Tres Tristes Tigres
Tigre 1. Linka y su pasado.
La plática en el chat finalizó y el grupo se quedó en silencio.
Linka, sentada en sus talones observaba en su celular los últimos textos. Sentía un sabor extraño en la boca y una sensación muy rara, parecida a la culpa por el juego que ella había iniciado con el atrevimiento de la foto. Hasta para ella lo había sentido audaz y el sonrojo saltaba en sus mejillas blancas. Luego se llevó la mano al pecho. Había más cosas allí que las que se dicen en una plática de chat entre amigos.
Ese día, cuando llegó a casa, lo primero que había visto al cruzar el pasillo, era a su padre sentado en la sala de la casa. Sintió su mirada triste en ella y supo que la pequeña victoria conseguida con Stella no sería suficiente para lo que su padre le fuera a decir.
Él le hizo una seña y ella camino con lentitud, hasta tomar asiente enfrente de él, en el sillón de tres cojines.
"Linka, cariño, sé que fuiste a ver al doctor Johansen.
No, no digas nada. Entiendo por qué fuiste y entiendo todo lo que sientes, incluso, todo lo que piensas mi niña. Soy tu padre y, aunque muchas veces parece que no prestó atención, siempre estoy pendiente de ti.
Es verdad que él fue el médico que atendió a tu madre, ignoro como lo supiste, pero admiro tu capacidad para buscar. Si, fue él quien te vio nacer. También es verdad que jamás olvidó tu cabello plata.
Ahora, también es verdad que él no puede darte datos por cuestiones éticas y legales así que primero te pido que no vayas más con él, por favor.
No, no te voy a regañar. Solo quiero decirte que, no lo involucres más y, sobre todo decirte que, sí, Linka, tu madre está viva."
Linka, en su corazón siempre lo supo. Sabía que su madre no podía estar simplemente muerta ante todo el misterio que su padre había desatado. Sabía que estaba en algún lugar del planeta. Lo que no pudo intuir fue lo que su padre diría después.
"Si he guardado silencio de cualquier cosa con ella todo este tiempo es porque esperaba que tuvieras la edad suficiente para decirte, pues, algunas cosas. Y ahora, que veo que llegaste hasta el médico, quiero pensar que estás lista para escuchar un poco más de lo que fue de tu madre y, a la vez, de nosotros."
Él se detuvo, me miró, sonrió.
"Linka, primero que nada, tu madre no quiere ni puede ser encontrada. Ella pertenece a una familia que nunca nos quiso. Una familia mala, Linka.
¿Qué significa mala? Bueno...
Yo conocí a tu madre en un concierto en San Francisco, en el 1015 Folsom. Fue un amor muy rápido, explosivo y único; sin tiempo para más detalles entre nosotros.
De allí continuamos viéndonos durante meses, sosteniendo algo parecido al amor, pero Linka, es verdad es que nunca vivimos juntos. A esta casa vinimos solos, tú y yo."
Para cuando me dijo eso, yo estaba en shock. No solo por lo que me contaba mi padre, si no por la forma en que lo estaba haciendo. Él hablaba con una seriedad y nostalgia que nunca le había visto.
Me ha llegado un mensaje de Stella. Me pregunta que como me atreví a mandar esa imagen. Casi siento que me culpa de algo.
"Tu madre es de una familia que nunca nos quiso, Linka. Y aunque tu madre decía amarme y a ti también, posteriormente les dio la razón. Ellos no eran de este país, estaban de visita por...negocios...unos negocios ilegales, Linka.
Quiero que entiendas que si te digo todo esto es por que te estoy hablando como una persona adulta y necesito que lo entiendas así.
Estos negocios de la familia de tu madre fueron los que llevaron a que ella nos dejara para siempre; se fue de súbito apenas al mes de que habías nacido. Yo la busqué cielo y tierra, y en respuesta nos amenazaron a todos; Linka, nos amenazaron de que, si intentamos contactarnos de nuevo, nos matarían.
Eso incluye al doctor y la enfermera, así que, por favor, no vuelvas a buscarlo porque estas personas si tienen el poder de hacerlo."
Y ya no supe que decir. increíblemente en mí, ya no pude preguntar. ¿Qué decir? ¿Qué hacer?
Mi madre esta viva y si la busco, nos matarán.
"¿Todo esto es verdad, papá?'"
"Cada palabra, amor"
Me fui a mi habitación sin decir más. Mi padre me instigó a si deseaba saber algo más, pero yo no podía concretar nada. Simplemente quería pensar y pensar y repasar mi vida. A deprimirme como cliché adolescente. Pero creo que estos sí son motivos válidos.
Por primera vez no sentía la sensación de ser engañada por mi padre, pero a su vez, era un vacío enorme con sabor amargo. Creo que le dicen el sabor de la verdad.
Entonces decidí dejar de pensar en ello y distraerme para poder organizar mis ideas. Mandé el mensaje al grupo. Quería conversar con mis amigos, olvidar un poco que mi madre no quería saber de mí.
Sinceramente, de igual forma por esa sensación, fue que tuve el atrevimiento de retarlos a enviar una foto atrevida. Ahora me da pena, pero ya es tarde.
"Si, me pasé Stella, y lo siento. Después de lo que pasó hoy en casa de Papá Oso, debí pensar en ti. Lo siento."
Me ha respondido que lo olvide. Pero que siente que afectamos a Clyde.
Tiene razón. Pero hoy ya no tengo cabeza para pensar en nada más.
Tigre 2. Stella y su presente.
La plática en el chat finalizó y el grupo se quedó en silencio.
Stella, sentado sobre sus talones, observaba en la pantalla de su celular los últimos textos enviados.
De pronto, la idea de que alguien de su familia le estuviera observando le cayó como balde de agua fría y volteó a ver a todos lados como si estuviera en un lugar extraño y no en su habitación.
Su habitación. Lugar pequeño con paredes tapizadas con papel cera para que no se notara los bloques grises de la pared sin acabados. Unos estantes de plástico donde colocaba algunas cosas valiosas para ella, una cama que rechina, piso de concreto viejo, olor a humedad y su mayor temor, una entrada sin puerta, solo una cortina que le daba todo lo que podía de intimidad. Así era en esa casa que habían conseguido barata. Por su culpa, como decían sus padres.
Para su calma, no había nadie en su pequeña habitación, más que ella misma.
Llevándose una mano a la cara, se masajeo el rostro mientras pensaba que nunca debió haber enviado ninguna foto. Que era una tonta.
Acababa de salir de la casa de unos recién conocidos que para su buena suerte se habían comportado amables con ella al saber la verdad; salir de una bochornosa situación que la perseguía desde otra ciudad, como para arriesgarse a eso.
No es que no confiara en Linka y Clyde. Ese día había entendido que los quería y demasiado, pero el simple hecho de tomarse una selfie sin su camisa de dormir era un gran peligro. Si su madre, padre o hermanos hubieran entrado a su habitación (la cual no tiene puerta como tal, solo una cortina) habría sido cuestionada de una manera más que desagradable, siendo señalada, acusada y acosada, sin contar que su propia madre la llamaría como suele decirle cada que se enoja con ella o simplemente cuando su cigarro especial se le cruza con el vodka barato: "Puta".
Y su frase más favorita en el mundo: "Mínimo hubieras cobrado, tonta".
Stella se llevó las manos a la cara nuevamente y se derrumbo en su cama. Tomó posición fetal y para alejar los fantasmas que le aterrorizaban la mente, para ello, comenzó a remembrar el aroma tan rico de la casa de los McBride. Lugar que le calmaba y donde todo olía a café recién hecho, chocolate y dulce. Donde se sentía el piso limpio, y su sala era mas grande que su casa.
Se relajó pensando en los bellos adornos de la repisa, y los recuerdos de países lejanos que ella jamás visitaría.
Luego pensó en Clyde. Le había hecho llegar de manera indirecta una foto sugestiva y se sonrojó. Todo por culpa de Linka. Tomó su celular y escribió velozmente.
"Linka, en serio, como te atreviste a mandar una foto así? Y luego yo también por mensa...creo que fue mala idea..."
Sin embargo, fue dejada en visto. Algo realmente raro de parte de la albina. Stella pensó marcarle, pero justo esa noche, no estaba de humor.
Ante un fuerte suspiro Stella se encontró con el corazón golpeando ante la posibilidad de que Clyde tomara la foto como alguna indecencia de su parte. Al final, ya conocía su pasado.
Tomó su celular nuevamente.
"Clyde, borraste mi foto verdad?"
Nuevamente fue dejada en visto. La noche se volvía cada vez más extraña y ella se sentía cada vez mas fuera de si misma. Como sumergida en agua.
Se le vino a la mente que el chico debería estar todo apenado por lo que les había escrito en el grupo.
"Las dos son increíblemente sexys"
Niño tan lindo. Todo un caballero.
"Se que lo borraste. Eres un caballero."
Le escribió ante a imperante necesidad de que él le contestara.
Quería que le contestara. Y su corazón lo sabía.
Sonó el timbre de su celular y se lanzó a leer.
"Si, me pasé Stella, y lo siento. Después de lo que pasó hoy en casa de Papá Oso, debí pensar en ti. Lo siento."
Era Linka.
"Olvídalo. Solo siento que afectamos a Clyde."
Escribió. Nuevamente no hubo respuesta.
Stella dudo un poco antes de mandarle una carita sonriente.
Tigre 3. Clyde y su Futuro.
La plática en el chat finalizó y el grupo se quedó en silencio.
Clyde soltó el celular como si fuera una cosa que quema y se fue a envolver entre las sábanas. Cerraba los ojos con pena mientras apenas alcanzaba a procesar que había escrito a sus amigas que las consideraba sexys.
Sabía que no estaba mal. Sabía que no fue grosero, pero aun así le ocasionaba una especie de pena con temor.
Luego, como la calma que llega tras la tormenta, la sonrisa tonta de lo que parecía una travesura le dejó una sensación de melancolía. Suspiró.
Después de lo ocurrido en el baile, de haberse sentido solo y desplazado Clyde se había comenzado a cuestionar a sí mismo sobre lo que debía hacer y lo que era.
Era un chico correcto, eso él lo sabía y se sentía orgulloso de ello, pero al parecer, no bastaba.
No bastaba para nadie.
Al ver a Linka bailando con aquel chico, no es que hubiese sentido el arrebato de celos, pero lo que definitivamente sintió no fue agradable. Luego de que Stella lo dejará solo, junto con una Linka que le ignoraba las llamadas, si fue en su conjunto, algo que le desbarató el ánimo.
¿Quién era él? ¿Cuál era su valía? ¿Qué necesitaba hacer para no ser un pelele frente a ellas? O frente a cualquier chica.
Se sintió débil, tonto. Y aun podía sentirlo en la piel.
Por eso se había prometido ser menos tímido, un poco más suelto, aun enfrentándose a su manera de ser. Era más fácil decirlo que hacerlo pero estaba cansado de no ser nadie. Un maldito cero a la izquierda.
Por eso, cuando Linka había hecho el reto de las fotos, en su primera reacción estuvo el decirles lo mal que estaba aquello, que las fotos pueden quedar guardadas en la memoria, y etc. Pero decidió que no, y se tomó una vergonzosa foto, donde por más que se esforzó, bueno, queda claro lo enclenque que es.
Su celular sonó y no se atrevió a verlo. Tenía temor de leer lo que las chicas podían decirle. Al final igual tenía temor de que, al ser un poco mas agresivo, ellas se alejaran y entonces si quedara solo.
La vida era difícil.
El celular siguió sonando hasta que, por fin, su curiosidad venció.
Lo tomó y abrió los chats para darse cuenta de que todos los mensajes venían de Stella. Sonrió.
"Clyde, borraste mi foto verdad?"
"Se que lo borraste. Eres un caballero."
Luego una carita sonriente.
"Sabes que esas fotos solo se pueden ver una vez, cierto?"
Contestó por fin.
"Seee, pero no vaya a ser que le hayas tomado foto con otro cel."
"Crees que yo haría eso?"
"Ya se que no. Se puede confiar en ti, Clyde. Por cierto, no te hubieras salido del grupo, ni Linka ni yo nos molestamos por lo que dijiste."
"No me salí por eso. Lo que dije es verdad, ambas son muy lindas y sexys"
A Stella se le subió el rubor. Se llevó el celular al pecho y miró a ambos lados para verificar que no hubiera nadie.
"Ashuuu, pues gracias, que me apenas."
"jajaja, solo digo la verdad, Stella. Son muy lindas"
"Yaaa"
Stella estuvo a nada de preguntar que quien era mas linda. Pero no quiso arruinar el momento comprometiendo al chico.
"Ya pues jeje" Respondió Clyde dándose cuenta de que estaba de nueva cuenta, siendo mas atrevido que de costumbre.
Decidió seguir.
"Andas de aventado. No será que quieres otra foto?"
"Me la mandarías?"
Para cuando Clyde se dio cuenta de lo que había escrito, ya había presionado enviar. Se agitó, se talló el rostro sumamente asustado.
"Es broma, Stella..." Mandó rápidamente.
Stella había leído el mensaje de Clyde. Su corazón latía fuerte. Hace menos de unos minutos pensaba que haberle mandado una foto era una estupidez, pero ahora...deseaba enviarle otra a Clyde. El chico era confiable, nunca sacaría provecho y ella...sentía algo lindo.
Foto Temporal enviada de Stella Zahu
Clyde tomó aire como si saliera del agua. Tragó grueso y sintió algo extraño en su cuerpo. Stella le había enviado una foto.
"Sé que es broma. Pero te la mereces por ser tan bueno conmigo. Sé que no harás mal uso de ella. Te quiero, Clyde y gracias por haberme ayudado hoy."
Clyde no terminaba de procesar todo. ¿Es acaso que ser mas atrevido realmente daba resultados?
Ahora tenia una foto por abrir y sentía el cuerpo quemarse de emoción. Lentamente fue acercando su dedo hasta tocar la pantalla.
Entonces se manifestó un dorso, solo se alcanzaba a ver la barbilla de Stella, y se notaba su corpiño que esta vez, no estaba tapado de ninguna manera. El chico respiró fuerte y sintió como su sangre comenzaba levemente a arder. No pudo evitar hacer zoom en diversas partes (no sin antes sentirse culpable) y descubrió que, entre los pliegues del corpiño, se alcanzaba a distinguir un color mas oscuro que la piel de Stella justo en el centro de sus pechos.
Clyde no pudo aguantar y bajó su mano.
Stella por su parte se había metido debajo de la sábana sintiéndose una mal amiga. Pero simplemente, no había podido evitarlo.
No había podido evitarlo.
No había podido evitarlo.
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Continuamos con estos chicos.
Definitivamente terminaré esta historia pronto.
Saludos a todos.
Gendo Uribe
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