Capitulo 64: Entre sombras y secretos
Desperté con el sonido de mi teléfono vibrando en la mesita de noche. El mensaje en la pantalla era otro anónimo: "Sigue jugando con fuego, pero recuerda que las llamas siempre queman".
Solté una risa nerviosa. ¿Quién diablos era tan insistente? Bloqueé la pantalla, intentando ignorarlo. Después de lo ocurrido en el baño la noche anterior, mi mente no podía apartarse de Itachi. No debía seguir pensando en eso, pero la intensidad de sus caricias aún ardía en mi piel.
Al bajar a desayunar, Itachi ya estaba sentado con Izumi, ambos aparentemente absortos en una conversación casual. Izumi sonreía ampliamente, pero en cuanto me vio entrar, su mirada se tensó un poco. Me senté en silencio, sintiendo las miradas de ambos sobre mí.
—Sasuke, ¿puedes pasarme la sal? —dijo Itachi, su tono de voz tan neutral que casi parecía fingido.
Le extendí el salero, y al hacerlo, nuestros dedos se rozaron. Fue un roce breve, pero suficiente para que los recuerdos de anoche invadieran mi mente. Noté el leve rubor en su rostro, pero él desvió la mirada rápidamente hacia su plato.
Después del desayuno, recibí un mensaje de Naruto pidiéndome que nos viéramos en el parque. Algo en su tono me pareció distinto, como si estuviera preocupado o confundido. Accedí, aunque no tenía muchas ganas de lidiar con sus preguntas.
En el parque, Naruto me esperaba sentado en una banca, mirando su teléfono con el ceño fruncido.
—¿Por qué tardaste tanto? —preguntó, cruzándose de brazos.
—¿Qué pasa ahora? —respondí, queriendo acabar rápido con la conversación.
Naruto me mostró su pantalla. Era una captura de pantalla de un mensaje que también él había recibido: "Cuidado con Sasuke, no todo es lo que parece".
Mi corazón dio un vuelco, pero mantuve la compostura.
—¿Y eso qué tiene que ver conmigo? —pregunté, fingiendo indiferencia.
—Sasuke, ¿estás metido en algo raro? —insistió Naruto, con evidente preocupación.
Suspiré, considerando si debía decirle la verdad o mantenerlo al margen. Finalmente, opté por lo segundo.
—Naruto, son solo bromas tontas. Ignóralo.
—¿Segur…?
No lo dejé terminar. Me levanté de la banca y me alejé sin darle más explicaciones. No podía arriesgarme a que supiera más de lo necesario.
Esa noche, cuando llegué a casa, me encerré en mi habitación intentando calmarme. Pero Itachi no tardó en aparecer. Tocó suavemente la puerta y entró sin esperar respuesta.
—¿Qué quieres? —le pregunté, sin mirarlo.
—Tenemos que hablar. —Su voz era firme, pero había una nota de tensión que no podía ignorar.
Itachi se acercó, cerrando la puerta detrás de él. Su presencia llenó la habitación, y el aire se volvió denso.
—Izumi sospecha de algo. Estás jugando con fuego, Sasuke —dijo, repitiendo las palabras del mensaje que había recibido esa mañana.
Eso me enfureció.
—¿Ahora me vas a dar lecciones de moral? Después de lo que tú hiciste anoche, ¿de verdad tienes la cara para venir a decirme esto?
Itachi me agarró del brazo con fuerza, acercándose más de lo necesario. Su aliento cálido rozó mi cuello, y sentí mi piel erizarse.
—Deja de provocarme, Sasuke. Esto… —susurró, bajando la mirada hacia mis labios— no puede seguir así.
Pero no pude resistirme. Con un movimiento rápido, me acerqué más, obligándolo a retroceder hasta que su espalda chocó contra la puerta cerrada.
—Entonces aléjate. —Mi voz fue apenas un susurro, cargado de desafío.
Nuestros labios se encontraron con una intensidad que me dejó sin aliento. Sus manos se aferraron a mis caderas, levantándome ligeramente mientras yo enredaba mis dedos en su cabello. Todo era urgente, desenfrenado, como si quisiéramos consumirnos el uno al otro.
De pronto, un ruido en el pasillo nos hizo separarnos. Ambos jadeábamos, nuestros cuerpos aún tensos por la pasión. Itachi entreabrió la puerta y miró hacia afuera. Era Izumi, parada al final del pasillo, con una mirada que mezclaba confusión y sospecha.
—Me aseguraré de que no diga nada —murmuró Itachi, cerrando la puerta de nuevo y mirándome con seriedad.
—Haz lo que quieras —contesté, con una sonrisa desafiante.
Sabía que estaba jugando un juego peligroso, pero en ese momento no me importaba.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top