Capitulo 56: Reflexion
El aire en la sala seguía cargado con el peso de lo que había pasado. Sentía mi piel arder, pero no era por el roce reciente, sino por la culpa que se aferraba a mis huesos. Estaba tirado en el sofá, aún sin camisa, mientras escuchaba los pasos de Itachi alejándose. No volví la cabeza para mirarlo; no podía.
Su última frase retumbaba en mi mente como un martillo: "No olvides tu lugar. Siempre serás mío."
Me quedé ahí, inmóvil, tratando de reunir las fuerzas necesarias para levantarme. El sofá, que apenas unos minutos antes había sido escenario de nuestra confrontación, ahora parecía un campo de batalla abandonado.
Eventualmente, mi cuerpo reaccionó, aunque con torpeza. Me incorporé, tomándome unos segundos para estabilizarme. Me miré las manos, temblorosas, como si ellas fueran culpables de lo que acababa de suceder.
Subí a mi cuarto tambaleándome, cerrando la puerta detrás de mí con un portazo que resonó por toda la casa. Apoyé la espalda contra la madera, deslizándome hasta el suelo. No lloré. No podía. Me sentía vacío.
¿Qué estoy haciendo con mi vida?
La pregunta me atravesó como un cuchillo, pero no había respuesta.
No sé cuánto tiempo pasé en el suelo, pero cuando los rayos del sol empezaron a colarse por la ventana, decidí levantarme. Me di una ducha rápida, tratando de lavar el peso de la noche anterior, pero el agua no pudo borrar las marcas que llevaba dentro.
Al bajar a la cocina, encontré a Izumi preparando el desayuno. Su sonrisa habitual parecía más afilada hoy.
–Buenos días, Sasuke –dijo, con un tono que me hizo fruncir el ceño.
–Buenos días –respondí, cortante.
Me senté en la mesa, evitando cualquier contacto visual. Mi estómago estaba revuelto, pero sabía que necesitaba comer algo.
–¿Dormiste bien? –preguntó con aparente inocencia, mientras ponía un plato frente a mí.
No respondí de inmediato. Mi silencio fue suficiente para que ella entendiera.
–Eso pensé –murmuró, antes de sentarse frente a mí.
La tensión entre nosotros era palpable. Izumi me observaba como si estuviera esperando que yo dijera algo, pero no le iba a dar el gusto.
Justo cuando el ambiente se hacía insoportable, la puerta de la casa se abrió, y Itachi apareció. Mi cuerpo se tensó al verlo, pero él apenas me dirigió una mirada antes de sentarse en la mesa.
–¿Todo bien aquí? –preguntó, sin mirar a ninguno de los dos.
Izumi sonrió.
–Perfectamente –respondió, sirviéndole café.
La mesa estaba en un incómodo silencio hasta que alguien tocó el timbre. Itachi fue quien se levantó a abrir. Desde mi lugar, no podía ver quién era, pero cuando escuché su voz, mi corazón dio un vuelco.
Era Kakashi.
–Buenos días. ¿Está Sasuke? –preguntó con su tono calmado.
–¿Por qué lo buscas? –respondió Itachi, con un leve gesto de confusión.
No escuché lo que Kakashi respondió, pero me levanté rápidamente. Caminé hacia la puerta, interrumpiendo cualquier conversación que estuvieran teniendo.
–Estoy aquí –dije, tomando a Kakashi del brazo.
Itachi me miró, y por un segundo vi algo en sus ojos que no pude descifrar.
–¿Vámonos? –pregunté a Kakashi, ignorando la mirada inquisitiva de mi hermano.
Agarre mi mochila y sali, empujando a Itachi que aun seguia de pie en el marco de la puerta.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top