Capítulo 5


Este capítulo está dedicado a mi fieles  lectoras con mucho cariño  luchankono franirene  Lizzzolos muchas gracias por el apoyo. 


Keily

Me encuentro en la agencia de Diseños de Interiores en mi puesto de trabajo revisando, organizando y completando ciertos pendientes que surgieron el día de hoy. La agencia a estado de patas para arriba ya que recibirá en los próximos días un cliente muy importante para ver si se queda con nosotros para realizar la remodelación de un club muy importante que se inaugurará en la ciudad dentro de unos meses, la verdad que los pasillos nunca son tan concurridos como hoy.

Me levanto de mi silla para ir al baño a lavar mi cara porque hoy me encuentro muy agotada y más aún que no he podido dormir bien por las diferencias que he tenido con Diego puesto que aunque la ultima vez nos vimos parecia estar normal pues no lo era y aunque lo disimuló muy bien todos estos días, sé que aun sigue muy desilucionado, pero es tan paciente conmigo que prefiere callar antes que hacerme sentir mal.

Estoy consciente de que tengo que poner más de mi parte para que nuestra relación crezca, sin embargo, es tan difícil llegar a ese punto con él, no sé qué es lo que pasa, la psicóloga con la que me trato me dice que ya para este tiempo debí tener mi primera relación sexual con mi novio, sin embargo, ya ven, no he podido.

Diego es un buen hombre, no obstante, en ocasiones, sus ojos y lo que dice o habla se contradicen ¿me entienden? Es como cuando miras a una persona y te dice con la boca ¨si quiero¨ y con los ojos te diga ¨no quiero¨ y eso pasa cuando dice que esta dispuesto a esperar el tiempo que sea necesario y de hecho me resulta increible que sea tan tolerante.

Diego en este año ha sido muy paciente, me ha dicho y demostrado cuanto me ama y es lo que importa aquí, debo de empezar a devolver un poco de lo mucho que me ha dado.

Salgo del baño y me dirijo a la oficina donde se encuentra Natalia para ver si tiene tiempo de hablar un poco, aunque con este desastre que hay en estas instalaciones quizás ni la encuentre. Toco y escucho un "adelante" y entro a la oficina de mi amiga a paso lento.

— Hola, Naty... – digo con tono cansado, mientras camino y me siento en unas de las sillas de visitantes que tiene acá. —  ¿estás muy ocupada?

— ¿Qué necesitas, Kei? Cuestiona sin mirarme, mantiene su vista en los papeles, se ve estresada y no es paramenos — ¿Qué te pasa?

— Lo que pasa es que quiero,  quiero pregurte que es lo que te esta pasando, últimamente estas muy irritada ¿te puedo ayudar?

— No hay nada que hacer, solo quiero estar sola ¿me puedes ayudar con eso? Estos papeles me van a sacar canas antes de tiempo.

Giro los ojos y suelto un suspiro cansado, no es la primera vez que se comporta de esa manera siempre que lo hace, algo le está molestando o no ocurrió algo que ella esperaba, amo mi amiga, sin embargo, tiene un maldito carácter de mierda.

— Está bien, te dejo sola pero cualquier cosa que necesites no dudes en decirme.

— Vienes a hablar de Diego ¿Cierto?

— Solo venia por un consejo pero eso puede esperar, yo...

— ¿Sabes qué?  – me interrumpe exasperada mientras pone los documentos que tenia en mano de forma brusca en el escritorio — Hemos sido amigas durante años y desde que conociste a Diego, toda gira sobre él y estoy harta del asunto, — suelta en tono molesto mirándome fijamente mientras que yo frunzo mi ceño sin entender. —  si no puedes darle lo que ese hombre necesita y sabes lo que necesita ¿no? mucho sexo, entonces déjalo y deja de ser tan egoísta en solo pensar en ti.

Sus palabras me hieren porque ella es mi amiga y conoce parte de mi pasado, no todo, pero si esa parte y aun así me está juzgando.

— Sé que hemos tenido un día difícil, Natalia, –  hablo con un tono neutro, no quiero discutir con ella — por eso no voy a tomar en serio lo que me dices.

— Pues deberías, amiga, no quiero escuchar sobre lo bueno y santo que es Diego, no lo soporto. - dice con tono irónico. — soy tu amiga y por eso te digo que es un idiota,  ahora vete que tengo que trabajar.

— ¡Perfecto! No insisto más, – me levanto de la silla rápidamente, —  cuando estés de buenas me buscas y eso es para ver si quiero hablar contigo, siento mucho haberte molestado.

Es lo último que digo mientras me dirijo a la salida del lugar y cierro la puerta. No sé lo que le pasa a Natalia hoy pero no está bien, bueno, en verdad tiene tres días como enojada con Raymundo y todo su mundo.

En fin, algún día se le pasará. Ella siempre a sido de esa manera, tiene un carácter frustrante cuando está bajo presión y hoy todos lo estamos en esta empresa, no justifico la manera en la que actuó conmigo, pero entiendo que tampoco era el mejor momento para hablar de mis asuntos personales y mucho menos con Natalia quien Diego no es santo de su devoción, es decir, Diego no le agrada de ninguna de las maneras posibles, siempre lo ha dejado en claro.

Después de escuchar un par de audios de WhatsApp que intercambiamos Diego y yo quien ha dejado claro que tampoco hoy nos veremos porque está cansado e incluso se quedará en su departamento porque dice que tiene asuntos que resolver allá.

Le marco a Elena para contarle todo y pedir un consejo porque ellas, mis amigas, me conocen y saben bien como decirme las cosas sin ningún decoro.

Elena me dice que es buena idea ir a visitarlo de sorpresa a su departamento con algo de cenar y una botella de vino. Le digo que es muy posible que se duerma temprano o que esté trabajando y la verdad no quiero importunar. Ella me dice que será agradable para él, entonces me lo pensaré.

Después de ir a visitar la psicóloga al otro dia del inconveniente aquel, ella me dijo que si podía hacerlo, que no tenía ningún inconveniente a la hora de tener intimidad, que todo estaba en mi cabeza y me aconsejó que cuando lleguen los pensamientos negativos a la hora del acto que los sustituya por el placer, caricias y buenos recuerdos.

Como el mundo se puso de acuerdo el día de hoy me llevaré del consejo de mi psicóloga y de Elena.

Sonrío.

— Será hoy, Diego. – mascullo para mi misma.

Después de salir del trabajo me dirijo al supermercado a comprar algunas cosas que me hacen falta para la cena de esta noche, estoy en unos de los pasillos del lugar y veo a alguien y sonrío al instante.

— Hola, señor Thomas – saludo con una sonrisa que él corresponde. — ¿Cómo se siente?

— Señorita Andersson, – suelta él con alegría, — Estoy bien, usted al parecer también lo está.

Sonrío.

— Si, muchas gracias..

Thomas esta al servicio de la familia Sandoval y coincidimos algunas veces cuando Diego lo tenía bajo su servicios por cuestiones empresariales aunque, eran pocas las veces, porque este en realidad trabaja para Marcelo Sandoval, hermano de Diego.

Platicamos algunas cosas más, el señor es muy amable y en dos ocasiones que Diego me llevó a unos eventos, él era mi  compañía cuando mi novio se perdía. Me despido de él con un pequeño abrazo y el se sonroja.

¡Qué lindo!

                                 ◇

Decido llegar a casa y preparar algo para cenar y unas cuantas cosas más para llevarlo a la cual sería mi cita, una cita en donde el caballero ni se las huele. Dejo todo a fuego lento en la cocina y procedo ir al baño, hago mis necesidades y me doy baño rápido ya que son más de las ocho de la noche y necesito darme prisa, coloco un conjunto de lencería color negro, un vestido que me queda dos dedos más arriba de mis rodillas color beige y unas zapatillas que le hacen juego, maquillo un poco mis ojos, coloco un poco de labial, sonrío para el espejo, suelto mi pelo y vualaaaaá, estoy lista.

Saco todo lo que me llevaré, la comida, el vino y mi bolso, salgo de mi departamento, el taxi me espera, le doy la dirección y en un par de minutos llego a mi destino, el portero del edificio me ayuda con algunas cosas y le agradezco inmediatamente su amabilidad, subo al ascensor y llego al piso de mi estupendo novio.

Estoy nerviosa, no lo voy a negar y hoy es uno de esos días donde me siento diferente, en donde creo que daré un paso importante en mi vida. Si la psicóloga que me trata dice que todo esta en mi cabeza pues hoy decido sacarlo, pensar en mi y dejar todo esos malditos traumas atrás.

Hoy decido dejar el maldito miedo atrás, ese miedo que me ha perseguido durante años atormentando mis sueños. Estoy cansada de empeñarme en vivir en el pasado, es difícil después de toda la podredumbre que he vivido en aquel fatídico día. No es fácil recuperarse de eso, pero tampoco es imposible.

Pongo la bolsa más grande en el piso mientras que reviso la planta que se encuentra cerca de la puerta del departamento de Diego, él me dijo alguna vez que guardaba una llave ahí por si las necesitaba y hoy me aprovecharé de eso, encuentro lo que busco, abro despacio, recojo mi bolsa del piso y entro centrando la puerta inmediatamente. Coloco las cosas encima de la mesa del comedor y procedo a buscar a mi chico, aunque parece no haber nadie, busco en el pequeño despacho y cuando voy a la sala escucho ruido desde la habitación principal, sonrío, porque ahí debe de estar, camino lentamente hacia ese lugar y los nervios se intensifican en la boca de mi estómago, tomo la manilla de la puerta, mis manos tiemblan en el acto pues espero no echarme para atrás y entonces pasa...

Frunzo mi ceño al escuchar lo que parece que son gemi...

Mi corazón late con violencia en mi pecho y por unos segundos dudo abrir la puerta, tengo terror de hacerlo y comprobar lo que ahora mi mente comienza a reproducir.

¿Qué?

¡No!

Definitivamente esos son gemidos.

Trago grueso, muy grueso mientras me armo de valor para abrir la puerta, estoy muy asustada y mi corazón quiere salir despabilado de mi caja torácica, aprieto mis ojos fuertemente con el corazón a millón y cuando siento que estoy armada del valor que necesito para hacer esto abro la puerta lentamente y ahí están ellos dos, parecen caballo y dueño dando un paseo, ella lo está montando y él gimiendo, entro un poco más a la alcoba y me quedo viendo por unos minutos mientras que mis ojos se cristalizan y salen mis lágrimas, tapo mi boca callando los sollozos que amenazan por salir al ver de quienes se trata.

No puedo creer lo que estoy viendo, un nudo gigantesco se poza en mi garganta, es inconcebible para mí, mis ojos no pueden creer lo que ven, este ha sido un golpe bajo. Quiero dar la vuelta y huir, salir corriendo sin rumbo fijo, pero no puedo moverme y no puedo dejar de mirar hacia ellos y ver con mis propios ojos que nunca debes confiar al cien por ciento en las personas, me siento tan usada, herida.

Cuando han pasado unos minutos más en donde he logrado procesar la situación que tengo frente a mi y el momento que encuentro mi voz decido hablarles, no sin antes limpiar las lágrimas que han bajado por mi rostro y tragando ferozmente el nudo de mi garganta, con una voz dura y con una frialdad que me sorprendió a mí misma:

— ¿Desde cuándo? – se espantan y dirigen su vista hacia mí con sorpresa ya que no se esperaban esto, ellos nos dicen nada y vuelvo a preguntar:

— Respondan, ¿Desde cuándo, maldita sea?

Más lagrimas amenazan por salir, pero las contengo, no es el momento de llorar.

— Keily, escucha, – es Diego quien habla, — esto tiene una explicación.

Lo miro con desaprobación y con una decepción que me asusta ¿Quién cree que soy?

— ¿En serio? Pues uno aprende más observando que con explicaciones baratas y ya vi lo suficiente aquí para saber que es lo que pasa.

La mujer frente a mí me mira directamente a los ojos y dibuja una sonrisa en su rostro y no puedo creer que sea ella la que este aquí.

— Amor, tienes que escucharme yo...

Le interrumpo haciendo una señal de silencio con mi mano e inquiero nuevamente:

— ¿Desde cuándo?

— Eso no importa amor. – se levanta de la cama sin importar su desnudez e intenta tocarme y mi reacción es de darle dos cachetadas de lado y lado al muy cabron, este lleva sus manos a su cara y me mira sorprendido - Se que me merez...

— No quiero que me toques nunca más, eres un desgraciado – suelto con enojo interrumpiendo lo que iba a decir.

— Aquí nada es lo parece, ella y yo no... – se detiene, pasa sus manos de manera desesperada por su cabello, no sabe que decir  — solo escúchame por fav...

— ¡Basta! – es interrumpido por la mujer que se encuentra en la cama mientras quien habla por primera vez — di la verdad, cariño, dile que...

— ¡Cállate!, – dice él acercándose a ella a pasos rápidos y seguros. — no te atrevas a decir ni una sola palabra.

Suelta molesto mientras fulmina con la mirada a la mujer que tiene en frente.

Vuelve su vista hacia mi, tiene miedo, puedo sentirlo hasta aqui, pero no me importa.

— Esto es tu culpa, Keily, no me pudiste satisfacer mis necesidades en su momento y tuve que... — sé detiene tratando de buscar las palabras correctas — tuve que buscar a alguien, muñeca, pero esto no significa nada para mí.

— Esto es increíble – habla la mujer en la cama — eres un maldito desgraciado, eso no lo decías en todo este tiempo.

— ¡Te dije que te callaras, maldita sea! –  brama el hombre aquí.

Me siento tan triste, lo único que quiero es llorar hasta desaparecer. Siento que en cualquier momento voy a quebrarme.

— Muñeca, escucha, tu eres la mujer que amo, la mujer que quiero para mí y con la que he imaginado una vida, solo tu, no hay nadie más y entre tantas siempre serás tu. – mi corazón amenaza con dejar de latir ahora mismo ante sus palabras, ha dicho todo aquello que había planeado desde que decidimos salir — esto, esto es solo compañía de una noche, no significa absolutamente nada para mi.

Sonrío pero esa sonrisa esta llena de tristeza y de un dolor insoportable en mi pecho, ahora mismo soy consciente de cuan doloroso es una doble traicion, el dolor que guarda mi alma en este preciso momento es descomunal no por el hecho de verlos desnudos en la cama y teniendo sexo sino por la confianza que les tenia, por el abuso de la misma  y sobre todo las mentiras que han salido por su boca, por las de ambos. Mis oídos no pueden creer lo que han escuchado.

— Eres un cabron ¿sabes? Pensé que en verdad eras diferente y si te entregue toda mi devoción en este tiempo de relación y si no llegamos a... ¡es una estupidez! – suelto exasperada mirando hacia los lados con mis ojos cristalizados una mueca en mis labios mientras que bajo mis brazos que estaban cruzados en mi pecho — yo soy una mujer, Diego, que merece un hombre de verdad, no un maldito imbécil como tú, que ni hombre se le puede llamar y no te permito que me culpes por lo que ha pasado entre ustedes.

— Pues este imbécil – suelta él desesperado. — te va a enseñar a...

— No seas más hijo de puta de lo que eres, Diego - lo interrumpo - tú no eres un hombre, tu sirves como persona para una mierda y nada más y tú. –  señalo a la rubia aquí presente, — te di mi confianza, mi lealtad, mi apoyo, mi cariño y es así como pagas al que bien te sirve, pero lo tuyo llegará algún día y no será de mi mano pues no pierdo mi tiempo con aquello que no vale la pena.

Los miro y no lo puedo creer, mi corazón está roto, está hecho pedazos, es doloroso saber que una persona que resulta ser importante en nuestra vida, que comparta a diario con nosotros, te traiciona porque eso fue lo que hizo Diego, jugó conmigo y mis sentimientos y duele más aún, lo que me duele es la doble traición que se haya sido con ella, mi amiga y la personas que una vez etiqueté como mi hermana.

En este preciso momento siento que todo a mi alrededor cae por su propio peso, el mundo que estaba tratando de construir desde hace unos años cae de nuevo, siento que todo se desmorona ante mis ojos y yo solo quiero que esto acabe, que la vida deje de golpearme tan fuerte y tantas veces, siento que voy cayendo en un pozo negro que no tiene fin, en donde me perderé de nuevo y esta vez sin retorno. Sin embargo, es cuando lo pienso, cuando recuerdo lo fuerte que he sido y lo valiente que mi madre dice que soy y que esto no es nada y las personas que están en esta habitación no merecen mi dolor y mucho menos deleitarse con mi colapso, no me voy a derrumbar ahora, ¡no señor! Y aunque mi corazón este hecho añicos no lo voy a demostrar.

Diego intenta acercarse pero no se lo permito, miro a la rubia y mi corazon termina de romperse, sin embargo, no les daré el gusto de verme llorar, de verme rota.

— Habla, Natalia, di lo que tengas que decir, ¿Cuánto tiempo llevan viéndome la cara? – suelto con voz dura y sin ningún tipo de expresión.

— Solo fue hoy, habla Diego, solo hoy, amor, por favor.  – Natalia lo mira con enojo

— ¿Te llamas Natalia, estúpido? - cuestiono cruzandome de brazos.

— Kei, por favor, yo...

— No seas cabrón y asume las consecuencias –  lo interrumpe la rubia aquí presente  — llevamos mas de cinco meses con nuestra relación – habla mirándome a los ojos con un tono burlón y esto me esta matando por dentro, la forma en que me mira y habla, no parece ser mi amiga, aquella que traté como una hermana durante tantos años, ella continua. —  Meses en donde he tenido que aguantar tus cantaletas y habladurías sobre tu "estupendo novio". – suelta esto haciendo comillas con sus dedos en las últimas palabras y lágrimas se amontonan en mis ojos al recordar lo estúpida que fui durante todo este tiempo pero no las dejo salir,  — meses escuchando sobre el tempano de hielo que eres y que no puedes satisfacer a esta bestia en la cama.

Me duele, me duelen tanto sus palabras, sabe como herirme, ella me conoce muy bien.

— Te dije que te calles, maldita sea –  gruñe Diego a la mujer aquí, se puede escuchar la desesperación en su voz — cierra la maldita boca.

Me mira con preocupación, él sabe perfectamente que hoy lo nuestro llegó a su fin y sin retorno.

— Por favor, Kei – continúa él con su cantaleta. — hablemos, escúchame por favor.

— No quiero volver a ver ninguno de los dos, – los miro a ambos mientras los señalo con mi dedo indice. — ustedes se merecen el uno al otro.

Limpio mis lagrimas con mis puños que acababan de salir sin ningún cuidado.

— Oh vamos, Kei, di algo más, no te guardes nada, – es Natalia quien habla mientras ríe. — sé que esto es un golpe que no esperabas y que posiblemente no puedas recuperarte de este.

Aún no entiendo su actitud ¿Porqué me hace esto? ¿Nunca hubo sinceridad en la amistad que me brindó aquella vez?

— Tienes razón en decir que este golpe lo no vi venir ni en mis peores sueños, me ha dolido si, pero no me a destruido como crees, Natalia, aún no conoces lo fuerte que puedo llegar a ser – veo como aprieta los dientes y puños desde donde estoy — y recuerda mi lema, querida amiga.

>> "Nunca te rindas ante las adversidades porque nunca llegas a conocer lo fuerte y valiente que puedes llegar hacer"

Hablo todo esto con una sonrisa en mi rostro, aunque esta no llega a mis ojos, me digo a mi misma esta frase que construí como barrera de protección para mi misma y para todas aquellas chicas que lo necesitan, una frase que se ha convertido en mi lema de supervivencia.

— Eres una estúpida y me alegra que este maldito teatro haya terminado, te quise mucho, es más aún te quiero pero tú – me señala con el dedo índice aún sigue enredada en las sábanas de la cama — siempre te quedas con lo mejor, la mejor en la universidad, la mujer que todo el mundo ama y para el colmo el hombre que me interesó desde el primer momento se fijó en ti también – eso me sorprende en gran manera. — estaba harta de que todo pasara ante mis ojos sin poder hacer nada y no puedo decir que lo siento porque eso seria mentirte una vez más y no me apetece hacerlo.

— Me alegra en gran manera de que por fin muestres quien eres realmente, te lo aplaudo – Doy tres aplausos con mis manos mientras en mi rostro se pinta una sonrisa sarcástica — ahora puedes estar tranquila ya que tienes eso que tanto has querido, bueno, una parte de eso que tanto has querido porque en el que la gente te ame y hacer bien tu trabajo vas a tener que seguir trabajando para ver si te permito superarme en eso.

Veo como trata de hablar, el enojo y la rabia están presentes en ella ahora mismo y antes de que pueda decir algo más de adelanto a hablar.

— No tengo más nada que decir y ni siquiera voy a desearles el mal ya que "con los Judas no se pelea, ellos se destruyen solos y ustedes no son la excepción".

Doy la espalda, voy por la puerta necesito salir de aquí antes de que me derrumbe y toda la fortaleza que he creado se vaya al caño, tomo la perilla de la puerta y antes de salir por completo giro, los miro y vuelvo a hablar.

—Sigan en lo suyo, – les doy media sonrisa. — les dejo la cena lista en el comedor, es... – hablo en tono burlón mientras me miran como si no lo pudieran creer, — cortesía de la ex, ¡buen provecho!

Les guiño un ojo y salgo de aquí.

— ¡Keily, espera! – escucho a Diego quien solo se limitaba a estar en silencio con la mirada clavada en el piso — ¡no te vayas, amor!

No me detengo, lagrimas gruesas permito que bajen por mis mejillas, salgo corriendo, solo llevo mi bolso en una de mis manos, cuando salgo del edificio me derrumbo, lloro como hace tiempo no lo hacía, tengo un dolor tan inmenso en mi pecho, me traicionaron, mi novio y mi mejor amiga han hecho conmigo lo que han querido, me han mentido de la peor manera.

Está lloviendo a cantaros, el cielo y mi alma se pusieronde acuerdo la noche de hoy,  ambos lloran, pero no me importa, salgo a caminar mientras más lágrimas y sollozos salen de mí, llevo mi ropa empapada, mi pelo se pega en ambos lados de mi cara y no puedo dejar de llorar.

Esas imagenes horrorosas se reproducen como pelicula en mi mente, una y otra vez,  Natalia y Diego traicionando mi confianza, mintiendo de la peor manera.

Un nudo se instala en mi garganta que no me deja respirar y es entonces cuando caigo de rodillas al piso y un grito desgarrador sale de mi carganta en conjunto de una serie de reproches al aire.

Grito una y otra vez de rodillas en el suelo golpenando el mismo con mis puños, golpes secos en el piso llenos de dolor, de frustracion, de decepcion, de impotencia, de traicion. Quizás de Diego me lo esperaba puesto por lo complicada que se volvio nuestra relacion luego de que intentaramos tener sexo por primera vez y no se pudo, pero de Natalia, mi amiga Natalia.

Vuelvo a romperme en llanto ya sin fuerzas, son solo sollozos que salen de mi alma rota. No se cuánto tiempo llevo de rodillas en el piso, sin embargo, es tarde y necesito llegar a casa, me levanto del piso y comienso a caminar con dirección a casa pensando en lo estúpida y patética que me vi preocupándome por alguien que ha jugado conmigo, preparé todo con tanto entusiasmo para que el muy desgraciado me salga con esto.

¡Este dolor es insoportable!

¿Cómo voy a sobrellevar esto?

¿Cómo voy a ver a Natalia en el trabajo y hacer como si nada?

De lo único que estoy segura es que no quiero contacto con ellos y mucho menos problemas.

Después de no se cuánto tiempo llegó a mi edificio y me adentro en él, ida en mis pensamientos cargando solo mi bolso totalmente empapada, creo que Silverio, el portero de mi edificio, dice algo pero no lo escucho, no me detengo y sigo caminando como si de un zombie se tratara.

Cuando por fin estoy en casa, entro al baño en donde me rompo una vez más,  llorando sin consuelo alguno, cuando termino aquí me coloco una pijama y sin más comienzo a llorar nuevamente y sacar todo esto que llevo dentro, gritos desgarradores salen una y otra vez de mi garganta que trato de silenciar con mi cabeza enterrada en mi almohada.

Es de esa manera en la que paso semanas, llorando y sacando todo mi dolor para así poder estar lista de nuevo.











♡♡ Nota de la autora ♡♡




Capitulo nuevo

¿Qué creen ustedes que pasará?

¿Qué les parece la historia hasta el momento?

¡Nos leemos pronto!

Besitos, mis guerreras valientes. 💋

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top