Capitulo 1
Había un pequeña aldea donde no vivían más de ochocientas personas, toda le gente del lugar se conocía y cuando llegaba un forastero era fácil identificarlo, además los rumores corren rápido.
En un día de invierno hace cinco años, llegó un chico, más pequeño que el promedio y con rasgos finos, entrando en el primer local que logró llegar, apenas y pidió ayuda se desmayó.
La gente del lugar no pudo no hacer nada, muchos se unieron y cuidaron de él, al enterarse de que era huérfano, nadie pudo evitar encariñarse con el. Su cabello revoltoso en tonos verdes al igual que sus ojos, las pecas que adoraban sus mejillas y lo pequeño y frágil que se veía logró conmover a todos.
Nadie de atrevió a preguntar que le había pasado... ya que cada vez que tocaban el tema, el chico se ponía muy mal... nadie quiso saber nada después de ello.
Izuku Midoriya el pequeño mesero que atendía la cafetería, cuidaba cada movimiento que hacía mientras atendía a la gente, adoraba lo que hacía y no quería perder lo que había logrado cuando llegó a esa aldea.
Era un chico que ocultaba muchas cosas, pero nadie sospecharon nada... estar entre humanos era el mejor escondite para alguien como el, o ese pensó en aquel entonces y aún ahora sonaba a un buen plan... pero no todo es para siempre.
-Midoriya... hace días que no te veía por aquí, saliste de nuevo al bosque?- habló una señora ya grande a la cual atendía.
-Si, todos saben que salgo una vez al mes para rendir respeto a los espíritus- la sonrisa que el chico daba fue suficiente para la mujer.
-Eres especial, los espíritus que honras deben estar agradecidos contigo...
- Eso espero.
El agradable ambiente del lugar se ha la visto interrumpido por dos chicos que entraron de manera muy ruidosa, en cuanto Midoriya los vio entró en pánico... su apariencia los delataba y entre más se acercaban su aroma le confirmaba que debía huir.
-Necesito ayuda, por favor- grito el pelirrojo.
-Por favor, traté de calmarse y explique quienes son y que pasó?- habló el dueño del lugar.
-Soy... soy... Kirishima, nos atacaron... necesito un doctor para mi amigo.
Kirishima noto un aroma en particular, todos sus sentidos se intensificaron con sólo una pequeña fragancia, trato de buscar como loco a la persona... si era quien pensaba, lo necesitaba pero ya.
Apenas y fue un segundo pero pudo ver a un chico, en cuanto cruzaron miradas el se escondió, tenía que ser él... dejo de manera rápida a su amigo en los brazos de alguien y fue detrás del peliverde.
No le costó alcanzarlo, entre la poca gente del lugar y el como el chico quería desaparecer sin ser notado pudo acorralarlo de manera fácil.
-Te necesito!- le rogó con urgencia tratando de no soñar amenazante.
-No me toques!- se alteró- yo no tengo nada que ver con ustedes.
-Lo sé, lo sé... pero si no recibe ayuda va a morir, estoy rogando por tu ayuda... -se acercó un poco más para decirle algo que nadie más escuchara- nuestra manada está débil, necesitamos al alpha... te lo suplico.
Esas palabras le confirmaron a Midoriya lo que sospechaba; aún tenía la oportunidad de escapar, no le podría hacer nada con la gente mirando, pero cuando entrará en el bosque nada le garantizaba poder ganar ahí.
-Bien...- se rindió. Su cuerpo no dejaba de temblar pero en ningún momento su rostro lo mostró -síganme.
El pelirrojo en cuanto escucho la aceptación corrió hacia su amigo, aunque era más grande y él mismo estuviera lastimado, necesitaba que el que estuviera en condiciones fuera el otro.
Escucho como el pecoso tranquilizó a la gente del lugar y cuando los vio a su lado se empezaron a moverse, llegaron a un pequeño cuarto arriba de una taberna, el olor a alcohol y a los hombres que estaban dormidos era horrible, pero si el chico lo ayudaba, no le importaba el lugar.
Llegando al cuarto Izuku puso llave a la puerta, sacó una pequeña mochila que abrió desesperado, y como una botella de alcohol de la única mesa de ese cuarto.
-Eres un gamma?- preguntó Kirishima por curiosidad, quería saber por lo menos si él podría lograr poner a mi amigo de pie.
-Solo estoy ayudando porque pones en peligro mi vida... pero no quiero contestar eso.- Izuku se sentía expuesto y en defensa se portó agresivo.
-Solo quiero saber si sabes de medicina...
-Entonces hubieras preguntado eso...
-Quiero que Bakugo despierte, necesitamos regresar a nuestra manada...- el pelirrojo estaba preocupado, había dejado su territorio sin protección.
-Bien, hago lo que puedo...- Midoriya rompió la camisa del rubio, puso más atención al que desde un inicio sabía que era un alpha, era un poco más grande que el pelirrojo y por consecuencia mucho más grande que él, tenía facciones duras y el cuerpo bien trabajado. Agitó la cabeza tratando de concentrarse- porque no se recupera?
El alpha tenía varias heridas en el cuerpo pero la que más dolorosa se veía era la del costado de su torso, era una herida de bala, pero aún así no era normal... su especie se recuperaba rápido.
-Es una bala de plata...- contestó preocupado el otro.
Eso le hizo preocupar al menor, busco unas pinzas en su mochila y con rapidez las lavo en alcohol, le dio la botella al alto mientras sostenía una linterna con la boca para poder iluminar mejor lo que haría.
-En cuando saque la bala tirarle un poco de alcohol en la herida...
-Es seguro?
-Solo es para quitar los efectos de la bala en su piel, su cuerpo hará lo demás por si solo.
-Bien...
-Aquí voy- Midoriya metió las pinzas y trato de ser cuidadoso, en cuanto sintió la bala, miro al otro indicándole con la mirada de que se preparará, respiro con fuerza y sacó la bala con cuidado, pero de manera rápida- ahora!
Kirishima actuó como le dijeron, tiro alcohol en su amigo y vio como se retórica de dolor, pero eso le relajo, ya había recuperado la conciencia, noto como las heridas empezaban a cerrarse y segundos después ya tenía al alpha despierto y gruñendo.
-Relájate, estamos a salvo- fue lo único que tuvo que decir para calmarlo, pero no fue suficiente.
El alpha en cuanto tuvo en la mira a alguien más en esa habitación, actuó por instinto y acorralo al chico contra la pared, apretando su cuello.
Midoriya dio un pequeño grito por el miedo que le infringió el otro, tenerlo de pie daba mucho más miedo de lo que imagino. Tenía esperanza de que durmiera un poco para recuperarse pero apenas y le quitó la bala se curo más rápido de lo que había visto en cualquier otro... su oportunidad de huir había sido reducida a cero.
-Bakugo! Déjalo, te salvo la vida.
-Que mierda hace este omega aquí! - ante tal reclamo la habitación quedó en silencio.
El peliverde se sintió vulnerable, se suponía que nadie se podía dar cuenta de su naturaleza, el había ocultado por todas las formas posibles su aroma, por más que tuviera un buen olfato sólo sospecharían de que es un gamma...
Kirishima estaba igual de sorprendido, hace mucho no veía un omega, su territorio era enorme y en ningún momento un omega se había cruzado en su camino, pero tal vez era un regalo de los espíritus... su manada necesitaba uno con urgencia.
-Déjalo hablar, yo le obligue a ayudarme...- intervino con miedo Kirishima.
El alpha aún estaba algo desorientado, había estado peleando hace poco... y en cuanto despertó el aroma de ese omega le llegó de golpe, era invasivo y demasiado fuerte para él, pero al mismo tiempo atrayente...
-Donde estamos?- preguntó el rubio.
-En una aldea humana.
-Porque me trajiste aquí? Sabes que no convivimos con ellos!
-Tenia que salvarte, no podía ponerme a pensar si me llevo bien o no con ellos, además encontramos un omega.
-El está con los humanos, es una deshonra.
-No puedes ponerte así justo ahora, sabes que lo necesitamos.
Mientras esos dos discutían el ahora descubierto omega trato de huir, si por lo menos llegaba a la calle sería un milagro, pero no era tan fácil. El alpha lo había tomado de la muñeca, sus sentidos se pusieron alerta y trato de huir más rápido.
Luchaba por que le soltara pero era inútil, iba a tratar de pegarle pero fue inmovilizado de inmediato contra el suelo, enterró las uñas en el piso y trataba con más desesperación de salir de ahí.
-Basta!- la voz del alpha lo dejo noqueado, acató la orden y sus movimientos pararon.
Kirishima también se vio afectado y eso sólo significaba que el omega estaba totalmente dominado por la voz de mando, se sentía mal por retener al chico pero de verdad lo necesitaban.
-No parece que le agrademos- comento el pelirrojo.
-Tenia miedo... pero en ningún momento dejó de pelear, sabía que se enfrentaba a un alpha? - pregunto Bakugo.
-Talvez sea cierto lo de él rumor sobre omegas.
Bakugo soltó al omega, cuando lo vio al rostro aún se veía aturdido, lo dejo sobre la cama y se recargo sobre la pared sin quitarle el ojo de encima
-Crees que era prisionero?
-No hemos salido de nuestro territorio en un buen tiempo, sólo sabemos lo que Iida nos ha informado.
-Deberíamos regresar, fuimos emboscados y encontráis un omega, estaremos más seguros en nuestro territorio.
-Lo llevarás con nosotros?
-Hay algo raro en el... además presiento que si lo dejamos aquí, para mañana ya no existirá rastro de él.
-Debe de huir de algo para ocultarse a tal grado.
-Lo averiguaremos cuando lo interroguemos.
-No lo trates como criminal.
-No puedo confiar en el si vive aquí- se acercó a la cama y se tiró al omega en el hombro- si encuentras algo interesante tráelo, seguro nos dará pistas.
-Es su casa, no puedo espiar si no nos ha hecho nada.
-Trae todo entonces!- refunfuño el alpha.
Apenas y reunieron todo, salieron de manera cautelosa, no querían que los humanos los descubrieran, en cuanto pusieron sus pies en el bosque sintieron alivio y seguridad.
-Me transformare primero, necesito que me lo pongas en el lomo.- ordenó el alpha.
-Dejaras que te monté?
-Quieres que lo lleve arrastrando con el hocico?
-No! No, tienes razón.
Bakugo se quitó la poca ropa que traía y la boto en alguna arbusto. Inicio su transformación, sentía como sus huesos se rompían y se volvían a unir, pero era un proceso tan rápido que no dolía. Ahora en vez del hombre rubio imponente había un lobo de un metro setenta en su lugar, con un pelaje rubio cenizo igual que como cuando era humano, sus pupilas rojas y amenazantes buscaron al omega.
Kirishima entendió la indicación y puso al omega en su lomo, trato de pedirle que se sujetara, ya que no estaba en su totalidad inconsciente, vio como enredo sus dedos con el pelaje del lobo y se sintió mejor de saber que no caería en el viaje.
Se apresuró a transformarse también, el era un lobo más pequeño, quizá un metro sesenta, su amigo era el lobo más grande que había visto en mucho tiempo, la mayoría no pasaba el metro cincuenta, el era también algo grande pero nadie como el alpha. Su pelaje era un tono rojizo igual que sus pupilas pero no denotaban peligro como los del otro.
Tomo las cosas del chico con el hocico y comenzaron a correr hacia su destino, tardarían un día en llegar por lo que esperaba que el chico aguantará el camino inconsciente, si el alpha llegaba a enojarse no sería bueno para ninguno de los dos.
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