Capitulo 19: El peso del vacío

La madrugada había llegado más rápido de lo que esperaba. Mis ojos estaban pesados, pero no por el sueño. Estaba agotado, pero no físicamente. El peso de las semanas sin Itachi, de las noches en las que su ausencia me ahogaba, me había dejado sin fuerzas. Me levanté de la cama, como todas las mañanas, en un intento de seguir con la rutina que había logrado construir para mí mismo. Pero la casa estaba demasiado callada, y cada rincón parecía gritar su nombre.

Era difícil despertar sin saber si las cosas serían diferentes. La promesa rota de que algún día todo volvería a ser como antes... cuando todo lo que yo era y pensaba giraba en torno a él. Me decía a mí mismo que ya no era tan importante. Que si pensaba lo suficiente en ello, podría dejar ir lo que nos unía. Pero cuando me encontraba solo, esa mentira se derrumbaba. Como ahora.

El sol apenas empezaba a asomar, tiñendo la habitación de un naranja pálido. Me vestí en silencio, incapaz de mirar el reloj porque ya sabía que llegaría tarde. No me importaba. Había dejado de preocuparme por el tiempo hace mucho. No cuando el vacío dentro de mí era más grande que cualquier otra cosa.

Al bajar las escaleras, pude escuchar el sonido de la radio en la cocina. Mi madre, como siempre, estaba ahí preparando el desayuno. Ya no era una sorpresa encontrarla tan temprano, pero hoy, había algo diferente. Algo en su voz me hizo detenerme en el umbral de la cocina.

—Sasuke, ¿puedes ayudarme con esto? —me pidió, sin mirar, como si no fuera una petición, sino una rutina. La misma que habíamos compartido miles de veces, antes de que todo esto comenzara.

Asentí en silencio y me acerqué para ayudarla con los utensilios. Lo hacía por costumbre, por la necesidad de llenar el espacio vacío. Pero mi mente no podía concentrarse. Cada pensamiento se deslizaba hacia él, hacia el dolor que me había dejado. No sabía cómo responderle a mi madre, ni cómo decirle que no podía seguir adelante, que el amor que sentía por Itachi no desaparecía solo porque él estuviera lejos.

—Sasuke... —dijo mi madre, finalmente, con una voz llena de algo que no podía descifrar—. Hay algo de lo que necesitamos hablar.

Mi corazón dio un vuelco en el pecho. No era la primera vez que me lo decía, pero en su tono había una sensación de urgencia, de que algo importante iba a ser revelado. De nuevo, esa inquietud me recorrió los huesos. Algo me decía que no era solo una charla trivial.

—¿De qué hablas? —pregunté, mi voz tensa, sin atreverme a mirar directamente a mi madre.

Ella suspiró, dejando de lado la cuchara que tenía en las manos. Me miró por fin, y esa mirada cargada de preocupación me hizo sentir aún más incómodo.

—La boda de Itachi... —empezó a decir, pero no continuó de inmediato. Fue como si se tomara un tiempo para encontrar la forma de explicarme. Algo en sus ojos me decía que no estaba lista para hablar de ello. Pero de alguna manera, sabía que este tema no se podía posponer.

Mis manos, que estaban organizando el pan en la mesa, se detuvieron. El simple hecho de escuchar su nombre en relación con la boda me heló por dentro.

—La boda... —repetí, sin poder evitar que mi voz sonara más rota de lo que quería. Podía sentir cómo mi pecho se apretaba.

Mi madre se acercó un paso, casi como si intentara ofrecerme algún consuelo, pero lo que dijo a continuación no hizo más que aumentar mi malestar.

—Izumi y su familia vendrán hoy a cenar. Quieren que todo esté en orden, que todo se haga bien.

Esas palabras fueron un golpe directo en el corazón. No pude evitar que mi respiración se agitara, como si me estuvieran arrancando algo de dentro. Itachi. Izumi. Su boda. Esa era la realidad que tenía que enfrentar, la verdad que había estado evitando todo este tiempo.

Intenté controlar la rabia que surgía en mí, la furia que no podía expresar. Era imposible. Todo lo que había sentido por Itachi, todo lo que había pasado entre nosotros, se sentía como un sueño roto. Un espejismo. Y yo, atrapado en medio, con mi amor destrozado, condenado a aceptar lo que él había decidido.

Mi madre, observando mi reacción, pareció dar un paso atrás, como si se hubiera dado cuenta de que no sabía cómo tratarme en este momento.

—Sasuke, sé que esto no es fácil, pero debemos mantener la calma. Esto es lo que Itachi quiere. Y lo que él ha decidido, nosotros debemos respetarlo.

La voz de mi madre era firme, pero no podía dejar de sentir que sus palabras eran solo un intento de consuelo, de apaciguarme. El dolor que me embargaba no podía ser ignorado ni siquiera por ella. En su rostro vi una mezcla de tristeza y resignación, pero también un deseo desesperado de no perderme en este torbellino de emociones.

Me levanté de la silla, incapaz de seguir allí un segundo más. El aire me pesaba, y la angustia dentro de mí me quemaba. Necesitaba salir, no quería escuchar más, no quería quedarme atrapado en las expectativas de todos los demás.

—Lo siento... —dije sin mirarla, mi voz rasgada—. No puedo. No hoy.

Salí de la cocina sin esperar respuesta. Corrí por las escaleras, sin saber a dónde ir, solo sabiendo que necesitaba escapar de todo lo que me rodeaba. Cuando llegué a mi habitación, me caí de rodillas, tomando aire como si mi cuerpo intentara liberarse del dolor que sentía. Pero no había escape. No podía escapar del vacío que Itachi había dejado. Y mucho menos de la certeza de que él estaba a punto de casarse con Izumi. Esa boda era la condena final a todo lo que habíamos sido.

Esa noche, no quería enfrentar lo que se avecinaba. Sabía que esa cena sería el primer paso hacia una nueva etapa en sus vidas. Y yo estaría allí, observando cómo mi corazón se desangraba lentamente mientras él se unía a otra. Pero algo dentro de mí todavía se aferraba a la esperanza de que todo cambiaría. Aunque sabía que era en vano.

La cena llegó. Y con ella, la sensación de que nada sería lo mismo. Pero algo en mi interior me decía que, tal vez, el final de esa noche marcaría el comienzo de mi dolor más profundo. Un dolor que, esta vez, no podría evitar.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top