Capítulo 9


Aun nos encontramos en el auto de camino a la casa de esa niñita del demonio, aun la tengo sentada encima de mi regazo mientras que yo la sigo besando como si no hubiera un mañana, sus labios se mueven en sincronía con los míos y nuestras lenguas juegan entre sí, manteniendo un pelea incesante por demostrar quien tiene el control. Este es un buen beso, esta niñita endemoniada besa como un demonio quemando todo a su paso.

Después de unos minutos de la lucha constante de nuestras lenguas, tenemos la obligación de separarnos por falta de aire, nos quedamos en silencio y ella vuelve a colocar su rostro en el hueco de mi cuello. Estoy inmóvil ¿Qué demonios acabo de hacer? ¿Por qué he perdido el control de esta manera con una mujer que ni conozco? Y lo peor de todo esto que la tengo encima de mí, quiero seguir besándola, quiero tocarla, pero no lo haré, no lo voy a hacer, ¿Quién se ha creído esta niñita del demonio para seducirme? ¿Hará esto con todos los hombres?

Es algo que no te importa - grita mi consciencia.

Salgo de mis cavilaciones cuando ella habla, aun con su rostro aun en mi cuello.

— ¿Me puede llevar a casa, por favor?

Suelto un suspiro lento y poso una de mis manos en su cintura y paso la otra a su cabeza para acariciar su pelo, no sé por que demonios hago eso.

— Te llevaré a casa, — respondo sin más.

Doy las indicaciones a mi chofer de donde debe dirigirse después de que ella lo dijera arrastrando las palabras debido a su estado de embriaguez. En poco tiempo, Thomas, quien no se atrevía a mirar por el retrovisor, habla:

— Señor Sandoval, hemos llegado al perímetro de donde vive la señorita.

Me quedo pensando en que hacer con esta niñita a esta hora de la madrugada, puesto que esta ebria y creo que no se puede sostener por sí misma. Pienso un momento lo que voy a hacer y después hablo:

— Thomas, ayuda a la chica a subir, yo puedo esperar aquí. — La verdad es que no quería perder los pocos sentidos que me quedaban con esta mujer. — Ve tranquilo.

— Con mucho respeto, señor, sabe que tengo un inconveniente en mi pierna, estoy en tratamiento y para como está la señorita en su estado de embriaguez, se puede caer y lastimarse, señor. - Suelto un suspiro cansado, no recordaba ese detalle. — Usted sabe que si pudiera, lo haría, joven.

— Yo pueeedooo ir sola, solo estoy un poco mareadaaa, puedo caminar, — habla la mujer que nos acompaña tratando de abrir la puerta por donde no es, la miro y giro los ojos al ver que intenta abrir la puerta por donde está de control de los cristales del auto. — ¿Dónde demonios está la cosa para abrir esto?

Aprieto mis labios para no reír.

¿Tú, reír? Eso es nuevo. — Habla mi conciencia con ironía.

No quería tener mas contacto con ella, en mis 30 años de vida nunca me había cruzado con una situación así. Verla moverse en la pista de baile, tan libre, sensual y ahora tenerla en mi regazo, tan cerca, activa todo mi sistema.

Nuestro amigo está modo ON.

— Parece que hoy no es mi día. —  hablo en tono neutro y un poco molesto. — Nada me sale bien.

— Ni tan mal le ha ido. — Suelta Thomas a punto de explotar en una carcajada, ganándose una mirada fulminante de mi parte. Seguramente lo dice por lo que escucho en la parte trasera del auto, el continúa hablando a punto de reír. — No me haga caso, joven.

La verdad es que a veces se toma atribuciones que no le corresponden, pero es lo normal porque me vio crecer y ya existe este tipo de confianza entre nosotros.

— Nunca lo he hecho, Thomas.

— Por eso hay posibilidad de que mueras joven por no llevarte de los consejos de tus mayores.

Sonrío, siempre dice lo mismo.

La chica se remueve y acomoda en el asiento, por su parte, Thomas abre la puerta, salgo y procedo ayudarla a salir.

— No es necesario que me acompañe, señor. — Habla ella caminando delante de mi, — yo puedo llegar sol...

En ese momento da un traspié, esta a punto de caer, pero la sostengo rápidamente por sus caderas, suelto una maldición y miro a Thomas quien está a punto de soltar una carcajada.

— Si te ríes, Thomas, — suelto mirando al hombre de forma intimidante y él ni se Inmuta, me conoce bien. — No verás tu salario en este mes.

El sonríe de todos modos levantado sus manos en señal de paz, él sabe perfectamente que no hablo en serio, no haría eso.

Hoy me ha tocado lidiar con una desconocida que es, fue o no se qué mierda de mi hermano, me desconozco ¿Quién soy?

Eres todo un caballero que no dejaría una dama a su suerte, eso eres, Marcelo.

Le pregunto que cual número es su departamento y ella responde que el numero 0527, despues de dar un par de indicaciones, subimos a un ascensor, aún la sostengo de la cintura, aunque ella se resiste en ser auxiliada, luego llegamos a su puerta mientras que torpemente saca una llave de la maseta que se encuentra cerca su puerta tratando de abrir.

¿Pero a quien demonios se le ocurre guardar una llave ahí?

Se le cae el llavero, lo tomo en mis manos, abro la misma y entro con ella, su departamento es pequeño, pero acogedor, todas las áreas son diminutas, pero es limpio y ordenado. Camino con ella hasta el sofá que se encuentra en su sala y la pongo ahí.

— Muchas gracias, eres mi superhéroe favorito. — Dice ella arrastrando las palabras y una risita se le escapa haciéndome reír a mí también, — hizo usted mucho por mi en menos de 5 horas, me salvo dos veces de una situación difícil y mírelo aquí acompañándome a mi casa, después de besarnos como locos.

Carraspeo un poco.

— No sé porque estas así o si esa es tu manera de vivir, pero lo único que te digo es que sea lo que sea que te tiene así no vale la pena.

Ella me mira sorprendida y no sé porque demonios le estoy diciendo esto a esta chica,8 pero ya lo dije ¿Qué puedo hacer?

— Gracias de verdad, no sé lo que me pasó el día de hoy, pero necesitaba esto, no suelo ser así, — suelta y una risita vuelve a salir, se está divirtiendo la muy condenada.

— No sé quien eres y no soy quien para decirte esto, sin embargo, debes cuidarte un poco más.

— Lo sé y lo de hoy solo tuve mala suerte, quería salir y despejarme, mi amiga no pudo acompañarme.

— No es solo eso, niñita, aquí estás en tu departamento con un desconocido, podría hacerte daño.

Ella me mira por unos segundos, se que esta intenta ver cuales serian mis intenciones.

— No me hará daño, lo sé.

— No estés tan segura, puedo hacerlo en cualquier momento.

- De hecho, no estoy segura, no se me da bien la parte de seleccionar a las personas por sus buenas intenciones, en ocasiones, suelen mostrar su mejor sonrisa y después sacar los colmillos.

No puedo evitar recordar todo lo que ha dicho en el auto sobre la traición y engaño de su novio y su mejor amiga.

— Por qué dos personas no resultaron lo que esperabas no significa que todas sean de la misma manera, niñita.

— Lo sé, pero me lastimaron ¿Sabes? Fue un golpe duro.

La miro sin ningún tipo de expresión, al parecer el estado de embriaguez ha disminuido considerablemente, no soy un hombre de muchas palabras, por lo menos, con personas con las que no considero cercanas, ella no lo es, sin embargo, eso no me detiene a la hora de decir lo que sale de mi boca.

— Los seres humanos debemos hacer una parada, tomar un tiempo para darnos cuenta que la vida trae exactamente aquellas cosas que necesitamos sentir, esas cosas que necesitamos vivir. — Ella me mira con mucha atención, una pequeña sonrisa se pinta en sus labios y continuo, — pero también, la vida misma se encarga de alejar aquellas cosas que, por alguna razón u otra, necesitamos dejar ir.

— Tiene usted toda la razón, pero es tan difícil, —  habla ella tragando grueso.

— Si que lo es, nadie a dicho que sería fácil, pero no es imposible. — concluyo al fin.

— Muchas gracias por todo, señor Sandoval. — Habla ella, los efectos del alcohol aun están en su cuerpo, pero en menor proporción.

Doy un asentimiento de cabeza.

— Debo irme... — No termino la oración cuando de un momento a otro esta todo oscuro, la electricidad ha fallado.

La mujer que hasta unos momentos estaba frente a mi se queda en silencio por la sorpresa de que se acaba de ir la electricidad y todo quedó a oscuras, — no, no, no, no.

La escucho decir, ahora mismo se encuentra muy asustada.

— Tranquila, — hablo en su dirección. — Debe volver pronto.

Siento como respira precipitadamente.

— Esta oscuro, no otra vez — empieza a gritar nerviosa arrastrando un poco las palabras.

— ¿Qué pasa? — Pregunto curioso al ver la reacción de la chica frente a mi.

— Tengo mucho miedo, no me gusta la oscuridad. — Explica, parece una niñita pequeña. - ¿Dónde estás?

Me dirijo hasta ella soltando un suspiro lento ¡esta noche es larga! ¿Qué demonios hago en el diminuto departamento de una chica que no conozco? Me siento a su lado en el sofá y ella se aferra a mí y la escucho hablar:

— No se vaya, por favor, la oscuridad me aterra - Dice y asiento, no podría dejarla sola.

Saco mi celular de los bolsillos para enviar un mensaje a Thomas para que se vaya y que luego le aviso para que me pase a recoger, no quiero que esta niñita del demonio se vaya a morir del susto o le pase algo en la oscuridad y yo me vea involucrado, ya que seria con la última persona que compartiría o la última persona que la vio, rio en mis adentros por mis pensamientos, esta vez voy a hacer un bien a un desconocido, si señor.

La tengo a mi lado, se aferra a mi como una niña pequeña, no la aparto y los recuerdos de nuestros besos en el auto llegan y me siento incomodo, esto no me puede estar pasando a mí, yo no soy así y menos con una mujer que solo he cruzado como doscientas palabras y menos de siete horas de conocerla.

Después de media hora la electricidad llega, pero ella ni se inmuta se queda agarrada a mi como garrapata, definitivamente no se como puede tener tanta confianza a un desconocido.

¿Será que no tiene adaptado chips del sentido de la vergüenza?

Ella levanta su rosto y yo giro a mirarla y nuestros labios quedan a pocos centímetros de tocarse, me quedo viendo esa parte y ella hace lo mismo, veo como traga grueso ante el aura que se esta formando en este pequeño lugar, yo trato de manejar cada uno de mis sentidos, de mantener el control de mis pensamientos a raya, cosa que es imposible en estos momentos que la tengo así de cerca, tengo deseos de volver a probar sus labios dulces, sin embargo, no lo haré o por lo menos eso pensaba antes de escucharla hablar haciendo este tipo de petición.

— Deseo que me beses, — suelta ella de repente sorprendiéndome con su petición, su mirada se conecta con la mía y trago saliva, su forma de mirar me tiene un tanto sorprendido.

Mi silencio es la respuesta, no quiero caer de nuevo y perder el poco control que me queda, vuelvo a repasar en mi mente el beso que nos dimos en el auto y trago saliva porque quiero repetirlo, quiero probar sus dulces labios,  pero no seria lo correcto, al parecer ella lee mis intenciones y viéndome fijamente habla otra vez:

— Bésame por fav...  — No tiene que repetir la frase completa, porque mi mano se prende de su nuca y estampo mis labios con los de ella, no quiero frenarme, no ahora.

Me pierdo en su boca, navego por aguas malditamente desconocidas y deliciosas. Es una maldita DIOSA besando, me hace perderme, desconectarme, no tengo dudas de que sus labios pueden llegar a ser Mi perdición en esta noche, esta mujer con esos labios carnosos y envolventes, comienza a volverme loco.

De un momento a otro, se nota ahorcadas sobre mí y comienza a mover sus caderas, su ritmo es suave, se está frotando con mi evidente erección, calmando la atención que pide su centro, sus movimientos lentos me están volviendo loco de placer.

Tomo una gran bocanada de aire mascullando una maldición cuando se presiona más contra mí y casi suelto un gruñido, voy repartiendo besos mojados por su cuello abriendo camino hacia sus pechos que no son pequeños, pero tampoco grandes, son perfectos para mi, unos que me doy el lujo de saborear aun por encima de su sujetador, ella arquea un poco su espalda dando libre acceso a todo, se mueve lento, calmando el cosquilleo que debe tener entre sus piernas.

Mis dedos toman el cierre de su vestido y comienzo a bajarlo lentamente, ella no protesta así que no me detengo. Me ayuda a deshacerme de el aun sentada encima de mí, sigo repartiendo beso mojados por todos los lugares que mi boca alcanza y entre estos le pido:

— ¡¿Habitación?!, — Mi voz suena ronca. Ella me señala el pequeño pasillo que conduce a una puerta que me imagino es su habitación, sus ojos solo desbordan deseo ahora mismo, me pongo de pie con ella encima de mi, deborando nuestros labios, camino con ella quien tiene sus piernas enredadas en mis caderas.

En estos momentos, no soy consciente de lo que esta pasando o más bien, soy muy consciente de todo esto y lo peor es que no quiero detenerme.

Entre besos y toques sensuales me adentro con ella al lugar indicado, la dejo con cuidado en el suelo y sigo besando su cuello, sus hombros, hasta llegar al valle de sus pechos.

No sé que es lo que me esta pasando con esta mujer, no sé si es su iniciativa o que parece saber lo que quiere e ir por ello sin importarle nada. Sé que apenas la conozco, pero no me quiero detener y creo que para eso es demasiado tarde.

Ella se encuentra en una deliciosa y sexy ropa interior de color negra trago con dificultad al repasar mi mirada por cada rincón de su cuerpo, me acerco lentamente hacia ella, terminando el poco espacio que existía entre nosotros y comienzo a besarla propinado una serie de caricias suaves por el valle de su espalda, ella tiembla, puedo sentirlo, su cuerpo reacciona a mis caricias tornando el ambiente aún más caliente.

Beso su cuello con ímpetu y delicadesa mientras dirijo mis manos hacia el sostén que ahora mismo me impide saborear sus pechos, cuando intento quitar el sujetador, se tensa y me empuja levemente. Su acto me hace detener mi labor de desnudar sus senos.

— ¿Qué pasa? — Indago confundido — ¿Quieres que me detenga?

La observo con atención y ella niega con su cabeza.

—Si quieres que me detenga solo tienes que decirlo. — Le insisto, aunque si me lo pide necesitaría todo el autocontrol de esta y mi otra vida si es que la tendré para poder hacerlo.

Ella vuelve a negar con la cabeza y mira hacia otro punto, uno lejano a mí.

— Es que... bueno, es que yo... — Su mirada se traslada hacia mí nuevamente, pero vuelve a retirarla bajando la cabeza, la observo con atención y ella continua en un susurro, — yo no he estado con nadie.

No la entiendo muy bien que digamos y ella se da cuenta, así que lo repite nuevamente haciendo que confirme lo que antes escuché:

— Nunca he estado con nadie.

Eso me deja totalmente sorprendido, porque vamos, inexperta no parecía, la chica que tengo frente a mi no ha tenido sexo nunca en su vida ¿ahora que debo hacer? ¿me detengo? No sé qué hacer en estos momentos contando de que ni amigos somos para que ella diera ese paso conmigo.

— ¿Entonces...? — Suelto mirando sus hermosos ojos, — será mejor detener esto.

No lo digo porque no me siente bien al saber que aun sin conocerme confió en mí, lo hago porque realmente no quiero aprovecharme de esto, no soy un aprovechado ni mucho menos un oportunista, aunque no niego que los testículos me duelen porque joder, esta mujer besa de maravilla.

— Quiero esto — suelta segura de sí misma - y no porque tenga alcohol en mi cuerpo, porque aunque, tenga un par de tragos en la cabeza sé lo que estoy haciendo, no porque sea una chica fácil, simplemente quiero que esto pase.

No me tiempo a profesar todo lo que ha dicho y comienza a acercarse lentamente a mi dejando claro que esta segura de lo que hace, me veo siendo besado con pasión. Lo que no me permite razonar ni ser consciente de lo que sucederá por un segundo.

Narrador Omnisciente

Marcelo se acerca aún más a la chica mientras siguen besándose desenfrenadamente, ya era tarde para detenerse tanto para Marcelo como para Keily ya no había paso atrás. Aunque Keily se encontraba en estos momentos con cierto grado de alcohol en su sistema ella estaba segura de lo que quería, estaba segura y un tanto consiente de lo que estaba haciendo.

Ella empieza a desabotonar lentamente la camisa del rubio, su mirada se cruza con la de él, haciendo que una hoguera de placer se acreciente entre ellos, ella toma la iniciativa y se acerca al hombre y atrapa sus labios, ambos se besaban con un deseo ferviente, ambos reparten caricias sutiles y besos húmedos entre sí, ella logra sacar la camisa por completo de una manera lenta y se separa un poco para observar con atención los músculos y detalles que tiene el hombre frente a ella, lo miró con hambre, lujuria, siendo esas sensaciones nuevas para ella.

En ese preciso momento en donde Marcelo pudo ver la forma en que la que ella lo miraba, fue en ese momento donde él sintió que por más que quisiera no podía controlar a la bestia que estaba dormida dentro de él, y aunque había estado con otras mujeres, nunca había sentido esas emociones tan palpables, ese deseo incontrolable que ahora estaba sintiendo con la pelinegra que se había atrevido a seducirlo en su propio auto y que por extraño que suene solo habían coincidido esta noche. Dos extraños se encontraron en un lugar sin planearlo, sin saber que es noche pasaría entre ellos un acto intimo y que sin explicación alguna se encuentran deborando sus cuerpos en una habitación.

Él la toma suavemente en sus brazos, ella enreda los suyos en el cuello del hombre, sin separar sus labios, Marcelo, camina lentamente hacia la cama donde la deposita delicadamente, la mira con lujuria, con deseo situándose este encima de ella comenzando a dosificar besos al mismo tiempo que ella corresponde a cada una de sus caricias.

El comienza a besar húmedamente su cuello y al encontrarse Keily aun con su ropa interior este la miraba con admiración, deseo y lujuria haciendo que ese acto pusiera su miembro aún más duro, aumentando aún mas las ganas de sentirla.

Por su parte, ella no perdía la oportunidad para mirar al hombre que se encontraba encima de ella y aunque pensó que aun no estaba lista para intimar con alguien por el trauma que tenía debido a su pasado sabia que esta vez pasaría, que esta vez por una extraña e inexplicable razón se sentía preparada para conocer lo que es tener sexo, aunque sea con hombre que empezó a tratar hace un par de horas atrás, esto no le importaba, no importa en estos momento, estaba descubriendo miles de sensaciones que nunca imagino sentir y todo debido a este hombre y los efectos envalentonados del alcohol.

Él retoma nuevamente el camino de besos húmedos que van desde la boca de la chica haciendo caminos sonoros hasta su cuello pasando delicadamente por el valle de sus senos en donde se detiene y humedece aún más terminando en su abdomen, ella logra sujetar con una de sus manos el cabello del rubio tirando de él, mientras que con la otra hacia movimientos torpes en la espalda de este.

Marcelo comienza a deshacerse ágilmente del sujetador y cuando esta se siente expuesta intenta cubrir sus pechos con ambas manos, pero el rubio interviene haciéndolo detener al instante, mientras que con voz ronca y su mirada azulada muy oscurecida, musita:

— No hagas eso, eres la más hermosa creación que he visto en mi vida, no te cubras, niñita, lo hagas Keily.

Comienza a mirar sus pechos con devoción para luego comenzar a tocarlos, mordisquearlos y chupar los pezones a su antojo logrando que estos se pongan duros haciendo gemir una y otra vez a la pelinegra convirtiéndose estos en una embriagante melodía para Marcelo, el sigue acariciando lentamente cada parte del cuerpo haciendo una recta que va desde sus estómago hasta llegar a ese lugar que ella no permitió nunca que nadie le tocara, su feminidad, ella al sentir tantas sensaciones nuevas y placenteras, se retuerse de placer haciendo que arquee su espalda un poco cuando él le brinda la atención debida a su centro, tira su cabeza hacia atrás disfrutando de lo desconocido, sintiendo como sus pies se sienten fríos debido a lo electrizante y caliente que se torna el momento.

— ¡Marcelo! ¡ah! ¡Si! ¡Así! – gime ella tratando de tapar su boca avergonzada, él la detiene haciéndole saber que quiere escucharla, se sintió poderoso al saber que lo llama por su nombre, este continua en la labor tortuosa y lenta aumentando el ritmo de sus dedos que masajean el clítoris, subiendo y bajando creando un nudo de emociones en la partes baja de la chica, con la otra mano toca y brinda la atención requerida a cada y uno de sus pechos haciéndola jadear de placer.

En tanto, su boca recorre cada centímetros de la piel de Keily y sus ojos viajan al rostro de esta y al mirarla así tan perdida en el placer pensó que no solo ella tendría su primera experiencia sexual si no que él también  experimentaría lo que es estar con una mujer que antes no haya sido tocada.

Este hombre, al escuchar a la mujer que se encuentra en debajo de él gemir su nombre una y otra vez, sintió que él era el dueño de cada gemido, cada grito de placer de esa chica desvergonzada que se atrevió a seducirlo en su auto, él estaba apoderado de un extasis supremo, disfrutando cada caricia que le propinaba a la chica, cada beso que podía robar de sus más escondidos puntos de su cuerpo.

Ella estaba excitada, muy excitada y de pronto, Marcelo, lleva de de forma lenta y tortuosa una de sus manos hacia la feminidad de la  chica e introduce uno de sus dedos lentamente y al mismo tiempo rozaba el clítoris con su pulgar creando movimientos lentos y tortuosos dando salida a una serie de jadeos y gemidos por parte de ella. La chica continua retorciéndose de placer, Marcelo, por su parte, al darse cuenta que ella está a punto de llegar incrementa los movimientos de sus dedos tocando aquellos puntos que la hacen jadear, repite este proceso una y otra vez, hasta que ella explota en un potente orgasmo haciendo que su cuerpo tiemble mascullado una serie de incoherencias.

Marcelo retira lentamente los dedos de la pelinegra y los lleva a su boca permitiendo saborear el sabor de la mujer.

— Sabes deliciosa, niñita. —  masculla con su mirada oscurecida y desbordado en deseo.

Ella se encuentra con los espasmos del orgasmo que acaba de tener, él mira y puede ver que se encuentra sonrojada hasta más no poder, dirije su mirada hacia sus ojos y ella también hace lo mismo, le hace saber que ha llegado el momento y con un tono bajo en su voz articula:

— Escúchame bien, — ella lo mira directamente a los ojos, esta sonrojada y con la respiración agitada, prestando mucha atención a los movimientos de Marcelo no puede negar que se encuentra asustada, pero más decidida que nunca a dejarse llevar, — no hay manera en que lo hagamos sin que tu no puedas sentir dolor, pero te prometo ser lo más delicado posible – ella asiente mientras que sus mejillas se tornan más rojas, si es que eso era posible.

El hombre comienza a bajar lentamente sus pantalones bajo la atenta mirada de la mujer de ojos avellanas, quien no podía dejar de ver el gran bulto de aquel semental que se encontraba mirándola con deseo.

Este se posiciona entre las piernas de ella y coloca su pene en la entrada rozando su punta arriba y hacia abajo despertando nuevamente el deseo de ella e intensificando el suyo, acaricia suavemente sus pechos, apretando de forma delicada cada uno de ellos. Después de su tortura, se detiene ubicando su pene en el centro de Keily y con su mirada oscurecida le indica que va a iniciar todo, ella lo mira y ambos se encuentran con sus ojos en tonos oscuros, su deseo es palpable, comienza a penetrarla lentamente al mismo tiempo que se besaban y acariciaban.

Keily, sentía que su corazón iba tan deprisa que parecía un caballo dislocado porque estaba por conocer lo que antes de esta noche no se había permitido, en tanto Marcelo, sentía ese deseo incontrolable de hundirse en ella de un solo movimiento, pero no podía, tenía que cuidarla, no podía lastimarla de esa manera y más siendo su primera vez. Un gruñido sale de los labios de este haciendo que la chica sonriera encontrándose ese sonido esplendido ante sus oídos.

Él sigue entrando lentamente en ella manteniendo sus ojos cerrados por el placer y deseo que ahora emana en su cuerpo. De pronto, Keily siente un dolor intenso haciendo esto que un par de lagrimas bajaran de sus ojos que estaban cerrados y muy apretados por la sensación dolorosa que estaba experimentando. Marcelo, abre sus ojos y dirige su mirada hacia el rosto de la mujer que se encuentra debajo de él y al notar sus expresiones de dolor inquiere:

— Mírame, solo mírame a mí.

Ella abre lentamente sus ojos y lo hace, empieza a perderse en el cielo que denota su mirada, olvidando por un momento la sensacion dolorosa, en tanto, él con una pequeña sonrisa comienza a besarla en sus labios suavemente, luego en su cuello y después en cada uno de sus pechos haciendo de que ella olvidara la sensación de dolor que le causaba el acto.

Él no comprendía las razones que lo llevaban a estar con ella en un primer encuentro, aunque él ya estaba acostumbrado a esto, solía estar con mujeres de una noche que tendían a tener experiencia en las relaciones sexuales, sin embargo, aquí se encontraba robando con consentimiento la virginidad de una chica a la cual le llevaba un par de años de edad, una mujer que debido a su estado decidió dar riendas sueltas a eso que tanto le temió anteriormente, hoy Keily decidió dejar de lado el temor que le causa su pasado y se concentró en experimentar por primera vez lo que es estar con un hombre.

Después de que se encontraba completamente dentro de ella, él se queda quieto por unos segundos y cuando sintió que ambos estaban adaptados uno al otro, el comienza a moverse lentamente, al principio fue un poco incomodo para Keily, doloroso y placentero a la vez, sin embargo, después comenzó a sentir sensaciones nuevas y alucinantes, gemidos se escuchaban por todo el lugar, ella miraba al hombre que se encontraba encima de ella quien se tensaba con cada embestida dejando escapar uno que otros gruñidos. Los dos estaban sumidos en el placer carnal que les proporcionaban sus cuerpos, él disfrutando de la chica no experimentada y ella envuelta en una nube de placer incesante.

Poco a poco el hombre incrementa sus movimientos haciendo que la mujer debajo de el desfalleciera en placer aferrándose esta vez a sus musculosos brazos al tiempo que el se hundía con mucho mas ímpetu dentro de ella, la besaba en cada espacio que alcanzaban sus labios, el cuello, los pechos y volvía a repetir el mismo proceso, ella besaba cada vez que podía, y mientras él la tocaba y besada con agilidad, ella sentía que se formaba un nudo se sensaciones estaba por volver a experimentar la sensación que antes les propinaron los dedos del hombre, pero ahora con mayor intensidad.  Por su parte, Keily levanta un poco sus caderas tratando de impulsarse más hacia él para tener un mayor placer, ambos tuvieron sexo, ambos envueltos en el placer nunca rompieron la conexión de su mirada.

Él daba una embestida tras otra, gruñidos y gemidos se escuchaban por todo el lugar, toques sensuales, caricias y besos inundaban cada espacio de ambos cuerpos y es hasta que después de unos minutos ella llega a su segundo orgasmo estallando en bombas atómicas placenteras, este orgasmo no se compara al anterior, este arrastró todo su paso, dejando a la chica debajo del hombre con una sensación increíble, ella sonreía a sus adentros porque había logrado romper la una barrera más en su vida.

Marcelo continua con sus movimiento, sintiéndose tan bien estando dentro de ella que pensó para sí mismo que ya no podía aguantar más y luego de un par de embestidas más se logran escuchar un gruñido fuerte provenientes del rubio, había obtenido su liberación.

Aún se encuentra encima de ella con su rostro entre el hueco del cuello de Keily mientras que ambos tratan de controlar sus respiraciones.


Me coloco a un lado de la cama, mientras ambos seguimos tratando de controlar nuestras respiraciones, ella se acomoda a mi lado poniendo su cabeza en mi pecho, no dice nada ni yo tampoco.

¿Qué podría decir?

No tengo las palabras exactas para hablar o decir algo, no puedo creer que esto haya ocurrido. De un momento a otro, poco a poco ella va cerrando sus ojos y se queda dormida inmediatamente, es comprensible, está agotada, me quedo despierto pensando en lo que acaba de pasar.

Esta es la primera vez que veo esta mujer, bueno solo la había visto de lejos dos veces. La mujer que fue novia de mi hermano y que estoy muy seguro de que cuando despierte al amanecer se va a arrepentir de lo que paso hoy, si es que lo recuerda, era virgen y si estuvo con mi hermano por un buen tiempo y no llegaron a intimar es porque no es cualquier chica. Comienzo a acariciar su pelo, la observo detenidamente y puedo ver que no pasa de veintidós o veintitrés años, es preciosa y sobre todo parece un ángel.

Sonrío ante mis pensamientos.

— Parece un ángel endemoniado, una niñita endemoniada. —  Mascullo para mi mismo mientras acaricio su alborotado cabello.

No se que pensar, es la primera vez que no tengo la respuesta a mis propios cuestionamientos y sobre todo, fue la primera vez que no pude mantener el control de mi mismo, de mis emociones a raya.

No sé que hacer ahora.

Después de un rato más me pongo de pie lentamente de la cama, remuevo con cuidado su cuerpo y trago grueso, coloco una cobija en su desnudo cuerpo, hago todo esto con cuidado de no despertarla, sin embargo, la chica a mi lado ni se inmuta, paso mis manos frenéticamente por mi rostro y me coloco mi ropa que se encontraba en el piso.

Me siento como un estúpido ya que debí detenerme y no lo hice, pude arruinar la vida de esta mujer con esto, aunque ella me haya seducido lo hizo bajo los efectos del alcohol y no puedo dejar de pensar de que fui su primer hombre, un desconocido que pudo detenerse y que no lo hizo, pero ¿en verdad me arrepiento? Pues pude detenerme y no lo hice ya que despertó algo en mí que no podría explicar y aunque suene como una idiotez, una estupidez o como quieran llamarlo no me arrepiento de nada o al menos eso creo.

Me siento en un pequeño sofá que hay aquí en su habitación y le aviso a Thomas que puede pasar por mi. Pobre hombre, ya casi está amaneciendo.

Miles de pensamientos llegan a mi mente de lo que acaba de ocurrir, no puedo sacar de mi cabeza el como sucedieron las cosas y la manera en que me he comportado durante toda mi vida, soy un hombre que a tenido diferentes relaciones con mujeres, pero todas sin ningún compromiso, un día estuve dispuesto a darlo todo por alguien, pero no funciono y desde entonces no creo en las relaciones duraderas.

Me levanto del lugar donde me encontraba y camino hacia la cama con los brazos cruzados en mi pecho y la miro por ultima vez, la verdad es que hermosa, fresca y tiene algo que la hace irresistible, pero no para mi. Hoy será la última vez que la vea, mi primera y ultima vez en mirarla, tocarla.

No puedo dejar de pensar en Diego y su relación con esta mujer, según ella habían terminado antes y para ser sincero, me siento más tranquilo al saberlo y por lo menos estoy seguro de que nunca hubo intimidad entre ellos.

Me acerco a la cama, la veo removerse un poco, cubro bien su cuerpo, paso mis dedos por su mejilla derecha. Luego, me doy cuenta de lo que estoy haciendo y retiro mi mano.

No quiero pensar más en este asunto, camino lentamente y me dirijo a la puerta de la habitación para salir e irme de aquí, sin embargo, antes de salir completamente siento la necesidad de girarme y vuelvo a dirigir mi vista hacia donde se encuentra ella, así con su cabello negro como la noche alborotado, esparcido por toda la almohada.

— Fue un verdadero placer conocerte. — sonrío para mi mismo. — Quizás, solo quizás, nos volvamos a encontrar pronto, niñita.




♡♡ NOTA DE LA AUTORA ♡♡

■ Pido disculpas por la narrativa de la escenas + 18, pues la verdad no tengo experiencia en escribir nada y apenas estoy aprendiendo.

■ La narración Omnisciente no volverá a aparecer, al menos eso creo, lo hice esta vez para poder manifestar ambos puntos de vistas, tanto el Marcelo y de mi amada Keily, ojo, no soy experta en esto, prometo ir mejorando.

■ Agradezco infinitamente el apoyo recibido, no importa si leen una, dos o tres personas, lo que aquí importa es que el que llegue se sienta bien con este proyecto que me hace tan feliz.

■ Para navidad les daré su regalo, un maratón de 2 o 3 capítulos.


■ Gracias mil...

Capitulo nuevo.

¿Qué les pareció el capítulo?

No olviden dejar sus comentarios y dar clic en la estrellita, por favor.

Nos leemos pronto.

Besitos mis ninñitas endemoniadas y valientes, las amo. ❤💋❤

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