4: Así conocí el mundo Pokémon

Saludos camaradas.

Debido al gran apoyo que tuvo la anterior parte y por petición de un seguidor, estoy aquí para contar una pequeña anécdota sobre cómo conocí el maravilloso mundo Pokémon.

Así es, ¿acaso esperaban la segunda parte de Pokéfurras?

Por desgracia Wattpad me bajó algunas imágenes por ser "sensibles" al público, así por desgracia tuvo que intensificar la censura para que esta plataforma de cagada deje de chillar un poco.

Ejem, como dije anteriormente, me pidieron que cuente cómo conocí el mundo de Pokémon, así que aquí va. No esperen una historia épica porque esto es más bien la anécdota de un niño emocionado que por un regalo terminó entrando a uno de los mundos más increíbles que he conocido.

(...)

Era el 2014, yo tenía ocho años y como cualquier niño baboso de esa edad Pokémon era prácticamente mi religión. Me pasaba las tardes viendo la serie en la tele tratando de adivinar qué Pokémon aparecería o si Pikachu iba a electrocutar al estúpido de Ash (spoiler: siempre lo hacía). Pero hasta ese momento, Pokémon para mí era solo algo que veía, algo que admiraba desde lejos porque nunca había jugado uno de sus videojuegos.

Ese año mis papás decidieron que mi cumpleaños lo íbamos a celebrar en otra ciudad porque íbamos a visitar a mi hermana mayor. No estaba mal la idea, pero tampoco estaba brincando de emoción. Viajar significaba pasar horas en el coche y, siendo un niño hiperactivo de ocho años cualquier trayecto que durara más de veinte minutos ya era un infierno. Pero bueno, allá íbamos.

Cuando llegamos mi hermana nos recibió con esa energía que siempre tiene, como si todo fuera una fiesta gigante. Yo, como buen niño que sabe que es su cumpleaños estaba más interesado en los regalos. Durante el día estuvimos comiendo, riendo y charlando entre mis familiares y algunos cercanos, pero yo no dejaba de mirar de reojo la mesa donde estaban los regalos apilados. Había uno que destacaba: un paquete pequeño envuelto en un papel brillante que parecía gritar: "Soy especial, ven por mí"

Cuando por fin llegó la hora de abrir los regalos, ahí estaba, entre ropa aburrida y algún que otro juguete apareció ese paquete pequeño. Lo tomé con cuidado, aunque mi corazón estaba a punto de salirse del pecho de la emoción. Rompí el papel y ahí estaba: el famosísimo Pokémon X para mi Nintendo 3DS.

En ese momento creo que mi cerebro colapsó de felicidad. Ver ese cartucho con Xerneas en la portada fue como un llamado divino. Era la primera vez que iba a jugar un videojuego de Pokémon, y no cualquier juego, se trataba de uno de los más recientes de la saga. No perdí ni un segundo más. Agarré mi Nintendo 3DS, metí el cartucho y lo encendí.

La música de inicio, el logo, todo me atrapó al instante. Me sentía como si estuviera entrando a un mundo completamente nuevo. La región de Kalos me pareció increíble cuando la vi por primera vez y desde las primeras escenas ya sabía que esto iba a ser algo grande.

Después me tocó elegir a mi Pokémon inicial para iniciar con mi aventura, ahí estaban: Chespin, Fennekin y Froakie. No voy a mentir, me quedé un buen rato mirándolos, claramente era una decisión que no podía tomar a la ligera. Seguramente muchos de ustedes creían que escogería a Fennekin para tener una futura furra deliciosa en mi equipo, pero en ese entonces era un mocoso estúpido y al final, mi instinto me llevó a elegir a Froakie... ¿Qué niño no elegiría a una rana ninja que lanza shurikens de agua? Froakie era simplemente perfecto para mí en aquel entonces.

Ese cumpleaños no solo fue especial porque me dieron un videojuego increíble, sino porque fue el inicio de algo mucho más grande. Pokémon dejó de ser solo una serie que veía y se convirtió en una parte de mi vida, algo que me ha acompañado hasta hoy.

Ahora, siendo adulto, puedo decir que Pokémon me dejó muchas cosas buenas: diversión, creatividad, grandes recuerdos... Y también una pequeña adicción inesperada con el pasar de los años, porque sí, queridos lectores, para sopresa de absolutamente nadie Pokémon también fue el primer paso para convertirme en un furro, y no solo eso, sino un furro con una severa adicción a la pornografía en internet. Pero bueno, no todo podía ser perfecto, ¿no?

Aquí termina la anécdota.

Si desean más anécdotas o la segunda parte de Pokéfurras háganmelo saber ewe.

Nos vemos en otra ocasión.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top