3

El Flaite
En línea

Hola, Brian ya me conseguí lo que pediste

Puta qué erí gil, así no me llamo, perkin culiao, pero bueno, pico, ¿cuánto me trajiste? Que ni pensí que quedo piola con dos hojas todas cagás

Te traje tres kilos, ¿con eso basta?

TRES KILOS????

Sí, ¿es muy poco?

WEÓN ESTÁ LA RAJA

Ey qué bueno que alcanza

Ya culiao, me las pasai mañana cuando salgai del colegio.

Pero puta no te la puedo pasar ahí, me ve un inspector y me dejan condicional si no me echan

Puxa entonces vente pa mi barrio en Valpo, ahí me la pasai.

Bueno, ya, ¿en qué parte de Valparaíso vives? ¿En el cerro alegre?

No, weon, en Playancha, pal lado de las tomas

Bueno, ya

Pero ey, que no me asalten

Nono, tranqui, yo le digo a los culiaos k no te hagan na'

Ya, gracias

De na po crack

Roger dio un estremecimiento tras aquella vulgar conversación vía WhatsApp, a su parecer. Bien hipócrita el ctm porque también hablaba a pura chuchá, pero bueno.

Dio un suspiro y se peinó un poco para ir al colegio. Tras comer su desayuno y conversar un rato con la Coti, se fue a tomar el bus, el cual por suerte alcanzó. El Juan Ricardo estaba ahí esperándolo y sonrió cuando lo vio.

— Pensé que no ibas a venir —dijo a tiempo que Roger se sentaba a su lado.

— Fue ayer no más que perdí el bus —dijo—. Gracias por traerme la mochila ayer...

— De nada —respondió—. En fin, ¿al final qué vas a hacer?

— El Hans me lo va a pasar a la salida —respondió—. Así que mañana tengo que ir a Playa Ancha a dejarle todo.

— Puta Roger, que eres gil —soltó el Juan Ricardo—. Te van a asaltar.

— Según el flaite no —repuso.

— Bueno, anda tú a creerle a un flaite. Clase media.

— De hecho...

— CLASE MEDIA DIJE.

— Uy, ya.

— En fin, ¿ya llegó tu papá de Tokio? —preguntó.

— No, llega la próxima semana para el cumpleaños de la Clara —respondió Roger—. Se pierde todos mis cumpleaños, pero corre pal de la cabra chica esta.

— Ya no pesquí, mejor que tu viejo no te huevee. 

— No sé, pero le voy a pedir que me lleve un chofer al colegio porque no pienso perder la cagá de bus de nuevo.

— Yo también voy a pedir chofer —asintió el Juan Ricardo convencido.

(...)

— Kimberly, préstame goma, por fa —pidió el Brayan en su puesto.

— No, weon, ándate a la chucha —respondió ella—. Te presto goma todos los días culiaos y ni me devolví' la wea.

— Puta, Kimberly, te la devuelvo ahora, te lo juro.

— Ya te dije que no, ándate a la chucha —dijo ella.

— Puta Kimberly culia, que erí apretá si tus papás trabajan en La lápiz López y te llenan de gomas culias porque se las andan pelando de la pega.

— Cállate voh sapo culiao que te comiste con la Cristina cuando estábamos juntos —dijo ella enojada.

— No estábamos juntos, aweoná, tiramos una vez y listo, estaba con la Cristina, ella era mi polola, no voh, maraca culia, además a la Cristina me la cagué como con mil weonas más así que no te sintai especial.

— Weona, lit, me cagó con todas las minas del curso y con otras de primero —intervino la Cristina—. Por eso lo mandé a la chucha.

— Qué tanta wea si somos con cuea quince weones en el curso con siete minas con cuea —dijo la Kimberly—. Brayan yo te amaba y te pusiste weon.

— Puta la wea, Kimberly supéralo luego, por fa —pidió el Brayan—. Si hasta con la Anita me cagué a la Cristina.

— Puta que webean cállense un rato cotorras culias, no ven que estamos en prueba —comentó el Jonathan.

— Cállate voh que estás son weas mías y voh no te metí —dijo el Brayan molesto.

— BRAYAN CULIAO ME FUISTE INFIEL Y YO TE AMABA, ME CAGASTE PERRO CULIAO DE MIERDA —comenzó a gritar la Kimberly.

— WEONA LA QUE DEBERÍA ESTAR GRITANDO SOY YO, YO ERA LA POLOLA, NO VOH, MARACA CULIA QUITA MINO —estalló la Cristina.

— Y PA QUÉ PELEAMOS NOSOTRAS SI ESTE WEON ES EL HIJO DE PERRA —exclamó la Kimberly—. TE VOY A SACAR LA CHUCHA, BRAYAN, TE VAI A PURA PATÁ EN LA RAJA, AWEONAO CONCHETUMARE.

— BRAYAN CULIAO.

— Conchetumare...

— Puta y el profe culiao ni pesca —masculló el Freddie molesto.

(...)

Roger había tomado una micro para irse a Valparaíso, pero como nunca tomaba micro, no sabía hacerlo y tomó otra que lo dejó en Quilpué.

Suspiró cansado y le preguntó a una señora mayor cómo tomar micro, ella amablemente le dio las indicaciones y obedeció a estas. Lo dejaron en el centro de Valparaíso y tomó un trole para luego tomar otra micro, más por gusto que por otra cosa.

Iba nervioso, evitando vendedores ambulantes y el contacto con otras personas, pero finalmente llegó a la dirección que le dio el Brayan y esperó ahí.

El Hans había cumplido con todo y por suerte, nadie los pilló, así que el Roger se apuró en ir a almorzar para después decir que iba a salir con el Juan Ricardo e irse a playa Ancha.

Miraba por todos lados, el flaite no aparecía y eso lo ponía más nervioso, algunos otros flaites y mujeres flaites lo molestaban, una que otra cabra le echó el ojo y le tiró un piropo, los cuales Roger prefirió ignorar.

Pensó en marcarle al flaite, pero le daba miedo sacar el celular en semejante lugar, así que fue paciente, hasta que media hora después, llegó el Brayan.

— ¡Brian, por fin llegas! —exclamó corriendo a verlo.

— Ya te dije que me llamo Brayan, no Brian, saco wea, aprende a pronunciar, zorrón de la puta, cabro culiao perkin, chuchetumare-

— Sí, sí, ya entendí, te llamas Brayan y yo soy gil, ya —interrumpió Roger antes que el Brayan siguiera con su inmenso glosario—. Te traje la hierba.

— Uy, señor francés, hierba, anda a webiar a otro lado, se dice mota, Gil culiao. ¿Trajiste todo? —preguntó.

— Todo, y deja de insultarme que no soy cualquier pelafustán —dijo el Roger enojado.

— Ya, Miss Chile, disculpa —dijo el Brayan rodando los ojos—. Pásame la wea luego mejor. No tengo todo el día.

El Roger comenzó a buscar en su mochila hasta sacar tres bolsas grandes con marihuana. Cada bolsa correspondía a un kilo.

— Aquí están —dijo.

— Oh, weon, la raja, te pasaste, cuico culiao, gracias —dijo tomándola entre sus manos y guardándola finalmente.

— De nada —respondió—. Como agradecimiento por no haberme quitado el celular...

— Ya me diste la mota, no quiero ninguna otra wea —dijo el Brayan—. A menos que tengas más.

— Iba a decirte si íbamos al bogarín, pero bueno —se encogió de hombros.

— Gracias, pero no me junto con zorrones.

— Que no soy zorrón, por la mierda.

— Dijo el zorrón.

Roger volvió a rodar los ojos.

— No soy zorrón.

— Bueno, en ese caso no me junto con weones fachos.

— No tengo partido político... —repuso.

— Bueno, como digai, el punto es que no —dijo el Brayan—. Así que gracias por la mota, chao, weon, cuídate y tranqui que ya hablé con estos giles pa que no te asalten.

— Dale, gracias.

El Roger se fue tras esto y volvió a tomar micro, esta vez supo cómo y llegó con más rapidez.

— ¿La pasó bien con su amigo? —preguntó la Coti cuando lo vio llegar.

— Sí, súper —respondió—. Dile a la Clara que mi mamá avisó que va a llegar más tarde.

— Claro, Rogercito, yo le aviso, ¿quiere que le haga once?

— No, Coti, tranqui, gracias igual —dijo y subió a su pieza en el tercer piso.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top