Capítulo 10

Aferrada a mí bebe, ella amamantaba sin parar de mi pecho; la miré con cariño y besé su cabecita, cuando escuché los gritos de Ricardo y de mi madre.

_ ¡Le dije que no se la pasará!

_ ¡La niña tenía hambre! ¡Necesita de su madre!

_ ¡Yo soy el padre y por tanto me haré cargo de ella!

Abrió descontrolado la puerta, y yo aterrada, más protegí a mi pequeña y Ricardo solo me miró.

_ Dame a la niña Constanza

_ No y no te atrevas a acercarte, ni mucho menos intentes otra vez en golpearme, porque ya no te tengo miedo. Defenderé a mi hija de quien sea, en especial de ti – me miró con furia y yo valiente, y firme, frente a él, Ricardo se descolocó y con los puños apretados de ira, me miró y se largó...

Yo muerta de nervios por dentro, se me volvieron a llenar los ojos de lágrimas y mi madre corrió a verme.

Esa misma noche...

Agotada y débil, nos habíamos quedado dormidas mi bebé y yo, sin imaginarnos lo que Ricardo nos tenía planeado.

Mi madre se acercó al pasillo y sorprendida de ver a ambos empacándolo todo, se les acercó.

_ ¿Qué es lo que están haciendo?

_ Es obvio, guardando la ropa de Constanza y de la niña – ella más se horrorizó.

_ ¡¿Pero por qué?! ¡¿Qué pretenden hacer?! – Ricardo la miró en seco.

_ Me llevaré a Constanza y la niña lejos. Donde nadie vuelva a saber de ellas, jamás

_ Pero, no puedes hacer eso

_ ¿Y quién me lo va a impedir? ¿Usted?

_ No es eso, pero Constanza acaba de dar a luz y la niña aún está muy indefensa, puede pasarle algo si la sacas sin precauciones

_ No me importa, además ¿Qué rayos le puede pasar? No, solo quiero que Constanza se venga conmigo y la niña. Así podremos ser la familia que siempre debimos haber sido

_ Pero...

_ Basta. Ahora porque le bajó la culpa y ese jodido instinto de supuesta madre, no arruinará mis planes que tengo con ella

_...

_ Será mejor que no intente nada ¿Le queda claro?

_...

Ya todo listo, mi padre lo miró, y Ricardo más que decidido y cegado, no le importó nada y fue por mí.

No me sentía para nada bien y mareada otra vez, Ricardo entró a la habitación. Yo lo miré fría y valiente. No despegué a mi hija de mis brazos.

_ Te dije que no entrarás aquí

_ Eso está por verse – se me acercó rápidamente y me jaló del brazo.

_ ¡¿Qué te pasa?! ¡Suéltame!

_ ¡Te vendrás conmigo quieras o no! ¡Es una orden!

_ ¡No!

_ ¡Ven Constanza! ¡Tenemos que irnos!

_ ¡Yo no me iré contigo a ninguna parte!

_ Si no lo haces, está niña pagará las consecuencias

_ ¡Eres un mal nacido! ¡Te detesto!

_ ¡Deja de rehusarte y ven conmigo!...

Un auto oscuro se estacionó junto a la casa.

La policía estaba escondida en la calle de junto. Él se bajó del auto y corrió a la casa...

Mis padres discutiendo, escucharon nuestros gritos, y en eso, tocaron a la puerta.

_ ¡¿Ahora quien rayos es?!

Mi padre abrió la puerta y quedó perplejo al ver que se trataba de Joey. Mi madre lo miró horrorizada y Joey serio y furioso, entró.

_ ¿Dónde está?

_... No sé de qué habla... ¿Qué es lo que se supone que hace usted aquí? – Joey lo miró en seco.

_ Si no me dicen donde tienen a Constanza y a su hija, me veré en la obligación de llamar a la policía – mi madre se puso más nerviosa y mi padre fingió.

_ No sé de qué nos está hablando y no se atreva a amenazarnos – Joey perdió la paciencia y tomó a mi padre sin consideración de su camisa.

_ ¡Alonso! – exclamó mi madre con susto.

_ Escúcheme usted a mí, ya estoy perdiendo la poca paciencia que me queda. Sé que Constanza y su bebe están en esta casa y no me iré de aquí hasta verlas y llevármelas conmigo

_ Usted no puede hacer eso

_ Claro que puedo y más al saber que ustedes, como padres adoptivos de ella, le han dado maltrato, además de que se hombre tampoco la ha tratado bien

_...

Mi padre no articuló palabra y nervioso, los tres escucharon mis gritos y el llanto de mi bebe y Joey corrió a socorrernos.

Ambos forcejeando, yo no quería irme con él y Ricardo con ira y cegado, no le importó que mi bebe llorará. Sin contemplación, me jaló con más fuerza y yo no pude resistirme más.

_ ¡Te vas a ir conmigo quieras o no!

_ ¡No!

A punto de tomarme, a la fuerza, en sus brazos, él se le acercó rápido por detrás. Lo tomó y lo empujó al suelo.

Yo asustada, y a la vez feliz de verlo a él, a Joey le brillaron sus ojos de amor y corrió a abrazarme. Yo lo abrasé con todo mi amor.

_ Joey, mi amor – le dije entre sollozos y él me aferró a sus brazos.

_ Mi Constanza. Amor mío

Escuchó mi llanto y más me abrazó y me amó con locura.

_ Tranquila amor mío. Todo esto va a pasar

Ricardo aún en el suelo, me vio en los brazos de Joey y se enfureció.

_ ¡Suelta a mi mujer imbécil!

Más abrasé a Joey, y asustada, Joey me aferró más a él y miró a Ricardo en seco.

_ No te atrevas a acercarte a Constanza ni a su hija

_ ¡Tú no me das órdenes de lo que debo y no debo hacer! – Joey lo miró con ira y apretó los puños.

_ Cobarde. No te perdonaré jamás que le hayas levantado la mano a Constanza

_ Eso se merece y mucho más por haberme engañado contigo

_ ¡Imbécil!

Joey, cegado, se le fue encima a Ricardo y le dio dos puñetazos de los que él no pudo esquivar, y débil, cayó junto a la mesita de noche.

Asustada y nerviosa, vi a Ricardo en el suelo.

_... ¡Ahora veras, infeliz!

Trató de ponerse de pie y la policía entró, armada, a mi habitación. Ahí Ricardo se vio acorralado y su mundo colapsó.

_ ¡Queda arrestado, Ricardo Fernández, por el secuestro de la señorita Constanza Jara y su hija, además de agresión física! ¡Llévenselo!

_ ¡No! ¡Todo es mentira! ¡Soy inocente!

Joey me miró y yo aún asustada, él se me acercó y los dos nos abrazamos fuerte, lo que a Ricardo le desquició.

_ ¡No! ¡Suéltala! ¡Suéltala!

Los policías lo tomaron con más fuerza y lo esposaron. Joey lo miró en seco, y yo en sus brazos, lo miré con pavor.

Ricardo lo sacaron esposado de mi dormitorio y yo aún en sus brazos, Joey me miró y sonrió perdidamente enamorado.

La policía se llevó además detenidos a mis padres adoptivos por ser cómplices de Ricardo por mi secuestro y el de mi hija.

Joey acarició mi cabello y yo todavía abrazada a él, cargaba a mi bebe. Él me sonrió, amándome con locura.

_ Tranquila amor mío. Ya todo pasó – lo miré ya más tranquila y emocionada y feliz. Él acarició mi mejilla.

_ Mi Joey. Mi amado Joey – le dije y volví a abrazarlo. Él igual de feliz que yo, también me abrazó y nos besamos largamente sin parar.

Sostuvo con cariño mi rostro entre sus manos y sin dejar de besarnos, acaricié su suave cabello y él besó con ternura mi frente y mejilla. Yo le sonreí, acaricié su mejilla y él me miró perdidamente enamorado.

_ Creí por un momento que no volveríamos a verte amor mío

_ No, mi vida. Te prometí que no te dejaría sola ni a ti, ni a nuestra bebe. Solo quiero estar siempre a su lado y amarlas como tanto las amo – lo miré otra vez emocionada y más acaricié su mejilla.

_ Mi Joey. Te extrañamos tanto – volvió a abrazarme.

_ Tranquila. Aquí estoy y no permitiré que nadie, ni mucho menos esas malas personas vuelvan a hacerte daño

_ Tenía tanto miedo. Creí que Ricardo me llevaría con él y con nuestra bebe

_ Yo no lo iba a permitir cariño. Ese día cuando fui a buscarte a la clínica y me enteré de que te habían llevado esas personas, se me vino el mundo encima. Solo quería verte Constanza

_ Sabía que nos buscarías amor mío – me miró perdidamente enamorado y acarició otra vez mi mejilla.

_ No quería volver a perderte amor mío. Te amo con toda mi alma Constanza y quiero estar a tu lado el resto de días, que me queden y que los dos criemos y cuidemos juntos a nuestra preciosa hija – lo miré amándolo con todo mi corazón.

_ Yo también así lo quiero. Te amo mi Joey. Te amo con toda la fuerza del mundo

_ Mi amada y preciosa Constanza. Te amo

_ Y yo a ti. Siempre

Nos sonreímos todos enamorados y felices de poder al fin estar juntos, juntamos las frentes y sin dejar de sonreírnos, miramos con amor a nuestra bebe en mis brazos. Joey me besó con desesperación y todo su amor.

Un mes después...

Con nuestra hija en mis brazos, llegamos hasta el aeropuerto.

Nos sonreímos y nos tomamos de la mano.

_ ¿Estás lista mi amor?

_ Más que lista mi Joey – sus ojos brillaron de felicidad y acarició mi mejilla.

_ Qué bueno oírlo. Te amo tanto mi preciosa Constanza

_ Y yo a ti mi Joey

_ Gracias por haberte aparecido en mi vida. Tú y nuestra linda princesita – lo miré perdidamente enamorada.

_ Y a ti por quedarte en la mía, siempre. Nuestra hija tendrá el mejor padre de todos y yo el mejor esposo

_ Te amo mi Constanza. Te adoro

_ Y yo a ti. Las dos te amamos

Me miró embelesado y luego miró con cariño a nuestra pequeña. Yo le sonreí, Joey me miró y comenzó a besarme. Nos abrazamos con nuestra pequeña y nos seguimos besando en aquel enorme aeropuerto, donde nos iríamos de viaje, para iniciar nuestra nueva vida, los tres, felices juntos, como familia.



Fin.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top