Capítulo 42

-Bruno por favor- le rogué

-¡Te he dicho que te vayas!- me gritó muy enojado, las lágrimas de ambos no paraban

Abrazó una almohada y la aplastó contra su cara, mientras sus sollozos abundaban en la habitación.

-Quiero estar solo _______, por favor

Con el corazón echo pedazos, me levanté del piso y caminé hacia la puerta, pero antes de abrirla, lo miré.

-Perdóname Bruno- dicho esto salí corriendo de su habitación y del hospital

Me subí a mi auto, cerré la puerta con fuerza y lloré sin control sobre el volante, mientras lo apretaba fuertemente con ambas manos.

Nunca me va a perdonar.

Me odia.

Después de varios minutos llenos de llanto, decidí volver a casa, mis hijos deben estar esperándome. Arranqué el auto y conduje por las calles llenas de tráfico de Los Ángeles.

----------------25 minutos después---------------

Limpié mis lágrimas, guardé todas mis cosas y bajé de mi auto. Entré, callada y sin ánimos de nada, al girar después de cerrar la puerta con llave, vi a Thomas mirándome con el semblante serio, casi como siempre suele hacerlo.

-¿Cómo está?- me preguntó seriamente

-Se lo ve mejor- respondí soltando un suspiro y caminando hacia él

-Ah- miró sus uñas -De seguro estaba destrozado el pobre hombre

-No estoy de humor, cierra la boca

-A ti nunca te haría caso, ¿sabes por qué? Pues porque no eres mi madre

-Eso ya lo sé

-Sabes que te odio, ¿cierto?

-¿Me odias?

-Te amo con todo mi ser- dijo con sarcasmo, rodando los ojos -Sí, te odio

-¿Por qué me odias?- soltó un suspiro

-Olvídalo- dio media vuelta y se dispuso para subir las gradas, pero yo fui más rápida y lo tomé del brazo

-Dime

-Por tu culpa mi madre murió

El cuerpo se me congeló al escuchar sus palabras.

-Tú... nos dijiste que...

-Soy un buen actor- me interrumpió -Por favor _______, no soy idiota- sonrió maliciosamente, tal como lo hacía su madre -Y ahora me vengaré

-Sólo eres un niño- me burlé

-Tú no me conoces _______. No sabes de lo que soy capaz

-Claro- reí -Miren qué miedo, me va a atacar con peluchitos

Volvió a sonreír, esta vez alzó una ceja, escondió su mano detrás de su espalda y sacó algo negro, no podía distinguir qué era debido a que la mitad de aquel objeto estaba escondido detrás de su espalda. Lo sacó y me apuntó con este, era una pistola. El miedo recorrió mi cuerpo en menos de un parpadeo. Este niño está loco.

-Te lo dije- soltó una risita debido a la cara de susto que yo tenía -Si quiero puedo matarte ahora mismo, pero no lo haré con una condición

-¿C...cuál?- tartamudeé temblando

-Ni una palabra de esto a Bruno. MENOS a la policía, porque si fuiste de chismosa, te juro que encerraré a tus queridos hijos en un cuarto y los quemaré a los tres, así me lleven a la cárcel de menores lo haré, y te mataré a ti y a Bruno también, ¿entendido?- preguntó, pero no dije palabra alguna -Te he hecho una pregunta, ¡responde!

-Está... está bien- dije y una lágrima se deslizó por mi mejilla

-Así me gusta- bajó el arma y suspiré -Recuerda, una palabra y tú, Bruno y tus queridos hijos mueren- me dedicó una mirada asesina, dio media vuelta, mientras guardaba la pistola en su ropa y se encerró en su habitación

Mi cerebro me decía que debía ir y avisar a la policía, pero me contradecía ya que mi vida, la de Bruno y la de mis hijos corren riesgo, además, ese niño es hijo de una maldita psicópata, así que si su madre hizo demasiadas locuras, Thomas también es capaz de hacer lo mismo, y peores cosas. Sólo no tengo que abrir la boca y todo estará bien.

Solté un fuerte sollozo y cubrí mi boca para callarme, pero no podía. Bruno me odia, y ahora esto, mi vida es un completo asco.

------------------------Al día siguiente------------------------

------------------------En el hospital-------------------------

Caminé por los pasillos con Romi dormida en mis brazos. Cuando estaba a punto de salir de casa para venir acá, comenzó a llorar tanto que no tuve más remedio que llevarla conmigo.

Al llegar a la puerta de la habitación de Bruno, vi a Eric sentado en una de las sillas de la sala de espera.

Lo que me faltaba.

Me siento tan avergonzada que no puedo ni mirarle a los ojos. Lo besé y eso nunca se me quitará de la cabeza.

Opté por dar media vuelta y caminar de regreso, pero de pronto una mano me tocó el hombro. Giré sobre mis talones y aquella persona era Eric.

-_______

-Eric- dije mirando hacia otro lugar y mis mejillas se encendieron

-Ehhh... lo lamento

-Yo también

-Fue demasiado alcohol

-Lo sé- dije y soltó un fuerte suspiro

-Cindia no quiere verme en pintura

-Bruno tampoco

-No fue nuestra culpa, no sabíamos lo que hacíamos- volvió a sentarse en aquellas sillas, lo seguí y me senté a su lado

-Lo mismo le dije a Bruno, pero está tan enfadado que nunca quiere escucharme

-¿Cómo lo arreglamos?

-No tengo idea, ya le pedí perdón un millón de veces

-¿Crees que yo no?

-¿Dónde está ahora?

-Adentro con Bruno

-¿Y si vamos con ellos?

-¿Para que después nos tiren esos aparatos médicos? No gracias.

-No perdemos nada, vamos- hice puchero

-Está bien- rodó los ojos y se levantó

Caminamos hasta la puerta, nos miramos con nerviosismo y asentí con la cabeza para demostrarle seguridad. Tomé el pomo de la puerta, solté un suspiro cerrando mis ojos y la abrí lentamente.

Entramos con nuestras miradas clavadas en el piso, cerramos la puerta callados y los miramos a ambos; no se les veía enojados, ni molestos, estaban normales, no demostraban ninguna expresión en su rostro, lo cual se me hacía extraño.

-Hola- dijimos en un tono muy bajito Eric y yo, pero sólo recibimos un asentimiento con la cabeza de respuesta

-Ve con Cindia y yo con Bruno- le susurré a Eric y él asintió con la cabeza

Caminé hasta Bruno, no me miraba, sino que su mirada estaba clavada en Romi.

-¿Cómo estás?- le pregunté sentándome con algo de recelo en la cama

-Mejor- sonrió y me hizo una seña para que le entregue a Romi, por lo que lo hice con mucho cuidado, poniéndola en su brazo sano -Es tan tierna

-Sí- sonreí y acaricié la mano de Bruno -Perdóname Bruno, por favor- comencé a llorar sobre sus piernas -Fui una completa tonta

-Hey, _______- levanté la cabeza -Acércate- lo hice con lágrimas en mis mejillas -Más- lo hice -Un poco más- lo hice otra vez a tal punto que rozábamos nuestras narices y nuestras respiraciones chocaban

De pronto, sus labios se estamparon contra los míos, abrí los ojos como platos, mientras me quedaba quieta en un estado de trance. Reaccioné y saboreé cada centímetro de esos labios carnosos que tanto deseaba besar. Nos separamos, sonrió y yo lo miré confusa.

-¿Por qué hiciste eso?- pregunté y me entregó a Romina, cuando mi pequeña ya estaba en mis brazos, Bruno rodeó mis hombros con su brazo sano

-Porque ya te perdoné. ______, yo te he hecho cosas horribles y sin embargo tú me has perdonado. Sé que no lo hiciste apropósito porque te conozco muy bien y fui un tonto al no quererte perdonar. Te amo

------------------------------------------------- Hello! Its me ok no

Pueden creer que hoy se cumplen dos años de que tomé un cuaderno y comencé a escribir Enamorado por accidente? A veces me pregunto qué hubiera pasado si nunca me hubiese arriesgado a escribir. Ni siquiera existiera esta nove :')

Eso era todo, adiós las amo 😘*se va corriendo*

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