Capítulo 12 (¿Celos?)
Al dia siguiente, excluía cualquier pensamiento con respecto a lo que pasó ayer. Ahora estaba en clases, todo proseguía normal, estaba tomando apuntes lo mas rápido que podía, mi mano se movía con cada palabra, ya que los exámenes de fin de año se acercaban, y necesitaba aprobarlos, debido a que iba a definir en que rango me iba a encontrar en la Universidad. También.
Pero.. no podía, simplemente no podía concentrarme. Ese tema aun divaga por mi mente, y retumba como un maldito eco. Era irritante, muy irritante.
Una parte de mi, me decía que corra ahora mismo en sea donde sea que se encuentre Vegeta y lo consuele, a él y a Milk.
¿Ellos habrán estado en ese momento? ¡Por supuesto!
Pero por otra. Me pedía que callara todo, y que lo guarde solo como un secreto íntimo solo de mi. Y que así, me ahorraría mil y un problemas con él, ya que conociéndolo, es un tremendo orgulloso.
— Diablos..
— ¿Sucede algo Bulma? — habló Milk a mi costado, me volteo a verla. Y como por arte de magia los gritos de esa señora aparecieron en mi mente.
Ella me mira confundida al ver mi expresión.
— No.. nada.
— Sé que tienes algo, pero no quieres decirme. Anda, cuéntame.
Un debate dentro mio comenzó a desesperarme. Luchaba conmigo misma entre si decirle o no.
— No, solo que tuve una pesadilla y.. nada más, es todo.
— Bueno.
Volvió a dirigir su mirada a su cuaderno. La notaba angustiada.
— A ti te sucede algo. ¿Qué es?
Lo sé, soné muy entrometida.
— ¿A mi? No, no hay nada. Tengo sueño es todo.
Sabía de que se trataba, y no iba a seguir insistiendo.
— Bueno, ya sabes que cualquier cosa, cuentas conmigo.
— Señorita Briefs, usted es una muy buena estudiante y todo, pero si sigue hablando, me veré en la obligación de mandarla a dirección, ¿Eso quiere? — bendito maestro.
— No, lo siento. — negué mientras agachaba mi cabeza al sentir la mirada sobre mi de mis compañeros.
— Esta es su primera y última llamada de atención. — y retornó a hacer lo que hacía.
Tape mi rostro con ambas manos.
— Uhh.. Bulma tuvo su primera llamada de atención. — me habló Milk.
— Cállate.
— No te preocupes, y gracias por tu apoyo.
— De nada.
Repose mis brazos en el escritorio y deje caer mi rostro en el. Quería evitar cualquier pensamiento sobre eso.
Sin darme cuenta.. poco a poco, me estaba quedando dormida.
— Señorita Briefs..
Oía, pero no hacía caso.
— Señorita Briefs.
No moleste, he tenido suficientes problemas para que como usted venga y me arruine el sueño.
— ¡Señorita Briefs!
Ah.. bendito mundo.
— ¿Ah? ¿Qué pasó?
— Ahora si, fue suficiente, se va a detención.
¡Genial!
Me despedí de Milk, me levante de mi asiento sin antes agarrar mi mochila, y me dirigí a la puerta, salí y me encamine a la dirección.
Iba con pasos rápidos, antes de que algún maestro o auxiliar pase y me vea deambulando por los pasillos. Además, que no quería arruinar mi reputación como niña buena.
Llegue a detención, las miradas se pusieron en mi encima, incomodandome. Es raro. Nunca antes pise un pie en este sitio. Y para ser mi primera vez, fue muy extraño. Y una sensación desconocida pasó por mi.
Mis ojos no tardaron en viajar por todo el cuarto. Al final, mi mirada cayó en él. En Vegeta.
Un momento, ¿Vegeta? ¿Qué hace él aquí?
Y lo más raro, es que no estaba solo, iba muy bien acompañado de una rubia, y juntos.
Él me miró, igual de extrañado, pero luego sonrió con su típico toque de egocentrismo.
Bufé, me senté a un rincón sola, saqué mi cuaderno, y comencé a escribir las mil y un lecci9nes que necesitaba hacer.
"No debí portarme mal"
"No debí portarme mal"
"No debí portarme mal"
"No debí portarme mal"
"No debí portarme mal"
"No debí portarme mal"
"No debí portarme mal"
"No debí portarme mal"
Y más y más y más.
Que absurdo.
¿Acabe? Espero y si. O bueno, tal vez no. Pero hice algo.
Necesito ir al baño.
— Disculpe, ¿Puedo ir al baño? — pregunte.
— Si, pero la quiero en menos de cinco minutos o le daré una suspensión.
— Gracias.
¡Que exagerados! ¿Cinco minutos? ¡El baño esta al otro lado del colegio!
Salí del lugar ignorando la penetrante mirada de Vegeta que sabía que llevaba minutos observándome, me dirigí al baño caminando por los silenciosos pasillos.
Entre al baño, me lave la cara, me los talle y seque.
— Cinco minutos.. ¡Ja! — me burle, pero ninguna sonrisa. Y luego la imagen de Vegeta y esa rubia apareció en mi mente. — Maldito Vegeta, solo quiere enojarme.
Apuesto que tarde mucho menos de un minutos. Y sobre lo del baño al otro lado, era solo drama. Literalmente, estaba a solo tres salones. ¡Qué desperdicio!
Salí del baño pero, ¡Oh! Sorpresa toparme con el idiota que maldecía hace poco.
— ¿Qué haces aquí?
— Pues a cagar ¿Para que más?
Sonreí por su repentina respuesta.
— No sé, tal vez para echarte un polvo quizás. Con la chica con quien estabas minutos antes.. — las palabras salían sin medir.
— ¿Qué? Solo estoy siendo amable con ella
Me reí. — Tú no lo fuiste conmigo. ¿Y como con ella si?
— Es su primer día, no la tratare mal.
— No recuerdo que también lo habías echo conmigo el primer día que llegue.
— Entonces, lo soy con quien se me de la regalada gana. Y claro. Con los que me caen bien.
Abrí mi boca en una O, y puse una mano sobre mi pecho, fingiendo indignación.
— ¡Eres un grandísimo estúpido!
Vegeta
— ¡¿Cómo me llamaste maldita?!
— ¡Estúpido! ¡Eso dije!
— ¡Eres una igualada!
— ¡Y tú un cabeza hueca!
— Bah, para que molestarme. Voy a perder mi tiempo.. — me cruzo de brazos. Y ella me mira molesta.
— Concuerdo contigo. Y lo mejor será irme. No quiero que me suspendan.. — iba a irse, pero me adelanté hablando.
— Yo tampoco, pero me daré un paseo.
— ¡¿Estás loco?! ¡¿Acaso quieres que te suspendan?!
— No te preocupes primor. Estar allí me aburre. Y peor aun con la loca esa sentada a mi lado.
Vi un leve rubor en sus mejillas.
— Uh si claro, eso no veía cuando estaba con ella.
Cambie mi expresión al instante.
— ¿Estas celosa?
Ella imita mi acción.
— ¿De qué?
Me río. — Estas loca.
— Niñito creído.
Ella se cruza de brazos también. Sonrió y me acerco.
— Vámonos, ¿Bien? Sé que tú tampoco soportas ese lugar.
Se aleja un poco debido a mi cercanía. Y sus mejillas vuelven a ruborizarse.
— Iré porque quiero, no por que tú me lo dices.
— Pero es para ahorita, entonces mueve ese trasero y apúrate. — dije mientras empezaba a caminar.
— ¡Que Pervertido!
Vuelvo a sonreír.
— Andando.
Ella lo duda un poco, miró atrás, y luego a mi, no quiere ir. ¿Y como antes dijo si?
— No lo sé. Pueden encontrarnos y..
— Esta bien, no vayamos.
— ¿En serio?
— Yo tampoco quiero ganarme una suspensión, mis padres me matan.
Al oír mis ultimas palabras, pareciera que su rostro se tornó azul. Luego, agachó la mirada.
— ¿Qué sucede?
— ¿Mm?
Alza la mirada.
— No tengo nada. Solo..
Alzo una ceja. Ella me mira nerviosa.
— Nada.
Suelto el aire que había empezado acumular.
— Eres rara. — río un poco.
— ¡No me digas rara! Solo estoy un poco cansada, y frustrada por los exámenes que se aproximan.
— Oye.. — me vuelvo acercar a ella, y la tomo de los hombros. - No eres buena mintiendo, pero de igual manera no te voy a preguntar que tienes.
— No estoy mintiendo.
— Lo estás. A mi no me puedes engañar.
Ella vuelve agachar la mirada.
— Lo siento.
No sigo. Ella vuelve alzar la mirada, y me mira a los ojos, pareciera que intentaba encontrar algo en ellos. No me queda a más que seguir ese juego de miradas que había comenzado.
Y noté algo en su mirada. Me miraba con.. ¿Pena?, me extraño eso, esa mujer ocultaba algo, pero estaba seguro que no me lo iba a decir. Preferí quedarme con las ganas de saber que era a que ella siga malogrando su hígado gritando que no tenia nada.
— ¿Tú te encuentras bien?
— ¿Yo?
— Si.
— No.
Otro raro silencio nos invadió, ahora estábamos más cerca sin que nos diéramos cuenta. Ni yo. Podía sentir su respiración chocando con la mía. Y lo peor, es que un extraño aire pasó, una sensación, una al estar cerca de ella, y para ser sincero, era muy agradable.
De pronto, había pasado de ver su rostro, ahora a ver lo que había detrás de ella, fue tarde para darme cuenta, ella me estaba abrazando, se sostenía de mi cuello, y hundía su cabeza en el.
Ese acto me tomó por sorpresa, jamás imaginé esa acción por parte de ella. Entonces me quede ahí, parado como imbécil sin saber que hacer, si pedirle que se aleje, o solo corresponder.
Preferí la segunda. Y así fue, la rodee con mis brazos su espalda, y hundí mi rostro en su cabello, inhale, y olía jodidamente bien. Y nuevamente, ese aire me inundó, ese maldito aire, ese que era demasiado agradable cuando estaba con ella.
— ¡Oigan! ¡Eso no es un restaurante donde puedan hacer sus citas! ¡Vayan a sus salones ahora!
Nos separamos al instante y marcamos distancia al encontrarnos con un auxiliar. Y sin pensarlo, corrimos de vuelta a dirección cruzando el pasillo.
Ella entró primero, luego yo, nadie nos regañó, al parecer llegamos a la hora adecuada. Me senté en mi lugar.
— Llegaste a tiempo, casi te iban a llamar.
— ¿Porqué?
— Casi se cumplían los cinco minutos. ¿Porqué tardaste tanto? Si solo fuiste a orinar.
Sonreí discretamente. Y me alce un poco a verla, y si, tenia las mejillas rojas, podía notarlo a la distancia, y solo escribía cosas en la ultima hoja de su cuaderno.
— Tuve un percance.
— ¿Qué tipo de percance?
Genial. Mi buen humor se había esfumado. Deje de mirarla, ahora solo miraba mi pierna izquierda.
— No es tu asunto.
Y eso la enojó.
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