Capitulo 15 ☆

Hola a todas ustedes,  el capítulo está dedicado a PaolaRodriguez715964 muchas gracias por estar aquí.

♡♥︎♡

Keily

Me encuentro en mi departamento, estoy un poco cansada por todas las emociones que he vivido en tan solo un par de horas, suelto un suspiro lento y me acomodo en mi sofá con mis piernas sobre la mesa que se encuentra en el centro.

No dejo de darle vueltas al asunto de Marcelo Sandoval pues, ¿Qué se ha creído el muy tarúpido este? Bueno, la verdad es que se puede creer lo que quiera por que esta como quiere el muy desgraciado, sin embargo, lo que tiene de guapo, lo tiene de idiota.

Aun no entiendo que es lo que me pasa cuando estoy con él, solo he coincidido dos veces con este hombre y me siento tan extraña, confundida y son emociones que para nada son positivas para la salud de mi estómago.

Hoy cuando estuvimos hablando sentí como si un zoológico de animales salvajes estuviera armando fiestas en mi pobre estómago y por eso es que lo quiero estrangular porque me hace sentir cosas que nunca había sentido y que no son nada agradables, cada vez estoy más convencida de que el gran idiota del señor Sandoval quiere sacar lo peor de mi.

Las emociones y sucesos extraños en mi cuerpo se lo atribuyo a todo lo que a pasado entre nosotros y la vergüenza que surge en mi cada vez que lo veo.

Sí, vamos repitelo muchas veces hasta que te lo creas, Keilisita.

No hay otra explicación.

Me levanto de donde estoy con pereza para darme un baño, entro a este me doy una ducha gloriosa y salgo, tomo mi toalla para secarme y me coloco un pantalón holgado color rosa y una blusa de tirantes blanca para luego encender mi televisión y ver una serie en Netflix, estoy disfrutando mi serie a más no poder y es cuando suena el timbre, chillo en forma de frustración y me levanto a abrir la puerta perezosamente, abro esta y mi querida Elena pasa hacia el interior como rayo McQueen y entra a mi casa tirando su bolso exageradamente en mi sofá, se da la vuelta hacia mi y se cruza de brazos mientras dice:

— ¿Se puede saber en dónde diablos te metiste toda la tarde? — Me mira con el ceño bien fruncido. —¿Por qué no contesta tu teléfono?

La miro extrañada.

— Pues si no me llamas no puedo contestar, Elena. – Rueda los ojos y camina hacia mi soltando su amarre de brazos para colocar estas en la cintura en forma de jarra y suelta:

— Pues si te he llamado, lo que pasa es que después que tuviste sexo con un Bombón ya no le haces caso a tu amiga por estar pensando seguramente en lo alucinante que fue eso.

Suelta cada palabra dramáticamente y como si quisiera llorar, por mi parte ruedo los ojos y camino seguida de Elena hacia mi bolso que está en mi habitación en busca de mi celular y cuando estoy buscando y rebuscando en el mismo pasa, me doy cuenta de que he perdido la mitad de mi existencia.

— Perdí mi celular, Elena, perdí mi vida y la posibilidad de... —  dejo la oración por mitad, el drama está en mi sistema ahora mismo, me  siento en mi cama con el bolso en las manos sin ningún cuidado y mirando a la nada. — Perdí, lo perdí.

Elena se acerca rápidamente a mí.

— No seas exagerada Kei, es un celular ya compraremos otro, tranquila.

Niego con mi cabeza y cuando encuentro el hilo de mi voz hablo.

— Es que tu no entiendes, pasado mañana tengo que entregar un proyecto que he ido avanzando en mi celular cada vez que tenia un poco de tiempo libre, lo trabajaba ahí y sabes que si no entrego no podre graduarme en las semanas siguientes, Elena. — suelto con lagrimas en los ojos y ella se pone en cuclillas frente a mí. — A veces pienso que nací con una maldición porque todo se me complica.

— No te pongas así, — suelta Elena preocupada. — vamos a hacer algo, no te desanimes. — Niego con la cabeza y ella continúa. — A ver, piensa en los lugares que frecuentaste y cuando lo sacaste de tu bolso, quizás en el taxi o no sé, pero vamos a encontrarlo.

Pienso en lo que me dice mi amiga y caigo en cuenta que la ultima vez que usé mi celular fue en el restaurant que se encuentra en el "Rascacielos de Picanto" y no recuerdo tomarlo de la mesa al irme dejando al señor Sandoval ahí.

— Lo dejé en el restaurant, - digo y Elena frunce el ceño, — Lo deje en la mesa en el restaurant.

— ¿Qué restaurant? — dice Elena aún en cuclillas delante de mí.

Miro a mi amiga sin ningún tipo de expresión y comienzo a contarle de mi encuentro con el desgraciado que lo tiene todo muy agraciado. Ella me mira con cara de asombro, pero al mismo tiempo divertida con todo lo que estoy contando.

— Ay, Kei, — dice Ella de forma divertida. — El bombón de Marcelo me agrada y eso que no lo conozco.

La fulmino con la mirada.

— ¿De qué lado estas? — indago. – Se supone que debes estar de mi lado y no del tarúpido ese.

— Siempre, siempre estaré de tu lado, pero esta vez exageraste un poco porque él tiene razón cuando dice que no te conoce, Keily, además de ser un hombre de negocios, exitoso y guapo debe cuidar de su espalda porque lamentablemente existen personas dañinas que están al acecho para ver que presa devorar, es por eso por lo que me pongo en su lugar también. Además — continua ella seriamente, — te conoció en un momento donde tu te encontrabas no precisamente en tus cinco sentidos por estar ebria, te acuestas con él y ya lo demás es historia.

— Para mí sigue siendo un tarúpido, —suelto y ella ríe mientras se pone de pie. — lo odio y no quiero volver a verlo, me hizo sentir mal.

— Seria bueno que te pongas en su lugar también, imagínate millonaria y exitosa — habla ella mientras me mira — siempre habrá personas intentando hacerte daño.

— Si, pero no por eso debo ir por la vida ofendiendo a los demás sin conocer sus intenciones.

— Creo que tienes razón, Marcelo es un idiota.  – suelta ella.

— Y estúpido también — hablo yo.

Ambas reímos.

— Si, Keily, lo que tu digas, ya veremos que nos trae otoño. Ahora — continua ella, — trata de llamar a tu número para ver si alguien responde.

Asiento y hago lo que ella me dice,  tomo la línea de mi departamento y comienzo a llamar, no hay respuesta, lo intentamos nuevamente y nada.

— Bueno, amiga, vístete y vamos para ese dichoso restaurant a ver si allí lo tienen.

Asiento y me visto con un pantalón vaquero, blusa color rojo vino, una chaqueta color beige y zapatos altos del mismo color. Tomo mi pequeño bolso y me dirijo donde me espera mi amiga quien inmediatamente se pone de pie y caminamos juntas hasta la puerta hasta llegar al auto que esta el estacionamiento de mi edificio.

Después de unos buenos minutos llegamos al rascacielos y subimos al ascensor y ponchamos el piso correspondiente hasta llegar al restaurant. Cuando llegamos a este lugar, me dirijo a unas de las personas que laboran acá y me mandan para una oficina en donde guardan las pertenencias de los clientes en caso de que se extravíe alguna, toco la puerta y escucho que nos dan autorización de pasar, cuando entre seguida de Elena, nos ofrecen asiento, lo tomamos y procedemos a explicarle todo lo relacionado a la perdida de mi celular y la persona que nos atiende dice:

— Si, recuerdo que usted estuvo hoy en la tarde señorita y también sé que le ha quedado el celular encima de la mesa. — Suelto un suspiro de alivio y lo miro esperanzada con una sonrisa, pero esta se borra cuando señor que tengo en frente continua  — lamentablemente nosotros no tenemos el objeto con nosotros.

Lo miro con ceño fruncido a él y a Elena girando mi cabeza de un lugar a otro.

— Entonces ¿Qué paso? — cuestiona Elena, — ¿Dónde está el celular?

El señor nos mira a ambas con cara de pena y no me agrada nada lo que dice después.

— La persona que tiene su celular, señorita, le dejó esta nota, ya que sabía que vendría por él.

Tomo la nota extrañada y miro a Elena quien me quita esta de las manos y empieza a leer en voz alta con una sonrisa burlona:


"Ya que tuvo usted, señorita, la amabilidad de pagar mi café aprovecho para darle las gracias puesto que no me dio tiempo de hacerlo, también creo oportuno decirle que su objeto esta en mis manos y si lo quiere de vuelta venga por el y ya veremos si me convence para entregárselo".

M. S.

Cuando mi amiga termina de leer la nota abro la boca como pichón ahogado ¿Cómo se atreve? Este hombre quiere volverme loca ¿Cómo se atreve a insinuar que debo ir a buscarlo?  La risita de Elena me devuelve a la realidad y yo la fulmino con la mirada.

— ¿Qué es tan gracioso, Elena?

— Todo esto, — suelta ella divertida señalando la nota y nuestro alrededor haciendo círculos con el dedo índice de su mano derecha — este es el momento donde decides que hacer, Kei.

— Nos vamos a casa ahora, — hablo  mientras comienzo a caminar hacia la puerta de brazos cruzados no sin antes agradecer al señor por su ayuda, siento a Elena detrás de mi e intenta decir algo pero la detengo en seco: — No digas nada.

— Ok, — responde ella levantando las manos en señal de paz.

No la miro ni hablamos durante el camino, la muy cuerva se ha estado riendo en mi cara de esta situación y le aplicaré la ley del hielo, llegamos a casa y bajamos en silencio, la siento que camino detrás de mi, pero no dice nada, cuando llegamos al departamento la escucho hablar.

— Sí quieres que me disculpe no lo haré, porque todo esto me parece muy gracioso y si quieres enojarte esta bien, me buscas cuando se te pase. — Suelta esto a punto de estallar en risa y continua. — Ahora, Kei, te dejo tranquila ya que tienes un proyecto que iniciar y es mejor que empieces desde ahora a ver si te da tiempo de terminarlo.

Gira para irse y cuando da unos cuantos pasos la detengo:

— No, espera — gira hacia mi con una sonrisa triunfal, desgraciada — no sé que hacer, sabes que de ir a la constructora tomo el riesgo de encontrarme con Diego y no quiero y sabes que ese hombre — hablo refiriendome  a Marcelo — tampoco es de mi agrado y verlo nuevamente es mucho para mí.

— ¿Te afecta verlo? — pregunta ella — me refiero a Diego.

— No me importa como piensas sino que cada vez que nos encontramos terminamos discutiendo y no pienso hacer Show en esa constructora ¿Te imaginas?

— Vamos a ir por "Tu vida" — dice ella refiriéndose al celular — antes de que mueras y si Diego aparece armando numeritos, lo ponemos en su lugar con altura y Como mañana tienes que entrar a las once al trabajo iremos a la Constructora Sandoval a primera hora y a Dios que nos ampare.

— ¿Qué? — pregunto, — ¿Me vas a acompañar? — ella asiente, la abrazo con fuerza y continuo. — Gracias, amiga, gracias — ¿Qué haría yo sin ti?

— Nada, cariño, nada. — sonrío y ella continua — además también lo hago porque deseo ver al papasito de Marcelo. — Ruedo los ojos pensando que era solo por acompañarme a mí. — Mañana vamos a ver a ese bombón.

Ríe fuerte, mi amiga, esta loca.

Me separo de ella quien aún nos manteníamos abrazadas y no puedo dejar de pensar de que mañana volveré a ver a ese tarúpido de mierda.

— No me gusta nada de lo que esta pasando, no quiero volver a ver a ese idiota.

— Si, lo sé, pero tendrás que hacerlo si quieres graduarte este año, Keily.

— Es una desgracia tener que volver a ver a Marcelo Sandoval.

¡Qué suerte la mía!




♡♡ NOTA DE LA AUTORA ♡♡

- Capitulo nuevo

- ¿Qué les pareció el capítulo?

- Dejen sus comentarios.

- Nos leemos pronto.

- Besitos para cada una de mis chicas valientes.💋

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