Mi primer beso

Nos encontramos en uno de los tantos bares de Orario dónde los aventureros iban allí para celebrar otro día más en la mazmorra.

Entre todos ellos en una mesa alejada había un grupo de hombres bebiendo mientras platicaban.

Ellos eran Welf, Ouka, Bell y sorprendentemente Bete el cual se les unió para beber.

El único que no estaba bebiendo de todos ellos era Bell el cual solo tenía un jugo de piña mientras platicaba con una sonrisa.

—¡Bien! —grito Welf dejando caer con fuerza su tarro de cerveza después de darle un gran trago—. Es hora de que hablemos de temas de hombres.

—una lastima que el único hombre en esta mesa sea yo —dijo Bete con arrogancia.

La razón por la cual Bete estaba con ellos fue porque esa era la única mesa sobrante del bar en la cual solo el estaba pero ellos tres llegaron dónde él pidiéndole sentarse allí a cambio de invitarlo a una bebida lo cual acepto.

—tsk, ignorando eso hay que hablar sobre esos temas —dijo Welf ofendido por el comentario de Bete.

—¿Que clase de temas? —pregunto Bell confundido dándole un sorbo a su jugo de piña.

—ya sabes Bell-dono, sobre mujeres —aclaro las dudas Ouka con una sonrisa.

—¿Mujeres? —dijo Bell confundido.

—¡Si! —grito Welf con emoción—. Hay que contar nuestras experiencias con ellas.

—jejeje ¿Acaso tienes alguna experiencia en ello? —pregunto Bete con burla.

—¡Mucha! Para tu información —grito ofendido.

—¿Y que clase de tema sería eso? —pregunto Bell con curiosidad.

—que tal si primero iniciamos con algo suave —propuso Ouka al ver que Bell no estaba entendiendo el tema.

—me parece bien —acepto Welf—. Pues entonces hablemos del primer beso de cada uno.

Al escuchar esas palabras Bell se puso nervioso al saber que hablarían de un tema del que él no tenía ninguna experiencia.

—¿Primer beso? ¿Que somos para hablar de eso? ¿Niñas? —pregunto Bete en desacuerdo con esa idea.

—perdon, quizás sea un tema del cual tú no tienes experiencia —se burló Welf haciendo que las venas se marcarán en el rostro del lobo.

—¿A si? Pues para tu información herrero de cuarta yo di mi primer beso a los ocho años y fue uno muy apasionado —dijo Bete con superioridad al ver cómo los demás lo miraron sorprendidos.

—¿Con quién? —pregunto Ouka curioso.

—con una chica del pueblo donde vivía —respondio bebiendo de su tarro de cerveza—. Ella tenía dieciocho años.

—tsk, suertudo —susurro Welf con envidia—. ¿Y tú Ouka?.

—pues fue cuando tenía doce años con una amiga del lejano oriente, fue algo corto pero es un buen recuerdo —dijo con una pequeña sonrisa.

—¡Ja! Pues te gane —grito Welf victorioso—. Yo di mi primer beso a los diez años y no fueron uno si no tres seguidos.

—novatos —penso Bete con superioridad.

—incluso ayer bese a alguien más —dijo Welf con burla sorprendiendo a Ouka.

—¿Enserio? ¿Con quién? —pregunto el grandote curioso.

—con una amazona que era antes de la familia Isthar, creo que fue una de las tantas amazonas que derrote esa noche —dijo con satisfacción.

Mientras los tres platicaban sobre su experiencia sobre su primer beso Bell se mantenía en silencio no sabiendo como encajar en la conversación ya que por obvias razones no podía contar sus experiencias ya que no tenía.

Así que su plan era quedarse en silencio mientras los demás platicaban, así pasaría desapercibido

O eso fue hasta que Bete dirigió su mirada hacia él.

—¿Y tú tomate? —pregunto el hombre lobo curioso.

—¿Yo que? —dijo nervioso.

—¿Con quién fue tu primer beso? —pregunto Welf con una sonrisa.

—e-eeh p-pues..... —Bell empezó a tartamudear no sabiendo que decir ya que no tenía ninguna experiencia en ese tema.

Pero la mirada fija de los tres hombres en el lo pusieron nervioso no teniendo otra opción más que contestar.

—la verdad yo aún no he dado mi primer beso —susurro Bell apenado.

—¿Eh?.

Una expresión de confusión apareció en el rostro de los tres tipos al saber que Bell aún no había besado a nadie.

Y eso fue hasta que el hombre lobo rompió a carcajadas.

—¡Jajajajaja! Sabía que eras princeso pero no creí que tanto —empezo a reír con fuerza el hombre lobo para vergüenza del albino.

—¿Eso que tiene de malo? —pregunto Bell avergonzado.

—jaja, pues la verdad es sorprendente que no hayas dado tu primer beso —dijo Welf intentando contener su risa.

—digo, aunque me moleste eres muy famoso en la ciudad y cientos de chicas están interesadas en tí, mínimo pensé que ya lo habías echo con alguna pero ni siquiera has besado a alguien —dijo Bete para después empezar a reír con fuerza otra vez.

—yo no miro lo malo en eso —dijo Bell empezando a sentirse incómodo por las risas de Welf y Bete.

—no te crítico Bell-dono pero conociendo su popularidad pensaba que al menos ya había besado a una chica —dijo Ouka el cual era el único que no se estaba riendo pero tenía una leve sonrisa.

Quizás eran los efectos del alcohol que hacían que rieran con fuerza.

—minimo creí que Lilicuajo o Haruhime te hayan dado aunque sea un beso desprevenido pero ni siquiera eso —dijo Welf limpiándose una lágrima del ojo.

—¿Porque Lili y Haruhime-san harían eso? —pregunto Bell sin entender.

—¡Jajajajaja! De verdad que eres idiota tomate, a este paso llegarás virgen hasta la muerte —se burló el hombre lobo con fuerza.

—eres demasiado denso Bell-dono —dijo Ouka soltando una pequeña risa.

—enserio Bell, nunca creí que estuvieras tan atrasado en ese tema —dijo Welf intentando no reír otra vez.

Aunque los tres guardaron silencio al ver cómo él albino se había levantado de golpe de su asiento.

—¿Que tiene de malo que no haya dado mi primer beso? Eso no es relevante para vivir —dijo Bell un poco enojado por las burlas.

—palabras de un virgen —dijo Bete haciendo que Welf empezará a reír otra vez.

Al que no le dió gracia fue a Bell el cual frunció el ceño.

—si hubiera sabido que iba a ser el objeto de burla mejor me hubiera quedado en la sede —dijo Bell ofendido por las palabras.

—tranquilo Bell, solo estamos bromeando —dijo Welf intentando tranquilizar a su amigo.

—pues no me parece divertido —dijo bebiendose su jugo de piña de golpe—. Me voy.

—niñita —susurro Bete.

—oye Bell, solo bromeábamos —se excuso Welf pero el albino no le hizo caso saliendo del bar.

—tal vez a nosotros nos parezca una broma pero al objeto de la burla no le parece así —dijo Ouka entendiendo como se sentía Bell.

—aaaah, tendré que pedirle perdón cuando llegue a la sede —susurro Welf empezandose a sentirse mal.

—¡Da igual! ¡Sigamos bebiendo! —grito Bete pidiendo otro tarro de cerveza.

Mientras Welf y Ouka solo se miraron fijamente para después encogerse de hombro y decidir quedarse allí por un rato más a beber.

El resto de la noche para ese trío fue de bebidas, risas y bromas las cuales no pararon.

Mientras en las calles oscuras de Orario.

Bell caminaba de mal humor con la mirada baja mientras pateaba una piedrita de la calle.

—no miro lo malo en que no haya dado mi primer beso —penso recordando las burlas de sus amigos—. No creo que sea relevante ¿O si?.

A pesar de que Bell había llegado a Orario para armarse un Harem bien potente resulta que al final no tuvo valor de nada de eso.

Al final de todo su verdadero propósito era ser un héroe como los cuentos que le contaba su abuelo así que no se centro mucho en su vida amorosa desde que llegó a Orario.

Pero ahora que había escuchado las burlas de esos tres se empezaba a sentir incómodo por no haber dado su primer beso aún.

—si tan solo hubiera aceptado el beso que me quería dar esa niña en el pueblo —penso con amargura.

Eso sucedió cuando tenía diez años y aún vivía con su abuelo donde en uno de sus tantos viajes al pueblo una de las niñas de ese lugar intento darle un pequeño beso ya que le parecía un niño muy lindo pero Bell como todo macho que se respeta no lo permitio.

Al llegar a su casa le contó a su abuelo lo que sucedió dónde esté lo saco a patadas de la casa y le dijo que esa noche dormiría afuera.

—maldicion, Bete-san tiene razón, soy un princeso —penso con frustración al darse cuenta de eso.

No tenía ganas de regresar a su sede aún así que se fue a sentar a una banca que estaba a la mitad de las oscuras calles que solo eran iluminadas por las farolas y pensar sobre su lamentable vida amorosa.

Aunque si tuviera bien puesto su cerebro su vida amorosa de lamentable no tuviera nada.

Mientras en un lugar cercano a esa banca.

Una bella diosa de la herrería iba caminando tranquilamente ella sola por las oscuras calles.

Ella era la diosa Hephaestus la cual venía de beber unas cuantas copas de un bar después de un largo día de trabajo como era costumbre en ella.

Su caminata era lenta como si quisiera apreciar la ciudad un poco antes de regresar a su hogar.

Aunque su caminata lenta era porque estaba pensando en ciertas cosas.

—me pregunto si algún día Hestia logrará pagar la deuda —penso la diosa viendo el cielo estrellado—. Ya pasaron cinco meses desde que le hice esa daga y solo me ha pagado diez mil valis.

Comparado a la cantidad que le debía la cual era más de cien millones de valis pues le había pagado una miseria.

Pero habían dos razones por las cuales no la presionaba para pagar la daga.

Una era que desgraciadamente Hestia era una de sus mejores amigas y no quería molestarla mucho con eso ya que sabía que apenas estaba iniciando con su familia.

Y la otra es que la daga que fabricó era para Bell, un chico el cual le caía muy bien y que últimamente le había empezado a llamar la atención y dado que él había logrado cosas increíbles con esa daga pues se sentía orgullosa que esa maravillosa creación estuviera en las manos de él.

Y pensando en Bell.

Hephaestus vio confundida como a unos cuantos metros de ella cierto albino estaba sentando en una banca en las calles vacías con la mirada baja.

Eso la confundió ya que Bell era un chico muy animado y sonriente, personalidad la cual le gustaba pero ahora se mirada decaído.

Así que con curiosidad en ella empezó a caminar hacia Bell hasta estar frente a él y sentarse en la misma banca junto a él.

Bell al ver que alguien se había sentado a la par de él levanto la mirada confundido encontrandose con el bello rostro de la diosa de la herrería.

—¡Hephaestus-sama! —exclamo Bell sentandose de una forma más recta—. ¿Q-que hace aquí?.

—pues eso debería de preguntar yo —dijo con una pequeña sonrisa—. ¿Que haces aquí sentando en las oscuras calles vacías tú solo?.

—p-pues solo estoy pensando —respondio recordando lo que sucedió no hace mucho en el bar—. ¿Y usted Hephaestus-sama?.

—pues vengo de beber en un bar, me gusta mucho tomarme una que otra copa en la noche —explico tranquilamente viendo el cielo estrellado.

—e-entiendo —susurro bajando la mirada.

Después de eso ambos se mantuvieron en silencio, Hephaestus observando tranquilamente el cielo y Bell un poco nervioso con la mirada baja no sabiendo que decir ahora.

—¿Hay algo que te molesta? —pregunto Hephaestus con curiosidad captando la atención de Bell otra vez.

—¿Eh? ¿Porque lo pregunta?.

—pues te miras más apagado de lo normal. Todas la veces que te he visto siempre cargabas una pequeña sonrisa en tú rostro pero ahora parece que algo te está molestando —dijo dirigiendo su mirada hacia Bell—. Puedes contarme que es lo que te molesta si quieres.

—n-no es necesario, solo es una estupidez nada más —se nego con una sonrisa nerviosa.

—¿Seguro? —dijo la diosa no creyéndose eso.

Mientras Bell solo se sentía nervioso por la intensa mirada de la diosa bajando su mirada no teniendo otra opción más que contarle su vergonzoso problema.

—l-la verdad es que hace un momento estaba con Welf, Ouka-san y Bete-san bebiendo en un bar —dijo el albino con incomodidad.

—¿Bete? ¿El hijo de Loki? —pregunto extrañada por ello.

—si lo se, es muy raro que haya estado bebiendo con nosotros pero eso no es lo importante.

—¿Entonces? Me imagino que tú molestia se debe a esos tres ¿Verdad? —dijo conectando los puntos.

—.......si —acepto derrotado—. Resulta que ellos empezaron a hablar de cierto tema del cual yo no tenía experiencia y cuando se enteraron de ello pues me hicieron burla dónde me termine enojando y salí del bar.

—entiendo —susurro la diosa.

—se muy bien que solo estaban bromeando pero llega un punto que el objeto de la burla se empieza a sentir incómodo de tantas risas hacia él —explico con amargura.

Al terminar de decir eso Hephaestus entendió todo. Con solo ver a Bell podía saber que el no era alguien que se burlara de los demás aunque sea solo de broma y él al recibir bromas y burlas pues no se sintió cómodo al no ser ese tipo de persona.

Pero ahora su curiosidad estaba en otra cosa.

—¿Y porque se estaban burlando de ti? —pregunto curiosa.

Al hacer esa pregunta Bell se puso nervioso nuevamente sabiendo que ese tema era vergonzoso para él.

Pero sabía que Hephaestus solo intentaba ayudarlo y animarlo y dudaba mucho que ella se burlara de él así que decidió contárselo.

—beso —susurro con vergüenza.

—¿Eh? —dijo confundida.

—el tema de conversación era sobre el primer de cada uno —explico sonrojado—. Y-yo nunca he besado a a-alguien y cuando ellos se enteraron de ello pues me hicieron burla hasta ya no poder.

Al escuchar el motivo por el cual se burlaron de Bell, Hephaestus frunció levemente el ceño.

—que inmaduros —susurro la diosa en desaprobación—. Mira que burlarse de tí solo porque no has besado a alguien, me parece ridículo.

—¿No le parece que soy patético por no haber besado a nadie? —pregunto Bell levemente sorprendido.

—claro que no, que no hayas besado a nadie no significa que seas patético, por lo menos a mí no me parece así —dijo Hephaestus cruzándose de brazos.

Al escuchar esas palabras una pequeña sonrisa de alegría apareció en el rostro del albino.

—gracias —susurro felíz—. Por un momento pensé que de verdad era patético, incluso Welf pensó eso.

—¿Que te dijo Welf? —pregunto la diosa con curiosidad.

—pues solo contó sus experiencias en besos, incluso hablo con orgullo sobre cómo una amazona le dió un beso apasionado el día de ayer —explico Bell un poco enojado recordando las burlas.

—ooooh así que eso dijo —dijo Hephaestus sintiéndose decepcionada—. Gracias por decirme eso Bell.

—¿Eh? D-de nada —dijo volviendo su mirada al suelo—. Pero aún así siento que esos tres se burlaran de mi cuando tengan la oportunidad sobre el mismo tema.

—¿Y que planeas hacer al respecto? —pregunto Hephaestus con una pequeña sonrisa.

Su sonrisa se debía a qué se le acababa de ocurrir una idea un poco traviesa para ayudar a Bell, una idea la cual no le desagradaba.

—pues me gustaría cerrarles la boca pero no sé cómo —respondio con frustración—. Quizás podría mentirles diciendo que ya di mi primer beso pero no soy muy bueno mintiendo —confeso avergonzado.

—no es necesario que mientas, a mí se me ocurre una manera para que los dejes en silencio —dijo con un tono un poco más coqueto acercandose un poco más a Bell

—¡¿Enserio?! —exclamo Bell volteando a ver al diosa—. ¡¿Que tengo que h.........?!.

Antes de que Bell completará su pregunta los labios de la diosa de la herrería se posaron en los suyos haciendo que abriera los ojos con sorpresa.

El sabor dulce junto con la suavidad de los labios de Hephaestus fue lo primero que sintió, una sensación la cual le agrado mucho.

Intento hacer algo pero su cuerpo se había congelado por completo de la sorpresa quedándose estático mientras Hephaestus seguía besando de forma cariñosa sus labios sin intenciones de separarse.

Así que sin otra opción no hizo más que dejarse besar por la diosa sintiendo su dulce sabor.

Después de casi un minuto de eso Hephaestus se separó lentamente de los labios de un sorprendido Bell el cual no creía lo que acababa de suceder.

—¿Te gustó? Porque a mí si —pregunto la bella diosa con una sonrisa viendo al albino el cual seguía en shock

Eso ocasionó que una linda risa escapara de sus labios para después ponerse de pie.

—muy bien Bell, ahora la próxima vez que te hagan burla sobre eso puedes decirles que ya distes tú primer beso —dijo Hephaestus con una pequeña sonrisa acariciando la mejilla de Bell—. Y diles que tú primer beso fue con una diosa..........adiós.

Y con esas palabras Hephaestus se retiró lentamente del lugar dejando solo al albino el cual aún seguía en shock no pudiendo creer que acababa de besar a una diosa o mejor dicho, una diosa lo acababa de besar.

—sus labios son suaves —penso Hephaestus observando de reojo a Bell el cual seguía en el mismo lugar—. Je, es muy lindo, me gustaría que estuviera en mi familia.

Y con esos pensamientos Hephaestus desapareció del lugar donde la única persona que estaba en esa calle era Bell el cual aún no podía creer lo que acababa de pasar.

—bese a Hephaestus-sama —susurro recordando el dulce sabor de los labios de la diosa.

¿Porque lo hizo? ¿Para ayudarlo a ya no recibir burlas o había algo más en todo eso?.

No lo sabía, lo que si sabía era que acababa de besar a una diosa, un beso el cual sin saber disfruto.

Y como ya se había tardado su rostro explotó en un rojo intenso al procesar todo lo sucedido mientras la vergüenza lo empezaba a invadir no pudiendo creerlo y por alguna razón sintiéndose un estúpido por no haber correspondido el beso.

¡Pero hey! Al menos ya había dado su primer beso y con una bella diosa.

Y aún en shock Bell se puso de pie caminando en dirección a su sede para poder descansar aunque lo dudaba mucho ya que el rostro de Hephaestus estaría en su mente toda esa noche junto con el recuerdo de ese beso.

Ese suave, dulce e inolvidable primer beso.

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Al día siguiente.

Después de una noche complicada para el albino sin poder dormir mucho por lo sucedido en la noche ahora estaba frente a las puertas de la mansión chimenea un poco más tranquilo pero aún avergonzado por lo de la noche anterior.

El motivo por el cual estaba frente a la entrada de su sede es porque se estaba preparando para salir a la ciudad a comprar algunas cosas para el almuerzo.

—bien Bell, tranquilízate y no recuerdes el beso —penso motivandose pero al pensar en ello se sonrojo nuevamente no pudiendo sacarse de la mente ese sensación de sus labios juntos con los de Hephaestus—. C-creo que me acaba de lanzar un hechizo, no miro otra razón para que mi corazón se aceleré tan seguido cuando pienso en ella.

E intentando tranquilizarse Bell empezo su viaje a la ciudad.

Pero antes de salir su amigo Welf lo detuvo.

—¡Espera Bell!.

—¿Que sucede? —pregunto Bell con el ceño fruncido aún enojado por lo de ayer.

—solo quería pedirte perdón por lo de ayer, no era mi intención hacerte sentir mal pero cuando tomo alcohol pues tiendo a decir cosas fuera de lugar —se disculpo el pelirrojo arrepentido—. Por eso te pido disculpas e intentaré para la próxima vez no hacerte burla sobre ese tema.

Mientras Bell solo observo fijamente a su amigo para después soltar un suspiro.

Por más que quisiera no podía mantenerse enojado con alguien por mucho tiempo.

—te perdono Welf —dijo haciendo que soltará el herrero un suspiro de alivio—. Y aunque quieras ya no me puedes hacer burla por el tema del beso.

—¿Eh? ¿Porque dices eso? —pregunto confundido viendo cómo Bell abría la puerta de la sede para irse.

—porque ayer en la noche di mi primer beso................y fue con una diosa.

Y con esas palabras Bell salió rápidamente del lugar dejando a su amigo en shock no pudiendo creer lo que dijo.

Mientras Bell ya había salido de las rejas de la mansión caminando por las calles sonrojado.

—¡Lo dije! No puedo creer que haya dicho esas palabras —penso sonrojado.

Los recuerdos del beso que recibió la noche anterior hicieron que se avergonzara nuevamente pero por alguna razón también se sentía feliz y con su corazón agitado.

—aun no puedo creer que Hephaestus-sama me haya besado —penso queriendo gritar de la vergüenza.

Saber que su primer beso había sido con una mujer la cual la palabra bella o hermosa se quedaba corta y no es para menos, después de todo era una diosa, una bella diosa.

—de seguro mi abuelo ha de estar llorando en estos momentos —penso el albino con gracia.

Aunque su gracia duro poco al ver cómo a unos cuantos metros de él estaba esa mujer la cual ocupaba todos sus pensamientos frente a un puesto de manzanas haciendo que la sangre subiera a su rostro.

Mientras la diosa se dió cuenta de la presencia del albino volteando a verlo para después sonreírle levemente.

Esa sonrisa hizo que le corazón de Bell diera un salto mortal el cual por poco se detenía.

Después de eso Hephaestus pago unas cuantas manzanas las cuales las llevaba en una bolsa para después acercarse a un nervioso albino.

—hola —saludo con un tono de voz suave la diosa.

—h-hola Hephaestus-sama —devolvio el saludo bajando la mirada avergonzado no pudiendo verla a los ojos o mejor dicho, a sus labios.

—lindo —fue el pensamiento que cruzo por la mente de Hephaestus en ese momento—. Por lo visto aún tienes presente lo que sucedió ayer.

—m-me es imposible olvidarlo —susurro sonrojado—. ¿P-porque lo hizo Hephaestus-sama?.

Esa era una pregunta la cual había estado rondando la mente de Bell desde el día de ayer la cual no lo había dejado tranquilo.

Por una parte su mente creía que quizás la diosa sentía algo por él y por alguna razón eso lo emocionaba.

—quien sabe —dijo con una pequeña sonrisa—. Digamos que me enojo un poco que se burlaran de alguien tan amable como tú solo por no haber dado un beso así que esa sería una manera para dejarlos en silencio.

—o-oh entiendo —susurro un poco desilusionado intentando no mostrarlo.

Pero Hephaestus noto eso haciendo que sonriera otra vez.

—y quien sabe —susurro cerca de la oreja del albino haciendo que este se avergonzara al sentir su respiración—. Quizás tenga interés por tí Bell.

Y con esas palabras Hephaestus acaricio la mejilla de Bell para después empezar a alejarse.

—adios Bell, espero verte pronto, muy pronto.

Y con esas palabras la bella diosa se alejo de él dejándolo en shock por segunda vez.

—interes...........por mi —susurro sin poder creerlo.

Segundos después su rostro explotó en un rojo intenso luchando por no desmayarse.

No sabía cómo serían las cosas en adelante en su vida con Hephaestus.

Lo que si sabía era que las cosas con esa bella diosa ya no serían lo mismo de ahora en adelante pero por alguna razón se sentía ansioso por ello.

—Hephaestus-sama —susurro levemente sonrojado viendo cómo la diosa se alejaba de él.

Y así fue como Bell después de unas burlas de sus amigos recibió su primer beso de la bella diosa Hephaestus, un primer beso el cual recordaría hasta el último día de su vida.

—Bell —penso la diosa con una pequeña sonrisa.

Sin saber qué esa no sería la única vez que recibiría un beso de ella pero eso sería un problema para su yo del futuro.

===FIN===

Para los que no leen el mensaje que publicó en el tablero pues les digo que este solo es un One shot.

Por cierto ¿Que les pareció?.
¿Les gusto o no les gusto?.

Si les gusto dejen su voto y comentario ya que eso me motiva a seguir escribiendo.

Ahora las votaciones para el siguiente One shot, obviamente serán las diosas.

Artemisa.

Astrea.

Demeter.

Así que escojan ¡La soltera número 1! ¡La soltera número 2! ¡O la soltera número 3!.

Sin más que decir me despido adiós cuidense y no tomen drogas.

Las imágenes fueron echas por xviii_pri, así se encuentra en Twitter.

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