cuarenta y uno; Talitha

Martes

Noto como algunas gotas de sudor se están resbalando por la frente de Newt, su garganta pasa saliva constantemente. Yo intercambio una mirada con confusión a Hanna, encogiéndose de hombros. Acerco mi boca a la pajilla de mi frappé de caramelo para absorber un poco más.

—¿Qué es lo que me querías decir? —ánimo, regalándole una sonrisa.

Yo no puedo creer que Newt esté tan nervioso, es incapaz de sostenerme la mirada.

—No sé si soy un mal amigo... Pero, me tiene cansado la inmadurez de Kent. Antes le seguía el juego, pero creo que ya debe de tener un límite.

Frunzo mi entrecejo, mi intuición me dice que me lo va a confesar, pero me mantengo en silencio, intercambiando una fugaz mirada a Hanna que tiene un codo sobre la mesa y acuna su mentón. Su cola de caballo tiene un volumen que le da un brillo.

—Newt, tú puedes —continúa Hanna después de unos segundos de silencio.

—Kent te quiere enamorar, para romperte el corazón y cumplir con su venganza, porque lo llamaste tacaño —habla atropelladamente, que no logro entender todas de sus palabras, pero sí de su concepto.

Mis ojos se fijan en mi mejor amiga, ella ya ha echado su cabeza hacia atrás para carcajearse. Yo dejo de tomar de mi café, mis pulmones de inflan de aire e intento evitar reír, por el desastre que voy a ocasionar. No obstante, el café se escapa por mi nariz, causando cosquillas en mi columna. Hanna me da una servilleta para limpiar las gotas de mis labios.

—¿Qué pasa? —pregunta con preocupación.

Lo más seguro es Newt crea que estamos locas.

—Ya sabíamos ¿Tú crees que Talitha es mala persona sin pretexto? No, ella solo da lo que recibe —argumenta Hanna, limpiándose unas lágrimas que se han resbalado por la mejilla.

—¿Ya lo sabían? —tartamudea, agachando la cabeza.

—Sí —respondemos al unísono mi mejor amiga.

Parece que Newt se relaja, y saca todo el aire contenido en sus pulmones.

—¿Cómo? —pregunta con sorpresa, sin dejar de mirar a Hanna.

—Una vez ustedes encargaron una pizza borrachos y le dijeron a la repartidora de pizza que iba a enamorar a la otra repartidora, para romperle el corazón a mi amiga, pero se lo dijeron a ella, supongo que al siguiente día ni se acordaban —Hanna está tornándose roja de la cara, ya que está conteniendo las carcajadas—. Están bien idiotas, Talitha es buena persona, pero cuando la hacen enojar...

—Sí ya sabían, ¿por qué no hicieron nada al respecto?

—Creo que un día le dije, pero se excusó, dijo que eran mentiras. Con las manos en la masa me niega todo, así que preferí alejarlo de otra manera. Cosa que hasta la fecha no he conseguido —resoplo, absorbiendo de mi café otra vez—. No tienes nada de qué preocuparte, estamos bien tú y yo, pero si puedes hacer que me deje en paz, te lo agradecería mucho.

—Ya lo he intentado, pero no puedo conseguirlo. Es demasiado tonto y terco —resopla él, cubriendo su rostro con las manos, yo creo que por vergüenza.

—Me lo voy a quitar de encima, no te preocupes —consuelo, limpiando la comisura de mis labios—. Quedé en ir a ver a Jeremy al hospital, así que me tengo que ir.

—Te llevo —ofrece Newt, meneando las llaves de su carro mientras se pone de pie.

Antes que yo pueda responder, Hanna ya lo hace:

—Sí.

Salimos de la cafetería, el pelinegro le abre la puerta a Hanna del lado del copiloto, y después a mí en la parte trasera. Dejo a un lado el ramo de flores para meterme. El auto es uno lujoso, más como una pequeña camioneta. Newt sube al auto y empieza a conducir hacia el hospital.

Durante el trayecto, Newt no ha dejado de pedir disculpas por su mal actuar, y que su responsabilidad era informarme desde un principio. Le consuelo al decirle que no hay rencores, ya que él no se ha propuesto romperme el corazón, pero no es suficiente.

Newt estaciona justo en frente del hospital, abro la puerta para bajarme. Cuelgo la mochila sobre mis hombros y estiro mi brazo para sacar el ramo de unos girasoles amarillos y grandes.

Al cerrar la puerta veo como Newt se aleja, doy unos pasos hacia la puerta de cristal que se desliza en automático de la entrada del hospital. Unos pasos fuertes atraen mi atención y noto como Kent está colorado de su rostro, hasta siento que de sus oídos sacan humo, sus ojos están cristalizados, y una extraña sensación me invade cuando posa sus ojos sobre mí, pero sigue de largo hasta salir del hospital.

Decido ignorarlo, así que me acerco a la recepcionista para preguntar por Jeremy. Ella pregunta mi relación con él, así que me quedo muda. Balbuceo que soy una prima, le regalo una sonrisa, diciéndole que podría ir a preguntarle a él. Al final, pronuncio su apellido y me dice el número de habitación, y algunas indicaciones.

Me dirijo hacia el elevador y presiono el tercer piso. Al abrir las puertas, veo otra recepción, preguntando por mi motivo de ahí. Al decir que vengo con Jeremy, se sorprenden, pero me indican la habitación.

Estás habitaciones son gigantes, podría decir que en este piso cinco ya eran muchas. La puerta es de madera con una ventana rectangular a la altura de los ojos. Por el momento se encuentra solo, así que toco con mis nudillos para hacer acto de presencia.

—¿Cómo te encuentras? —pregunto, dejando el ramo de flores sobre la mesa.

Toda la habitación está llena de flores, globos y podría decir que fruta. Son muchos los obsequios que no puedo distinguir.

—Tal vez debí traerte otra cosa —bromeo, acercándome a la cama donde él está acostado, tomando su cama.

—Nadie podría darme el mejor regalo que tu me has dado —murmura con cansancio, apretando mi mano.

—Solo son unas flores.

—Tu compañía —me corrige, abriendo lentamente sus ojos.

Yo le esbozo una sonrisa de oreja a oreja, inclinándome hacia delante hasta apoyar mi cabeza sobre su hombro.

—¿Por qué te están hidratando? —pregunto al ver el catete que está en l vena el otro brazo.

—No sé, parece que mi hijo lo exigió, pero está loco. Yo necesito irme de aquí y comer unas galletas.

—Te felicito por encontrar a tu familia —murmuro con un hilo de voz, estoy feliz por eso, aunque en el fondo, siento que perdí algo.

—Yo no encontré a mi familia —murmura en voz baja—. La expandí, porque tú eres parte de ella.

Sin controlarme, las lágrimas se deslizan por mis mejillas, sintiendo una presión sobre mi pecho. Inhalo profundamente antes de alzar mi cabeza, los ojos claros de Jeremy están cristalizados y las gotas empiezan a caer. Me quedo en la misma posición por unos segundos, sin querer regresar a la realidad y perdiendo la noción del tiempo.

La puerta se desliza y alguien carraspea su garganta. Levanto la mirada para encontrarme con el hijo de Jeremy, él me sonríe mientras yo me alejo de su papá con lentitud.

En menos de dos segundos, el señor me tiene acorralándome entre sus brazos con tal fuerza que me saca el aire de los pulmones. Siente tanta gratitud hacia a mí, porque cree que le devolví a su padre, después de años. Quiso regalarme el mundo entero, se ofreció a regalarme un carro, una casa e incluso pagar mis estudios universitarios. Y aunque la idea suena tan tentadora, no puedo aceptarlo. Lo que si acepté fue que me pagase en taxi a mi casa.

—¿Cómo estás Talitha? ¿Te dejaron entrar sin problema? ¿Te trataron bien? —pregunta, soltándome de poco a poco.

—Está bien, señor...

—Sam, Sam, Sam para ti —advierte otra vez, sonriendo.

—Está bien, Sam. Me tengo que ir, tengo que ir al trabajo —excuso con un poco e incomodidad—. Vengo otro día a verte, Batman.

El hombre postrado en la cama asiente con la cabeza.

Yo quiero preguntar cómo es que se siente de su cabeza, si su memoria ya regresó o parcialmente, tal vez tengo la curiosidad de Kent, que al encontrármelo parecía tan alterado. Pero, me contengo de preguntar.

Por otra parte, veo a Caroline, sus ojos están hincados y su nariz roja, parece que estuvo llorando por un largo rato y no es capaz de hablar, así que solo le sonrío, acción que no es capaz de devolverme, aunque lo intenta.

—Le voy a llamar a mi chofer para que te deje donde quiere, te va a estar esperando en la entrada.

Asiento con la cabeza, ese señor es tan terco, justo como su hijo. Al menos, heredó algo de él, ya que considero que de aspecto físico es una réplica de su madre. Mientras Sam tiene los ojos miel, es un poco más bajo que su hijo y tiene un cabello castaño claro.

Me acerco hacia Jeremy para depositarle un beso en la frente, él me sonríe y salgo del cuarto del hospital después de despedirme de los padres de Kent. Las recepcionistas se despidieron cordialidad y me meto al elevador, presiono el botón de planta baja y espero.

Al salir del lujoso hospital, el chofer de Sam está a un lado de una camioneta negra con la puerta de atrás abierta. Lo saludo cuando cierra la puerta una vez que meto mis piernas al interior. Él pregunta por mi dirección y pongo la de la pizzería, se sorprende cuando lo hace.

—Tengo como un poco más de un año trabajando ahí —comento, para que el trayecto no se haga tan largo.

El hombre que se llama Lee me informa que tiene como cinco años hablando con la familia, que encontrar al papá de Sam es un milagro para ellos, que van a dejar de ir a una tumba cada aniversario. Él me dijo que los papás de Caroline han fallecido hace unos dieciocho años en un viaje hacia Europa y la mamá de Sam falleció un año después de los papás de Caroline, la asaltaron. Ahí nació el alzhéimer del señor, que empezó lento, y hasta un año más tarde, desapareció.

Todo eso supe por el trayecto, que si se encuentra lejos del hospital. Al llegar al restaurante de la pizza veo a Louis que solo es unos siete años mayor que yo estar detrás de la caja registradora, me sonríe al verme y me informa que casi no tenemos pedidos a domicilio, así que me pongo a hacer otras tareas.

—Ya me dijeron que te vas a ir de viaje —murmura Jenna cuando estoy limpiando una de las mesas que acaban de desocupar.

—Sí, mi hermano va a venir acá a cubrir el tiempo en el que no voy a estar —respondo con emoción—. Tyron también es bien carismático.

Cuando mi turno termina, ayudo a limpiar las máquinas de la cocina antes de cerrar el restaurante. Louis me da un casco de la moto, él siempre me acerca a un camión más cerca de mi casa, y que, por mi suerte, son más constantes. Así que subo detrás y lo abrazo por el torso para tener un mayor soporte. Él maneja con mayor velocidad en algunas curvas, así que prefiero estar bien sujeta.

Me despido de él al llegar mientras me quito el casco de seguridad y se lo regreso. En ese instante llega el autobús que me lleva a mi casa, agito mi mano como despedida para subirme.

Ya es un poco más de media noche para cuando llego a mi casa, las luces están apagadas y no hay silencio alguno. Al encender el interruptor de la cocina, veo un desastre sobre la mesa. Pero, los pastelillos de mi hermano ya están listos. Así que decido lavar su desastre, porque él limpia a mis animales que están en el patio y me miran con sus ojos cansados.

Así que no pienso más, deslizo la puerta de cristal, todos se meten cautelosamente y van directo a mi habitación. Termino de limpiar la cocina, voy hacia la regadera para retirarme el maquillaje y dar una rápida ducha. Envuelta en una toalla salgo para ir al ropero de mi pieza.

Me pongo un bóxer con una camisa vieja de mi hermano, de las que me robo. Peino mi cabello, siento gloria cuando pongo el antifaz para dormir sobre mi frente. Lo único que me falta es estar en mi cama y caería como un tronco.

Doy unos pasos hacia el interruptor que está a un lado de la puerta, pero las luces de un carro que está estacionado afuera atraen mi atención. Apago la luz, pero me quedo observando por la ventana hasta que Kent se baja del carro, azota con fuerza la puerta, camina en grandes zancadas hacia la puerta. Antes de que alcance a tocar el timbre y despertar a mi familia, abro la puerta, tomándolo de la muñeca.

Estoy a escasos segundos de reclamarle, cuando una de sus manos se posa de mi espalda baja, empujándome hacia él. Su cabeza se esconde en mi cuello, me sorprendo cuando lo escucho sollozar, dejándome desconcertada. Así que solo acaricio su espalda un par de veces, me estruja con fuerza, envolviendo sus brazos sobre mi cuerpo con suavidad.

—Te necesito, osita —murmura antes de alejarse de mí, pero todavía sus manos sobre mi espalda—. Necesito de ti, carajo—. Sus puños se aprietan hasta que se tornaron blancos

Sus ojos están rojos y hinchados, parece que estuvo todo el día llorando también. No sé que hacer, por lo que tuerzo mis labios.

—Por favor —suplica, enderezando su espalda—. Por favor. —Las lágrimas siguen cayendo sobre sus bonitos ojos azules.

Asiento cansada, moviéndome a un lado, permitiéndole entrar a mi cabeza.

—¿Quieres hablar de ello? —inquiero, pero sacude la cabeza en negación— ¿Quieres un vaso de agua? —Vuelve a negar con la respiración entrecortada— ¿Quieres dormir? Es que no tenemos visitas, pero si no te molesta, puedes dormir en el sillón.

Kent peina su melena hacia atrás no muy convencido, pero termina accediendo. Busco en mi armario una cobija y tomo una almohada de mi cama, la sacudo para quitarle los pelos de perro. Veo un short de mi hermano y lo pongo hasta arriba. Dejo las cosas sobre el sofá, le señalo el baño por si gusta cambiarse.

—Buenas noches —me despido con una sonrisa sin mostrar mis dientes.

Mi cuerpo está cansado, lo único que quiero es acostarme. Cierro la puerta de mi cuarto, solo veo bultos en mi cama, informo que ya estoy aquí, los bultos se mueven para hacerme un espacio pequeño. Cubro mis ojos con el antifaz, y no pasan ni tres segundos cuando me caigo en el abismo de la oscuridad.

La cama está un poco ajetreada, retornando a la realidad. No, no, no ¿Tan pronto se termina la noche?

Deslizo el antifaz hacia arriba, no hay ningún rayo de luz atravesando mi ventana. Así que todavía es de noche. Gruñidos de mis perros me hacen estar alerta. Es ahí que me percato que Kent está sentado al borde de la cama.

—Tranquilos —ordeno a los perros que están listos para atacar.

—¿Qué es lo que necesitas? —pregunto con voz ronca, inhalando con profundidad.

—Por favor, lo único que necesito es a ti —repite mientras gatea hacia a mí, colocando su cabeza sobre mis piernas—. Por favor, solo un abrazo, osita —susurra entrecortado, con su pecho subiendo paulatinamente.

Otra vez me acuesto sobre la cama, solo es un abrazo y él se iría.

Lo único que cruza por mi cabeza es: ¿Qué le pasó que lo tiene tan mal? Tal vez encontrar a su abuelo y que estuvo cerca de él por un tiempo lo tiene perplejo.

Kent sube su cabeza hasta debajo de mis pechos, coloca uno de sus brazos sobre mi barriga y una de sus piernas se entrelazan entre la mía. Acaricio su cabello para reconfortarlo, pero estoy tan cansada que no sé en que momento al cerrar mis ojos, quedo dormida. 

*n/a

hey, si pude actualizarles hoy, había dicho por ig, muchas gracias por todo su apoyo, les doy un juerte abrazo virtual,, porque hay covid jijijiji se me cuidan, por fi. En fin, ¿qué les pareció? cuentenmelo que la hope quiere conocer sobre sus sentimientos, aqui los anoto, que leo sus teorías jijiji. 

oigan, lxs invito a leer otra de mis historia, se llama "el capricho de morfeo" y esta bien cool, JAJAJAJAJ  es de morfeo que le roba el sueño a una humana deeee y ella va a su mundo por el sueño, pero el vato no se lo quiere dar, él odia a los humanos, como ven? wey cabron. sería muy feliz si le dan una oportunidad <3

nos leemos pronto, hope x.x

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top