Capítulo 34 ♧
Estoy en el hotel, cerca del lugar donde existe la posibilidad de construir un gran establecimiento que les permitirá a las personas venir de vacaciones por varios días ya sea familiar o en parejas si es que les apetece, en Celestun. Un hotel con las mejores comodidades, ya que dispondrá de varias recreaciones como piscinas, áreas de juegos para los infantes, en los alrededores se construirá cuatro restaurantes, discos, entre otras distracciones.
Cristian, un equipo especial y yo vinimos a verificar el terreno y las condiciones del mismo para que si resulta adecuado en todos los sentidos, la constructora realizará la inversión de compra y construcción.
Aún es temprano y en unos minutos sostendré una reunión para llegar a negociar el terreno con los dueños. Ahora me dirijo al desayunador en donde quedé con Cristian y Mariano para hablar de negocios. Camino por el lugar y siento miradas sobre mi, pero no presto atención, estoy acostumbrado a esto.
- Buenos días - saludo a los dos hombres frente a mí.
- Buenos días - saludan estos dos al mismo tiempo mientras que se ponen de pie y estrechamos nuestras manos.
- Vamos a lo que hemos venido, - suelto mientras me acomodo en uno de los lugares que se encuentra disponible en la mesa, - hay muchas cosas que hacer el día de hoy.
-No sé si pueda concentrarme con tantas mujeres cuchicheando y sonriendo hacia esta mesa - habla Mariano en forma divertida mientras que mira a nuestro alrededor - ¡Joder! Llamamos la atención de las féminas de todas las edades.
Miro a mi alrededor y es verdad, las damas del lugar están mirando en nuestra dirección y dando a entender con la mirada que están dispuestas a todo. Vuelvo mi mirada azul hacia los dos hombres que están frente a mí y los veo dando su atención a una mesa en específico donde se encuentran un grupo de chicas.
-Quieren nuestros contactos - suelta Cristian burlón - la castaña quiere el tuyo, Marcelin picaron eh, la morena el tuyo, Mariano y la pelirroja el mío.
- ¡Que observador eres! - hablo yo indiferente. - Ya sabes a quienes quieren ligar.
- No es difícil ver las miradas que nos dan, Marcelo y al parecer esos huevitos de allá - señala Mariano con la cabeza en dirección a las chicas y con una sonrisa seductora - quieren sal, hermano.
Cristian y el chocan los puños mientras ríen mientras que yo me limito a girar los ojos por las idioteces de estos dos tratando de no reír también.
- Después de la reunión - vuelve a intervenir, Mariano, - hay que brindarles atención a esas hermosas mujeres.
Cristian sonríe, pero puedo observar que esta en las mismas que yo, no queremos nada eso en esta ocasión y es por tal razón que se los dejo saber inmediatamente.
- Yo paso, no quiero compañía - hablo y los dos hombres frente a mí se dan una miradita de ¿pero qué mierda acaba de decir?
- ¿Qué? - cuestiona Mariano evidentemente confundido - ¿Cómo que pasas? No me salgas con esa mierda ahora.
- Dije que no me apetece que esas chicas de allá tengan mi contacto, no quiero ir a una de las habitaciones del hotel con ninguna de ellas, ni nada de lo que se le parezca ¿entendido?
Y es verdad, no me interesa puesto que ahora he empezado a tratar a la niñita endemoniada con otras intenciones, no me interesa nada más. Estoy seguro que que en otras circunstancias si habría accedido a una de ellas, pero no es lo que quiero, la quiero a ella.
- ¿Quién eres y que hiciste con mi amigo prostituto? - masculla un Mariano aún en shock. - ¿Te volviste homosexual?
Lo miro mal y él solo me muestra su cara de dramatismo.
- ¡Ja! El muy idiota siempre les hace el feo a las pobres chicas - habla Cristian divertido, ya que sabe por dónde va el asunto - las deja con las ilusiones rotas, por lo menos desde hace unos meses para acá.
- ¡Ya cállense! - mascullo con los dientes apretados hacia los dos estúpidos, me estoy hartando - no estamos aquí para hablar de mí vida privada, estamos aquí para trabajar.
- Si siempre hemos hecho esto y es la primera vez que te veo renuente, como corderito bien portado, - interviene Mariano, lo miro mal y él entrecierra los ojos, quiere analizarme, pero no puede, o más bien, no le doy el gusto de que lo haga. - Cada vez que hacemos este tipo de trabajo terminas fallandote al menos dos chicas dependiendo los días de estadía - ¿Qué es lo que tengo que saber?
Le doy una mirada que le dice ¡Qué te importa!, la capta al instante mientras que Cristian se divierte con todo el asunto.
- Mejor ni preguntes, Mariano. - habla Cristian.
- Yo con esa castaña ahora mismo en mi cama haciendo el mañanero sería un hombre realizado, - vuelve a hablar Mariano haciendo caso omiso a Cristian, - por lo menos durante tres horas y tu vienes a decir que pasas, no hombre, estoy evidentemente frustrado ante esta situación.
Cristian y yo tratamos de no reír.
- No pasa nada, Mariano - expresa Cristian burlón y lo miro para que no continúe y ni se inmuta - es solo que no le apetece la castaña, ni la pelirroja y mucho menos la morena que se encuentran allí, las prefiere pelinegras y de ojos avellanas.
Inmediatamente los recuerdos de esos hermosos ojos llegan a mi mente y casi sonrío al recordar la conversación que sostuvimos anoche, algo cambió desde que hablamos sinceramente, sin embargo, no lo hago pues no le daré ningún tipo de explicación a estos estúpidos que tengo frente a mí.
- Pues si la prefiere pelinegras ahí hay un par que también están interesadas - miro al lugar que ha indicado y es cierto hay tres pelinegras muy bonitas, parecen hermanas, sin embargo, no como ella, ninguna iguala su belleza, su mirada, su sonrisa. - aquí tenemos de todos los colores y sabores, Marcelo.
Cristian me mira divertido y yo no presto atención, me limito a tomar un sorbo de café, no quiero hablar con estos dos de la niñita endemoniada.
- Les dejé en claro que no hablaré de mi vida privada - comienzo a molestarme por este asunto - después no digan que no los advertí.
- Mejor hablamos de eso en otro momento y nos ponemos a trabajar porque si nos adentramos de lleno en eso nos toma el día, ya que hay tantas cosas que contar. - suelta burlón el muy desgraciado de Cristian.
Aunque no lo admita, se que lo hace por respeto a mi debido a que Mariano es nuestro amigo, pero no tengo la suficiente preparación mental para hablar de mis asuntos o más bien, no me gusta hablar de mis asuntos con nadie más que no sea él, mi amigo y hermano Cristian.
Mariano es nuestro amigo, fue nuestro compañero en la universidad. Es de contextura fuerte, ojos marrones, cabello castaño y mide alrededor de 1' 88 m. Ahora porta una camisa y un pantalón negro que le queda a la medida y su peinado esta perfectamente arreglado hacia atrás.
Desde que nos conocimos compartimos unas que otras salidas, sin embargo, Cristian es mi único y verdadero amigo, es en quien puedo confiar ciegamente, no es que Mariano no sea de mi confianza, pero mi vida no será distracciones para otros y el estúpido castaño de ojos verdes frente a mi es el único que le permito que se entrometa en mi vida, salvo en algunas cosas que no, pero él, lo hace de todos modos.
- ¡Ah! Eso quiere decir que hay algo - suelto un suspiro cansado al escuchar al castaño de ojos marrones y ellos ríen de mi, están colmando mi paciencia. - ¡Sabía que esto no era normal!
- Lo mejor será es que nos pongamos a trabajar si es que quieren conservar su empleo y poder obtener el sueldo de este mes intacto, puesto que no vinimos a hablar de mi vida privada ¿cuántas veces lo he repetido ya? - Ambos ríen, pero no dicen nada, saben perfectamente que no me gusta desviar los temas de trabajo con otros asuntos.
Se miran y entienden que no quiero hablar del asunto.
Ellos no vuelven a mencionar el tema y empezamos a hablar de los terrenos y es una hora después que se une el licenciado Víctor Ramírez para ponernos al tanto de los asuntos legales del terreno y los permisos en conjunto con las reglamentaciones que conlleva la realización del proyecto.
- Estamos hablando de una inversión de más de trescientos millones de dólares, Marcelo - habla el abogado presente, -debes de avisar con tiempo al contador de la empresa para que haga el procedimiento correspondiente en conjunto con el banco.
- Sabes perfectamente que para la constructora Sandoval no es un problema realizar ese tipo de transacciones, Víctor, - hablo en su dirección seriamente -estamos acostumbrado a ello.
- Siendo así, manos a la obra - habla el antes mencionado. - No hay tiempo que perder.
El abogado nos pone al tanto del costo, las ventajas y desventajas de lo que implica nuestro negocio en puerta y después de discutirlo por varias horas llegamos al acuerdo de que es favorable adquirir el terreno, construir y vender. El siguiente paso es dar avisos a los diferentes inversionistas y ponerlos al tanto de la situación y los beneficios que acarrea la realización del negocio.
Es después de un tiempo prudente que el abogado decide marcharse en conjunto con Mariano quien dejó en claro que nos juntaríamos nuevamente para hablar del asunto que según el quedó pendiente.
- No sabes el alivio que siento de que haya terminado esto - habla Cristian - estos días han sido eternos, no hemos parado y estoy muy cansado.
Suelto un suspiro cansado.
- Yo también estoy muy agotado y quiero descansar unas horas, sin embargo, aun debo regresar directamente a la empresa para resolver algunos pendientes antes de ir a casa.
- ¿Nos vamos de aquí, por favor? - masculla en un tono cansado y es válido, no hemos parado de trabajar desde que llegamos aquí porque a nosotros nos gusta participar de todo el proceso y hacemos las verificaciones del terreno personalmente. - Estoy muy agotado.
- Le dije a Lucy que nos enviara el helicóptero de la empresa a las once, así que debe estar por llegar.
- Gracias a Dios - suelta alargando a O. - No veo el momento de estar en mi dulce hogar.
Mientras tanto tomamos un café en el lugar, puesto que habíamos tomado un receso anteriormente para desayunar. Cristian, me deja saber que irá conmigo a la empresa para ayudar en la medida de lo posible con los pendientes que hay debido a que hay cosas que solo las puedo manejar yo.
No me negué a la ayuda, sería un suicidio, ya que necesito estar en casa temprano y descansar un poco para recuperar las horas de sueño que he perdido en la estadía en este lugar mientras que trabajaba, hoy es el compromiso que tengo con la niñita endemoniada y necesito estar bien despierto.
Cristian y yo hablamos un poco más hasta que nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones a recoger el equipaje. Nos dirigimos al Helipuerto en donde nos espera nuestro transporte, subimos en este en total silencio, los dos nos encontramos perdidos en nuestros propios pensamientos.
El helicóptero se eleva y se puede observar todo el lugar en miniatura confirmando aún más lo bonito que es y que la inversión vale la pena.
Recuesto mi cabeza en el espaldar de mi asiento y puedo ver a Cristian acomodarse en el suyo, cierro mis ojos debido al agotamiento que siento en estos momentos y no puedo evitar pensar en unos lindos ojos avellanas que me traen de todas formas menos bien, esa mirada inocente y feroz a la vez me tienen desquiciado y tentado a hacer tantas cosas, despiertan mi curiosidad, sonrío de solo pensar en ella y todo lo que nos dijimos anoche.
Estoy perdido...
Estoy totalmente embrujado por su mirada, esa mirada que me hace tragar saliva y me hace tener sed de tan solo pensarla.
Reconozco que hasta a mí me sorprendió que mis dedos se hicieran cómplices de mi cerebro y que marcaran en automático su número telefónico, aún no puedo creer que de mis labios salieran aquellas palabras hacia ella.
Cada día que pasa, esa niñita y su mirada profunda e inocente, me atrae más hacia ella, es como si me arrastrara en contra de mi voluntad hacia ella y a sinceridad nunca antes me había pasado tal cosa.
- ¿Recuerdos bonitos, Marcelito? - suelta Cristian, alejándome de mis pensamientos, abro mis ojos y lo miro frente a mí con una sonrisa burlona en su rostro y una ceja elevada - ¿No será que te imaginaste a Cristian, bailando en paños menores o sin los paños menores?
Ruedo mis ojos y vuelvo a la misma postura de antes y mascullo burlón.
- Eres un cabrón de mierda y si fuera eso lo que estuviera imaginado estuviera llorando y saltando del helicóptero en este preciso momento.
- Ya quisieras - grita Cristian sobre el ruido que emite el helicóptero, se hace el ofendido - aunque no me lo confirmes, sé perfecto porque tienes esa cara de idiota y mejor hablamos luego que no voy a estar gritando en este aparato, cuando esta conversación hay que tenerla en un espacio tranquilo.
Veo como se acomoda en su lugar y sonrío levemente al ver como se coloca un antifaz para dormir que tiene dibujado, o no sé qué mierdas, un par de ojos verdes, en lo que concierne a mí, solo me limito a cerrar los ojos y es hasta que al cabo de unos minutos me quedo dormido.
♧♣︎♧
Estoy en la oficina, ya hacen unas horas que llegamos, en estos momentos Cristian y yo estamos revisando unos documentos que no pueden esperar sobre un negocio que él y yo emprenderemos juntos.
En estos últimos días no he tenido cabeza para nada, entre la constructora, otros negocios que tengo y otros que están en puerta no hemos tenido un respiro. Deshago el nudo de mi corbata y luego paso las manos por mi rostro, llamo a mi asistente para que traiga dos cafés.
Luego de unos minutos, la antes mencionada entra a la oficina en absoluto silencio y vuelve a retirarse para dejarnos trabajar. Estoy muy concentrado en la revisión de un documento cuando escucho el tono de mi celular que hace saber que está entrando una llamada, lo alcanzo y contesto sin mirar el identificador.
- ¿Si?
- ¡Hola, cariño! - sonrío al escuchar su voz.
- Hola, madre ¿Cómo has estado?
- Eres un ingrato, Marcelo - suelta evidentemente enojada - si no te llamo no te dignas a hacerlo para saber por lo menos como está tu madre y tu hermana.
- No exageres, mamá, y me da gusto escucharte bien.
- No lo hago, Marcelo, no son exageraciones mías y no salgas con la excusa barata de que el trabajo te tiene muy agobiado, porque es más de lo mismo - mi madre esta cabreada y cuando se enoja hay que dejarla hablar para que se desahogue porque de no ser así las cosas resultan peor. Suelto un suspiro lento, pero la escucho hasta que ella decida terminar - lo único que te voy a decir es que cuando te vea te pegaré con lo primero que tenga en mano.
- Está bien, madre puedes pegarme, tienes mi permiso para hacerlo.
La escucho reír del otro lado de la línea y me hace hacer lo mismo.
- Procura que no haya objetos peligrosos para cuando llegue y quizás, solo quizás te perdone por última vez.
>> Bueno, cariño, te llamaba solo para comunicarte que regreso a Mérida en la próxima semana con Amelia y esta vez será por una larga temporada.
- ¿Está todo bien? - pregunto porque me extraña que quiera regresar ahora.
- Está todo bien, hijo, solo que los extraño mucho a ti y a tu hermano y quiero estar con ustedes, además, tengo otros asuntos que resolver - me quedo callado y ella continúa - me quedaré en mi casa con Diego y espero verte en la cena de bienvenida.
- Ahí estaré, madre, solo tienes que avisar el día y la hora.
Aunque no me guste la idea no puedo negarme a ir a la cena de bienvenida de mi madre y también de la pequeña Amelia. Mi madre habla por un largo tiempo en donde solo me limito a escucharla y es hasta que nos despedimos y terminamos la llamada.
- Por lo que escuche Florencia estará de regreso - habla Cristian quien ha estado escuchando, - después de tanto tiempo se quedará por una larga temporada.
- Así parece - respondo y suelto un suspiro cansado - ella tiene alrededor de tres años en Europa y aunque venia de vez en cuando su estadía no se prolongaba a más de una semana y ahora al parecer viene a quedarse.
- ¿Qué piensas de todo esto? - pregunta mi amigo.
- Para ser sincero, no me desagrada la idea de que venga a quedarse al fin y al cabo puede hacer lo que quiera, sin embargo, no quiero que venga a intervenir en mis asuntos, la conozco y sé que querrá husmear en los asuntos de la empresa y lo que es peor, en mi vida personal y es algo que no le permitiré.
- La conoces bien, Marcelo, sabes que eso hará y temo que Diego se aproveche de eso.
- Mi padre dejo estipulada su última voluntad en un testamento, mi madre y yo tenemos la mayoría de las acciones ella tiene el 20%, el 30% dividido entre los tres hijos y yo cuento con las acciones que adquirí con mi propio dinero, que vieneb siendo un 25% y el resto está distribuido entre los socios, si Diego quiere dar guerra tendrá que prepararse muy bien.
- No hay enemigo pequeño, amigo mío - habla Cristian muy seriamente mientras sostiene una pluma en sus manos a la altura de su rostro sentado frente a mí - y Diego no es tonto, te odia y si pudiera ya te hubiese sacado de aquí - asiento con un movimiento de cabeza - así que por favor no bajes la guardia.
- No lo haré y por respeto a la memoria de mi padre y el patrimonio de la familia que me acogió en su momento voy a seguir luchando para que esto siga tal cual esta, Cristian.
- Se perfectamente el agradecimiento que sientes por la familia Sandoval aun siendo un auténtico Villaseñor.
- Sabes que amo el apellido de mi familia biológica, pero dejé de usarlo cuando fui adoptado por la familia Sandoval, aunque para ser honesto me hubiese gustado conservarlo.
- ¿Hasta qué punto llega tu agradecimiento por la familia Sandoval?
- No lo sé, me brindaron el apoyo de una familia, más mi padre, Fabricio Sandoval, me hizo sentir que en verdad me quizo como su hijo, no hizo diferencias entre nosotros. Es mi familia y aunque Diego y yo no nos llevamos bien, no significa que quiera el mal para él.
- Pero al final tu padre decidió dejarte siendo el responsable de su familia aun sabiendo que no eres su hijo biológico y más aun teniendo a Diego que es carne de su carne, este último piensa que si hubo preferencias.
- Sabes perfectamente todo lo que pasó para que mi padre tomara la decisión de dejarme a mí al frente de todo, recuerdo lo mucho que discutió con Patricio, su propio padre, por ese asunto y aun así decidió llevarle la contraria.
- Siempre te ha costado llamarlo abuelo ¿eh?
- Él lo prefirió así y solo le concedí su deseo.
- Nunca estuvo de acuerdo con la decisión de Fabricio, sin embargo, se tranquilizó con el tiempo.
- Eso fue lo más extraño puesto que se oponía rotundamente ante el hecho de que yo fuera el que se encargara del patrimonio y no Diego, quien es su debilidad.
- Lo importante es que lo hizo y te ha dejado en paz todos estos años al ver que has manejado la empresa exitosamente, nadie manejará esta constructora como lo has hecho tú, como el mejor de los mejores.
- Eso lo puede hacer cualquiera con conocimiento. - Suelto.
- Pero no todo el mundo implementa las estrategias que tu utilizas, eres un demonio en los negocios.
- Para que te digo que no sí, sí. - hablo egocéntricamente.
- Ahí estoy yo alimentando tu maldito ego, retracto lo dicho.
Ambos reímos.
- Hablando en serio, Marcelo, sé que no te gusta hablar de este asunto, pero sabes que es importante que lo toquemos - sé que mi amigo está preocupado, lo sé por su forma de mirarme y cara de seriedad que refleja en estos momentos.
- ¿A qué te refieres? - cuestiono frunciendo el ceño y prestando total atención. - Sabes que puedes preguntar lo que sea.
- Quiero que me digas seriamente y sin rodeos que es lo que en realidad te pasa con Keily o mejor aun que es lo que buscas de ella.
Suelto un suspiro cansado y me recuesto en mi sillón con la mirada perdida hacia el techo.
- ¿Qué es lo que me pasa con Keily Andersson? ¿Qué me pasa con esa niñita endemoniada que tortura sin piedad cada uno de mis pensamientos? - mascullo para mí mismo en un tono bajo y con la vista perdida en el techo. Sé perfectamente que el castaño frente a mi ha escuchado.
-Ahora mismo eres un ser humano hecho mierda mentalmente. - suelta burlón - y lo peor de todo es que hasta conmigo te has vuelto un maldito cobarde - llevo mi mirada hacia el sin entender a qué se refiere - no te atreves a decirme que esa mujer no te trae hecho caca humana. Sé perfectamente que me dijiste que te gusta, pero aún no me queda claro cómo.
- No es eso y lo sabes, no soy un cobarde, eso no existe en mi diccionario, tu eres la única persona en la que confío, lo que pasa es que... - no sé ni como expresarme, así de trastornado estoy - lo que sucede es que ni yo sé lo que sucede, se escucha raro, pero es la verdad. - miro fijamente en su dirección y continuo -ya te dije que ella me gusta y es en serio, no tengo intenciones de jugar con ella.
Mi amigo aprieta los labios para no reír - lo dicho, estas hecho mierda.
- Pues si - suelto frustrado - estoy hecho un desastre mentalmente y en ocasiones, no puedo controlar mis acciones.
- ¿A qué te refieres?
- Ayer la llame.
- ¿Qué? - suelta dramáticamente.
- La he estado frecuentando, llamando y todo lo que le sigue a eso.
- ¿Cuándo pensabas decírmelo?
- ¿Nunca? - suelto con una mueca, rueda los ojos y continúo ahora con tono serio. - sin embargo, solo quiero frecuentarla tratarla y el otro día cuando la besé yo...
- ¿La besaste? - me interrumpe haciéndose el sorprendido.
Tan dramático...
- Si, la besé el día que la fui a dejar a su casa después de la cena por el motivo de su graduación y te puedo asegurar, Cristian, que no quería dejar de hacerlo. Aun no sé qué demonios pasa por mi cabeza, pero no puedo alejarme, aunque quiera y lo haya intentado una y otra vez.
- Ya te lo dije una vez y me lo confirmaste esa mujer te trae en un babeo continuo, no me puedes negar que lamentablemente quedaste totalmente hechizado por ese mujerón.
No digo nada pues el ser humano que esta frente a mí en estos momentos me conoce más a mí que yo mismo así que mejor no respondo a eso y comienzo a decirle lo siguiente:
- Hoy voy a salir con ella - suelto y el hombre frente a mi abre los ojos con sorpresa - y antes de que preguntes no es a follar porque estoy seguro que eso es lo que está pensando tu mente sucia en estos momentos.
- Pero si yo no dije nada - suelta inocentemente levantando las manos en señal de paz, - pero la verdad es que si lo pensé.
Sonrío.
- La voy a llevar a cenar, pienso acercarme a ella, - suelto obviando lo que dijo - no voy a alejarme como pensé hacerlo en un principio.
- Me imagino que tenia razón esta mañana cuando decía que ya no te interesan otras chicas al menos que sean pelinegras, una en específico.
Asiento con un movimiento de cabeza.
- No sé a donde demonios nos llevará esto, pero quiero hacer las cosas bien. Y aunque, no tengo nada con ella y pude haber hecho lo que quiera con otra mujer, no pude hacerlo, no me apetece, no le debo nada, sin embargo, siento que si.
- Estas perdido, hermano - suelta Cristian. - Te han cazado.
Estoy a punto de hablar, pero línea de mi escritorio suena, poncho el altavoz para que podamos escuchar, es Lucy, mi asistente:
- Diga.
- Señor Sandoval, disculpe la interrupción, la señorita Rinaldi, esta en la línea uno, ha insistido bastante en hablar con usted.
Cristian enarca una ceja y suelto un suspiro cansado.
- Gracias, Lucy.
- De nada señor.
Lucy termina la llamada y miro a mi amigo quien tiene un semblante pétreo ante la llamada de la rubia.
-No digas nada - suelto en su dirección.
- Si no iba a decir nada - levanta las manos en señal de rendición.
Lo miro mal porque se perfectamente que es todo lo contrario, quiere decir de todo. No hago esperar más a Vanessa y poncho el botón que da paso para abrir la línea uno.
- ¡Buenas tardes! - hablo mirando a Cristian.
- ¡Hola, Amor! - habla Vanessa del otro lado de la línea y ruedo los ojos, no me gusta que me llame así. - ¿Cómo has estado?
- Estoy bien, gracias.
- Me da gusto, solo llamaba para invitarte a tomar un trago esta noche.
Cristian rueda los ojos y casi sonrío, no quiere saber nada de esta mujer.
- Lo lamento mucho, Vanessa, tengo compromiso, no puedo acompañarte. - por nada en el mundo cancelaría a la niñita endemoniada de mirada inocente, - lo lamento.
Mentiroso, no lamentas nada.
Escucho un bufido de su parte, no le ha agradado mi negativa.
- ¡Qué lástima! ¿Y puedes mañana?
- No, puedo, será en otra ocasión, - hablo tajante, no me gusta por donde va esto - tengo varios compromisos que no puedo posponer.
- Quiero verte, Marcelo - habla ella - tenemos semanas que no lo hacemos, te extraño.
Eso me hace fruncir el ceño y me molesta esta situación, fui claro con ella cuando accedimos a intimar. Cristian abre la boca como una O gigante, no puede creer lo que escucha.
- Espero que tengas claro que entre nosotros no hay nada - hablo con los dientes apretados - si, tuvimos sexo ocasional, pero nada más, Vanessa.
- Por favor, Marcelo.
- Fui claro contigo, no quiero que confundas las cosas. - hablo firmemente - te dije que ya no pasaría más.
- Está bien, cariño, - habla ella como si nada, no hará caso a lo que he determinado - no te molestes, ya nos veremos pronto.
- Es bueno que te hagas a la idea que ya no ocurrirá nada entre nosotros.
- Ya hablaremos personalmente, no es bueno hacerlo por teléfono, Marcelo. - se hace un silencio incomodo - me tengo que ir, nos veremos pronto.
- Hasta luego, Vanessa.
Termino la conversación con la mujer y la mirada que Cristian me da en estos momentos es para salir huyendo.
Y de seguro nadie esta de acuerdo con el que te hayas acostado con esa mujer grosera, ni yo lo estoy, Marcelini.
Ya Cállate.
Mi amigo niega con la cabeza una y otra vez, tiene el ceño fruncido.
- Anda, di lo que tengas que decir, Cristian.
- Eres un cabrón ¿Cómo se te ocurre acostarte con esa culebrón, Marcelo? - suelta evidentemente molesto, - sé que no es mi asunto, pero esa mujer puede joderte la vida más adelante.
- No pasará nada, además, ya le dije que no volvería a pasar.
- Ella está obsesionada contigo, siempre lo ha estado y por cierto, - continúa él - debes hablar con Martina de algo que ocurrió en tu casa hace un tiempo relacionado con Keily y la culebra esa.
Lo miro con el seño fruncido, ¿porqué se entera de todo?
Hazte el inocente, sabes como lo hace y lo que ocurre.
Sonrío en mis adentros, mi consciencia tiene razón.
- ¿A qué te refieres? - indago curioso.
- Habla con Martina, ella te puede dar mejores detalles y es mejor que lo hagas si en verdad quieres tener algo serio con tu niñita endemoniada y que eso no se vea empañado después.
Trago saliva, si Cristian me dice todo esto en el tono que lo esta haciendo en estos momentos es mejor hacerle caso. Con la niñita endemoniada tengo todas las intenciones del mundo de hacer que funcione lo que sea que logre tener con ella porque me gusta esa mujer.
- Está bien lo haré, gracias Cristian, - él asiente con la cabeza.
- Hablaremos de ese asunto cuando ya estés enterado mientras tanto permiteme decirte que estas cambiando y eso me gusta - lo miro serio, este idiota ya viene con sus cosas.
- Solo quiero honesto conmigo mismo y aceptar la realidad, Cristian.
- Para ser honesto, me da mucho gusto escuchar eso, tenía años que no te veía tomar esa actitud y mucho menos por una mujer a sabiendas de que amaste una vez, juraste no volver a tener un tipo de relación seria con alguien más, es gratificante verte romper tus propios esquemas, Marcelo
- No te estoy diciendo que amo a Keily, idiota - él me sonríe.
- Si, está bien, como diga usted Ingeniero.
- En cuanto a aquella mujer, esta en el pasado y ahí debe de quedarse.
- Es ahí donde esta, Marcelo.
No digo nada, no me gusta hablar de eso y estoy seguro que no volverá a mencionar el asunto, por ahora.
Marcelo, - llama el castaño - hay algo que me preocupa mucho - sabemos a la perfección que Diego te odia, ya que cree que le has quitado lo que por derecho le corresponde, - asiento con un movimiento de cabeza dándole la razón y él continúa - no me puedo llegar a imaginar lo que hará si se entera de que andas detrás de la mujer que era suya - frunzo mi ceño molesto - arderá el mismísimo infierno.
Me pongo de pie inmediatamente y rodeo mi escritorio frustrado.
- Si el infierno tiene que arder que arda, no me alejaré de ella por miedo a Diego ni a nadie y te recuerdo - miro a mi amigo directamente a los ojos y señalando con el dedo índice de mi mano izquierda - que nunca fue su mujer, tuvieron una relación, si, por desgracia, pero no fue su mujer ¿entendido?
- Ya, ya don gruñón, no lo repetiré más - dice esto levantando ambas manos en señal de rendición nuevamente, pues sabe lo que le conviene. - solo quise decir que fue su novia y por lo que me ha comentado Elena el muy hijo de la gran p... - calla para no decir palabrotas - sigue enamorado de ella e incluso la busca en su trabajo, en la casa y donde sea que ella este - eso definitivamente llama mi atención. - no es por preocuparte, pero al parecer sigue obsesionado con ella.
- No me habías hablado de eso, Cristian, - paso mis manos por mi cara frustrado - ¿Por qué no me dijiste nada?
- Por la única y sencilla razón de que no es mi asunto, Marcelo, y tampoco es el tuyos y si estoy enterado de esto es porque Elena y yo quedamos de salir un día y me canceló alegando que no podía dejar a Keily sola, ella la necesitaba porque el maldito de Diego hizo algo, lo sé porque llamó y me contó, cuando lo hizo, la escuché muy mal, ella lloraba.
Siento como ardo en enojo de tan solo escuchar lo que mi amigo me está diciendo y en realidad tiene razón, no es mi asunto, pero ¿Qué hago cuando esa mujer me interesa más de lo que quiero admitir? ¿Qué hago con estas ganas que tengo de cuidarla, protegerla de lo que sea y de quien sea? juro que si me llego a enterar de que la ha lastimado, no se de lo que seria capaz.
- Entiendo tu punto, Cristian, créeme que lo hago, pero esa mujer me interesa más de lo que me permito admitir y tu eso lo sabes mejor que nadie, no quiero que le pase nada y me gustaría estar al tanto de cualquier cosa para poder ayudarla en caso de ser necesario.
- Lo siento mucho, Marcelo, pero yo no me voy a meter en donde no me llaman y con respecto a eso, sé que te preocupas por ella y que... bueno, y que te interesa mucho más de lo que dices, sin embargo, no voy a traicionar la confianza de Elena y tambien creo que Keily tiene las suficientes agallas para salir adelante sola de cada situacion, no la subestimes, ademas ¿no fue eso lo que mas te gustó de ella, su caracter? - asiento sin mas, pero no dejo de preocuparme - recuerdo cuando un dia me dijiste "es una niñita endemoniada, si la hubieras visto, Cristian, parecia una fiera". - imita mi voz y le sale fatal mientras que solo me dispongo a rodar mis ojos ante las estupideces del otro hombre aqui presente.
Suelto un suspiro lento y hablo - entiendo hombre, solo te pido que si un día ella necesita mi ayuda y logras enterarte no dudes en decirme - el asiente con un movimiento de cabeza - ahora vamos a terminar con esto para ir a casa a descansar.
Cristian me mira y me analiza, sabe perfectamente que no me quedaré tranquilo ante todo lo que me ha dicho.
- Prometo que si pasa algo te relacionado al mujeron te lo contaré - habla seriamente - y lo haré porque me gustaría que hicieran lo mismo conmigo.
Sonrío.
- Gracias, hermano, quiero saber que fue lo que pasó y si tengo que mover mis contactos para eso lo voy hacer.
- Deja de ser tan paranoico, Marcelo, trataré de investigar y te cuento.
Sonrío con satisfacción.
- Me tranquilizas, muchas gracias, Cristian.
- No hay de qué, hermnao mío.
Para ser sincero, no puedo dejar de dar vueltas al asunto de la niñita, pero ¿Cómo ayudarla si aún no existe la suficiente confianza entre nosotros para hablar de ese asunto? No quiero llevar las cosas tan deprisa con ella, pues todo alrededor de ella se torna diferente a lo que siempre suelo sentir cuando estoy cerca de otras mujeres, el aura que gira alrededor de nosotros es increíble. Existe una fuerte atracción por parte de ambos y digo por parte de ambos porque no paso por acto cada reacción que ella tiene cuando estamos juntos.
¿A dónde nos llevará esto?
Empezamos nuevamente a revisar los pendientes de la oficina y después de que transcurriera más de una hora estoy en casa, me doy un baño, coloco un pantalón Chándal para luego ir a dormir.
◇
◇
◇♡◇
◇
◇
Capítulo nuevo.
¿Qué les pareció el capítulo?
Si ustedes se vieran como yo las veo, las amo muchísimo 💋💋
Mi cielo hermoso, Marcelo ❤ 👇👇👇
Mi tesoro, Cristian... 👄👄
Su amigo Mariano 👇
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top