Final

Me subí sobre Singto una vez más, pero esta vez dándole la espalda, y bajé mi culo hasta su ansiosa polla, que me estaba esperando. Guié su punta hacia mi entrada y bajé con fuerza sobre él. Gimiendo en silencio, continuando justo donde lo dejé. Mis paredes abrazan la piel de su polla y mi culo no puede con tanto placer. Puedo sentir el orgasmo acercándose. Cada movimiento envía sacudidas de dolor y placer a través de mí y me acerca cada vez más al éxtasis.

Acelero, decido regalarme a mí mismo un nuevo orgasmo, pero la mano de Singto me hace inclinar un poco hacia adelante. Y es justamente en ese momento que siento una punta de goma explorando mi ano, tratando de abrirse paso, junto a la gran polla de mi amante.

Volteo a mirarlo... él me dedica una sonrisa y siento cuando empuja el consolador, frio y resbaloso, en mi culo con tanta fuerza que pareciera que me quiere romper el ano. No disminuyó la velocidad y no le pedí hacerlo, sentía mi agujero expandirse increíblemente y el consolador de goma entrar como si nada, mientras me movía, hacia arriba y hacia abajo, junto a la dura polla de Sing, golpeando las terminaciones nerviosas dentro de mí, como nunca creí posible..

Estaba siendo follado por dos penes y la experiencia me estaba encantando.

Singto se arrastró conmigo encima, hasta recostarse contra el respaldo de la cama y cuando me giré a verlo, él me dedicó una mirada profunda. Ambos estábamos, encerrados juntos, en una enorme burbuja de placer. Su cabeza se movió hacia adelante, buscando la mía y nos dimos un beso profundo y lleno de pasión.

Dos pollas se movían dentro y fuera de mí enviando ondas de placer contradictorias, pero sorprendentemente consistentes. No dejaba de saltar sobre ellas, pero tuve que romper nuestro beso con un fuerte gemido, porque estaba a punto de rociar mis jugos por todos lados. Tomé mi erección y la masturbé, mientras continuaba subiendo y bajando sobre Singto y el consolador. Acelero un poco más y gimo con cada embestida hasta que no puedo soportarlo más.

Mi culo está suplicando más, pero mi pene necesita liberarse.

Mi cuerpo se aprieta en un asombroso orgasmo. Los dedos de mis pies se doblan y las paredes de mi agujero aprietan ambas pollas, la de carne y la de goma. Me entrego a mis deseos, golpeando más duro contra ellas, yendo más y más profundo con cada empujón. Singto sostiene el consolador hasta donde llega en mi culo. Cierro los ojos y tiemblo violentamente de placer orgásmico, mientras siento el líquido caliente de Singto derramarse en mi interior, al mismo tiempo.

Gritando y gimiendo, me aparto de ambas pollas, sin pensar en que al sacarlas, el chorro de semen caliente y viscoso se derramará por todos lados y así sucede, el abdomen de Singto está completamente embarrado, pero no importa, saca el consolador de mi culo y besa mi espalda, me levanta y acuesta junto a él.

—Podría dormir hasta el lunes —le digo— No había gozado así en toda mi vida.

—Imposible, me dice. Debemos limpiarnos y te aseguro que con el próximo encuentro, no te levantarás una semana.

Lo miro, asustado y él sonríe, dejando un beso en mi frente.

Me siento en casa. Singto es mi hogar.

Soy un profesor, necesitando desesperadamente la dura polla de su alumno, su amante, su pequeño amor. Y cada día junto a él, es como vivir un sueño, porque ahora nuestro amor ya no es prohibido. Podíamos disfrutarnos, cuantas veces quisiéramos y eso justamente era lo que hacíamos, cada noche, cada día y por el resto de nuestras vidas.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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