8. La virginidad de su culo

El hermoso espectáculo que estaba presenciando, viendo sus muslos y nalgas, abiertas por mis manos y el oscuro agujero de su ano, contrayéndose ¡Dios! hacen que mi cuerpo arda y me excite hasta casi olvidar la ternura que normalmente despierta en mí. Hay algo en mí que desea tomarlo con violencia, sin contemplaciones, que quiere que lo penetre sin detenerme a pensar, así, sin más ni más, hasta satisfacer salvajemente el deseo que traigo acumulado en mi entrepierna, que hace levantarse a mi pene, como si fuese un mástil, como si fuera un depredador tras su presa, buscándola desesperadamente, amenazando un estallido de violencia seguido del silencio absoluto y la pérdida de la consciencia; pero no puedo hacerlo, no cuando siento la suavidad de su cuerpo a cada lado de su cintura, su piel perlada debido al sudor que la hace brillar. Gira la cabeza y su mirada encuentra la mía, su pelo desordenado y su boca entreabierta, me impiden hacerlo y lo observo como mi amante, como la persona que más quiero, es el objeto de mi pasión y quien me ha causado noches interminables de desvelo, cuando duerme junto a mí, con su cuerpo completamente desnudo, que me invita a poseerlo, a hacerlo solo mío, como si fuera un amante primitivo que anhela desesperadamente el contacto de su compañero.

»Estaba a punto de enloquecer, mientras Singto borraba el pizarrón y su culo se meneaba de un lado a otro, mientras giraba la cabeza para incitarme, mordiendo su labio inferior, que tantas ganas tenía de devorar. De no haber sido por la interrupción temprana del conserje, lo habría desvestido allí mismo en el salón y lo hubiera penetrado tan fuerte y a gusto, hasta hacer que con sus gritos llenara cada rincón del colegio vacío; pero no fue posible, así que arreglé nuestras ropas, lo tomé de la mano y salimos corriendo del salón, apenas dándonos tiempo de tomar nuestras pertenencias.

Poco después, entramos en la casa y yo estaba vuelto loco con la imagen de su culo, enfundado en ese uniforme, que le lucía tan bien, así que mientras caminábamos escaleras arriba, a tropezones, como ya era costumbre, nos fuimos desvistiendo. Lo llevé por el pasillo, golpeándonos con las paredes, antes de entrar en el dormitorio. La cama, perfectamente tendida es lo primero que veo cuando la puerta se abre y lo dejo caer en ella, con fuerza, causando que la lámpara de noche impacte contra el suelo, pero no importaba, la oscuridad era buena en ese momento, sería nuestra cómplice.

De inmediato me tumbo sobre él y busco sus labios, hinchados y tan suaves, los muerdo y meto mi lengua en su boca, con la punta repaso sus dientes, la llevo debajo de su labio superior mientras mis dedos pellizcan sus pezones; porque ya estamos desnudos, y no puedo aguantar más.

Mi mano se apodera de su erección, la roza contra la mía, y un fuerte gemido escapa de su deliciosa boca. Su espalda se arquea y forma un puente sobre el colchón, los talones de sus pies y su cabeza son las únicas partes que contactan con la cama y aunque por la fuerza me levantó, nuevamente mi cuerpo lo empuja hacia abajo y la urgencia de mi pene se vuelve malditamente insoportable.

Levanto a toda prisa sus piernas y flexiono sus rodillas contra su pecho. Él sólo jadea y me mira con esos ojos que me hipnotizan. Sus pezones están dilatados y duros, pero aunque quisiera chuparlos y morderlos, en este momento su culo es una distracción enorme y una invitación preponderante. Separa un poco los labios y se lleva mis dedos hacia su boca, mientras su mirada se vuelve lujuriosa. Los chupa como si de un dulce se tratara, sin olvidar repasar la lengua sobre la punta, cuando los va soltando.

—Mmm... Dios —dice con voz ronca y veo apretar y soltarse su pequeño orificio.

Meto mi pulgar en su boca y lo chupa como si fuera mi polla. Lo llena de saliva y su lengua se desliza en torno a él. Lo saco y lo dirijo a su culo, intentando penetrarlo, pero debo tomar mi tiempo, aunque ya este descontrolado. Su ano se va abriendo para mí y deja escapar algunas de las gotas de lubricante que estoy aplicando, introduciendo mis dedos en él, penetrándolo poco a poco, hasta lograr que un nuevo gemido escape de sus labios, mientras sus ojos se cierran y su cabeza gira hacia un lado.

Podría entrar, desde atrás, poniéndolo sobre sus rodillas, pero quiero ver su hermosa cara cuando lo penetre por primera vez, llevándome la virginidad de su ano, como él hizo con la mía... quiero penetrarlo desde adelante y fundirnos en uno solo, mientras nos miramos directamente a los ojos y jadeamos por el inmenso placer.

Escupo en la palma de mi mano, porque el lubricante se perdió en algún lugar y no planeo detenerme. Mi boca está casi seca por la excitación y me cuesta un poco respirar, me siento como si hubiera corrido una maratón, pero entiendo que no es más que el profundo deseo y la ansiedad por sentirlo, de una maldita vez, que me inundan. Así que llevo mi mano con la saliva a mi polla y cubro con ella la cabeza, todo el glande esta hinchado, rojo y a punto de estallar. Él, se da cuenta de que ha llegado el momento y noto, por un instante, un destello de miedo en su mirada, pero también hay determinación y urgencia, así que me toma por el cuello y me acerca a él.

—Hazlo ya Kit. —me dice y me besa con premura.

Me suelta y pasa sus manos por mi rostro, sujeta sus rodillas, ayudándose a mantener las piernas levantadas, para darme libre acceso a su agujero ansioso de ser penetrado. Entonces tomo mi polla y la dirijo a su entrada, apoyando tan solo la punta y él da un respingo, pero continúo con mi labor, dilatando con mis dedos su ano, del cual está brotando líquido, viscoso y caliente... presiono levemente el esfínter que comienza a abrirse y su cuerpo se tensa por el primer chispazo de dolor y sorpresa. La invasión continúa muy despacio. Sé que es difícil acogerme, pero sé también que él lo está deseando.

Una capa de sudor en su frente y sobre sus labios me dice que se está esforzando por no gritar. Cierra los ojos brevemente y levanta aún más las piernas. Aprieta fuertemente sus dientes y gruñe:

—Maldita sea Kit, termina de entrar... fóllame el culo...

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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