un poco. Pero yo lo detuve. — Diablos, ¿Ya bájate, no?

— ¿Por qué? — pregunté cruzando mis brazos.

— Carajo. ¿Por qué eres..?

Acerqué la tijera su rostro. Él calló.

— ¡Oh santa madre de la papaya! ¡¿Qué están haciendo?! — apareció Milk bajando las escaleras, y al vernos, se detuvo.

— Mis disculpas. — exijo ignorando la presencia de Milk.

— ¡Joder ya! ¡Disculpas! ¡Ya quítate ¿No?!

— Sip. — me retiro satisfecha, él suelta el aire que parecía tener acumulado y se arrodilla.

— Demonios Vegeta. Si mi madre hubiera visto eso, habría hecho seguramente un escándalo. — bajo los escalones restantes.

— Ni que lo digas. Ambas son igual de escandalosas.

— Y por cierto. ¿Qué hacían en esa posición eh? — Milk alzó una ceja coqueta. — Oí gritos y todo, pero luego recordé que Vegeta estaba aquí y no había problema.

— Ajustando cuentas. — sonrío.

— Precisamente, no tengo ni idea. — habló Vegeta arrodillado en el piso. - ¡Mira! ¡Me cortó el pelo! ¡¿Sabes lo que tardó hacerlo crecer así?! ¡Más que tú vida! — se expresó dirigiéndose a Milk agarrándose los cabellos y a la misma vez viendo el poco cabello que le corté tirado en el piso.

— Oigan pero que manera tan extraña de ajustar cuentas, ¿No lo creen? — preguntó ignorando el teatro que empezó a hacer Vegeta.

— ¿Ves esto? - le digo a Milk mostrando la tijera. Ella asiente. — Hubiera dejado a tu hermano calvo si no fuera por que ya me pidió disculpas.

— Oh.. ya entendí. — dijo mientras se dirigía a la cocina.

— Perfecto. Ya obtuviste lo que querías, ya puedes irte. Tengo cosas mucho más importantes que hacer. — se levantó y se acercó a mi tomándome por los hombros y dirigiéndome hacia la puerta.

— ¿Me estás echando? — me volteo a verlo.— Apenas llegué.

— Pero el tiempo de visitas ya se acabó. Así que chau.

— No olvides que aún te sigo odiando. — le guiño un ojo.

— Tampoco olvides que yo te odio el triple.— escondió sus manos en sus bolsillos.

— Es bueno saberlo. — sonrío. — Me despides a Milk. Hasta mañana.

Salgo de su casa y me encamino a mi casa. En el transcurso me encuentro con Goku, quien venía muy animado por que se enteró que su hermano Raditz vendría.

Lo llegué a conocer, solo lo vi unas cuantas veces que venía, era su hermano mayor y ya trabaja, por ende, no viene a visitarlo ni a él ni a su familia. Es triste. Pero ahora que lo escucho, me suena genial.

— ¿De dónde vienes tú?

— De casa de Vegeta.

— ¿De Vegeta? — alzó una ceja confundido.— ¿Porqué?

— Larga historia, pero te la resumo con tres simple palabras: chicle, cabello y tijera.

Él no entendió. Sonreí.

— Mi abuela explica mejor en palabras que tú.

Reí — Gracias.

Seguimos el camino hasta llegar a mi casa. Él se fue, saludé a mis padres y me dirigí a mi habitación a darme una ducha. Salí del baño en toalla, me cambié y me recosté, no cené, no tenia hambre. Y con raros y extraños pensamientos, me dormí.

Lamento la tardanza :D
F por mi.

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