14
El Brayan estaba en su cama mirando el techo. Confundido a cagar.
Si la mina esa no hubiera aparecido, probablemente el Roger y él hubieran pinchado. Estuvieron bastante cerca, y le disgustó bastante el no haber podido concretar el beso.
El rostro del Roger era suave. Eso sintió cuando se lo acarició. Las mejillas suaves y rojizas del rubio le parecieron adorables.
— Quizás sí soy wekereke —dijo el Brayan mirando el techo—. Y me gusta el Roger.
Se frotó el rostro. ¿De verdad le gustaba un tipo? Que pareciera mina no contaba. Por alguna razón, se sentía más atraído a él de lo que alguna vez se sintió atraído a alguien. No sólo era bonito, también lo hacía sentir bien. Era simpático, se reían juntos, le iba bien en el colegio, no lo miraba en menos.
Siempre que se despedían, quería estar más rato con él. Le gustaba que hablaran, y a ese punto lo hacían básicamente todo el día, hasta tarde. Incluso no quiso curarse en un carrete para acordarse de lo que iba a vivir con él ese día.
Y la cabra culia esa los interrumpió.
¿Qué hubiera pasado si hubieran pinchado? ¿Hubieran quedado de wekerekes? Quizás solo hubieran dicho que era para reforzar la amistad. A ese punto, el Brayan no estaba seguro si solo quería una amistad.
— Roger culiao me hiciste fleto —masculló cubriéndose el rostro.
(...)
El Roger estaba con veinte tipos diferentes de crisis existenciales. Tenía la cara contra su almohada Rossen y echaba chuchás por lo bajo.
— Estuve tan cerca —se repetía—. Trini culia, te odio. Me cagaste todo. Íbamos a pinchar...
Tenía varios mensajes de la Trini, donde lo retaba por irresponsable. Le había dicho que el Brayan le estaba arreglando el maquillaje del disfraz. Pelearon por WhatsApp harto rato. Roger, pídeme no más y cuando quieras le tiro un piano.
— No gastí pianos en eso...
Bueno, ya, sigo narrando. El Roger andaba todo emo boy y a la vez contento porque el Brayan le había hecho cariño en la mejilla y por el momento que vivieron. Andaba de bipolar el cauro.
— Llegó temprano de su bailongo —comentó la Coti amable entrando a la pieza.
— Es que me sentía mal —se excusó.
— ¿Mal del cuerpo o del corazón? —preguntó ella preocupada.
— Corazón... —suspiró el Roger abrazando sus piernas—. Fui a una fiesta con él. Estábamos súper bien, estuvimos a punto de darnos un beso y llegó la Trini, nos interrumpió y me empezó a retar. Me había rastreado la ubicación...
— Pero Rogercito, piense el lado bueno, vivió un buen momento con él. Si de verdad quiere darle un beso, que haya interrumpido su amiga no va a impedir que se lo dé.
— Pero ella lo empezó a humillar... —repuso—. Intenté defenderlo, pero la Trini no escucha. Ella sigue tomándose atribuciones de cuando fue mi polola, y honestamente a mí ni me gustaba, solo creía que sí, y estoy seguro de eso porque lo que sentí alguna vez por ella no es nada comparado con lo que siento por él ahora.
— ¿Y su amigo está enojado? —preguntó la Coti.
— Según él no, pero... estaba distinto después...
— ¿En algún momento estuvo cariñoso?
— Toda la noche... —suspiró el Roger como aweonao y con la cara como copihue—. Después también... me dijo que no estaba enojado y me hizo cariño en la mejilla. Todavía siento su mano ahí...
— Oww mi Rogercito está enamorado —dijo la Coti con ternura.
— Sí... creo que sí —sonrió este cubriéndose el rostro.
(...)
— ¡Ey, Roger! —el Juan Ricardo se fue a verlo a penas el rubio entró a la sala de clases.
— Hola, perro, ¿qué pasa? —preguntó este dirigiéndose a su puesto.
— ¿¡De verdad sigues juntándote con ese flaite!? —preguntó.
— Juan, ya tuve suficiente con la Trini como para que tú también empecí —repuso.
— Mira, si yo te apoyo —se excusó—. Pero la Trini habló con la Vero, po ¿catchai? Y ahora ella anda preocupada de que yo me vaya a poner flaite también.
— Juan, esa es la excusa más barata que me habían dado alguna vez, hasta la Julia a los cuatro era más vivaracha para excusarse —repuso el Roger.
— ¡La Julia se excusa bien y yo no estoy excusándome! —repuso el Juan Ricardo todo indignado.
— Sé honesto, me querí sacar información —repuso.
— ¡Por supuesto que no!
— Juan, de verdad no quiero hablar de eso, ¿ya? Mejor cuéntame cómo te fue en rugby el otro día.
— Pero Roger...
— Mira, para que conste —dijo ya más serio—. Ese flaite es amigo mío. Lo quiero más que la chucha, y nada, ni nadie va a hacer que cambie de opinión. ¿Ya?
— Rog, deberías pensarlo, onda, es un rasca culiao que quiso asaltarte.
— No me importa —repuso—. Es mi amigo y punto. Ni tú ni la Trini van a cambiar eso.
— Estamos preocupados por ti. Estás cambiando, te estás poniendo flaite.
— ¡No me estoy poniendo flaite! ¿Y qué importa si sí lo hago? Es wea mía.
— AY CONCHETUZORRA DIJISTE HUEÁ CON W —exclamó el Juan Ricardo asustado.
— ¿¡Cómo chucha sabes eso!?
— Roger, estás cambiando y voy a tener que hablar con tu mamá.
— ¡Hazlo! ¡Deja De ser tan maricón como para hablar a mis espaldas y hazlo! ¡Pero ya deja de webiarme! —exclamó y se cambió de puesto, sentándose con el Eduardo, que estaba más perdido que el teniente Bello.
— Ay Dios mío —bufó el Juan Ricardo.
— ¿Qué hueá? —preguntó el Eduardo con confusión.
(...)
El Roger iba saliendo todo amurrao del colegio, cuando vio al Brayan esperándolo en la salida. El corazón le latió con fuerza, mientras quedaba como copihue manchado en regla y salió corriendo a abrazar a su flaite, sin importarle si sus compañeros lo veían. Se sacó la chucha mientras corría y se cayó de hocico, pero como buena perra que era, de levantó y siguió corriendo hacia su flaite. Este lo abrazó devuelta.
— ¡Me viniste a buscar! —exclamó emocionado el zorrón.
— Obvio que sí, cuiquito —le sonrió—. ¿Salimos? Podemos ir donde querai, incluso al starbucks.
— Si te carga ir para allá —rió levemente.
— No importa, hoy día elegí tú aonde vamos —le sonrió tiernamente y el Roger sintió que se desmayaba.
— Bueno, Bri —le sonrió y se fueron caminando y conversando.
— Entonces, ¿a dónde vamos? —lo abrazó por los hombros mientras caminaban.
— Podemos ir al cine —propuso el Roger—. Están dando varias películas buenas.
— Dale po —dijo el Brayan y fueron caminando de pana.
— ¿Ya no te duelen las bolas? —preguntó el Roger mientras caminaban.
— No, y de paso les pegué unos tatequieto a los giles que te quisieron asaltar —respondió.
— Oww qué tierno, pegándole tatequietos a unos giles por mí —comentó.
— Haría cualquier wea por ti, cuiquito.
— Y yo también por ti, Bri —aseguró.
— ¿Sabí? Sigo sin cachar cómo se te ocurrió el apodo.
— ¿Quieres que te diga sostén? —preguntó, el Brayan se puso a reír.
— Buen punto —dijo—. Pero me gusta que me digai así.
— ¿En serio?
— Sí, me gusta harto —admitió.
— A mí también me gustaría un apodo.
— Ya te digo cuiquito y miss chile —repuso—. ¿O querí otro? —le revolvió el pelo.
— Otro —dijo el Roger pasao a regla.
— A ver, ¿te gusta Roggie? —preguntó.
— Me encanta —sonrió con la cara color regla en estado de hemorragia.
— Dale po, entonces te diré así —lo abrazó más por los hombros.
Cuando llegaron al cine, decidieron comprar las entradas, fueron al líder del mall a comprar comida y se la guardaron en la mochila del Roger para pasar colao, porque el Brayan se negaba a comprar comida del cine, porque "era muy cara".
Entonces, después de los Diez minutos de trailers y de la wea de seguridad del cinemark, que cuando es el que tiene títeres y es un rap culiao como que da vergüenza ajena, empezó la dichosa película, que era de terror.
Tanto el zorrón como el flaite desviaban de vez en cuando la vista hacia su acompañante. Ya ninguno negaba que gustaba del otro, y después de lo ocurrido en Halloween, tenían ciertas esperanzas. Los dos con uniforme escolar, veían la película mientras se comían la sartaná de weas que habían comprado en el Lider.
— Oye, Rog —le dijo el Brayan en un susurro, este lo miró atento.
— Dime.
— Yo... mira, me puse a pensar mucho y...
— ¿Y?
El flaite no lo pensó mucho y le dio un beso en los labios. Roger se sorprendió, con la cara como copihue, y correspondió poniendo una mano en la mejilla del contrario.
El beso duró todo lo que su capacidad pulmonar aguantó, y eso es harto, yo estoy cagá, mi capacidad pulmonar vale pico, pero bueno, nadie me preguntó y estoy cagando el mega momento maylor, así que mejor me quedo callá.
Cuando se separaron, Roger lo miraba con los ojos iluminados y las mejillas rojas.
— Te ves precioso —comentó el Brayan. El Roger solo hizo una sonrisa weona y miró su regazo.
•*•*•*
HABÍA PUBLICADO Y TENÍA QUE DAR UN ANUNCIO MEMFKDKF PERDÓN
Sipo, al fin pincharon los wecos estos. Que son bonitos <3
En fin, no venía solo a comentar que se re comieron la boca, no. Primero, vean la nueva portada
Q conste q era un edit q puse de portada NMDFKFKFKD me costó un culo, xfa ignoren lo mal hecho q está 😔
SegundO
tENeMos pAgINa oFIciAl
Asies, sigan a @mipololoflaite777 en Instagram. Ahí iré publicando los fanarts, Edits y memes, que he hecho yo o que me han mandado.
Nuevamente gracias a Emiko428 por ayudarme con la página <3 ¿mencioné que tkm?
En fin, eso, ahora sí, perdón por lo fome del capítulo, hasta la próximaaa
- En
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top