Capítulo 40 "Los sentimientos"
Verla dormir es demasiado para mi, ver sus largas pestañas acariciar los pómulos de su cara, su boca entreabierta soltando suavemente respiraciones que me indica que esta profundamente dormida, su largo y abundante cabello negro esparcidos por todas partes, calientan cada una las partes apropiada e inapropiada de mi, el latoso corazón que tengo se acelera ante semejante vista.
Trago saliva al mirarla una y otra vez.
Salir de casa como una persona sin rumbo fijo y de pronto encontrarme en el estacionamiento de este edificio solo me hace cuestionarme y recordarme una y otra vez lo importante que esta mujer se ha vuelto para mi, no es normal pensarla tanto, extrañarla y quererla ver todo el tiempo.
Llegar aquí fue apropiado y más en el momento que lo hice, me hizo dar cuenta que ella sacó definitivamente a mi hermano de su vida y que es un grandísimo imbesil por dejarla ir, estando en su lugar haría todo para recuperarla como lo hizo esta tarde y después al volver esta noche.
Tengo muy claro que Diego y yo somos hermanos de crianza, pero nunca desarrollamos ese lazo de hermandad de hermanos porque siempre nos encontramos en un punto en donde se tendria que definir quien es el mejor, aunque nunca en la vida he tratado de competir con él, esas son cosas que no hago, no es mi estilo y tampoco pierdo mi tiempo en ello.
Quizás se vea mal el que yo este tratando de conquistar a esta mujer quien mantuvo una relación con mi hermano y que él aún sigue buscando porque, según él, la ama, sin embargo, con sus acciones la sacó de su vida, actuando como un reverendo estúpido, pero yo quiero que entre en mi vida, la quiero en la mía, sin embargo, estoy asustado, tuve una decepción muy grande anteriormente y me juré a mi mismo no entregarme por completo a nadie nunca más, sin embargo, con ella mis defensas han bajado y eso es aterrador.
Al verla hoy en sus fachas y encontrar que seguía siendo la niñita preciosa de siempre fue algo que me sorprendió a mí mismo porque si hubiese sido a otra persona quizás hubiera dado la media vuelta con dirección a casa.
Tu no avisaste que llegarías, tarúpido...
Te has aliado con ella conciencia ¿Cómo que tarúpido?
Bueno me enseñó y ella me cae bien...
Creo que me estoy volviendo loco. ¿Desde cuándo tengo esos pensamientos y disque hablando con la conciencia?
Compartir con ella no me hace sentir vacío, es verdad que tengo mi gente, a quienes amo, pero como ella algún día me dijo:
"Quizás no sea material eso que sientes que te falta"
Algo así, no con esas palabras, pero básicamente lo mismo. Me asusté tanto, sí, Marcelo Sandoval no se asusta por nada ni por nadie hasta que llega esta señorita y saca todas aquellas cosas que creía inexistentes en mi vida. Su compañía es un bálsamo para mis heridas, un sol para mis días nublados y cuando todo marcha bien y la veo, las cosas se tornan mejores ¿Es eso normal?
Ella te hace sentir diferente...
Soy un hombre de treinta años, casi cumpliendo treinta y uno, no ando con juegos de que si no me gusta o que si. Keily Andersson, me gusta, me encanta y es la única mujer que calienta mi pecho con sus ocurrencias y sobretodo con su compañía.
Siento como se remueve a mi lado, veo como pelea con las mantas luchando por quitársela de encima, sonrío al ver su lucha, verla con esa playera, mi playera y a través de ella se notan sus redondos cenos que a mi vista son tan perfectos y que ansío poder chupar, lamer, mordisquear con ellos, quiero hacerlo de nuevo, mierda, todo esto a causado que mi amigo reaccionará al instante, ahora mismo, estoy más caliente que un horno, aunque para ser honesto, cada vez que la veo tengo una maldita erección.
No se cuanto tiempo vaya a resistir para tenerla por completo...
¿Todo el que sea necesario?
Sí, todo el que sea necesario.
Son más de las dos de la madrugada y no he podido dormir, a pesar de mi agotamiento físico, no he podido conciliar el sueño, solo quiero mirarla hasta asegurarme de que sus sueños sean agradables, gracias al cielo que el idiota de Diego se ha ido y eso fue gracias a un vecino que llamó a la policía y se lo llevaron.
Se remueve incomoda, la niñita parece un trompo durmiendo, se mueve mucho, de un momento a otro se gira en mi dirección y abre los ojos, esos benditos ojazos que me tienen cautivado, me mira y la miro con cautela, se levanta un poco y me abraza, recuesta su cabeza en mi pecho, pasa uno de sus brazos por mi torso y enreda una de sus piernas con la mía.
Vuelve a cerrar los ojos como si nada y a dormir como un Koala.
Trago grueso al tenerla en esta posición tan íntima, no puedo negar que desde el día de la cena, día en el que la besé y compartimos tanto, no puedo dejar de pensar en ella, hoy me moria por verla y sobretodo buscar la oportunidad de besarla nuevamente y lo hice, ella correspondió de la misma manera y me siento victorioso al darme cuenta que no le soy indiferente, me lo dice su mirada, me lo dice su cuerpo cada vez que la toco, el como tiembla en mis brazos.
Sé perfectamente que no le soy indiferente, la reacciones que emite su cuerpo a mis caricias me lo dejan saber, estoy seguro que no falta mucho para que los dos explotemos en una pasión desenfrenada que estamos conteniendo. Quiero besarla nuevamente y al verla en mi pecho me confirma lo hermosa que es y al ver su boca entreabierta, me hace tener sed, me hace tragar salivar con dificultad, quiero besarla y daría lo que fuera por probar nuevamente sus dulces labios ahora mismo.
Único dulce al que me he vuelto adicto.
Verla ese día con ese vestido rojo fue una de las tentaciones más grandes de mi vida y mi único deseo era quitárselo y hundirme en ella ahí mismo, pero tendré toda paciencia del mundo, no es el momento.
La rodeo con mis brazos al tiempo que beso su cabellera negra como la noche, su respiración es pausada, lo que me indica que esta profundamente dormida. Se ve tan frágil de esta manera que lo único que quiero es proporcionarle protección y que nadie la dañe, aunque es una fiera que nadie quiere invocar y admito que es un deleite verla enojada.
Cada vez que se enoja quedo maravillado...
Siento como llega el sueño, doy otro beso en su cabeza nuevamente y así, abrazado a la niñita endemoniada y preciosa a la vez, es que me quedo dormido.
♧♣︎♧
Siento suaves caricias que recorren mi rostro, aún permanezco con mis ojos cerrados, unos dedos precisos brindan su tacto cuidadoso a mis pómulos, mi nariz y por último mis labios, evito tragar grueso porque sé que la preciosa que ahora mismo sigue con la mitad de su cuerpo apoyado en el mío, esta haciendo un estudio exhaustivo a mi rostro aprovechando que estoy disque dormido.
- Eres el tarúpido de mierda más sexy que he visto en mi vida. - la escucho decir para si misma y casi sonrío, me encanta como lo dice y eso hace que mi interior se remueva. - Eres un pecado andante.
Casi aprieto mis labios para no reír. Sigue acariciándome el rostro y no puedo evitar reaccionar favorablemente a sus caricias. Pasa sus dedos delicados por mis labios una y otra vez.
- Tus labios son tan lindos - la escucho mascullar. - Parecen una fresa apetecible.
No aguanto más las ganas de reír y lo que hago es que me remuevo un poco para hacerle saber o más bien hacerle creer que estoy a punto de despertar.
- Mierda - la escucho decir.
- No malas palabras, niñita endemoniada, - suelto con voz ronca y con los ojos cerrados aun. - no malas palabras a estas horas de la mañana.
- La recontramierda, - suelta nuevamente haciéndome reír - ¿ya estas despierto?
- No, solo hablo dormido, señorita inteligente. - Hablo mientras abro mis ojos encontrando esos lindos ojos avellanas que me traen como perro detrás de ella. Toda ella me trae loco.
- Eres un grandísimo idiota.
- Ya te he escuchado decir eso.
Sonríe.
- Buenos días, tonto.
- Buenos días, preciosa. - Me gusta decirle estas cosas y más aún ver el efecto que causo en ella, se a puesto roja. - ¿Cómo dormiste?
- Eso debería preguntarlo yo, es mi cama. - Sonríe mientras dice esto.
- Pero yo fui la mitad de tu cama y aun lo sigo siendo. - Me mira confundida y al percatarse que aún sigue casi encima de mi se remueve incomoda y se aparta un poco, más bien avergonzada, la miro divertido, aunque, mi lado que antes estaba ocupado ya se siente frío y vuelvo a atraerla hacia mi hablándole por el brazo delicadamente, choca contra mi pecho y me mira ruborizada. - Y respondiendo a tu inquietud, tenía mucho que no dormía tan bien.
Sus mejillas vuelven a parecer dos lindas fresas rojas, aunque ella trata de disimularlo.
- Me da gusto que hayas descansado. - Habla en mi pecho con una hermosa sonrisa. - Y también dormi excelente.
- Lo sé, pareces un Koala.
- Oye... - Suelta de repente golpeando juguetonamente mi brazo.
- ¿Qué? - hablo alargando la e y haciéndome el adolorido, tocando la parte afectada. - Pero si es la verdad.
- Ya Cállate, idiota.
- Vuelve a llamarme idiota y te besaré. - Ella levanta una ceja y sonríe con picardia y esta mujer me vuelve loco con cada acción. - No estoy jugando, niñita.
- Eres un grandísimo idiota - Me reta sin contemplaciones haciendo que todo mi interior arda en deseo por esta niñita que tiene la osadía de retarme- ¿Así o más clar..?
De un rápido movimiento corto la distancia que hay entre nosotros y la beso, ella corresponde de inmediato moviendo sus labios con suavidad, pero firmes sobre los míos, causando que mi cuerpo termine de entrar en calor a esta hora de la mañana, pido acceso a su boca y ella me lo concede inmediatamente, permitiendo que un gruñido salga de mi al besarnos así, lento, pausado. Es después de unos segundos más que decidimos separarnos.
Ella me observa con cautela y una sonrisa amenaza por salir de sus labios.
- ¿Ya te dije lo idiota que eres? - vuelve a retarme.
Malditamente esta mujer pretende volverme loco con sus reacciones y la manera en la que me provoca. Levanto una ceja mirando en su dirección y ella me devuelve la mirada divertida.
La observo y me reta con la mirada y sin esperar más tiempo vuelvo a besarla de forma demandante y ella corresponde llevando una de sus manos a mi cabello tirando de el para profundizar el beso, nos besamos como dos personas hambrientas moviendo nuestras labios arriba y hacia abajo con precisión y firmeza. Es después de unos segundos más que nos detenemos, es mejor así, de seguir de esa manera, no iba a resistir la maldita tentación de tenerla, ahora mismo estoy haciendo uso del cien por ciento del autocontrol que me queda para no tocarla y hacerla mía en este preciso momento.
Río y ella hace lo mismo.
Nos quedamos en silencio unos cuantos segundos, mirándonos y tragando en seco como solemos hacer en ocasiones.
- ¿A qué hora tienes que irte? - pregunta mientras se sienta en forma de indio en la cama mientras que yo me levanto un poco y pongo mi espalda contra el espaldar de la cama. -- Ya son más de las seis de la mañana.
Suelto un suspiro lento, no quiero irme, pero tengo que resolver el último tramite para ocuparme de lleno del nuevo negocio.
- Quedé con Cristian de encontrarnos en el aeropuerto a las siete treinta.
Abre sus grandes ojos en sorpresa.
- Te va a dejar el avión, tonto, - suelta mientras intenta levantarse de la cama. - ¡Date prisa!
Tomo su mano y hago que vuelva a su lugar. - Tranquila, ese avión no me dejará.
Se suelta de mi agarre mientras rueda los ojos y estoy a punto de reír ¿es así de intensa siempre?
- Claro - suelta alargando la O como siempre hace cuando quiere ser sarcástica y continua haciéndome reír. - "Queridos pasajeros, no podemos salir del aeropuerto hasta que el señor Marcelo Sandoval arribe el avión, debemos esperarlo".
Suelta todo esto imitando la voz de una azafata de avión, moviendo su cuerpo y abriendo sus brazos en actuación, aprieto mucho mis labios para no reír.
- Bueno, en verdad el avión no se irá hasta que yo llegue, no puede irse. - Veo como bufa y rueda los ojos. - ¿Qué? Es la verdad.
- Eres un maldito egocéntrico de mierda. - Suelta a punto de reír y continua hablando sarcasticamente. - Tú ego es tan superior.
Se cruza de brazos haciendo que sus pechos se vean más voluptuosos y se noten mucho más a través de la camiseta, veo como sus pezones herguidos a través de esta, trago saliva.
Santo cielo, esto no ayuda a que mi miembro esté tranquilo dentro de mis pantalones.
Maldición, la suerte que tengo una manta alrededor de mi torso porque si no estaría apenado de que me viera de esta manera. Es un efecto que ella causa en mi con tan solo tenerla cerca.
- Es que soy superior, niñita - hablo con voz ronca evitando tragar grueso y ella rueda los ojos al tiempo que se levanta de la cama. - Esos ojos señorita.
Ojos tan hermosos...
- Si, aja. - Suelta paseándose buscando algo, lanza una toalla en mi dirección. - Toma eso para que te bañes y el avión no espere tanto por su majestad.
Suelto una carcajada mientras me levanto de la cama.
- Es un Jet privado, niñita. - Ella se gira, me mira y abre la boca en sorpresa, pero sé recompone inmediatamente y sonrío. -Quedé con Cristian temprano porque el lugar que vamos a visitar esta a unas cuantas horas de aquí.
- Vaya, comprendo porque tu maldito ego es tan superior. - suelta haciéndome reír. - Un Jet de la familia Sandoval, waoo.
- Dos.
- ¿Qué? - Pregunta incrédula.
- Que son dos Jet que hay en la familia Sandoval. - Explico a la niñita preguntona de la habitación.
- Recontramierda, Marcelo, a ustedes si que les gusta el despilfarro de dinero. - Suelta con una sonrisa juguetona - ¿Para que dos aviones?
- En realidad es uno familiar y el otro es mio.
- ¿Porqué tienes uno personal? - indaga curiosa - creo que no hay necesidad.
- Bueno, no pensé lo mismo cuando en varias ocasiones que llegué a necesitar el Jet para urgencias empresariales que no podían esperar y Diego o mamá lo tenían en uso y decidí que con mi propio dinero adquirir uno solo para mi uso, no es egocentrismo, ni el afán de gastar dinero innecesario, lo vi como una necesidad.
- Viéndolo de esa manera, tienes razón - habla mientras acomoda algo en los cajones, me quedo viendo su trasero, es perfecto, me gusta cada parte de ella, desvio mi vista, parezco un maldito acosador, y me dirijo al baño. - Date prisa para que no hagas esperar al pobre Cristian.
Sonrío, se que mi amigo le dará un colapso nervioso.
Establecer una conversación con esta hermosa mujer es increíble, me encanta como es y la manera tan auténtica de expresarse, se me da bien eso de leer a las personas.
Luego de unos cuantos minutos estoy saliendo del baño y me encuentro con un cambio de ropa que es mio, la preciosura, no esta en la habitación. Me coloco mi traje negro con camisa blanca, esta vez no pondré corbata. Me veo bien.
Tu maldito ego es superior.
Sonrío al recordar que Keily es la única que se atreve a decirme cosas así. Ya me encuentro listo y salgo de la habitación, no sin antes dejar todo en su lugar, me gusta el orden. Cuando salgo de la habitación un aroma a café inunda mis fosas nazales y verla movilizarse de un lugar a otro calienta mi pecho de una manera sorprendente.
Y lo que esta dentro de tus pantalones también.
Carraspeo y ella gira con una sonrisa, se ve preciosa con esa camiseta, mi camiseta y su cabello tan hermoso se encuentra envuelto en un moño desordenado que le queda tan bien.
- Hice algo para desayunar - habla mientras sirve el café. - Venga a sentarse, señor Sandoval.
Sonrío mientras me ubico en el lugar que ella ha indicado. Veo como ha preparado muchas cosas entre ellos huesos motuleños, una de mis comidas favoritas, jugos, café, entre otras cosas. ¿Cómo lo hizo en tan poco tiempo?
- Me tranquiliza el hecho de que he comprobado que se te da bien lo de la cocina.
- Eres un idiota - habla y se detiene un momento y con una sonrisa continúa. - Pero gracias.
Ambos reímos.
- Sabes cuales son las consecuencias por llamarme de esa manera ¿No es así, preciosa? - hablo mientras llevo el café a mi boca, ella se sonroja de inmediato y me siento victorioso.
Compruebo una vez más que en verdad se le da bien la cocina. Todo lo que ha preparado esta delicioso. Me podría acostumbrar a esto.
- Thomas, vino a traerte el cambio de ropa. - Suelta con un rubor en sus mejillas, me encanta verla así. - Tenías que decirme que vendría pensé que era otra persona.
La miro detenidamente y se perfectamente que al decir esto sé que habla de Diego.
- No tienes de que preocuparte, solo le dije muy tarde en la noche a Thomas que debía estar temprano acá por cuestiones del viaje ¿Te molesta?
- No claro que no, solo me asusté un poco. - Se limita a responder y estoy seguro que se está preguntado lo que piensa Thomas del que yo me haya quedado aquí.
¡Que niñita esta!
Después de unos minutos he terminado de desayunar y tengo el tiempo justo para llegar con Cristian, sin embargo, hay algo que no puedo posponer, necesito hablar con ella sobre lo que me ha comentado Martina hace unos días.
- Keily.
- ¿Uh? - Responde levantando su mirada avellana en mi dirección.
- Necesito hablar contigo de algo importante para mi. - Ella me mira curiosa y deja de tomar su café para prestarme atención.
La miro detenidamente y ella hace lo mismo, veo como traga saliva y juro por Dios que hago lo mismo, aún no puedo definir que es lo que exactamente me pasa cada vez que su mirada perfora la mía.
- Hace un tiempo, cuando estuviste en mi casa - Comienzo a decir mirándola, sin querer romper la conexión de nuestros ojos. - Conociste a Vanessa.
Ella se remueve un poco incomoda, pero no puedo detenerme, quiero que las cosas estén claras entre nosotros.
- Si, la rubia simpática, - habla ella sarcásticamente. - Es la que dice ser tu novia.
Casi sonrío por la forma en que lo dijo.
- Si, esa misma. - Concedo. - Ella no debió decir esas cosas.
- No te preocupes, Marcelo. - Intervine ella. - No tienes que darme explicaciones.
- Lo sé, pero aún así lo haré. - La miro intensamente y ella no aparta su mirada de la mía. - Como te dije en aquella ocasión que estuvimos secuestrados, no tengo nada con ella, no somos nada, me molesté mucho al enterarme de lo que te había dicho, lamento mucho no poder haber hecho algo en el momento.
- No tienes que disculparte por nada, tranquilo. - Habla ella con una sonrisa tranquilizadora. - Además, ya eso pasó.
- Lo sé, mi cielo, - hablo seriamente hacia ella. - Pero al ella decirte que teníamos algo hizo ver que le estaba faltando el respeto tanto a ella como a ti y eso es imposible.
Ella me mira con cautela y sus mejillas toman ese color que me gusta.
- ¿Porqué dices eso? - Indaga.
- Porqué tu y yo tuvimos sexo, Keily y después de ahí te he buscado y besado, no haría eso si hubiera otra persona.
Se remueve incomoda y su rostro se torna aún más rojo baja la mirada y me gusta como el infierno cada faceta de ella un pequeño demonio y un ángel a la vez. Inocente y Perversa al mismo tiempo, lo último es por la manera descarada e inocente de provocarme.
- No me recuerdas eso. - Habla avergonzada y sonrío.
Tomo su mentón para que vuelva a mirarme. - No tienes de que avergonzarte, mi cielo.
Nos miramos fijamente, ninguno de los dos dice nada. Ella toma mi mano que aún descansaba en su mentón y me sonríe de boca cerrada.
- ¿Puedo hacerte una pregunta? - Asiento aun mirándola y ella suelta mi mano para dirigirse a mi. - Si no tienes nada con la rubia simpática ¿Porqué ella dice ser tu novia? Parece una serpiente en celo.
No me sorprende su pregunta y siempre me he caracterizado por ser honesto, no me gustan las mentiras.
- Supongo que se sintió con derechos porque alguna vez salimos. - Respondo y ella no se sorprende, me mira como si estuviera analizando cada una de mis palabras, cada movimiento.
- ¿Fue tu novia? - Pregunta.
- Tuvimos una relación después nos dimos cuenta que no funcionaria y se terminó.
Ella asiente.
- Pero aún sigue enamorada de ti, Marcelo, y al parecer se vió amenazada por mi aquel día.
- Creo que se confundió.
- ¿Porqué?
Trago saliva.
- Porqué después de nosotros terminar nos volvíamos a encontrar para, - ella se remueve incomoda desviando la mirada, al parecer se imagina lo que viene, - para tener sexo ocasional.
Veo como traga saliva, no me mira.
- Entonces, tienen sexo sin ningún compromiso. - Habla ella mientras poza sus lindos ojos sobre mi. - Sexo sin compromiso, Marcelo.
- Quiero que tengas claro que aclaré las cosas con ella, no debió decirte nada de eso y tampoco tratarte de esa manera, no es mi novia y lo que sea que había entre nosotros ya se terminó.
Ella asiente, su cabeza debe estar procesando todo.
- Está bien, te agradezco el que lo aclararas, no quiero malos entendidos ni tampoco quiero ser el juguete de nadie, ya pasé por eso una vez.
La miro sorprendido por su forma de hablar.
- Nunca jugaría con los sentimientos de nadie y mucho menos con los tuyos, Keily. - Hablo seriamente hacia ella. - Tu no eres un juego para mi.
Ella suelta la respiración que al parecer estaba conteniendo y asiente.
- Está bien. - Habla ella y me tranquiliza la sonrisa que me da.
- ¿Quedó todo claro, niñita?
- Si, gracias.
Sonrío en su dirección y comenzamos a platicar, espero que ella entienda que nunca jugaría con sus sentimientos, ella es muy importante para mi.
- Bueno, ya tengo que irme, niñita - hablo mirando en su dirección mientras me pongo de pie y ella hace lo mismo, puedo ver como traga grueso y yo hago lo mismo. - Muchas gracias por todo.
- No tienes nada que agradecer - habla mientras camina en mi dirección, estamos de frente y muy cerca. - Discúlpame por ponerte en esta situación, yo solo no...
- No digas nada, Keily. - La interrumpo para tranquilizarla - además la he pasado muy bien.
Sonríe mientras me mira y acompaña a la puerta. Suelto un suspiro cansado, la tomo de la mano.
- Te llamaré ¿De acuerdo?
Ella sonríe mientras asiente con la cabeza e intensifica su agarre en mi mano.
- Solo cuídate mucho ¿sí? - habla con una sonrisa que calienta mi pecho. - Nos vemos pronto.
Quiero besarla.
Hazlo.
No sé cuál es la maldita necesidad que me corroe cada vez que la tengo cerca, me voy de viaje por algunos dias y eso significa que es mucho el tiempo el que pasaré sin besarla.
- Voy a besarte. - Anuncio seriamente hacia ella mirando con fíjeza sus preciosos ojos avellanas.
Esos que me vuelven loco...
- Ahora pides permiso. - Suelta con una sonrisa seductora haciéndome sonreír a mi también, me encanta que sea coqueta.
- No estaba pidiendo permiso, niñita - hablo mientras coloco uno de sus mechones de cabello que se le ha escapado de su desordenado moño detrás de su oreja. - Solo te avisaba.
De un momento a otro la atraigo hacia mi, colocando una mano en su espalda, uno mis labios con los de ella quien corresponde de inmediato, mis labios se mueven con agilidad y mi lengua pide acceso a su boca, cosa que ella accede y ambos deboramos con ansiedad cada rincón de nuestras bocas, ella lleva sus brazos a mi cuello, ya esperaba ese movimiento, siempre lo hace cada vez que la beso, mientras tanto profundizo un poco más colocando una de mis manos en su nuca, mordisqueando y succionando una y otra vez con firmeza sus labios, no me canso de esto y cada vez quiero más de ella. Su sabor es tan exquisitamente dulce que resulta adictivo.
De seguir de esta manera estos labios resultaran ser Mi Perdición, toda ella lo seria.
Llega un momento en que los dos necesitamos respirar y nos separamos lentamente y puedo sentir como mi pecho late con fuerza y estoy seguro que ella siente lo mismo.
- Cualquier cosa puedes llamarme, niñita, si me necesitas no dudes en hacerlo.
- No te preocupes, estaré bien, muchas gracias.
Nos separamos y ambos nos miramos fijamente, ella aún sigue con sus mejillas con un rubor adorable.
- Ya me tengo que ir, - hablo mirando mi reloj, - nos vemos después.
Me separo de ella y beso su frente y doy otro rápido beso en sus labios, doy la vuelta con dirección a la puerta, abro esta y cuando estoy a punto de salir la escucho.
- Marcelo.
- ¿Si? - giro y la veo con sorpresa, ya que ella corre hacia mi, la atrapo en mis brazos y ella rodea sus piernas en mis caderas y sus brazos alrededor de mi cuello y me besa, si, ella es quien toma la iniciativa y me besa.
Su beso es lento, suave, pero firme, enreda su lengua con la mía y le respondo de la misma manera. No me pasa desapercibido que ella tiembla en mis brazos, un gruñido sale sin permiso de mi garganta al sentirla, jugar con mi boca de tal manera que una explosión de sensaciones estalla en mi interior. Llevamos un tiempo en esto hasta que ella decide separarse, baja sus piernas de mi torso y se separa completamente de mi.
- Ahora si, que le vaya bien, señor Sandoval. - Guiña un ojo en mi dirección y la pierdo de vista mientras cierra la puerta de su departamento.
Me ha dejado sin palabras, la niñita, me ha dejado sin comentarios. Aún siento mis labios hinchados, sonrío ante lo que ha hecho, definitivamente es una niñita endemoniada. Miro mi reloj y no hay duda de que voy tarde, decido usar las escaleras para llegar donde se encuentra Thomas esperando, lo saludo, doy algunas indicaciones y nos vamos de aquí.
♧♣︎♧
Estoy en el aeropuerto, miro el Jet que resalta por sus grandes letras "SANDOVAL", abordo este y veo a un relajado Cristian, quien toma una copa de vino sentado en uno de los apartados.
- Ya era hora - habla mientras mira su reloj. - Llegas con más de quince minutos de retraso, el gran Marcelo Sandoval, llegó retrasado ¿Quién lo creería?
Aprieto mis labios para no reír, su sarcasmo es notorio.
- Siempre hay una primera vez, - hablo mientras tomo asiento sin ningún cuidado, el capitán del Jet se acerca, nos da unas indicaciones y se retira continúo. - Aún podemos llegar a tiempo a la reunión que se efectuará en Buenos Aires.
- Si, seria la primera del día, hay mucha actividad el día de hoy, después de la reunión hay un cóctel y estas nueve horas en este vuelo no me agradan y ni que mencionar los días venideros, Marcelo.
- Lo sé y creo que vender esos terrenos que tengo por allá no es la mejor opción, pero las autoridades están presionando para que lo haga.
- No eres un hombre que se deja someter a ese tipo de presiones.
- Por supuesto que no, por eso vengo a erradicar el problema de raíz y sin tener que vender la propiedad.
- Me alegra escuchar eso.
Sonrío.
- Ahora me dirás que te retuvo que llegaste con más de quince minutos tarde, no es que sea la gran cosa, pero viniendo de ti es sorprendente.
- Ya te dije que siempre hay una primera vez.
- Si lo dijiste, pero quiero saber el motivo.
- Pareces una vieja chismosa, Cristian.
- Ese lado simplemente sale contigo, mi terroncito de azúcar. - Lo miro y el muy idiota me guiña un ojo.
- Eres un cabrón. - Suelto.
- Si, no lo niego. - Habla divertido. - Ahora cuéntame.
Empiezo a contarle todo lo sucedido a Cristian, no puedo evitar sonreír al hacerlo.
- Ella es asombrosa, Cris, preciosa, divertida y sobre todo muy apasionada.
Cristian sonríe sinceramente y habla en mi dirección. - Me da mucho gusto escucharte decir eso.
Borro la sonrisa que mantenía hace unos segundos atrás, tan solo pensar que yo nunca había sentido algo parecido hacía una mujer, ni con la unica mujer que estaba dispuesto a contraer matrimonio.
- ¿Qué pasa, Marcelo? - Me mira Cristian con el ceño fruncido - ¿A qué demonios le temes?
- No le temo a nada, Cristian, solo que este no soy yo, no soy esa persona que se encuentra diciendo todas estas cosas sobre una mujer a la que le llevó alrededor de diez años, no soy ese que se imagina cuidándola todo el maldito tiempo, aunque ella no necesita de mi porque sabe hacerlo sola, es la mujer de la que Diego está enamorado hasta la madre ¿me entiendes?
Suelto todo esto mientras llevo una de mis manos hacia mi sien, cerrando los ojos frustrado.
- Entonces, Marcelo, si ese no eres tú ¿Quién es? - Ruedo los ojos ante lo que ha dicho. - Aunque no lo quieras aceptar, estás asustado y lo entiendo porque siempre has vivido en tu zona de confort en donde obtenias lo que querías sin ataduras, sin sentimientos de por medio y ahora aparece alguien que pone tu mundo y todo eso que creíste ser al revés, te hace hacer cosas que jamás pensaste, ja, ni siquiera yo lo pensé.
>> Desde que esa mujer llegó a tu vida y la vi en tu oficina sabía de antemano que era la horma de tu zapato, amigo, enfrentarse así a ti y tu caer redondo y verte babear como lo hiciste hace un momento por Keily es digno de un Grammy.
Lo miro sin ningún tipo de expresión.
>> Como tu amigo te aconsejo que luches por ella, estas enamorado. - Lo miro y frunzo el ceño, ¿yo estoy enamorado? Trago grueso y desvío la mirada. - Estas muy enamorado, Marcelo, más enamorado que nunca y ni siquiera te vi así cuando la innombrable y tú decidieron romper su compromiso a solo dos meses de casarse.
Lo miro y sabe perfectamente que no me gusta hablar de ese tema, es un trago amargo que no quiero recordar, pero no digo nada, solo lo escucho hablar.
>> Diego - continúa él y bufo con tan solo escuchar su nombre - perdió su oportunidad y según lo que me dijiste que escuchaste y viste a Keily muy segura de sí misma en no permitir que él vuelva a su vida ¿no es así? - asiento con la cabeza, - no debe importarte, lucha por esa mujer, hermano, y da pelea, pero consciente de que tendrás a un enemigo en tu espalda desde que se entere que ustedes dos están saliendo.
- Lo sé, - suelto un suspiro cansado - tengo claro que una guerra se avecina y Keily solo será el detonante para que él me dé la cara.
- Lo sabes bien, hermano, a él no le gusta actuar de frente y tú te haces el que nunca sabe nada.
Sonrío.
- Actuar con la cabeza fría es uno de mis dones, pero siento que no siempre será así, algún día estallaré y lo sabes.
- Lo sé y espero estar presente para hacer que vuelvas, hermano.
- No quería aceptarlo, pero tienes razón en lo que has dicho, - me mira confundido.
- Dije tantas cosas, Marcelo, que ya me perdí ¿En que es que tengo razón? - Pregunta indiferente.
- En todas las cosas que dijiste tienes razón y a ti no pienso mentirte, estoy irremediablemente enamorado de esa mujer, - el idiota de Cristian sonríe y yo trago grueso al admitirlo por fin. - Y en ningún momento he dudado en luchar por ella, sé lo que quiero y ella es todo lo que quiero.
Alabado sea Dios... por fin estamos de acuerdo en algo, Marcelini...
- ¿Cuándo te diste cuenta de que sientes eso por ella? - Pregunta un curioso Cristian.
- Lo terminé de aceptar en la madrugada, al verla abrazada a mi, imaginé todo con ella, - Cristian levanta una de sus cejas y yo sonrío. - Ella es tan diferente a las demás, además me di cuenta cuando...
Dejo la oración a mitad puesto que seria demasiada información.
- Ah no, maldito cabrón, habla ahora o te juro que... - Suelta señalándome de forma amenazante, - te juro que si no hablas le diré a Elena que hable en tu contra a tu niñita, desgraciado.
Río ante las idioteces de mi amigo chismoso que me ha tocado.
- Esta bien, pero no te rías
- Está bien, lo prometo. - Lo miro fijamente con los ojos entrecerrados de forma amenazante. - No me mires así, que no me asustas así que suelta lo que tengas que decir.
Suelto un suspiro cansado pues no me gusta hablar de mis sentimientos así como así, no es fácil.
- El día que la llevé a cenar parecía una maldita Diosa, no, espera, ella es toda una Diosa, llamaba la atención de todos... incluyéndome.
- Anja, continúa. - Habla Cristian al ver que hago unos segundos de silencio. - No te detengas.
Ruedo los ojos.
- Me sentí tan orgulloso de ser yo quien la tomara de la mano y que ella no protestara en ningún momento. - Sonrío al recordarlo, en ningún momento dude en tomar su mano y mejor aún se puso la cosa cuando ella en ningún momento se notó incomoda, veo a Cristian impaciente y continúo. - En una ocasión, un tipo que dice ser su vecino la miró tanto que quise, esconderla en donde no la viera - Cristian levanta una ceja y pone la boca como una O y continuo. - Si hubieras visto como la miraba, como si quisiera quitarle el vestido y comerla, por primera vez en mi vida quise golpear a alguien hasta dejarlo inconsciente.
- ¿El tipo del secuestro no cuenta? - pregunta Cristian divertido - A ese lo querías golper y casi lo matas.
- No, ese no cuenta, puesto que a él quería matarlo por poner sus manos donde no debía y este imbécil del vecino - hablo con el rostro pétreo - la miraba, a él lo golpearia hasta dejarlo inconsciente.
Cristian sonríe divertido.
- Que tu me digas algo así es sorprendente, nada te saca de tu zona de confort y siempre te llenas la boca de decir "Los celos no son parte de mi sistema".
- Ya Cállate, maldito cabrón - suelto rápidamente al verme burnerable. - Pero me siento tonto, yo no soy así, ella es tan diferente.
- Eso puedo verlo, me agrada, Marcelo, es una chica honesta y por lo que sé no le eres indiferente. - Lo miro interesado y me sonríe - no te diré más, cabrón.
- No necesito que lo hagas, idiota, sé que no le soy indiferente.
- Si, claro todo un maldito experto en el asunto.
Ambos reímos.
- Ya cállate. - Contraataco.
- Marcelo - llama Cristian seriamente. - ¿Aclaraste las cosas con Vanessa y Keily?
Asiento.
- Hablé con Martina como le sugeriste - miro a Cristian y el también a mi, sonrío. - Ella quedó loca con la niñita endemoniada, no se detuvo ni un momento al contarme todo, ella es su fans.
- ¿Cómo fue? - pregunta mientras se acomoda un poco en su lugar. - Cuéntame.
- Está bien.
☆☆ Flashback ☆☆
Dos días atrás.
Ya me encuentro listo para ir a la constructora, es muy temprano todavía, pero como de costumbre, me gusta madrugar y ejercitarme.
Arreglo los nudillos de mi camisa mientras voy escaleras abajo dirigiéndome al comedor. Al entrar allí, se encuentra mi nana, le doy un beso en la coronilla y ella me regala una sonrisa.
- Buenos días, nana. - Saludo al tiempo que tomo asiento en mi lugar comedor.
- Buenos días, mi niño. - Me mira extrañada y sé que se debe a me haya sentado a desayunar. - ¿Está todo bien hoy?
La miro y le sonrío de boca cerrada. - Si, todo esta bien, solo que hoy quiero desayunar contigo.
- Definitivamente, algo quieres, me estas manipulando, jovencito. - Dice esto mientras tiene los ojos entrecerrados y me amenaza con una cuchara, sonrío, ella me conoce muy bien. - ¿Qué es lo que quieres?
Suelto un suspiro cansado.
- Siéntate por favor, nana. - hablo en su dirección, - pero antes, llama a una de las otras personas que te ayudan con el servicio para que nos traigan de desayunar.
Me mira sospechosa.
- Estoy sumamente intrigada. - Suelta divertida. - Vamos, mi niño, suéltalo.
Sonrío.
- Nana, no seas así - suelto mirándola indignado, - no es la primera vez que te sientas aquí conmigo, además, la que no le gusta es a ti.
Sonríe de forma tierna en mi dirección. - Lo sé, pero me gusta cuidar de mi niño personalmente y si me siento contigo no podré hacerlo, así que no.
Ya están sirviendo el desayuno y la señora aquí presente me observa con cautela.
- Nana... - Llamo su atención - Recuerdas a una chica que vino hace unas cuantas semanas aquí, pelo negro, ojos avel...
- ¿La dulzura que vino empapada de agua salada contigo hace un tiempo? - Ella me mira interrogante y yo me limito a dar un asentimiento con la cabeza. - Como olvidar a esa dulce niña, Marcelo, es un amor.
- Quiero que por favor, necesito digas que fue lo lo que pasó con ella y Vanessa ese día. - Ella me mira curiosa y se indigna, no me quiere contar. - Oh vamos, nana.
- Está bien te voy a contar. - Habla ella, sabía que no tenía que hacer ningún esfuerzo para que hablara. - Esa niña es una dulzura, la amé en seguida, su humildad es como pocas y su inocencia - veo como sonríe al recordar, - es cautivadora.
Sonrío de lado mientras como mi desayuno, hasta Martina quedó maravillada con la niñita.
- Esa niñita, es única. - Concedo sin mirarla y siento su mirada pesada sobre mi. - Tú también te has dado cuenta.
- Así es - se limita a responder y aun siento que me mira.
- Cuéntame, por favor
- Pues verás - comienza ella. - Esa niña estaba conmigo en la cocina, platicando plácidamente y de pronto la dejé un momento y salí de la cocina a hacer algo, cuando llego escucho la discusión, Vanessa le gritaba cosas horrible a la dulzura - Esto llama mi atención. - Esta solo escuchaba hasta que comenzó a defenderse.
- ¿Pero que era lo se decían? - indago curioso.
- Vanessa quizo tachar a la dulce niña de cualquiera, es decir, de una aprovechada y oportunista. - Eso me hace molestar como el demonio ¿Cómo se atreve? - le decía cosas feas y le pidió que se alejara de su novio.
Eso me hace fruncir el ceño ¿Cómo que novios?
- Vanessa y yo no somos nada, nana. - Hablo hacia ella.
- Eso dicelo a ella. - Responde Martina. - La dulzura de niña se vió desconcertada ante lo que la arpía le dijo, sin embargo, se defendió muy bien dejando la otra en ridículo.
Sonrío orgulloso.
- Es una niñita endemoniada, nana. - Ella me mira curiosa. - No sé va a dejar de nadie.
- La cosa se puso fea cuando la rubia la golpeo. - Eso hace que la mire de golpe frunciendo mi ceño.
- ¡¿Se atrevió a golpearla?! - gruño molesto al tiempo que me pongo de pie. - ¡¿Cómo demonios hizo eso?!
Estoy como un demonio enjaulado, no puedo creer que Vanessa se haya atrevido a hacerle eso a mi niñita, juro por Dios que me va a escuchar.
Mi nana se pone de pie observándome con cautela, se que ya estoy en evidencia frente a ella, me conoce muy bien, es como si fuera mi madre.
- Debes de tranquilizarte, hijo. - Habla ella y no ayuda mucho, de tan solo pensar de que mi niña, fue maltratada me hace cabrear como el infierno. - Ella no se quedó tranquila, Marcelo - la miro inquieto para que continúe. - Ella le devolvió el golpe y cada palabra dolorosa supo como devolverle, soy fans de esa chica.
- Voy a hablar con Vanessa, tengo que aclarar las cosas.
- Esa mujer es una arpía, si te descuidas te devora. - Hace una pausa mientras me mira y después de unos segundos más vuelve a hablar. - Esa chica te gusta.
- No, nana, para nada, Vanessa es físicamente bonita, pero no me gusta.
- No hablo de Vanessa, tesoro. - Habla en mi dirección con una sonrisa pícara. - Me refería a la dulzura de niña.
Trago saliva y no sé qué responder, nuestras miradas coinciden y ella me sonríe.
- Trata de aclarar las cosas ahora para que no se compliquen después. - Vuelve a hablar. - No esperes estar en la tormenta para buscar solución si es que no hay necesidad de eso.
Asiento.
- Gracias, nana.
- Fue un placer, hijo.
♧♧
En estos momentos me encuentro en un café que se encuentra cerca de la empresa, no quiero posponer más este asunto con esta mujer.
- Buenos días, amorcito. - Habla Vanessa en mi dirección, me pongo de pie para recibirla mientras intenta depositar un beso en mis labios, yo le ruedo el rostro y termina en mis mejillas. - Fue una sorpresa agradable el que me llamaras para tomarnos un café, me tienes muy abandonada.
La miro con mi rostro pétreo mientras asiento en su lugar, no muestro ningún tipo de expresión.
- Buenos días, Vanessa. - Hago uso de los modales que me han enseñado desde pequeño, ella sonríe y siento como una de sus manos viaja por mi muslo por debajo de la mesa, la aparto inmediatamente, mirándola fijamente a los ojos, quizás en otras circunstancias la hubiera dejado, pero ya no, su rostro se contrae.
- ¿Qué pasa, amor? - Está forma de ella llamarme me cabrea más, lo hace desde jóvenes, es decir, nos conocemos desde adolescentes, y no hay manera de que se lo pida ella simplemente lo sigue haciendo. - ¿Pasa algo con la empresa?
Aunque nos conocemos desde la adolescencia por via de nuestras familias, no quiere decir la relación de solo sexo viene desde allá, no señor, con eso solo tenemos alrededor de un año y no es que teníamos sexo todo el tiempo, más bien, una vez por mes o algo así.
- Los asuntos de la empresa se resuelven en esta y no en un café. - Hablo y ella sonríe abiertamente, se está haciendo ideas equivocadas. - Al menos que se requiera y este no es el caso.
- ¿Entonces? - Cuestiona ella mientras intenta tocarme, pero no se lo permito.
- Solo te cité aquí para aclarar ciertos puntos que al parecer para ti nunca lo han estado. - Ella me mira confundida y frunce el ceño tomando una postura elegante en su lugar. - Quiero que te quede claro que entre tú y yo no hay nada Vanessa, tu y yo no tenemos ningún tipo de relación. - Me mira con los ojos cristalizados. - Nunca he querido más y siempre fui honesto contigo, nunca te he engañado.
- Siempre has sido honesto conmigo, Marcelo, pero yo también contigo lo he sido cuando te he dicho que no me daré por vencida contigo.
Me mira directamente a los ojos, ella es una mujer elegante y cualquier hombre podría caer bajo sus encantos, pero yo no, ninguna mujer ha llamado tanto la atención en mi, no había calado tanto en mis adentros como la niñita endemoniada, ninguna.
- Si, lo has hecho, pero yo nunca te dado esperanzas.
Me mira fulminante.
- Hemos follado, Marcelo, lo hemos hecho - habla exasperada. - Y ahora vienes a decir que no me diste esperanzas.
La miro sin ningún tipo de expresión.
- Cuando me lo propusiste en aquel entonces, te dije que no, por lo mismo, aceptaste cuando te dije que si te involucrabas conmigo solo seria eso, solo sexo, no te menti.
- Lo sé. - Masculla para ella. - Pero no pierdo las esperanzas, Marcelo.
- Entre tú y yo no hay nada, ningún tipo de relación, no volveremos a encontrarnos para nada más que no sea por negocios. - Me mira profundamente, me quiere analizar. - Espero que quede claro, no te confundas más.
- ¿Porqué? - pregunta dolida.
- No tengo porque darte explicaciones. - Hablo con voz dura. - Te pido de la manera más amable que no andes diciendo que tienes una relación conmigo cuando no es cierto.
- Voy a luchar por ti, amorcito.
- Entonces, no te quejes cuando pierdas la pelea, estas advertida.
Suelta un suspiro cansado.
- ¿Hay alguien más? - Pregunta curiosa, esta ansiosa por mi respuesta.
La miro a los ojos.
- Sí, hay alguien más. - Su rostro se contrae en disgusto y veo como traga saliva.
- ¿Tienes novia y no lo sabia? - Cuestiona.
- No es mi novia aún, pero no descarto en que lo sea pronto.
- ¿Quién es?
- Reitero, no tengo porque darte explicaciones, Vanessa. - Siseo hacia ella. - Solo respeta mi decisión, por favor.
- Está bien, la respetaré - su tono me dice lo contrario. - Aunque, no me doy por vencida tan fácilmente y yo a ti te amo.
- Solo te digo que si te metes en mis asuntos lograrás conocer la faceta que aún no conoces de mi. - Hablo duramente hacia ella, traga grueso al ver como la perforo con la mirada. - Soy amigo de tu familia, pero eso no me detendrá.
- Te amo, amorcito. - Habla ella en un hilo de voz. - Te amo.
- Lo siento mucho, Vanessa, pero aquí no hay nada para ti.
- No me quedaré de brazos cruzados, Marcelo, yo no soy así.
- Espero que la decepción no acabe contigo,- hablo seriamente hacia ella - no pretendas perder tu tiempo, porque vas a estar esperando algo que no va a suceder, Vanessa.
Ella no dice nada, se limita a observarme y trata de analizarme, pero no puede. Su rostro se torna molesto y desconcertado. Solo espero que haga caso y no se meta en mi vida.
☆☆ Fin Flashback ☆☆
- Martina es un caso serio, pero tiene razón en lo que te dice, Marcelo, esa mujer es una arpía. - habla el hombre frente a mi. - En cuanto a Vanessa, te va a seguir buscando, ella es así, no da su brazo a torcer fácilmente y conociéndola sé que hará cualquier cosa para obtener lo que quiere. ¿Porqué no le reclamante lo de Keily, lo que sucedió en tu casa?
- Más le vale que no se inmisculla porque lamentablemente no quiero lastimarla, no quiero, aunque si me busca, me va a encontrar. - Hablo firmemente - Y si no mencioné a Keily y lo que sucedió en mi casa fue para protegerla, no quiero ponerla en evidencia aún.
- Bueno, te concedo la razón, es mejor que tampoco con ella bajes la guardia, ella es peligrosa.
- No lo haré, pero no creo que se atreva a tanto.
- Solo mantén los ojos bien abiertos,- habla mientras lo veo acomodarse en su lugar - ahora voy a descansar que también tuve una noche intensa, amigo. - Veo como saca su ridículo antifaz de ojos muy grandes y verdes abiertos y se lo coloca.
- No me contarás ¿verdad?
- Si, lo haré, pero no ahora, bebé. Y ya no digas nada, déjame dormir que nos quedan unas buenas horas de viaje.
- De acuerdo, nueve horas para ser exactos.
Vuelvo a concentrar mis pensamientos en una sola persona.
La niñita endemoniada.
Mi niñita.
Suelto un suspiro cansado, puesto que se perfectamente que el enamoramiento hace referencia a un estado emocional de alegría y felicidad que sentimos cuando nos encontramos fuertemente atraídos por otra persona, a la que idealizamos y le atribuimos toda una serie de cualidades que en la mayoría de los casos magnificamos, pero con Keily me sucede todo eso y mucho más pero ¿Qué es amar a una persona?
El amor está relacionado con las emociones intensas y casi incontrolables, una sensación de placer, de bienestar, incluso con palpitaciones y en ocasiones mucho nerviosismo cuando estamos en presencia de la persona que nos atrae. Esto también lo siento por la niñita endemoniada que corroe mi pecho estando o no a mi lado.
Pero...
¿No estaré confundido?
¿Será ilusión o solo atracción?
Sonrío.
Estoy seguro de lo que siento hacia ella y todo lo que dije anteriormente se resumen en una sola palabra.
◇
◇
◇♡◇
◇
◇
♡♡ NOTA DE LA AUTORA ♡♡
Capítulo nuevo.
Espero y les guste.
Mis guerreras favoritas siempre serán ustedes. ¡Sean valientes! 💋💋
Aquí Keily y Marcelo durmiendo juntos.
Aquí esta nuestro ojos de cielo al levantarse... (Santa María, madre de Dios, ruega por nosotras las pecadoras...)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top