Capitulo 28 ♡


Cristian

Han pasado varios días desde el secuestro perpetuado a Marcelo y Keily,  vaya susto que me di, ver a mi amigo y el que sé que es el mayor de su tormento en la actualidad, ser atacados por unos delincuentes sin uno poder hacer nada en el momento, no es una situación fácil, sin embargo, siempre he confiado en las habilidades de mi amigo tanto en defensa física como en las mentales, es un hombre bien preparado.

Lo único que tiene el muy cabrón es que es muy terco y se cierra fácil en cuanto a sentimientos, sé que no le teme a nada salvo a él mismo y lo que pueda sentir.

Aunque eso está por cambiar, él no lo ve, pero yo si, porque para algunas cosas es muy hábil, pero para otras es muy torpe, sin embargo, aquí estoy yo, Cristian Serrano, para ayudarlo ¿Quién si no soy yo? Claro con un poco de ayuda.

Marcelo, al no entender la tormenta que lleva dentro a todo le llama curiosidad...

Al recordar como sucedieron las cosas ese día en el estacionamiento, no puedo evitar sentirme mal y tragar grueso. Todo estaba fríamente calculado, sabíamos que los delincuentes actuarían, pero pensamos que atacarian cuando Marcelo estuviera solo, no contamos que lo harían habiendo personas a su alrededor.

Lo subestimamos...

Elena y yo saliamos del café platicando sobre los bocetos que le había pedido y como nos la habíamos ingeniado para juntarnos ahí. De pronto, todo comenzó a desarrollarse en cámara lenta, Elena, quien mira hacia el frente se queda petrificada con la escena, yo miro hacia donde ella lo hacía y senti que la sangre corria a toda velocidad por mis venas al ver a mi amigo en peligro y las cosas se complicaron cuando la pelirroja, al ver su amiga en peligro sale corriendo y es apuntada con un arma, salgo corriendo detrás de ella viendo como Keily se inquietaba y ella solo corría más de prisa, cuando el bastardo dispara llegué justo a tiempo para tirar a Elena al piso evitando que el disparo la agrediera.

Después de ahí todo fue un caos total, vi como la pelinegra estaba desmayada en los brazos de unos de los secuestradores y a distancia se podía ver que por las venas de mi amigo ya no corría sangre sino fuego de la ira que sentía, recuerdo haberme preguntado una y otra vez el porque no hacía nada para defenderse, nuestras miradas coinciden y vi preocupación en su rostro, pero no por su bienestar sino por la mujer que uno de los idiotas sostenía en sus brazos y la herida que le propinaron.

Cuando de mala gana lo entran en la camioneta, a ella la colocan sobre él, en su regazo, no pude ver más, estaba preocupado por la chica que lloraba en el piso y los idiotas que aún nos tenían encañonados con un arma. Luego, los demás hombres se subieron a otras dos camionetas más y se marcharon con mi amigo.

Solo quedaba esperar, sabía que él se comunicaria conmigo y así poder terminar con esa mierda, nada salio como esperábamos, sin embargo, ambos, Marcelo y Keily, salieron bien de todo esto, lo demás es historia.

Suelto un suspiro cansado.

Me acomodo en mi lugar, luego de darme cuenta que estaba muy ido en mis pensamientos, estoy en mi casa, específicamente en mi estudio donde le estoy dando las terminaciones al proyecto que dirigiré en los próximos meses del centro comercial que se construirá en esta ciudad. Vivo con mis padres, aunque estos viajan mucho debido a los negocios que tienen en las distintas partes del mundo y mi hermana menor de 22 años llamada Cristina que trabaja de maestra en unos de los colegios más prestigiosos de Mérida.

Ya tengo más de dos horas acá y pasan de las ocho de la noche y decido ponerme de pie para ir a mi habitación a darme un baño, de camino me encuentro con mi hermana quien sonríe al verme, me acerco a ella y la abrazo dándole un beso en sus mejillas.

— ¿Qué tal tu día, Cris? — indaga ella aun en mis brazos.

Suelto un suspiro lento , — estoy cansado, Marcelo me explota en la empresa, lo voy a demandar.

Sonríe.

— No digas eso, ¿para que lo vas a denunciar? puesto que si lo entran a la cárcel te vas tú también y de forma voluntaria, ya que no pueden vivir el uno sin el otro - expresa mi hermana separándose lentamente de mi mientras sonreímos porque tiene razón — me voy a descansar porque mañana hay mucho que hacer, le dije a Maya que subiera tu cena a la habitación.

— ¿Qué haría yo sin ti, Cristin? — hablo mientras beso su coronilla y comienzo a caminar escaleras arriba.

— Sin mí no eres nada, hermano — suelta ella a mis espaldas y sonrío aunque no me pueda ver.

Mi hermana es una de las personas más importantes en mi vida y estoy realmente orgulloso de ella, ha pasado por tanto desde chica que lo único qué me pido a la vida es que algún día la premien con muchas cosas buenas.

Entro a mi habitación y me doy una ducha en la que duro alrededor de veinte minutos, salgo de esta, seco mi cuerpo con una toalla y me coloco unos pantalones chándal para dormir. Puedo observar que Maya trajo la cena, voy a encender mi televisión para ver una película de acción y comenzar a cenar. Después de unos minutos mi celular suena y sonrío al ver de quien es el mensaje de WhatsApp.

Hola, mi Superman ¿En que estás?

— Hola, Bonita... estoy en mi habitación, viendo una película y comiendo algo ¿tú?

Mmmm que rico, yo estoy viendo una película con mi clan, ya sabes. dice ella.

— ¡Eso está bien! Quiero verte, bonita.

Yo también quiero verte...

Seguimos nuestra conversación mediante textos hasta que nos despedimos, esta chica es especial, me encanta compartir con ella ya que somos buenos amigos, unos amigos que se dan unos buenos besos, desde que nos conocimos y que fuimos al cine porque se lo había prometido, vimos una película demasiado romántica en donde los protagonistas solo se besaban y yo como estaba cansado de eso y ella también entonces se nos ocurrió besarnos, una completa locura ¿no? ahora no dejamos de hacerlo. Solo somos amigos que de vez en cuando se dan un par de besos, par de besos muy seguidos y me encanta esta relación que llevamos.

No solo se dan beso, Cristiansito...

Lo que sea.

Después de terminada mi conversación por mensajería procedo a responder ciertos correos que me faltaban por revisar, reenvío algunos a Marcelo, ya que también debe de dar el visto bueno. Marcelo es un gran Ingeniero, pero también uno de los mejores financistas de la ciudad y por eso la Constructora Sandoval está posicionada como una de las mejores del país.

Mi amigo se ha esforzado mucho en conseguir que eso sucediera y más aun después que su padre muriera. Marcelo se ha convertido en el Tirano en su empresa porque se rodea de gente competente para la realización de cualquier proyecto y el que no le sirve pues simplemente se va. Lo anterior no significa que trate mal a las personas, no, sino que trabaja con los mejores y que su palabra debe acatarse de inmediato. Es mi mejor amigo, mi hermano y haría cualquier cosa por ese idiota que conozco mejor que la palma de mi mano.

Me voy a la cama, estoy bien cansado, mañana será un día muy ajetreado en el trabajo y más aún que el idiota de mi amigo estará de regreso del viaje que hizo después de dos días de su secuestro, de eso ya han pasado ocho días.

Marcelo es terco, por más que le pedí que me dejara a mi hacer el viaje no cedió, no quizo aceptar y comprendo que el muy idiota ande asustado, yo entiendo el por qué. Sin embargo, como su amigo fiel, bueno, comprensivo, que no rompe ni un plato, le haré ver el camino hacia la luz al muy tonto, no es que este muerto, ni mucho menos, pero anda más perdido que un camino viejo.

Para unas cosas si es inteligente, el muy idiota, pero para otras... ¡Madre mía! Se vuelve un ocho.

Mañana es un día especial y la llegada de Marcelo no impedirá, por ningún motivo, que asista a una graduación de cierta chica que tengo como amiga.

Después de unos minutos más dando vueltas en mi cama y pensado en una chica que no mencionaré que me quedo dormido.

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Ya son más de las once de la mañana y estoy en mi oficina en la constructora Sandoval dando los últimos detalles del proyecto para luego ir a mostrárselo a Marcelo quien es el presidente de la constructora.

Me pongo de pie y me dirijo a la oficina de mi gran amigo, le pregunto a Lucy, su asistente, que si se encuentra, ya que hoy regresaba muy temprano de Miami y dijo que vendría directamente a las oficinas, esta asiente y ni siquiera me tomo la molestia de decirle que le avise que estoy aquí, porque siempre entro a esa oficina como Pedro por su casa.

Cuando abro la gran puerta de cristal, me encuentro a un Marcelo mirando hacia su ventanal con las manos dentro de sus bolsillos ¿Qué le pasará? Tiene sus pensamientos en el otro mundo o al menos es lo que creía antes de escucharlo hablar:

— Te he dicho infinidades de veces que toques antes de entrar a mi oficina y de esa manera empieces a poner en practica los modales que te enseñaron tus padres — dice esto en la misma posición, sin mirarme.

— Y yo te he dicho que no me interesa poner en practica mis modales contigo — le digo y el voltea hacia mi sin ningún tipo de expresión.

Me acerco a él y el hace lo mismo, nos saludamos con un abrazo, un abrazo de hermanos que se extrañaron.

—No te pregunto cómo te fue porque me dijiste todo por teléfono ayer. — el asiente mientras que nos separamos. Después de unos cuantos minutos en silencio me animo a preguntarle que demonios le pasa, esta extraño, callado y eso no es normal. — ¿Qué te pasa, Marcelo?

— Nada, Cristian — suelta al mismo tiempo que comienza a caminar a su lugar de trabajo — no pasa nada, solo que no tuve una buena noche.

— ¿Por qué no tuviste una buena noche? — indago hacia al hombre que esta frente a mi ya que me encuentro en una de las sillas para visitantes — ¿no dormiste bien?

— Solo que he tratado de despejar mi mente y no ha funcionado como quería — suelta en tono cansado como si estuviera agotado de luchar con el mismo — últimamente mi cabeza es un nido de pájaros, es un enredo total.

Estoy seguro de que la confusión que tiene mi amigo no es de trabajo.

— Esto no tiene que ver con el trabajo ni con la constructora — niega con la cabeza — ¿entonces? ¿De qué se trata?— se queda callado, no dice nada y eso me enoja, me da mucho pesar con mi amigo, puesto que le cuesta tanto hablar de lo que siente y por las informaciones que he obtenido por otro lado, sé que el asunto es complicado, le cuesta manejar sus emociones y para su buena o mala suerte lo conozco más que a mi mismo y es por eso que continúo medio cabreado. — ¿Por qué te cuesta tanto hablar del remolino de sensaciones que te causa cierta pelinegra desde que la conociste?

— No quiero que empieces con eso de nuevo Cristian — habla con tono amenazante poniéndose de pie — no me pasa nada con ella es solo que me confunde, eso es todo.

Suelto un suspiro lento. — sabes perfectamente que a mi no tienes que mentirme, de mi no tienes que esconderte, yo siempre seré tu amigo, tu hermano y por eso es por lo que suelo conocerte, recuerda que desde pequeños soy el único que se leerte bien — hago una pausa y suelto burlón — además, al ver como saliste corriendo hace unas semanas atrás como alma que lleva el diablo después de decirte que cierta chiquilla no se encontraba bien, no tienes mucho que decir, Marcelo, y ni que decir de la forma en la que te arriesgarte solo por mantenerla a salvo cuando ambos fueron secuestrados.

— ¡Es que no sé lo que me pasa! — explota al fin y dejo que se desahogue — la llevo a comer, paso un día fenomenal con ella hace unas semanas atrás, es tan diferente a las demás, quiero verla todo el maldito tiempo, quiero besarla todo el maldito tiempo y tengo que contenerme porque no quiero alejarla ¿Qué diablos me pasa? Yo no soy así, no lo soy.

Pasa sus manos repetidamente por su rostro, esta agobiado y créanme nunca había visto a mi amigo así. Lo dejo hablar, dejo que saque todo aquello que lleva dentro desde hace mucho.

>> Además, — suelta frustrado — cito un mujerón en mi departamento en Miami, busco compañía y cuando estoy teniendo sexo viene ella a mi mente, no puedo estar tranquilo porque ese pequeño demonio se metió aquí — señala su sien — me la quiero sacar de la puta cabeza y malditamente no puedo.

Se queda callado y sigue de pie pasándose las manos repetidamente por su rostro mientras que solo lo escucho desahogarse.

>> En la semana pasada, cuando estuvimos secuestrados, me sentí como el idiota más grande del mundo  por haberla puesto es riesgo y te juro que por primera vez en mi nefasta vida senti miedo por alguien que no es nada mío — debería decir que me sorprende pero no lo hago, lo conozco y se que esta frustración que siente es por que no sabe lidiar con lo que siente. — tuve miedo a que la lastimaran y de solo recordar como... — hace una pausa como si recordara y aprieta sus puños y su mandíbula — como la tocaba ese mal nacido, juro que quiero volver a destruir sus asquerosas manos y no solo eso, sino dejarlo sin aliento.

— Cálmate, Marcelo, por favor. — hablo con cuidado en su dirección. — Ya no recuerdes eso.

— Ella me gusta Cristian, — habla derrotado — no puedo seguir negándolo.

— Bueno, amigo mío — ahora soy yo quien hablo — ¿te diste cuenta de eso hoy o anoche cuando te follabas a una de las chicas en tu departamento? ¿Cuándo la viste en peligro? —  me mira con ceño fruncido —  en mi loca vida nunca te había visto así y si te diste cuenta hoy que pena porque esa mujer te gusta ¿Qué digo que te gusta ni te gusta? Esa mujer te encanta desde que la viste ¿acaso no recuerdas que te la comías con la mirada mucho antes de que pasara su encuentro en la cama? — rueda los ojos y yo sonrío — no vengas a decirme lo que ya sé, aunque me da gusto que por fin lo hayas aceptado.

— No quiero sentir esto, Cristian, me gusta ser un hombre sin ataduras y esa mujer me pone de todas maneras menos bien, quiero alejarme de ella y quizás lo haga por un tiempo, pero la verdad es que no se si tengas las ganas o la fuerza para hacerlo, llegue hoy a la ciudad y lo único que quiero es salir corriendo a verla, ver que este bien y estrecharla entre mis brazos.

— ¿Y porque demonios no vas a verla y le dices eso?

— No es el momento, Cristian, aún no.

— No creo que sea lo correcto, seguir siendo su "amigo", sigue mintiéndote a ti mismo y ya verás lo que pasa. — me mira con atención y continúo — quizás siendo ella una chica soltera, sin compromisos, linda, hermosa, con unos ojos hipnotizantes — lo molesto a propósito — se puede conseguir al hombre que se le dé la gana o peor aún un Diego que anda como loco detrás de ella.

Su mirada es fulminante, no le gustó ni un poquito  lo que le he dicho.

Oraré por tu alma...

¿Porqué?

Porque si sigues diciendo esas cosas tu amigo te asesinará...

— Ya cállate y vamos a trabajar — suelta el rubio con el afán de cambiar el tema cuando las cosas no toman el rumbo que quiere ahora se esta haciendo el muy concentrado en unos papeles delante de mí y veo una chispa de enojo en su rostro, no le agrada la idea.

— ¿Sabes que se gradúa hoy? — suelto mientras sonrío y logro captar su atención — se gradúa hoy junto a Elena.

— No, no lo sabía ¿Cómo te enteraste?

— Tengo mis contactos, bebé.

— Eres un cabrón.

— Se gradúa hoy como una de las mejores diseñadoras de interiores de la universidad — hablo obviando su insulto y sonríe al escuchar esto —  es una chica que estudió mediante una beca, Marcelo, y se la ganó a pulso, no te diré como me enteré eso es información confidencial.

Levanta una ceja en mi dirección y comienza a hablar:

— Aveces me da mucha curiosidad de saber como es que te enteras de los mas mínimos detalles de las cosas. — sonrío burlón y él continúa — También se eso de la beca universitaria recuerda que la mande a investigar — ruedo los ojos ante lo que dijo — para ser una niñita de veintiún años ha logrado mucho y eso lo reconozco.

— No es una niña, es toda una mujer y lo sabes — me mira sin ningún tipo de expresión — y cuidado con estar pensando en que le llevas casi diez años que eso no vine al caso.

— No es una niña para ti pero para mí siempre será mi... — hace silencio — para mí siempre será eso una niñita — estoy seguro de que no era lo que iba a decir, pero como soy tan buen amigo lo pienso ayudar, ya que este lo que tiene de millonario y guapo lo tiene de idiota y en estas cosas se vuelve una reverenda mierda.

— Bueno — hablo poniéndome de pie — me iré a preparar porque hay una graduación que me espera — suelto esto con el objetivo de que el idiota aquí decide acompañarme — nos vemos luego — me giro lentamente y no dice nada, voy caminando muy despacio a hacia la salida y aun no dice nada.

Mierda, mierda y más mierda... ¿No me va a detener? Tomo el pomo de la puerta y cuando estoy a punto de abrirla para salir de la oficina y creo que mi plan ha fallado haciéndome sentir frustrado, lo escucho hablar:

— ¿Por qué vas tu a la graduación? — retrocedo a millón aliviado de ver que esta interesado en la dichosa graduación.

— Es que son mis amigas tanto Keily como Elena son mis amigas y no las voy a dejar solas en este momento tan importante en su vida.

— ¿Desde cuándo son Keily y Elena tus amigas? —  indaga el rubio curioso aunque estoy seguro que sabe todo, solo se hace el tonto —Sé que haz hecho pedidos a Elena como diseñadora, pero hasta ahí.

— Desde el momento que entraron por esta oficina aquel día y cierta chica te dejó con una erección más grande que "La torre de Shanghài en China" y  aunque con Keily no he hablado mucho con Elena si — Marcelo levanta una de sus cejas y se cruza de brazos — y desde que Elena y yo somos amigos me considero serlo de la pelinegra también, aunque eso ella no lo sepa.

Sonrío burlón.

— Así que eres amigo de la pelirroja desde ese día — asiento con un movimiento de cabeza — bueno, al parecer no soy el único que hace amistad con ese par ¿verdad Cristian?

— Ya basta de platicas, ya me tengo que ir porque si no llegare tarde, — vuelvo a mi letanía anterior, rogando al cielo de que el idiota detrás de mí me detenga, pero el muy estúpido no hace nada. — hasta luego.

Nada.

Cuando ya estoy fuera de la oficina y me había dado por vencido sintiendome totalmente frustrado por no lograr mi cometido siento unos pasos detrás de mi y antes de girarme le escucho hablar.

— Voy contigo a la dichosa graduación siempre y cuando no me hagas preguntas ni digas nada al respecto, necesito ver esa niñita endemoniada el día de hoy — levanto mis manos en señal de paz y sonrío al ver que le logrado mi objetivo — no podría perderme esto, Cristian, y si me preguntas la razón tampoco sabría la respuesta, solo quiero verla, amigo.

Me dice esto para después pasar por mi lado para entrar al elevador y sonrío al ver que mi amigo esta jodido por esa chica y no lo sabe. Es así como ambos nos dirigimos al lugar donde se celebrara el apto de graduación.



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♡♡ NOTA DE LA AUTORA ♡♡

- Capítulo nuevo

- Dejen sus comentarios.

- Nos leemos pronto.

- BESITOS MIS GUERRERAS VALIENTES 💋💋💋.

Aquí algunas fotos de nuestro amigo Cristian  👇👇

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