Capítulo 4


Era de noche.

Xie Yin y su Da-ge estaban recostados sobre el techo, mirando el cielo nocturno tapizado por las estrellas que brillaban intensamente.

"Da-ge", el pequeño se aferró a su hermano, tomando las túnicas del joven para que le prestara atención. "Cuando llegue el día de que te vayas, ¿podrías llevarme contigo?"

"¿Mi pequeño Baozi tiene tanta prisa por salir de aquí?" su Da-ge fija su mirada en él con una cálida sonrisa en su rostro mientras se pone de costado quedando de frente, pasando sus largos dedos por el cabello suave y sedoso de su preciado Baozi.

"Es solo que..." el niño mira hacia el techo debajo de él, sin atreverse a mirar a su Da-ge a los ojos. "Te voy a extrañar mucho". finalmente dice con un pequeño puchero.

Su Da-ge se ríe, admirando lo lindo que es su Baozi.

"Pero si vienes conmigo, ¿no extrañarás a mama, baba, tu Erge y jiejies?" Pellizcó ligeramente la mejilla de su Baozi, quien continuó haciendo pucheros adorables.

"Estoy asustado." Pequeñas lágrimas brotaron del rabillo de sus ojos. El mayor le pregunta de qué - "No volver a verte".

"El hecho de que me vaya no significa que no vendré a visitarlos". Su Da-ge lo abraza, manteniendo su pequeña cabeza cerca de su pecho, escuchando el relajante latido del corazón de su Da-ge. "Ustedes son mi familia, lo más preciado que tengo. Por supuesto que volveré... ¡Y con regalos!"

"¿¡Lo prometes!?" Xie Yin lo mira emocionada y no puede evitar estallar en carcajadas.

"Lo prometo." Da-ge besa tiernamente la frente de su Baozi, quien cierra los ojos, disfrutando del calor que emana del tierno y seguro abrazo de su Da-ge.

*

Te... fallé...

El pequeño Qingqiu abrió los ojos al escuchar una voz sollozante. Su Da-ge ya no estaba a su lado y se dio cuenta de que ya no estaba en el techo de su casa.

Era un lugar extraño para él. Demasiado oscuro que apenas podía distinguir los detalles a su alrededor.

El olor a humedad y putrefacción llenó sus fosas nasales. El sonido de las gotas de agua cayendo al suelo resonó en ese lugar sombrío.

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Oyó un débil sollozar.

Curioso, trató de seguir el sonido hasta su origen. Su corazón se aceleraba con cada paso que daba. Sintió que las paredes se cerraban a su alrededor, respirar se volvía cada vez más difícil, pero continuó - algo le decía que tenía que...

El sollozo se hizo más y más fuerte y, a lo lejos, pudo ver una gran puerta de madera. Corrió hacia ella, el sonido de sus pequeñas botas al pisar los charcos resonaba por los pasillos. Una tenue luz salió por debajo de esa puerta.

El pequeño Qingqiu intentó abrirla, pero era demasiado pesada. Ejerció más fuerza en su empuje, y apenas le dio suficiente para pasar.

Había varias velas encendidas formando un círculo. Un hombre de espaldas a él; arrodillado en el centro, cubriendo su rostro con ambas manos mientras sollozaba.

La túnica del hombre estaba desgarrada, revelando heridas que abrían y cerraban. Un charco de sangre ya se había formado debajo de él.

Shen Qingqiu estaba asustado y, a su vez, preocupado por este hombre que claramente sufría. Tomando todo el coraje que pudo comenzó a acercarse y al dar el primer paso hizo un eco que hizo notar su presencia.

"Q-quién..." Qingqiu se detuvo.

El hombre apenas podía hablar, su voz era áspera y temblorosa - seguía sollozando "¿Quién... está ahí?" Shen Qingqiu no pronunció una palabra. "... Puedo... oírte... respirar".

El pequeño estaba temblando, pensando que tal vez debería salir corriendo de allí, pero...

"... ¿N-necesitas ayuda?" finalmente habló con una voz temblorosa después de tragar saliva con fuerza  "¿P-puedo buscar a a-alguien?"

"¿Un niño?" el hombre levantó la cara de sus manos mojadas con una mezcla de sangre y lágrimas. Se aclaró la garganta y... "¿Qué hace un niño aquí?"

Había algo en la voz del hombre que hizo latir el corazón del niño.

"- No lo sé" el pequeño vaciló un poco y miró tristemente al suelo "Estaba con mi Da-ge y de repente aparecí en este lugar."

"... ¿Tu Da-ge?" Se notaba la curiosidad en el tono de aquel hombre que le daba la espalda.

"Sí-" respondió al momento de recordar la dura realidad. Su Da-ge estaba muerto. Algo se sacudió en su estómago y sintió cómo se formaba un nudo en su garganta. Su visión se nubló cuando las lágrimas comenzaron a asomarse de entre sus bonitas pestañas. "Si estuviera aquí... podría ayudarte a sanar".

"Y dime, pequeño", el hombre miró hacia el techo, su voz cambiando a un tono más ligero y agradable a oídos del pequeño. "¿Cómo lo haría?"

Algo dentro de Shen Qingqiu le decía que corriera, pero no fuera de ese lugar, sino hacia el hombre para abrazarlo como si su vida dependiera de ello. No entendía por qué...

"Convocaría hermosas mariposas blancas que iluminarían este lugar, se posarían en tus heridas y desaparecerían con ellas".

Hubo un silencio después de esas palabras. Shen Qingqiu podía escuchar la respiración del hombre temblando y acelerándose.

Lentamente, el hombre volvió la cabeza. Parecía temeroso de lo que pudiera encontrarse.

Shen Qingqiu no podía ver muy bien la cara del hombre, pero podía ver sus ojos, que resultaron ser de un color diferente. Uno era como el suyo - un hermoso color jade - y el otro como un rubí que brillaba en la oscuridad tenuemente iluminada.

Esos ojos se abrieron y miraron su pequeña figura con sorpresa.

"¿...Baozi?" finalmente reconoció esa voz al escuchar ese apodo que solo una persona en todo el mundo lo había llamado. Shen Qingqiu no podía ver su rostro, los ojos eran un poco diferentes, pero estaba seguro.

Las lágrimas caían, su Da-ge estaba frente a él. Quería acercarse, pero el suelo bajo sus pies se abrió de repente haciéndolo caer, entrando en una oscuridad infinita.

Gritó por su Da-ge, quien a su vez gritaba por su Baozi.

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Shen Qingqiu se despertó gritando y pataleando. Despertado por el repentino arrebato, Luo Binghe a su lado trató de calmarlo, atrayéndolo en un fuerte abrazo tranquilizador, sintiéndose impotente por no poder hacer más por ese pequeño niño que prometió proteger.

Después de todo, no era la primera vez que su pequeño shizun se despertaba así.

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Tres semanas habían pasado fugazmente. Shen Qingqiu había crecido un poco pareciendo ahora un niño de 6 años, pero sus recuerdos - de después de su caída en esa zanja - no habían regresado.

Ming Fan, siendo el discípulo principal, asumió todas las responsabilidades e hizo todo lo posible para llevar a cabo las enseñanzas en el pico Qing Jing ya que su shizun no estaba disponible.

Y no solo eso.

Después de lo de Qingge, tuvo que encontrar una manera de vigilar cada rincón de Qing Jing para evitar que sus shifus asustaran a su mini shizun. Básicamente, estaban prohibiendo la entrada a sus shifus, a excepción de Mu Qingfang, Yue Qingyuan y Shang Qinghua, este último porque a su mini shizun inexplicablemente le agradaba.

Todos los discípulos tenían la tarea de proteger a su mini shizun de cualquier invasor. Binghe y Yingying se ocuparon de cualquier necesidad que tuviera el pequeño, a quien difícilmente se le podía negar algo cada vez que abría esos enormes ojos color jade y hacía esos adorables pucheros.

Ming Fan estaba tan comprometido con sus deberes que, dado que Binghe era el principal cuidador de su mini shizun, finalmente le confesó a su shidi sobre el manual falso y le dio el que su shizun le había encargado.

¿Todavía estaba celoso de Luo Binghe? Sí, pero los dejó de lado por el bien de su shizun. Luo Binghe debía que entrenar de la manera correcta para poder defender a su mini shizun de cualquier peligro que pudiera surgir mientras aún era un niño pequeño e indefenso.

Luo Binghe tenía sus sospechas, pero todo este tiempo pensó que era su shizun quien estaba tratando de sabotearlo. Al final, Ming Fan fue el responsable, y probablemente también tenga que ver con las interminables tareas que le daban y tener que dormir en la leñera.

Desde que su shizun se convirtió en un niño, el trato hacia él cambió drásticamente. Nadie lo molestó y lo dejaron entrenar tranquilamente en los jardines de bambú con su mini shizun observándolo con admiración.

Tener esos enormes ojos de color jade mirándolo, la tierna y dulce voz elogiándolo mientras practicaba diligentemente las posturas de su manual realmente puso a prueba su concentración.

*

*

Mu Qingfang estaba en la librería de Qing Jing investigando casos como el de su shixiong, pero cada libro y pergamino que leyó se resumen en lo mismo...

Con el tiempo, la persona afectada crecería, con eso sus recuerdos regresarían, y eso era lo extraño: Shen Qingqiu aún no puede recordar. No había habido ningún progreso en absoluto, ni siquiera una chispa de memoria había regresado a él. Ni siquiera dejarle saber su vida en la cima le hizo recuperar esos recuerdos que ya no parecían enterrados en lo más profundo de su mente sino perdidos. Era como si hubiera renacido. Por si fuera poco, el pequeño padecía pesadillas casi todas las noches. Sin importar lo que le recetaran, esta condición parecía empeorar con cada día que pasaba.

Tal vez si supiera de qué se trataban sus pesadillas... pero Shen Qingqiu le mentía diciendo que no recordaba.

Sospechaba que las pesadillas eran de su tiempo como esclavo. Quizás el aumento se debió a que sus recuerdos luchaban por llegar a la superficie.

Para entonces, todos los señores de pico sabían del pasado de Shen y Yue Qingyuan, lo que explicaba su relación, y esa promesa rota que explicaba el resentimiento del señor del pico Qing Jing hacia el líder de la secta.

Todos se sorprendieron por esta revelación, especialmente Liu Qingge, quien lo acusó de ser un noble presuntuoso que solo logró entrar a través de la influencia de su familia. Incluso miró con otros ojos los trucos sucios que su shixiong usó contra él en sus duelos.

Shen Qingqiu no luchaba con honor, luchaba para sobrevivir. Un hábito difícil de romper después de tantos años viviendo en las calles.

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Eso no significa que dejaran de pensar, ni cambiar de opinión que él es una escoria pues su pasado no era excusa para sus visitas al burdel ni los dos ataques contra Liu Qingge.

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Yue Qingyuan también mencionó el estado en el que encontró a su Xiao-Jiu, explicando que el Shen Qingqiu que conocieron no tenía los recuerdos de este ahora niño, lo que respondió a la pregunta; ¿Por qué se unió a una secta si tenía miedo de los cultivadores?

Pero esto trajo a colación otro punto...

¿Qué le hicieron los cultivadores para que les tuviera miedo?

Solo Shang Qinghua y Luo Binghe sabían la respuesta. Ninguno se lo mencionó a los señores de picos, cada uno creyendo ser el único que lo sabía. Shen Qingqiu no mencionó la herencia de Binghe a Shang Qinghua, ni el hecho de que este último tenía una relación sospechosa con un demonio.

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Fue uno de esos días en que Luo Binghe se separó de mala gana de su mini shizun para poder pasar tiempo con su Shang- shifu. Era un misterio para todos cómo Shang Qinghua había logrado ese grado de confianza.

"Entonces –" el niño le habló al demonio de hielo mientras se sentaba en su regazo, haciéndole una pequeña trenza " Tianlang -Jun... ¿murió?"

"Sellado bajo una montaña, no muerto" Mobei -Jun lo mira sin expresión aparente, pero Shang Qinghua se dio cuenta. Había pasado años trabajando para el demonio, por lo que no importaba lo pequeño que fuera, podía ver un cambio en Mobei-Jun.

Shen Qingqiu ya había hablado con su Meng- shifu sobre Tianlang -Jun y Zhuzhi- lang. Pensó que tal vez estaba equivocado, ya era un viejo demonio senil, y su memoria podría fallarle, pero su Mo-ge confirmó lo que temía.

"... ¿Y Zhuzhi?" el niño tenía miedo de la respuesta.

"No sé." Al igual que el demonio del sueño, no tenía idea de qué había sido del destino de su amigo Zhuzhi-Lang.

Pensó que tal vez su amigo todavía estaba por ahí. Tenía que encontrarlo, pero ¿cómo? Lo observaron todo el día y aunque Mobei-Jun respondía a todas sus preguntas, no tenía ningún interés en ayudarlo a salir de este lugar.

Shen Qingqiu pasó el resto del tiempo "jugando" con Mobei, quien solo lo miró con frialdad. El pequeño tomó las manos frías para ponerlas en sus pequeñas mejillas. Hacía un poco de calor y eso lo refrescó.

Shang Qinghua todavía estaba confundido por el inexplicable "poder" que tenía su pequeño shixiong sobre el demonio de hielo que le permitía hacer lo que quisiera.

"Gege", Ah, ahí está de nuevo. La forma en que su corazón se derrite cada vez que esa vocecita lo llama así. "¿Realmente no hay forma de salir de aquí?"

"Lo siento, Xiao-Yin". dijo mientras sacudía la cabeza hoscamente. Tristeza reflejada en los ojos del niño.

No pudo evitar sentir lástima por el niño, quien obviamente no quería estar en la secta, pero ¿a dónde iría? Su hogar hace décadas dejó de existir.

Su único hogar era la secta, aunque ¿realmente podría considerarse así? Hogar, realmente eso sonaba mal.

Shang Qinghua pensó que - en comparación con Shen Qingqiu - realmente nadie hablaba mal de él, difundía rumores ni lo insultaban; solo menospreciaban la importancia de su trabajo en Cang Qiong.

Idiotas, pensó el señor del pico An Ding. En verdad, sus hermanos marciales eran unos ciegos idiotas que no se dan cuenta de lo importante que es Shen Qingqiu para la secta.

¡CON UN DEMONIO! Su shixiong defendió a la secta de una invasión demoníaca, pero solo se centraron en el incidente de Liu Qingge. Él fue el único que creyó que salvó a Liu Qingge de una desviación de Qi, pero... ¿quién le creería?

Además, si hubiera tratado de decir algo, su shixiong probablemente lo detendría, como esa vez en la misión del pozo.

"Sabes..." Shang Qinghua recordó algo "En unas pocas semanas, habrá un festival en el pueblo al pie de la montaña. Podría convencer a mis shixiongs para que nos dejen ir, aunque todavía tendrías que volver a la secta".

"¿Qué es un festival?" preguntó el niño confundido, con la cabeza inclinada mientras miraba al mayor con curiosidad, lo que provocó que Shang Qinghua se quedara sin aliento momentáneamente.

¡Shixiong! ¡Me estás matando! Qinghua pensó, cerrando los ojos con fuerza en un intento de liberarse de los encantos de su mini shixiong.

"Un festival es un evento donde se organizan bailes, en este caso para honrar la buena cosecha de este año. También venden mucha comida, y mucha gente va a pasar un buen rato- espera..." Shang Qinghua se detuvo cuando se dio cuenta: "¿Nunca has ido a un festival?"

El pequeño hizo un puchero y sus ojos lo miraron molesto, haciéndolo lucir aún más adorable.

"¡Ya te lo dije Ge!" el pequeño gimoteó. "Mi familia y yo vivíamos en una casa en el bosque, y nunca salíamos de la formación que la bordeaba".

Cierto, por los peligros que tanto les dijeron sus padres que existían. Aunque al final, no fue suficiente para proteger a la familia.

"Bueno... ¿te gustaría ir?" Shang Qinghua se acercó al niño que todavía estaba sentado en el regazo del demonio sosteniendo las heladas manos. Los ojos marrones se encontraron con los verdes, y le dedicó una cálida y genuina sonrisa al niño. "Te prometo que lo pasarás genial."

Shen Qingqiu asintió con entusiasmo, con ojos de fénix brillantes y una sonrisa de oreja a oreja.

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"No lo sé, Shang -shidi ". Yue estaba sentado en su escritorio terminando el papeleo pendiente. Enormes bolsas colgaban de sus ojos demostrando que no había tenido una buena noche de sueño estos días.

" Zhangmen-shixiong -" Shang Qinghua estaba tratando de encontrar las palabras para convencer al líder de su secta que sabía podía ser difícil cuando se trataba de Shen Qingqiu. "Estoy seguro de que esto será beneficioso. Es más que obvio que Shixiong desconfía de todos y preferiría estar en cualquier lugar menos aquí".

El señor del pico An Ding comenzó a sudar frío cuando el líder de secta levantó la vista de esos papeles para mirarlo con ojos cansados y una sonrisa falsa. Había algo en esos ojos que Shang Qinghua podía ver... ¿envidia? No estaba seguro. ¿Fue porque Shen Qingqiu lo dejó a él acercarse mientras hacía lo contrario con Yue Qingyuan?

"¿Cuál es tu punto, Shang -shidi?"

"Quizás dejarlo ir al festival sea una muestra de buena fe". Shang Qinghua dudó de sus palabras, pero continuó: "Le haría ver que no es un prisionero".

Eso último llamó la atención del líder de la secta. Su Xiao-Jiu se sentía como un prisionero en su propio hogar.

"Y además", Shang Qinghua continuó hablando, habiendo notado la reacción que causaron sus palabras. "No es como si fuese a estar solo. Estaré con él, y podríamos dejar ir a los discípulos de Qing Jing. Han trabajado duro para continuar con sus clases y cuidar de su shizun. Podría ser un tipo de recompensa por ser tan buenos discípulos".

Yue Qingyuan estaba considerando sus pensamientos, mirando el montón de papeleo sin terminar. Realmente no estaba seguro, pero tenía que admitir que los discípulos de Qing Jing habían hecho un buen trabajo tanto al continuar con su entrenamiento como al cuidar de su Xiao-Jiu.

Él suspiró. "Está bien, lo permitiré".

"Shang-shidi da gracias a Zhangmen-shixiong ". Shang Qinghua se inclinó. "Iré a decirles a los discípulos y shixiong" se rio. "Seguro que se pondrá muy feliz".

Shang Qinghua se detuvo en sus pasos ante la voz de Yue Qingyuan justo antes de salir de su oficina. Dio la vuelta.

"Gracias por cuidar de Qingqiu-shidi ".

Shang Qinghua le sonrió mientras asentía, antes de salir y cerrar las puertas detrás de él.

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El pequeño Qingqiu corría, reía y saltaba por la casa de bambú. Su gege le dijo que le habían dado permiso para ir al festival.

Algunos discípulos que estaban en los alrededores no pudieron evitar sonreír al ver a su mini shizun tan feliz. Luo Binghe quería alejar al niño de esas miradas indiscretas. Aunque la forma en que miró a los discípulos que se atrevieron a poner los ojos en su mini shizun, fue suficiente para alejar a algunos.

" ¡Bing- gege!" el pequeño corrió hacia él lanzándose a abrazar sus piernas, haciéndolo casi perder el equilibrio. "¡No puedo esperar, ya quiero que sea el festival!"

Binghe le sonrió antes de inclinarse un poco para poder acariciar esa cabecita.

La risa del niño llegó a todos los rincones del pico de Qing Jing, al igual que cuando su shizun tocaba su guqin, llenando los corazones de los discípulos con un cálido y agradable sentimiento.

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Respetaban a su shizun, algunos tal vez estaban resentidos con él por lo estricto que era, pero al ver a este niño cuya sonrisa era más brillante que el sol... era imposible no caer bajo sus encantos, jurándose a sí mismos que protegerían a su mini shizun de quien fuera, incluso de sus shifus.

En más de una ocasión, Qi Qingqi fue atrapada queriendo colarse en la casa de bambú pensando en aprovechar la situación del señor pico de Qing Jing para "educarlo". No le importaba que él fuera solo un niño y todavía no creía que Shen Qingqiu no recordara nada.

De todos los hermanos marciales, el señor de pico de Xian Shu era quien más lo resentía por su comportamiento "depravado" y la único que trató de encontrarse con el pequeño Qingqiu. Su rostro de indignación por haber sido arrastrada sin decoro fuera de la cumbre Qing Jing por los fieles discípulos no tenía precio.

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Cayó la noche sobre la tierra.

El pequeño Qingqiu abrió los ojos para encontrarse con el rostro dormido de su Bing- gege. Con mucho cuidado, se deslizó fuera de la cama, tratando de no despertar al adolescente que estaba profundamente dormido.

Sus pequeños pies tocaron el suelo suavemente sin hacer ningún sonido, como un pequeño ratón que se escabulle por las esquinas tratando de no ser descubierto.

Tenía que admitir que el lugar no era desagradable a pesar de ser el hogar de los cultivadores.

Le costó aceptar aquellas palabras que salieron de la boca del doctor. Él... ¿un cultivador?

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No quería creerlo, pero sus geges admitieron que era verdad. Confiaba en que no le mentirían.

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En lo profundo del bosque de bambú, a orillas del pequeño estanque que reflejaba la hermosa Luna - se sentó en la hierba con las rodillas cerca del pecho, abrazándolas, mientras observaba a los peces aún despiertos nadando bajo el agua.

No pudo evitar pensar que su yo adulto se había convertido en lo que más temía... un cultivador.

Entendió que estas personas no eran las mismas que habían asesinado a su familia, pero aun así no podía explicar por qué se unió a una secta - al menos hasta que recibió la información del líder de la secta, quien lo encontró en esa zanja con un fuerte golpe en la cabeza.

Desde entonces, se sintió culpable por haber olvidado a su familia. Binghe le aseguró que no fue su culpa, pero eso no cambiaba el hecho de que en todo ese tiempo había vivido en la ignorancia de su existencia.

Se acuesta en la hierba fresca y cierra los ojos por un momento.

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Su corazón comienza a acelerarse, abre los ojos cuando siente que algo o alguien se posa sobre él. Las sombras lo rodearon. Podía ver como si le estuvieran sonriendo.

Quería gritar pidiendo ayuda, pero ningún sonido salió de su pequeña boca.

Sintió que lo agarraron por los brazos y las piernas, su ropa desgarrada en un instante. Manos tocándolo por todas partes.

El miedo se acumuló en su corazón.

Quería gritar por su Da-ge y por un... ¿Qi-ge?

"¡BAOZI!"

Reconoció esa voz... la única voz que lo llamaba por ese apodo y que ahora sonaba desesperada... su Da-ge.

Apenas podía ver esos ojos de color impar llenos de impotencia, las lágrimas asomándose por las esquinas. Sombras sosteniendo a su Da-ge de la misma manera que a él.

La voz de su Da-ge implorando, rogando no lastimar a su didi. Que podían hacer lo que quisieran con él, que no daría pelea mientras dejaran ir a su pequeño Baozi.

Los gritos desgarradores de su Da-ge rompieron el corazón del pequeño Qingqiu. Era la primera vez que lo escuchaba gritar así.

Las sombras ignoran las plegarias de su Da-ge.

El pequeño Qingqiu empieza a sentir como le toman las piernas y empiezan a abrirlas. Una sombra posando entre ellas. La voz ya rasposa de su Dage seguía rogando que no lo lastimaran.

"¡NO, POR FAVOR!" su Da-ge gritó entre lágrimas mezcladas con sangre "¡Seré bueno! ¡Déjenlo en paz! ¡Juro que seré bueno!"

Shen Qingqiu no podía moverse, no podía gritar, solo deseaba que terminara pronto.

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Un grito ensordecedor recorrió los rincones de Qing Jing.

Shen Qingqiu gritaba y pataleaba. Sus ojos bien abiertos sin la capacidad de distinguir lo que es real y no. Binghe trató de calmarlo sin éxito: el niño no podía verlo ni escucharlo.

Luo Binghe usó uno de los talismanes para llamar a Mu Qingfang quien llegó a los pocos minutos horrorizado por esos gritos que rogaban que pararan, que dejaran de tocarlo, que le dolía.

Tanto el discípulo como el señor de pico entendieron lo que estaba sucediendo, lo que soñaba el pequeño Shen Qingqiu.

Los discípulos se despertaron y se dirigieron inmediatamente a la casa de bambú. Ming Fan y Ning Yingying fueron los primeros en llegar, al final, sintiéndose impotentes ya que no podían hacer nada más que esperar afuera.

Yue Qingyuan había llegado, permaneciendo al margen con los otros discípulos, dejando saber al médico de su presencia en caso de que necesitara su ayuda.

Binghe trató de inmovilizarlo, sosteniéndolo en un abrazo tranquilizador. tratando de hablarle con la mayor calma posible, asegurándole que estaba a salvo y que nadie lo volvería a lastimar, mientras que Mu Qingfang pasaba energía espiritual en un intento por calmarlo y evitar una desviación del qi.

Pasaron horas antes de que Shen Qingqiu comenzara a calmarse, tomando conciencia de su entorno. Su cabeza descansaba sobre el hombro de Binghe, quien seguía abrazándolo.

"...Bing-gege" es lo primero que sale de su boca con voz áspera y temblorosa, mientras levantaba la cabeza para mirar a Binghe, con los ojos llenos de lágrimas que seguían cayendo mientras escondía su rostro en el pecho del medio demonio, apenas tartamudeando los detalles de esa horrible pesadilla.

Se escucharon sollozos rompiendo el corazón de cada discípulo que estaba cerca de la casa de bambú. Yue Qingyuan quedó atónito por lo que escuchó - gracias a su cultivo - dentro de la pequeña habitación.

Mientras describía esa pesadilla, surgió un nombre... "Qiu Jianluo" y Yue Qingyuan supo que no era solo una simple pesadilla, sino el recuerdo de esos años que su Xiao-Jiu lo estaba esperando en la residencia de los Qiu.

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No tenía idea. Su Xiao-Jiu nunca le dijo...

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De los arbustos salió un sollozo apenas audible debido a la mano que tapaba esa boca de donde procedía el sonido.

Qi Qingqi quería vomitar.


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OOC Mobei :P

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