Capítulo 46
La vi irse.
Las lágrimas salían de mis ojos en grandes cantidades, se había ido y la soledad había regresado. Me arrodillé en la acera y solté un fuerte grito mientras las lágrimas nublaban mi vista. Mis vecinos me miraban raro, con lástima, ya quisiera que ellos sientan lo que yo ahora. Entré corriendo a mi casa, ya que no quería que me siguieran viendo toda esa gente odiosa. Tumbé la puerta y la cerré de un portazo, ya nada me importaba, se fue y mi vida volverá a ser un asco como lo era cuando Thomas llegó a mi vida.
Thomas.
Al recordarlo subí las escaleras de dos en dos muy enfadado. Corrí hacia su habitación y tumbé la puerta, lo vi, sentado en la cama, jugando con sus manos, me dedicó una mirada desafiante y sonrió demostrando victoria.
-Se toca Bruno- fue lo único que dijo cuando entré
-Todo es tu culpa- lo señalé
-¿Ya se fue, verdad? Aww, me hubiera gustado haberme despedido de tu querida esposita, ah no, espera, te rechazó, ¿verdad? Te dijo que no, ¿cómo se siente? Ven, siéntate y charlemos, como padre e hijo, sin rencores Brunito
Sentía que iba a explotar de las iras, no me contuve más, corrí hacia él, soltando un gruñido, lo agarré y lo acorralé contra la pared, poniendo mi mano en su cuello, a punto de cometer una locura: matarlo.
-¡Por tu culpa se fueron!- le grité y apreté un poco más mi mano
-¡Yo no hice nada! Ella no me soporta y por eso se fue
-¡Es tu culpa! ¡Siempre fuiste tú! ¡¿Qué le hiciste?! ¡¿Ah?! ¡Dime qué le hiciste!
-¡NADA!- apreté más mi mano y comenzó a ahogarse
Mátalo ya.
-Eres una rata mentirosa doble cara igual a tu madre, no creí que fueras como ella, ¡De seguro la amenazaste!
-Adelante...- dijo débilmente -Mátame e irás de nuevo a la cárcel
Tenía razón, si lo mataba iría a la cárcel de nuevo, y no lo quiero, en ese lugar habitan puros enfermos cuya intención es sólo robar y matar.
-¡¿Qué esperas?!- me gritó -¡MÁTAME COBARDE!
Lo solté, ganas de ahorcarlo me sobraban, pero no quiero volver al encierro. Thomas tosió fuertemente en el piso, mientras intentaba recobrar la respiración.
-¡Gallina!- gritó y en menos de un parpadeo ya lo estaba golpeando
Puñetes y patadas, quería hacerle pagar, porque sé que fue su culpa, lo odio con todo mi maldito ser.
-¡Ya, déjame!
-¡¿Quién es el gallina ahora?!- le grité -¡Te odio! ¡Si no hubieras existido yo sería feliz! ¡Nunca debí haberte creado!
Tras varios minutos me cansé, le di una patada y salí de su habitación dando un portazo.
-¡También te odio Bruno!- me di media vuelta y lo vi, me miraba con odio, su rostro estaba lleno de sangre
Entré en mi habitación y la cerré con llave. Apegué mi espalda a la puerta y descendí hasta el suelo mientras las lágrimas salían sin control de mis ojos. Toqué mi muñeca y miré la pulsera con el nombre de ________, le di un beso y cerré los ojos con fuerza, como si así al abrirlos me diera cuenta de que todo había sido una pesadilla, pero no, todo era real, mi familia se había ido y ahora estaba solo.
(______):
Mis lágrimas no cesaban, mis sollozos eran lo único que se escuchaban en mi auto, además de la música a volumen bajo. Miré por el retrovisor y vi a mis pequeños dormidos, habían lágrimas secas en sus mejillas y cada cierto tiempo soltaban un sonoro suspiro.
Llegué por fin a mi nueva casa, los chicos del camión de mudanza se bajaron y comenzaron a arreglar todo según como yo les había indicado.
Amarqué a Romina y la recosté en su cuna, la cual ya estaba en su cuarto, volví a mi auto y cargué a los gemelos uno por uno: primero Pauleth y luego Peter. Los acosté a ambos en el sofá que había en la sala hasta que los chicos armaran las camas de los gemelos. Los tapé a cada uno y besé su frente.
Horas después, todas las cosas ya estaban en su respectivo lugar; los gemelos aún dormían, al igual que Romina, así que decidí salir un momento a observar la lluvia caer del cielo nublado. Me apegué a un poste y miré las gotas caer, solté un fuerte sollozo y las lágrimas nublaron mi vista.
-Perdóname Bruno- hablé sola mirando al cielo, como si así Bruno pudiera escucharme -Perdón por hacerte daño, pero tu querido hijo iba a matarnos a todos si no me alejaba de ti y no quiero que mis hijos mueran jóvenes, no lo quiero- miré al suelo en silencio -Tampoco quiero que mueras- solté un gran suspiro -Te amo Bruno, como no tienes idea
La notificación de que un mensaje me había llegado, me distrajo por completo, saqué mi celular de mi bolsillo y leí el mensaje.
"Se siente bien la casa sin ti."
Con todo el coraje del mundo, le respondí:
"Hice lo que me pediste, ya déjame en paz"
Mi celular volvió a sonar:
"No te molestaré nunca más, lo prometo"
*****
Estuvo un poco corto, lo sé :v
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