—¿Cómo puede existir alguien tan hermoso? —dijo Eric viendo una foto de las tantas que tiene de su crush—. ¿Te imaginas a nuestros hijos?

—Igual de hermoso que él pero igual de pendejo que tú —respondió Chanhee, uno de sus mejores amigos.

—Cierra la boca. —Le tiró una de las almohadas.

Chanhee solo rió devolviéndole el amohadazo, le gustaba molestar a su pequeño amigo, más cuando se trataba de aquel muchacho que lo traía suspirando cual colegiala enamorada. Aunque muy alejado de serlo no estaba.

—¿Ya le preguntaste a Hyunjae cómo se llama? —indagó volviendo a revisar su celular. El menor puchereó negando con la cabeza. No tenía el suficiente valor para hacerlo.

—No. Tampoco lo haré. No es como si realmente me gustaba ese chico guapo, hermoso, precioso, divino, la creación más sexy que el universo hizo, el...

—¡Si, si! Ya, ya, se entendió. —Detuvo el rubio. Eric tenía la costumbre de... ¿Exagerar? Un poco cada vez que habla del desconocido aquel.

—¡Pero es que Hyuuuuuug! —Lloriqueaba él, abultando sus labios.

Changhee solo rodó los ojos y siguió con su tarea: perder el tiempo en las redes. Con su dedo iba arrastrando la pantalla, viendo las publicaciones de sus amigos en Instagram, hasta que un post llamó su atención. Hyunjae, amigo en común de ambos, había subido una foto con el crush de Eric, ¡Y lo había mencionado!

—¡Santas galletas! ¡Eric, mira! —exclamó emocionado sentandose correctamente sobre el sofá en el que antes estaba echado.

Eric con curiosidad se acercó a su amigo que extendía el móvil hacia él para que viera aquello que tanto lo emocionó. Su cerebro tardó un par de segundos en entender qué sucedía.

Hyunjae había subido una foto con su crush.

Y lo mencionó.

Su cuenta.

Y dijo su nombre.

Lee Juyeon...

El grito que Eric pegó luego de aquello, se escuchó por todo su vecindario, tanto que hasta un mismo sordo lo podría haber oído.