Capitulo 57: Sospecha
—¿Listo para ir a clase? —me preguntó, pero su tono escondía un toque de ternura.
Lo miré con una mezcla de sorpresa y gratitud. Asentí sin decir nada, y caminamos juntos hasta la acera. Para mi sorpresa, me ofreció su mano, y yo, después de un momento de duda, la tomé. La calidez de su piel contrastaba con el aire fresco de la mañana, y por un breve instante, me sentí… protegido.
Mientras avanzábamos por las calles, Kakashi rompió el silencio.
—¿Estás seguro de que quieres volver tan pronto? Si necesitas más tiempo…
—Estoy bien —respondí rápidamente. Mi voz sonó más fría de lo que pretendía, pero no quería mostrarme débil.
Él no insistió, pero apretó ligeramente mi mano. Ese gesto fue suficiente para aliviar la presión que sentía en el pecho. Caminamos así por unos minutos, hasta que, a lo lejos, lo vi. Naruto.
Mi corazón se detuvo por un momento al verlo girar hacia nosotros. Solté la mano de Kakashi casi de inmediato.
—Es mejor que no lleguemos juntos —le susurré, apartándome ligeramente.
Kakashi me miró con una mezcla de sorpresa y decepción, pero no dijo nada. En lugar de eso, simplemente se metió las manos en los bolsillos y continuó caminando detrás de mí, manteniendo una distancia prudente.
Naruto me alcanzó justo cuando entré al aula.
—¡Ey, Sasuke! —su voz sonó más animada de lo habitual, pero su mirada estaba cargada de reproche—. ¿Puedo hablar contigo un segundo?
Suspiré, sabiendo perfectamente a dónde iba esta conversación.
—¿Qué quieres? —pregunté sin mirarlo, mientras me dirigía a mi asiento.
Naruto se sentó frente a mí, inclinándose hacia adelante.
—Vi algo esta mañana… Tú y Kakashi-sensei… estaban de la mano. ¿Qué está pasando?
El tono de su voz era una mezcla de confusión y algo más que no supe identificar.
—No es nada —respondí con indiferencia, intentando cortar el tema de raíz.
—¿Nada? —repitió él, visiblemente frustrado—. Sasuke, ¿me tomas por idiota? Nadie anda de la mano con alguien "por nada".
Lo miré fijamente, buscando las palabras correctas.
—No es asunto tuyo, Naruto.
El brillo en sus ojos se apagó un poco ante mi respuesta. Parecía dolido, pero no insistió. Simplemente se recostó en su asiento y murmuró algo que no logré entender.
El resto del día transcurrió en un silencio incómodo entre nosotros. Sabía que lo había lastimado, pero en ese momento no tenía energía para lidiar con sus sentimientos. Mis propios problemas ya eran suficientes.
Al terminar las clases, volví directamente a casa. Entré sin hacer ruido, pero el aroma a comida recién hecha me hizo detenerme en el umbral de la cocina. Allí estaba Izumi, tarareando una melodía mientras cocinaba. La escena, tan simple y doméstica, me causó una extraña sensación de vacío.
—¿De verdad crees que Itachi es el esposo perfecto? —pregunté desde la puerta, mi voz cargada de sarcasmo.
Izumi se giró, sorprendida. Su expresión cambió rápidamente de confusión a desdén.
—¿Qué estás insinuando, Sasuke? —preguntó, frunciendo el ceño.
Me encogí de hombros y sonreí ligeramente, dejando que mi comentario flotara en el aire. No necesitaba explicarme; sabía que mis palabras la habían golpeado justo donde quería.
—Nada, sólo preguntaba —respondí antes de girarme y subir a mi cuarto.
Dejé escapar un suspiro al cerrar la puerta tras de mí. No sabía si había logrado lo que quería con ese comentario, pero una cosa era segura: Izumi empezaba a notar que las cosas no eran lo que parecían.
Me dejé caer en la cama, sintiendo el peso del día sobre mis hombros. Cerré los ojos, permitiéndome unos segundos de calma antes de que el caos volviera a atraparme.
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