Capítulo 5

 Aquella noche cuando sus gritos se oyeron en cada rincón de la cumbre Qing Jing, recuperó parte de sus memorias. Un esclavo de los Qiu, las atrocidades cometidas dentro de aquella residencia, la desviación de qi sufrida cuando ya no pudo aguantar más – matando a Qiu Jianluo; el olor a carne quemada de todos los hombres que abusaron de él, el grito de una niña – Qiu Haitang – al verlo cubierto de sangre sosteniendo la espada de su hermano en una mano ----

Su Da-ge gritando, implorando que lo dejaran en paz, que sería bueno siempre y cuando no cayera ningún daño en su pequeño Baozi.

Quizá fue una suerte que Qingqi en su terquedad escuchara por sí misma aquellos horrores cometidos hacia el niño, puesto que ni Mu Qingfang ni Yue Qingyuan lo informarían a sus demás hermanos marciales.

Desde aquel día, Qingqi no volvió a pisar Qing Jing, decidiendo dejar ser al niño. No creía que esto excusara a Qingqiu de su perversidad, pero por el momento, ya no intentaría nada más.

Para Shen Qingqiu no había sido más que una horrenda pesadilla, pero a medida que pasaban los días, dudaba que sólo fueran eso. Pero nadie pudo – o más bien no quisieron confirmar sus sopechas. La privación del conocimiento solo empeora su estado de ánimo.

Yue Qingyuan podría haberlo hecho si no fuera un cobarde que ni siquiera pudo confesar a su Xiao-Jiu la razón por la que rompió su promesa, dejándolo pudrirse en aquel infierno.

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Aquella melodiosa y dulce risa se dejó de escuchar llenando de pesar el corazón de los discípulos quienes trataron de animar a su mini shizun con comida, dulces, criaturas que se atrevieron a robar de la cumbre de las bestias, todo por poder volver a ver esa sonrisa que podía iluminar cualquier día lluvioso, pero a todos rechazó.

Confusión e incertidumbre llenaban el corazón del joven Shen Qingqiu que en esa noche había crecido pareciendo tener ahora 9/10 años.

*

"Sabes que si lo deseas puedo quedarme contigo" Binghe habló a la figura que acunaba en brazos. Otra pesadilla parecida a la de aquella noche había invadido los sueños de Qingqiu, la única diferencia fue que su Da-ge no estaba presente.

"Estaré bien, Bing-gege" apenas fue un susurro, pero Binghe fue capaz de escucharlo "Tienes que entrenar, no puedes seguir perdiendo el tiempo cuidán–"

"¡No eres una pérdida de tiempo!" Binghe le interrumpe y este se arrepiente al sentir como su joven shizun se estremece en sus brazos "– perdón, es sólo que... en verdad no lo eres..."

"... Gracias, Bing-gege pero –" da un largo suspiro tratando de calmar su acelerado corazón "al ser tu shizun, aunque aún no tengo memoria de ello, debo insistir que continúes tu entrenamiento" sonríe un poco pero ésta no le llega a los ojos que habían perdido su brillo, dejándolos vacíos.

Luo Binghe quería volver a escuchar esa risa que le daba una calidez que lo hacía sentir en casa, esos hermosos ojos que lo miraban como un pequeño perrito para que le cocinara dulces, las alabanzas que recibía cuando su shizun le acompañaba mientras entrenaba, el brillo de sus hermosos ojos más brillantes que cualquier estrella... todo eso perdido en una noche de pesadillas que fueron las memorias rasgando la tela que las contenían.

"Está bien..." Binghe da un casto beso en la frente de su joven shizun "pero si pasa o necesitas algo, cualquier cosa, llámame y vendré enseguida"

Qingqiu le sonríe lo mejor que puede asegurándole que lo hará y, finalmente, es dejado sólo en su habitación de la casa de bambú.

Se sienta en el piso, con la espalda pegada a su cama, así como sus rodillas al pecho, terminando por abrazar sus piernas y escondiendo el rostro. Se dobla quedando como si fuera una pelota cuando los detalles de sus pesadillas aparecen nuevamente en su mente, convenciéndole más de que una vez fueron experiencias vividas, aunque todavía no hay confirmación absoluta.

Había algo que lo consternaba. La presencia de su Da-ge con ojos impares... ¿por qué se presentaba en sus sueños de esa manera? Tratando de salvarlo de aquella situación cuando ya estaba muerto para ese entonces y ¿por qué sólo sus ojos era lo único que podía distinguir?

Le pidió ayuda a su Meng-shifu aunque dudaba y el hecho de volver a presenciar todo aquello le aterraba.

Quería ver a detalle aquellas pesadillas, quizá podría ver mejor el rostro de su Da-ge, pero el demonio de los sueños fue incapaz de repetirlas, como si una fuerza tremenda le bloqueara el camino.

Pensó quizá era su propio deseo de que su Da-ge hubiera estado vivo para salvarlo de aquellas situaciones, pero al final fallando en su intento, estando en la misma situación que él – inmovilizado por las sombras.

La presencia de su Da-ge desapareciendo cuando sufre aquella desviación y mata a todos en la residencia. De entre las sombras sólo distingue el rostro de Qiu Jianluo y, al final, el de Qiu Haitang. Nombres familiares y a la vez tan ajenos a él.

Sintió un leve escalofrío, pero no le dio importancia hasta que una helada mano se posó en su cabeza, provocando levantar la mirada topándose con aquellos helados ojos que no parecen tener expresión alguna.

"... Mo-ge"

El demonio de hielo quien se encontraba arrodillado frente a él no responde y sólo pasa su mano a la frente del joven.

"¿Qué haces aquí? Podrían descubrirte" El pequeño continúa agachando la cabeza, negándose a mirar al demonio a los ojos.

"Qinghua dijo que no te sentías bien"

Shen Qingqiu concluyó que el demonio pensó que tenía fiebre o algo así, por eso le estaba poniendo la mano en su frente.

"Estoy bien..." trató de sonreír.

El demonio solo se le quedó mirando sin mover un solo músculo – sus manos apoyadas en su regazo, esperando una explicación.

"¿Sabes que perdí mis memorias?" lentamente Mobei-Jun asiente "Parte de esas memorias se hicieron presentes hace unas noches. Fueron –" desvió la vista al suelo antes de continuar "perturbadoras revelaciones de una vida que aun siento ajena a mí..."

Se arrastró un poco hasta quedar sobre el regazo del demonio de hielo quien se lo permitió, como siempre sin ninguna objeción o intención de empujarlo a un lado.

"Probablemente sea tonto sentirme así pero no puedo evitarlo" dice al tiempo que recarga la cabeza sobre el pecho de Mobei.

Mobei se quedó ahí sin decir palabra alguna, la respiración era el único sonido producido por el demonio quien observaba como los parpados del pequeño humano comenzaban a cerrarse como si en verdad le pesara mantenerlos abiertos.

.

Cuando Mobei-Jun supo que aquel niño que en ningún momento le miró con desprecio era el señor de cumbre Qing Jing, quería aprovechar que este "niño" no huía ni gritaba al verlo y usarlo como rehén, pero...

"¿Puedes llevarme lejos, Mo-ge?" el día que lo raptaría fue el día que el mismo pequeño le pidió llevárselo lejos, dejando ver que no quería estar allí.

Hasta el presente día no entiende el por qué no aprovechó aquella oportunidad cuando el pequeño humano se estaba poniendo en bandeja de plata. Tampoco entendió esa expresión de decepción que el niño puso cuando se negó.

¿En verdad quería que un demonio se lo llevara?

Realmente no entendía, mucho menos el cómo se sentía cuando Qinghua, Qingqiu y él estaban juntos.

Qinghua quien siempre preparaba refrigerios para el pequeño quien no dudaba en lanzarse a ellos para luego Shang tratar de detenerlo, advirtiéndole que terminaría enfermo del estómago si se los comía todos de un bocado.

El niño corriendo alrededor de la mesa para que no lo alcanzara el señor de la cumbre An Ding mientras reía intensamente.

Shang Qinghua hablándole al demonio del hielo sin ningún tipo de temor en su voz para pedirle ayuda en atrapar al niño cuya boca estaba atascada de los bocadillos como si fuera un pequeño hámster.

Mobei-Jun en un instante toma al pequeño Qingqiu por la parte trasera del cuello de sus túnicas y lo levanta sin esfuerzo, mientras el pequeño niño hace un puchero.

Qinghua agradeciéndole con una sonrisa que desconocía hasta ese momento tomándolo con la guardia baja. Luego insta al niño a que se sacara todos los refrigerios de la boca. Se negó a hacerlo, dándole una mirada molesta, pero podía ver una pequeña sonrisa formándose en aquel tierno rostro.

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No entendía en ese momento con el niño durmiendo plácidamente en su regazo, demostrando que no le temía en lo absoluto al demonio de hielo – ¿por qué no aprovechaba para llevárselo al reino demoniaco?

Con la mayor delicadeza posible, ajeno a la brusquedad del demonio de hielo, se levantó sujetando al pequeño en brazos para luego acomodarlo entre las suaves sabanas de la cama.

Se sentó un momento en la orilla de la cama y observó al joven que no hizo por despertar. Quitó unos pocos cabellos de aquel rostro viendo como arrugaba un poco el entrecejo.

¿Otra pesadilla?

Con su dedo índice masajeó suavemente el área logrando calmarlo; aquella arruga se desvanecía.

Pasos afuera de la casa de bambú alertaron a Mobei-Jun, quien solo le dio un último vistazo al durmiente niño antes de desaparecer en las sombras.

Tocaron la puerta 1... 2... 3 veces y al no recibir respuesta la persona entró.

Yue Qingyuan había escuchado de Luo Binghe que su Xiao-Jiu tuvo otra pesadilla, pero aun así Qingqiu le pidió que saliera sin él a entrenar – su entrenamiento era importante.

Usando su cultivación para no hacer sonido alguno se acercó a la cama sin apartar la vista del niño – su Xiao-Jiu – que seguía durmiendo sin notar su presencia.

Shen Qingqiu se movió un poco quedando sobre su costado, el rostro en dirección de Qingyuan quien poco a poco acercaba su mano para acariciar el rostro de su Xiao-Jiu pero, al final, se abstiene de ello – no queriéndolo alarmar por accidente con aquel toque.

Un mes no era suficiente para procesar aquella información sobre el terrible miedo que el señor de cumbre de Qing Jing sentía cuando niño hacia los cultivadores, para luego descubrir los horrores que vivió en la residencia de los Qiu.

Sabía que Qiu Jianluo era un desgraciado que disfrutaba de golpear esclavos, pero jamás imaginó sería la clase de monstruo que abusaría de un niño. Aquella información solo aumentaba una culpa que de nada le servía a Qingqiu. El cobarde no admitiría por qué lo abandonó ni que él es Qi-ge, aun a sabiendas de que las memorias del señor de cumbre Qing Jing tarde o temprano regresarían.

¿Qué pasará entonces? Pensó.

Temía que cuando Shen Jiu se recuperara, éste intentaría dejar la secta por recordar su temor hacia los cultivadores – un temor que seguía sin entender como el hecho de que no tenía problemas en confiar en el señor de cumbre de An Ding o en aquel discípulo que le cuidaba con esmero – Luo Binghe.

"¿Zhangmen-shibo?" tan embelesado estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando alguien entró a la habitación; ni siquiera el sonido de la puerta abriéndose le alertó.

Ning Yingying había preparado unos panecillos para su shizun con afán de levantarle el ánimo. Ella al igual que los demás discípulos estaban preocupados.

"Discípula Ning Yinying" dice Qingyuan con una de sus estúpidas sonrisas en un susurro para no despertar a Shen Qingqiu.

"Shizun ya está dormido" dice con su mirada posada en en su adorable shizun quien dormía plácidamente sin notar la presencia de ninguno de los dos. Deja la bandeja en la mesa y saca un talismán para mantener los panecillos calientes, como recién hechos "A-Luo me dijo que no había dormido bien por culpa de una pesadilla y pensé en traerle algo que lo alegrara un poco"

"Qué considerada. Gracias por cuidar tan bien de tu shizun"

"Por supuesto" Yingying le sonríe genuinamente "es mi shizun. Es alguien muy importante para mí"

"... a pesar de todo..." Yue Qingyuan murmuró sin pensar. No era algo que la discípula debía escuchar, pero lo hizo, borrando aquella sonrisa, su rostro oscureciéndose ante la insinuación.

"Zhangmen-shibo" éste la miró extrañado, no se había dado cuenta que sus palabras fueron escuchadas hasta que vio la expresión en el rostro de la discípula.

Iba a decir algo, una de sus vacías disculpas probablemente, pero Ning Yingying le detuvo al pedirle unas palabras afuera de la casita de bambú.

Yue Qingyuan le dio una última mirada a su Xiao-Jiu antes de salir junto a Yingying.

La discípula miró un momento al cielo completamente despejado tratando de controlar los fuertes latidos de su corazón y no dejar que el enojo la controlara. Hablaría fuerte y claro, si no la escuchaban, no volvería a perder tiempo en explicaciones – entendiendo un poco a su shizun del por qué dejaba que esparcieran esos despreciables rumores.

"Zhangmen-shibo" retirando sus ojos del cielo para posarlos en el líder de secta, mientras se inclinaba con el mayor respeto posible "si me permite ser franca..."

"Adelante" manteniendo aquella estúpida sonrisa.

La discípula más favorecida por el señor de cumbre de Qing Jing inhaló, manteniéndose firme. Sus ojos ardían con las llamas más fuertes de determinación "Sólo lo diré una vez. Si me cree o no ese es su problema, porque al menos yo sé que es verdad"

Yingying dio un largo suspiro otra vez antes de continuar "Shizun jamás trató de propasarse conmigo ni es un ser de lujuria como esos rumores lo pintan"

"Sé que eres joven y es difícil de –"

"¡No soy ingenua!" interrumpió al líder de secta, sorprendiéndose a sí misma de lo que acababa de hacer "... no lo soy..." susurra mientras mira al suelo.

Vuelve a levantar su mirada, llena de decisión. Era ahora o nunca – no tendría otra oportunidad de decirle a Zhangmen-shibo lo que quería desde hace mucho tiempo.

"¡Todos me creen ingenua, pero sé distinguir bastante bien entre un comportamiento paterno y uno lascivo!" lágrimas comenzaban a asomarse por entre sus pestañas sin apartar la mirada del líder de secta que la miraba sorprendido "Todos dicen que Zhangme-shibo favorece a mi shizun..."

Yue Qingyuan no sabía que decir. Se quedó ahí callado con cara de idiota dejando a la discípula hablar.

"Pero de que sirve si Zhangmen-shibo cree en esos rumores antes que en mi shizun o en sus discípulos que lo defienden... ¡En mí!" su voz se quebraba, las lágrimas rodaban por sus mejillas "Mi shizun no merece ese trato... mi shizun... ¡no es una escoria!" sus puños apretaban con fuerza, los nudillos volviéndose blancos "Si se molestaran siquiera en conocerlo sabrían que es alguien maravillosa..."

La joven discípula trataba de contener aquellas lágrimas en vano. El líder de secta con sus ojos bien abiertos tras escuchar aquellas palabras que no hablaban nada más que la verdad.

Siempre puso en duda la integridad de su Xiao-Jiu creyendo en los demás antes que en él...

Especialmente, en el incidente de las cuevas Lingxi

No le dio el beneficio de la duda pensando inmediatamente en que era culpable como sus demás hermanos marciales, no creyéndole que Liu Qingge había sufrido una desviación de qi pero... Mu Qingfang había descartado esa posibilidad al no encontrar ningún daño en sus meridianos. Por eso se llegó a aquella conclusión.

La joven se limpia las lágrimas con la manga de su túnica, los ojos ya hinchados y rojos. Miró al líder de secta para luego inclinarse en muestra de respeto disculpándose por la forma en la que le habló y aceptaría cualquier castigo que creyera prudente.

Yue Qingyuan solo se limitó a decir que no se preocupara, un castigo no sería necesario. Yingying le agradece y se va tratando de no correr – necesitaba estar sola.

Cuando la figura del discípulo desapareció en la distancia, Yue Qingyuan sacó su espada para volar hacia su cumbre pensando en cómo le estaba fallando nuevamente a su Xiao-Jiu.

.

.

Dentro de la casa de bambú – al otro lado de la puerta – estaba un niño recargado en ella escuchándolo todo, sintiendo un vacío en su pecho al saber que no era querido por sus hermanos marciales, creyéndolo una escoria.

¿En eso se había convertido?

Pero su Jijie lo defendía, enfrentándose al líder de secta – alguien más fuerte que ella por segunda vez – terminando por decir que él, su shizun, es alguien maravilloso que no merecía ser tratado como tal.

... Al menos sus discípulos lo querían pensó...

"Ah, estoy llorando otra vez"



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Algo para que no les duela tanto el final T_T 
Shen Jiu sabe cosas O_O


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