Capítulo 3

Sentados frente a frente en una cafetería, él se tomaba una taza de café cargado y yo una taza de té, acompañado de galletas, con chispas de chocolate y mucha crema chantilly.

_ Me preocupa que no llegues al ensayo con los demás

_ Tranquila, el ensayo es mañana

_ Me alegro – me sonrió.

_ ¿Cómo está tu té y las galletas? – le sonreí.

_ Exquisitas. Tenía muchos, muchos deseos de comer estas galletas con crema – me miró intenso.

_ Tenías antojos – le sonreí con vergüenza.

_ Si... Ahora pensarás que soy una gorda, que se come todo – me miró sexy.

_ No, nunca pensaría eso de ti

_ ¿En serio? – me sonrió con ternura.

_ De verdad. Estás muy hermosa – le sonreí perdidamente enamorada y Joey sin contenerse, tomó con cariño mi mano. Amé que lo hiciera.

_ Aún estoy sorprendido y feliz de que hayas venido a vernos, y más así en ese tierno estado – lo miré embobada y otra vez le sonreí. Él contempló mi enamorada sonrisa.

_ Lo haría una y mil veces más – me miró amándome con locura y no soltó mi mano.

_ ¿Qué pasó con él? – lo miré descolocada y me puse nerviosa.

_ ¿A qué te refieres?

_ Al padre de tu bebe

_...

_ Sé que no estás con él – lo miré más nerviosa, y con vergüenza y pesar por aquello, bajé la mirada con tristeza.

_... Él se fue... Me abandonó al momento cuando se enteró que yo estaba embarazada – aquello le desagradó.

_ Imbécil desgraciado

_... – aún sentía dolor y rabia por aquello y él lo advirtió y se lamentó.

_ Lo lamento por ambas

_... Gracias

_ Sé que no ha sido fácil para ti – volví a mirarlo.

_ Quizás pienses que sufro por ese desgraciado, pero no. Lo que me duele es que se haya burlado de mí y que abandonara a su hija... - se me llenaron los ojos de lágrimas y Joey se preocupó y tomó con más cariño mi mano.

_ ¿Estás bien?

_Si... es solo que... Tengo un nudo en la garganta

_ Tal vez necesites sacar, sacar esa tristeza y rabia que has llevado todo este tiempo

_... Pasa que cuando nos conocimos con Ricardo, yo creí que por fin había encontrado la felicidad y que esto si sería real y para siempre

_ ¿Real y para siempre?

_ Si Joey... A ti siempre te he amado y querido, pero nunca creí que tú llegarías a estar conmigo, así como ahora, y bueno, creí y confié en Ricardo, y me acosté con él – más se lamentó.

<< Si lo hubiera sabido >>

<< Si yo hubiese estado contigo antes >>

<< Ahora esa bebe sería mía, solo mía >>

_ ¿Qué pasó después?

_... Las cosas se colocaron tensas, Ricardo se puso muy frío y distante conmigo y cuando le conté de mi embarazo, él negó que era el padre y se fue... Nunca en verdad le importé... Fui tan tonta

_ No, no digas eso. No fuiste para nada tonta, cariño. Solo creíste en alguien que no supo valorarte y preciarte por lo que eres, y eres una gran mujer. Muy dulce y buena – lo miré a punto de llorar.

_ Oh Joey... - acarició mi mejilla.

_ Tranquila

Nos miramos perdidamente enamorados y Joey luego volvió a sonreírme.

_ ¿Para cuándo tienes fecha?

_ Dentro de unos días más, para él 04 de Diciembre – se alarmó.

_ ¡¿Para el 04?! ¡Es decir, que no te queda nada!

_ Si, nada – le sonreí.

_ Y te atreviste, inclusive a venir a vernos al hotel así. Cariño, pudo haberte pasado algo – le sonreí enternecida.

_ Pero nada me pasó. Tranquilo

_ ¿Y ahora como te sientes? – insistió en preguntarme preocupado y atento.

_ Bien y más porque estás a mi lado – me miró con destellos y yo con cariño toqué su mejilla.

_ Eres realmente preciosa y tierna Constanza. No quiero separarme de ti – corrí mi mano de su mejilla.

_ Me gustaría tanto decirte que no lo hicieras, pero debes hacerlo. Lo sé, tienes tu vida y cosas que hacer por delante...

_...

Solo me miró y luego bajó la mirada con pesar y yo otra vez con un nudo en la garganta, se me llenaron los ojos de lágrimas.

Sabía que era imposible, él tenía una vida y yo muy pronto tendría mi nuevo presente junto a mi bebe, de modo, que no podíamos estar juntos.

Joey volvió a mirarme, y de repente, yo me sentí más cansada de lo habitual. Él lo advirtió.

_ ¿Estás bien cariño?

_... Sí, pero será mejor que ya me vaya a descansar

_ ¿Quieres que te vaya a dejar a tu casa? – lo miré y sentí de pronto que no quería estar sola en la casa. Sentí miedo y anhelé que me acompañara.

_ Si, por favor. Es que no sé, no quiero estar sola en la casa – me miró intenso.

_ Tranquila. De todos modos, iba ir a acompañarte, aunque te opusieras – le sonreí y él me conquistó una vez más con sus profundos ojos celestes.

_ Solo deseó conocer dónde vives

_ ¿En serio quieres ir a mi casa y quedarte conmigo – me miró todo enamorado – todo el resto de la tarde y noche que queda?

_ Si me lo permites – lo miré embelesada

_ Si, es lo que más quiero...

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