treinta y dos; Kent

Martes

Newt muerde la manzana verde de sus manos, unas gotas de jugo se resbalan por ellas, así que decide limpiarse la comisura de los labios con el dorso de una de ellas.

—A veces puedes ser demasiado grotesco —resoplo, desinflando mis mejillas.

—Es que he estado un poco hambriento —responde con simpleza, lanzando el hueso de la manzana al cesto de basura que está a un lado de su cama—. Tal vez debería de pedir una pizza. —Logro captar un tono burlesco, por lo que extiendo mi brazo hacia él hasta que lo empujo.

—No te estés burlando, Newt —advierto con severidad, encarnando una de mis cejas—. Verás que mi plan está resultando, cada vez tengo a Talitha en la palma de mi mano.

—Creo que si ese fuere el caso no se hubiera esmerado en su último examen para no reprobar y que te deje de ver. —Se ahoga en su carcajada, por lo que se sujeta del estómago de su gracia.

—No me da chiste —musito, apretando los labios con fuerza, haciendo una mueca de desagrado—. Y sí, Talitha aprobó su examen ayer, pero no iba tan mal en la materia. Lo único que necesitaba era una pequeña pulida. —Me encojo de hombros, tratando de convencerme de mis propias palabras.

—Creo que, si hubiera querido pasar más tiempo contigo, habría reprobado su examen para que te hubieran dado más hora como tutor. —Arruga la nariz con inquietud, dejando una pierna colgada en el borde de la cama.

Sí, pero creo que si Talitha tuviese un pésimo promedio no podría hacer todas esas actividades que hace para reunir fondos para la fundación de los animales. Así que ese fue el principal motivo de que casi tuvo un promedio excelente, no porque no quiere pasar más tiempo conmigo.

—Ya llevas semanas intentado conquistar a la repartidora de pizza y ella muy a penas te da la hora ¿Por qué no cedes y continuamos con nuestra vida? Porque Victoria quiere organizar un viaje como fin de curso a Las Vegas, pero solo seremos como ocho —comenta Newt, echando la cabeza hacia atrás y contando con los dedos de las manos las posibles personas que podrían asistir.

—Sí, sabes que no me perdería de eso. Pero, ya le he invertido mucho tiempo a esto —sintetizo, golpeando con el dedo índice de mi mano derecha sobre la palma de mi otra mano—. Voy casi siempre al asilo de ancianos cuando ella va, ahí tengo un informante que me avisa sobre todos los movimientos de mi osito.

No sé el motivo, pero siento como la luz se opaca a mi alrededor, y solo una luz de linterna apunta a mi cara como una película de horror.

—Yo digo que ya fallaste, cada uno tiene su vida, y tu intentas formar parte de la suya —insiste Newt sin ser capaz de sostener su mirada con la mía, por lo que intuyo que hay una verdad oculta.

—Escúpelo —exijo, masajeando mis sienes con fuerza—. Sé que estás ocultando algo —agrego, después de un tenso e incómodo silencio.

—¿Qué?

—Eres el peor mentiroso que he conocido en toda mi vida, así que yo te sugiero que me digas la verdad. —Encorvo mi espalda, recargando los codos sobre las rodillas, observando a mi amigo mentiroso por el rabillo.

No es una persona que se maneje por la presión, así que solo es cuestión de tiempo para que cante junto a los pájaros.

Tres.

Dos.

—Está bien, es tu novia Victoria. —Suelta todo el aire contenido sobre sus pulmones—. Ella dice que ya no le prestas atención, sabes que es una mujer que siempre le gusta estar presentable a cualquier hora del día, y antes la elogiabas por su corte de cabello o esas cosas que ellas hacen o el cambio de sus uñas. Dice que ahora solo la ignoras y se siente dolida —explica irritado, rascándose detrás de la nuca.

—Yo no la hago de lado, además, no tenemos una relación muy estrecha. Más que nada es solo por aparentar con nuestras familias —replico, bufando—. Ella sabe eso. —Cubro mi rostro con las manos—. Creo que es mejor terminar con ella —culmino, seguro de mi impulsividad.

—¿En serio vas a terminar con Victoria por Talitha? —Arrastra sus palabras, ahogándose con ellas.

—No estoy terminando con Victoria por Talitha, ella no tiene nada que ver en esta decisión —corrijo su afirmación—. Solo que estoy cansado de que sea a veces tan demandante, no tiene ningún derecho por irte a contar todo eso, ella sabe que nuestra relación es por apariencia —recalco, seguro de mis palabras.

Porque a pesar de que compartimos momentos íntimos, prefiero mantener una distancia emocional entre nosotros, y sé que es reciproco. Estoy más seguro de lo que le molesta ahorita es que tiene el ego herido, no porque comparto menos tiempo con ella.

—Tal vez se enamoró con el tiempo —balbucea, encogiéndose de hombros.

—Pues en ese momento debió de decirlo para poner una solución. Sabes que no me gustaría jugar con sus sentimientos.

—Así que no te gusta jugar con los sentimientos de las personas —repite mis palabras con lentitud, pero parece que está mordiendo el interior de su moflete—. Eso es irónico, ya que apostaste enamorar a una chica que de cierta manera te llamo tacaño por no pagar los doce dólares...

—Son temas muy separados y no hay relación uno con el otro —resoplo con fastidio, yo sigo sin entender porque quiere meterme a la repartidora de pizza en temas que no corresponden.

Newt abre sus labios para pronunciar una oración, pero es interrumpido por unos nudillos golpear la puerta de su habitación. El pelinegro me escanea con la mirada para resoplar antes de levantarse de la cama para ir hacia la entrada con largas zancadas.

Recarga su pecho sobre la puerta, abriendo una pequeña rejilla antes de volver a cerrarla.

—Alguien vino para hablar contigo... —inicia con un pequeño tartamudeo, ladeando la cabeza—. Tu novia está en la sala.

—¿Por qué vino aquí? —musito para mí mismo, pero siento que fue suficientemente audible para que mi mejor amigo escuchase la pregunta.

—Pues se le complica el hecho que tú no le respondas, así que me mandó un mensaje preguntando por ti y le dije que estabas conmigo. —Alza sus manos con las palmas en mi dirección, a modo de defensa—. No me dijo nada sobre que iba a venir...

Sacudo la cabeza de lado a lado como respuesta.

—Deja hablo con ella, no ve que me está asfixiando. —Me levanto de la cama después de frotar mis manos.

Doy unos pasos hasta llegar a un lado de mi mejor amigo, parpadeo con lentitud, de cierta manera le estoy comunicando que todo está en orden.

—Está en la sala, les voy a decir que les den privacidad —afirma el pelinegro, abriendo la puerta para hablar con las muchachas de la limpieza por unos segundos antes de abrir por completo la gran puerta de madera, dándome chance de ir hacia la sala.

Una de las muchachas que forma parte del equipo de limpieza me guía hasta llegar al borde de la escalera. Me parece innecesario, debido a que conozco esta casa casi tan bien como la mía. Pero, desde el borde del inicio de las escaleras logro visualizar a la perfección la voluminosa cabellera oscura de mi novia, puedo ver como con ayuda de la luz hacen ver unos destellos azules, por lo que creo que volvió a hacerse algo en el cabello.

—Gracias. —Poso mis ojos sobre la muchacha, parece un poco confundida, pero me devuelve una sonrisa sin mostrarme los dientes.

Seguramente porque los tiene feos.

Bajo las escaleras, cada uno de mis pasos se escuchan el eco en la amplia sala de la entrada. Con sinceridad, me gusta más la entrada de mi casa, eso porque lo único que se ve es una mesa de cristal con una maceta falta, y los pasillos nos llevan hacia la sala, lo cual nos proporciona un poco más de identidad.

Ni siquiera soy consiente que mis piernas se detienen justo en frente de mi novia, ella se levanta de sofá para rodear mi cuello con sus delgados brazos que me sacan de mi trance cuando sus delgados labios se estampan con fuerza sobre los míos.

Ella echa un poco la cabeza hacia atrás, mirándome incrédula, así que vuelve a juntar sus labios con los míos, moviendo los suyos con coraje ante la falta de mi desinterés. Sus largos dedos se deslizan hasta mi moflete, intentando estimularme para continuar su beso.

Yo coloco mis manos sobre sus codos, bajando sus manos hacia sus costados y empujándola un poco hacia atrás, creando una distancia entre los dos.

—¿Qué es lo que sucede, mi amor? —pregunta con desesperación, colocando sus manos sobre su cadera.

Tomo sus manos entre las mías, y la ayudo a tomar asiento nuevamente. Una de sus rodillas se extiende hacia la mía, en uno de sus intentos de seducirme. Por lo que me arrastro un poco hacia atrás para tener un mayor espacio entre nosotros.

—Esto no está funcionando —decreto, por un momento me siento juez en una de esas series policiales que tanto me gusta.

—Claro que no, si te haces para atrás no va a funcionar —replica melosa, inclinando su torso en mi dirección, dejando entrever un poco el inicio de su escote.

—No, es que no me estás entendiendo. —Cruzo los brazos sobre mi pecho, con el índice de una de mis manos tuerzo los labios—. Lo que sucede es... Nosotros. —Suelto un suspiro profundo, me siento titubeante y que mis manos están sudando, por lo que las limpio con sutileza con mis jeans.

—¿Nosotros? —repite, desconcertada, abriendo sus preciosos ojos adornados de grandes pestañas.

—Nuestra relación —aclaro, o al menos eso es lo que intento.

—¿¡Qué!? —explota, levantándose del sillón con brutalidad.

El pecho de Victoria se infla con aire, llena de frustración. Pasa sus dedos por su cabello.

—¿Qué es lo que te falta? ¿Qué es lo que hice mal? ¿Por qué quieres terminar conmigo? —pregunta en un hilo de voz, sacando todo el aire contenido de sus pulmones.

Ella se vuelve a sentar a un lado de mi, coloca los codos sobre sus rodillas que están cubiertas por una falda de seda en tubo, recarga su cabeza sobre sus manos para retomar la cordura. Pongo una mano sobre su hombro en un absurdo intento de consolarla, pero ella gruñe y golpea mi mano.

—No puedes terminar conmigo —culmina cuando se siente más tranquila— ¿Qué es lo que le voy a decir a mis papás? ¡Todo el mundo sabe que somos la pareja perfecta! ¿Qué va a pasar? ¡Estás loco!

La frialdad de sus ojos me perturban, por lo que paso un trago de saliva con dificultad. Escucho unos cuchicheos, por lo que me siento obligado a buscar de donde proviene, así que me encuentro con muchas personal que trabajan para Newt. Inmediatamente se agachan, intentando pasar inadvertidos.

—Ya no me siento igual, necesito un respiro.

Ella desesperada acuna mi rostro entre sus dedos, el brillo de sus ojos vuelven, relame su labio inferior y yo solo veo sus ojos sin perderme en ellos.

—Yo, yo, yo te...

Sujeto con mis dedos sus labios, evitando que continuase hablando.

—No te humilles —susurro sobre sus oídos—. Por favor, me parece ridículo. Es que tu no amas.

—¿Es que controlas mi cuerpo? ¿Sientes mi corazón? —Presiona mi mano contra su pecho— ¿Lo sientes?

—Es que yo no te amo. No te amo —remarco, fastidiado de su juego.

Inclino mi visión hacia un lado para notar como Newt baja las escaleras con velocidad hasta llegar a la entrada, donde repite su acción de dar una pequeña abertura. Sin embargo, noto como Newt mete la mano sobre su pantalón, así que presiento que Talitha se encuentra del otro lado de la puerta.

Por lo que pongo en pausa mi situación con Victoria para dirigirme hacia la puerta donde coloco mis dedos sobre la puerta, jalándola hacia a mí. La sonrisa de la castaña se achica, guardándose el dinero sobre su pantalón.

—Gracias por su compra, Newt. —Gira sobre sus talones para subirse a su motocicleta—. Que pasen un bonito día. —Ella me mira, intercalando sus ojos entre ambos.

—¡Tú! —exclama Victoria, empujándome para ver a mi idiota repartidora de pizza.

Talitha la ignora, porque le está dando la espalda y no cree que se les esté hablando a ella.

—¡Chica con olor a pizza! —Volvió a clamar con desespero mi exnovia.

Talitha regresa con confusión y se señala.

—¿Me estás hablando a mí? ¿En qué te puedo ayudar? —Encarna un de sus cejas con indignación, supongo que por el insulto.

—¡Tu me quitaste a mi novio! —afirma, señalándome con rabia.

—¡No, no, no, no! —Talitha retrocede un paso, por seguridad.

Ya que podía asegurar que Victoria echaba fuego por los oídos, y parecía estar más ancha.

—Seguramente le dijiste que terminará conmigo para estar contigo —divaga, bufando.

—¡Que no! En primer lugar. —Talitha aprieta su cintura, colocando más peso sobre una pierna que la otra mientras que con la otra mano, solo tiene el dedo índice—. Yo en mi vida le quitaría un hombre a otra mujer, me parece tonto. Y, en segundo lugar, yo jamás andaría con un hombre que juega con los sentimientos de las personas. —Me barre con la mirada, regresa hacia Victoria y le regala una sonrisa, mostrando los dientes.

Talitha acomoda el casco de su cabeza, caminando hacia su motocicleta mientras que alza su brazo en alto, marcando el dedo del medio en mi dirección.

¿Por qué no voy detrás de ella a felicitarla por aprobar su examen?

Porque si hacía eso, Victoria volvería a cabrearse. Aunque dudo que la golpearía, porque eso es de gente corriente.

—Borre esa sonrisa del rostro, amigo —susurra Newt a un lado mío, chasqueando su lengua y sosteniendo con fuerza la caja de pizza—. Pareces un completo imbécil.

—¿Qué? —Arrugo mi entrecejo, resoplando—. Yo no lo estaba haciendo.

—Victoria está respondiendo un mensaje, así que no lo notó, pero pudo haberte golpeado por eso.

—¿Me dijo que juego con los sentimientos de las personas? —bramo irritado.

—¿Me estás escuchando? —lloriquea Newt, empujándome con su hombro.

—Seré el mejor jugador del equipo, entonces.   

—Un terco perdido, eso eres —concluye Newt, seguro de sus propias palabras, aunque le voy a demostrar lo contrario.    

n/o*

holi, aquí andamos. Creo que kent termino con victoria por impulsividad, esta raro el morro. no lo entiendo, muchas gracias por todos sus comentarios y empezamos con las dedicatorias, quiero dar las gracias a lady88foreverpor todo el cariño que nos ha dado, me hace reír mucho con sus ocurrencias y lo aprecio demasiado, así que espero que les haya gustado el capítulo de hoy <3 te mando mucho love (:

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top