22
Mientras el Roger buscaba en google cómo hacer un holograma para que su mamá pensara que seguía en la casa, le llegó un pelotazo a la ventana.
Intrigado, la abrió y le llegó otro en la cara. Obvio que se cayó de raja pa tras po, si por algo newton descubrió la gravedad.
— Ay conchetumare, perdón wawi —se disculpó el Brayan.
— ¿Bri...? —se asomó con la cara adolorida y pudo ver a su pololo desde abajo, con un ramo de flores, y una bolsita del Mayorista 10–. Oww ¿viniste a verme?
— No po, fíjate que me gusta tirarle pelotazos a las ventanas de las personas con flores y con regalos —respondió.
— Ya, sí, pregunta weona —admitió—. A ver, voy a hacerte una cuerda, ¿podí trepar?
— Obvio, mi rey, si cuando chico parecía mono culiao.
El Roger sonrió y sacó sus polerones zorrones para hacerle una cuerda, amarrándolos de las mangas. Luego, lo tiró y lo afirmó con fuerza. El Brayan empezó a subir, y primero se sacó la chucha, pero volvió a subir como todo un capo. El Roger subió la cuerda, cerró la ventana, y el Brayan le chantó el sendo besó tomándolo de la cintura.
Tras pinchar como cinco minutos y quedar casi morados por no respirar, y con la boca a lo Kim Kardashian, se separaron y el Roger sonrió y frotó sus narices.
— Estay loco, Brayan.
— Loco por voh no má' —le dio otro beso.
— No puedo creer que hayai venido... —sonrió y le dio un beso él—. Erí la raja como pololo.
— Y voh igual —le dio un beso casto en el cuello—. Te traje un regalo.
— Yo también te tengo uno —sonrió y fue a su cajón a buscar un paquete. El Brayan le entregó las flores y sonrió de nuevo dándole un beso en la mejilla. Luego el Brayan sacó su regalo de la bolsa.
El paquete del regalo del Roger era de Ripley, mientras que el del Brayan era de la feria de Navidad del estero Marga Marga. Igual poco les importaba la diferencia, y la feria esa es la raja, totalmente recomendada.
Roger abrió su regalo, era un peluche de perro que tenía un cojín en las patas de corazón que decía "te quiero" y cuando lo apretabai, decía con voz chillona ay lobiu. Digo, i love you.
— Awww, Bri —rió levemente y abrazó al peluche, luego le dio un beso suave—. ¡Qué bonito!
— ¿Te gusta?
— Me encanta —sonrió con sinceridad—. Cuando chico me encantaban estos peluches y mi papá no me los quería comprar porque decía que eran de niña.
— Chaaa na que ver —dijo—. A ver, déjame abrir el tuyo.
El Roger asintió mientras jugaba con el peluche sin dejar de sonreír emocionado. Al Brayan le dio ternura y comenzó a abrir el suyo. Era una polera de Ripley negra con un estampado. Y además, había una tarjeta con dulces que había escrito el Roger.
— Puta la wea, me hiciste el medio regalo y yo te regalé un peluche todo cagón —dijo bajoneao.
— Pucha, pero me viniste hasta a ver a la casa —repuso y le abrazó el brazo.
— Ya, igual sí, pero idk. Te regalo un duende mágico.
— AY NO PLEASE, NO ESAS WEAS SON SATÁNICAS —exclamó el Roger.
— Ay pero no weí si son peluches no más —rió el Brayan.
— SON ENGENDROS DEL DEMONIO. LOS COMERCIALES DONDE BAILAN DAN MÁS MIEDO QUE LA CHUCHA —repuso.
— No weí, a los cabro chicos les gusta —dijo todavía riendo.
— La razón principal por la que no veo mucha tele antes de navidad son esos duendes culiaos —dijo el Roger paniqueado.
— Llámame Colorito.
— ¡No...! —exclamó riendo y se cubrió el rostro—. ¡Dan miedo!
— No dan miedo, lo que pasa es que tú erí guagüito —lo abrazó y le dio un beso sonoro en la mejilla.
— No soy guagüito... —dijo con la cara roja como copihue menstruante. Uff ya extrañaba nombrar al copihue con regla hemorrágica.
— Dijo el guagüito.
— Ya po —rió—. No te pongai jugoso.
— Cagaste. Nací jugoso —lo abrazó por la cintura y le dio varios besos suaves en el cuello, que lo hicieron soltar una pequeña risa.
— Me poní nervioso —le dio un golpe leve en el brazo.
— Te vuelvo loco —repuso sonriéndole y le besó la nariz.
— Pa qué te digo que no, si sí —rió y lo besó en los labios. El Brayan correspondió.
— Estaba tan nervioso. Pensé que me había quedado sin pololo, porque weon no se hace, se nace —dijo y lo abrazó.
— Yo pensé que me usabai pa tener Plata, así que estamos a mano —repuso el Roger.
— Ya, bueno, sí —rió—. Oye, duende mágico.
— Culiao inmundo, no me digai como esa wea.
— ¿Me perdonas? —dijo webiándolo, porque era bien camote el culiao, y abrazándolo dándole besos en la mejilla.
— Gánate el perdón —rió entretenido.
— Uuuh, me lo gano —lo abrazó de la cintura, le dio un beso en los labios, y lo tiró a la cama. El Roger se puso a reír de forma weona correspondiendo.
— Me querí cagar la flor —rió.
— Na que ver, cuiquito, no más me pongo cariñoso —repuso.
— Está hasta mi nana abajo —siguió riendo.
— Pero si no he dicho que vamos a...
— ¿Este es tu pololo? —preguntó la Clara.
— CONCHETUMARE DE DÓNDE SALISTE —exclamó el Roger asustado y sentándose en la cama.
— Estoy aquí desde que le dijiste que te ponía nervioso. Lo que pasa es que cuando me aburro y quiero sapear, me quedo callada y la gente no me nota —explico la Clara.
— Clara, me dai miedo —le dijo el Roger.
— Drax el hombre invisible —dijo el Brayan.
— ¿Es tu pololo? —volvió a preguntar la Clara.
— Sí, Clara, es mi pololo —dijo—. Brayan, ella es mi hermana chica, la Clara.
— Buenas, Clarita —dijo.
— Hola, Brian —dijo—. ¿Dónde estudias? ¿En el Saint Peter?
— En el Eduardo e' la barra —respondió el Brayan—. Mi papá gana al mes lo que sale la wea del Saint Peter.
— Ah... por eso mi mamá estaba tan enojada con el Roger —entendió—. Porque erí flaite.
— Orgulloso de ser flaite po.
— Ya Clara, dos cosas. Primero, no webiai a mi pololo —sentenció el Roger—. Segundo, ni una palabra a mi mamá. O le digo que leí's porno gay en wattpad.
— ¡Ush, bueno! —reclamó ella—. ¿Alguien más sabe que está aquí?
— No, así que cállate. Ni la Coti sabe —dijo el Roger.
— Uy, que la Coti no sepa algo tuyo es porque es serio —dijo la Clara—. Me pregunto por qué no han echado a la María, si limpia como las huevas.
— La María no es ni una milésima parte de lo que es la Coti —dijo el Roger—. Ahora sí, ándate, que estoy con mi pololo.
— Por puro que iban a hacer el frutifantástico —dijo la Clara.
— ¡No íbamos a hacer nada! ¡Y deja de entrar así a mi pieza!
— Bueno, duende mágico —le tiró uno y el Roger se puso a gritar como cabra chica arrinconado. En eso la Clara se fue.
— Ay pero Roggie, no te pongai así po —río el Brayan.
— SACA ESA WEA DE AQUÍ —siguió chillando asustado, el Brayan agarró la cagá de duende y la tiró por la ventana.
— Puta que soy weon, son más caros los duendes culiaos estos y yo tirándolo. Se lo pude haber regalado a mi prima chica —dijo el Brayan—. O a mi sobrina chica.
— Ay gracias diosito —dijo el Roger ya más tranquilo al ver ese engendro de satanás afuera, donde debería estar.
— Me da ternura lo weon que te poní —dijo el Brayan.
— AAAAAA
*•*•*
Fomardo, pero hice lo que pude 😔✌🏻
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