17. El uniforme
Miré mi reloj, eran las tres de la tarde y estaba más aburrida que una ostra. Hacía un buen rato que había terminado de colocar todas mis cosas, aquella mañana me habían traído lo que me faltaba por llegar de España. Fui a mi habitación y la revisé, otra vez. Había colocado todas mis cosas de VIXX en una pared, como hacen las adolescentes locas por su grupo de música favorito, estaba satisfecha con mi trabajo.
Me acerqué a una de las fotos de Hak Yeon donde aparecía sonriendo de manera natural y sin mirar a la cámara, era una de mis favoritas. Sonreí, mi mente todavía no asimilaba que lo ocurrido anoche fue real y no otro de mis sueños. No hablamos mucho más después de preguntarme si quería estar con él, únicamente se dedicó a volverme a besar hasta que, para mi desgracia, la hora nos dijo que eran las dos de la mañana y se tuvo que marchar.
Mi teléfono volvió a sonar por décima vez en toda la mañana, cosa que no me importó, ya que sabía de quien se trataba. Hak Yeon no paró de enviarme mensajes desde primera hora y yo lo único que hacía, era sonreír como una tonta.
Al fin es mi rato de descanso y solo quiero verte. Mi pequeña cómplice.
Había cogido la costumbre de llamarme así y no sé por qué, me encantaba. Con mi cara de loca le respondí, yo no era tan directa como él, me costaba bastante escribir ese tipo de cosas. A veces los emoticonos eran mi salvación cuando no sabía que decir.
Yo estoy aburrida, no sé qué hacer para pasar el rato hasta vernos mañana.
Inmediatamente respondió.
Piensa en mí.
Le contesté al instante.
Ya lo hago, constantemente.
Sigue diciendo eso y me verás en tu casa cuando menos lo esperes.
No deberías... trabaja duro.
Lo sé, pero verte me haría recuperar fuerzas para continuar, estoy agotado.
Descansa cuando tengas ocasión, no enfermes.
Debo reconocer que siempre he sido una romántica empedernida. La mayoría de mis libros eran de amor y todas las series y películas que veía debían contener algo de romance para que llamara mi atención. Las conversaciones que tuve con Hak Yeon durante el día de hoy superaban todo el azúcar y los arcoíris que estaba acostumbrada a ver en la ficción.
En mitad de nuestros mensajes, recibí uno de Ken en el cual me adjuntaba una foto de su líder, sentado en el suelo mientras sonreía con el teléfono en la mano. Justo debajo me escribía:
Dile que debemos continuar ya que no nos escucha.
Reí al imaginarme la situación y sentí un poco de remordimientos al pensar que se estaban retrasando por mi culpa. Finalmente me despedí de él y me levanté para prepararme algo de comer, estaba hambrienta.
No me compliqué mucho, cuando llegué al supermercado que tenía cerca de mi apartamento, lo primero que busqué fue el ramen. Llené el carrito de la compra con fideos instantáneos y varios aperitivos coreanos que me apetecía probar. Mientras el agua hervía, comencé a pensar en algunas de las cosas que Hak Yeon me dijo anoche, algo obvio que yo ya había pensado. Por supuesto no íbamos a tener una relación normal y hacer cosas como ir a citas, pero era algo que no me preocupaba. El simple hecho de estar con él y poder verle sea en el lugar que sea ya me hacía estar feliz.
Pasé el resto de la tarde mirando programas de televisión que en España solo podía ver desde mi portátil. De repente me acordé de Gina, después de todo, no había hablado con ella. Busqué el teléfono que me regalaron para mi cumpleaños, aquí no lo podía utilizar, pero con wifi funcionaba la aplicación con la que podía enviarle mensajes. Le escribí preguntándole si podía hacer video llamada y rápidamente me respondió de manera afirmativa. Minutos después me encontraba delante de la pantalla, la cual me mostraba a mi amiga recién levantada y con los pelos alborotados. Miré el reloj, allí serían las doce de la mañana y al ser sábado Gina no solía madrugar, al contrario de mí.
- ¡Lena! ¿Qué tal? ¿Estás bien? ¡Ya te echo de menos aquí! – Me decía imitando un puchero. En ese momento quise que estuviera a mi lado.
- Todo bien, esto es genial.
Estuve hablando con ella bastante rato, le enseñé por la web cam mi nueva casa a lo que ella respondió con un "suertuda". También hablamos de mi nuevo trabajo, el cual comenzaría en dos semanas, y finalmente me cambió de tema a algo que ya estaba tardando en preguntar.
- ¿Y tú amorcito coreano? ¿Ya lo has visto? – Asentí y sin querer se me escapó una sonrisa. – Ai mi madre... ¿¡Ha pasado algo que yo deba saber!?
- Algo así... - No me dio tiempo seguir hablando.
- Cuéntame, con pelos y señales y dibujos si hace falta.
No con detalle, pero si le expliqué con mi cara ardiendo lo que pasó por la noche. Con una mirada pícara me preguntó si la cosa llegó a más y yo le negué rotundamente. Luego continuó haciéndome bromas sobre el tema, cosas como si debería acorralarle en la sala de prácticas o esperarle sobre el sofá en ropa interior. Yo reía ante esos comentarios completamente avergonzada y le decía que eso eran temas que aquí no se hablaban con tanta tranquilidad como en España.
- Ahora hablando en serio. Lena, ¿Estas segura de esto? Quiero decir... él es alguien famoso allí y no te será fácil mantener una relación normal. Te conozco lo suficiente como para saber qué esperas tener algo como en las películas ñoñas que tanto te gustan y sabes que no será así.
- Es algo que me tiene preocupada, no te lo negaré. Pero ayer me di cuenta que no me hace falta estar en una historia de película para ser feliz. Acabamos de empezar y no sé a qué rumbo me llevará esto, pero de momento es lo que quiero.
- Eso me tranquiliza un poco, pero de verdad... Lena, ten cuidado.
Hablar con mi amiga fue algo reconfortante, como siempre me resolvió las dudas y los líos que había creado mi cabeza y me dio fuerza para seguir adelante. Se hizo tarde y me metí en la cama, no sin antes leer el mensaje que Hak Yeon me había enviado.
Aún tengo que trabajar, pero ya queda menos. Duerme bien mi pequeña.
Las dos semanas pasaron bastante rápido y yo me dediqué a investigar la zona donde vivía y ver donde estaban los lugares básicos para poder convivir allí, como el hospital o el banco. Por internet comencé a buscar lugares de interés y enconces cogía el mapa que me había comprado y salía a la aventura haciendo turismo.
En cuanto a Hak Yeon, estas semanas estaban preparando nuevas coreografías y para mi desgracia no lo vi demasiado, excepto los días que acababa temprano, los cuales aprovechaba para venir a mi casa y pasar el tiempo conmigo. El mánayer le dijo que no se acostumbrara demasiado, ya que cuando comenzara yo a trabajar, en aquel edificio vivirían el resto de personas seleccionadas para el proyecto y no era recomendable que lo vieran por allí muy a menudo.
La última noche antes de comenzar a trabajar, Hak Yeon se presentó en mi casa con varias bolsas llenas de recipientes con ramen de, según él, el mejor restaurante japonés de Corea. Hoy estrenaban el primer capítulo de su nuevo drama y decidió venir a mi casa a verlo. No entendía como, a pesar de estar en sus veintitantos años, le hacían actuar de estudiante de preparatoria. Tampoco entendía por qué le sentaba tan bien el uniforme y creo que dije este último pensamiento en voz alta.
- Ese traje te queda muy sexy. – Me miró y yo enrojecí ante mis palabras mientras me tapaba la cara. Odiaba no ser consciente de lo que hacía o decía cuando le tenía delante.
- ¿Eso crees? - Dijo mientras intentaba agarrarme de las muñecas para destaparme. - ¿Debería ponérmelo más a menudo?
Intenté zafarme como pude, pero era más fuerte que yo, así que terminó tumbándome en el sofá con mis manos sobre la cabeza. Se apoyó sobre mi aguantándose con el codo para no dejar caer su peso y me miró fijamente.
- Por favor no te cubras la cara. – Su mano, que sostenía mis muñecas, pasó a acariciarme la cara con dulzura, recorriendo mi rostro comenzando en mis ojos y terminando en los labios.
Posó su boca en la mía y comenzó a moverla poco a poco, amoldándose a la perfección. Lo que comenzó siendo un tímido beso se transformó en algo más en el momento que le abracé por el cuello. Sus caricias fueron por lugares donde antes no habían estado, pasando por mi cadera y bajando hasta el muslo, haciendo subir la temperatura de mi cuerpo. Dejó de besarme para recorrer con la punta de su nariz mi clavícula hasta posar sus labios en mi cuello, ante esto, un gemido salió de mi boca y pude escuchar una leve carcajada por su parte.
Desde que estamos juntos, nunca habíamos avanzado hasta este punto y no sé hasta dónde habríamos llegado, si no nos hubiera interrumpido el maldito timbre de la entrada de mi casa.
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Ains pobrecitos, al igual me levantaba yo a abrir la puerta jajaja
¿Que tal? ¿Cómo veis el rumbo en su relación? Yo creo que va bastante bien ^^
No sabéis lo que me está costando torcer un poco la historia para darle algo de emoción, las partes moñas me salen solas, pero no puedo evitarlo, por muy azucarado que me salga ¡me encanta!
Bueno, como siempre y no variar, espero estrellitas y comentarios para animarme a seguir y mejorar ya que sois los lectores los que ven las historias desde el otro lado ^^
Gracias a las personitas que me leen, se os quiere!
PD: No sabéis lo que me encanta ese gif, no es uniforme escolar pero... igual esta sexy :D
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