Nuevos y Viejos Amigos
Nota: cada suseso ocurre con semanas o días de diferencia.
Al final tubo razón, MK a empezado a pasar seguido por su casa desde que supo dónde estaba, por lo general se la pasa hablando y jugando con Maquy, mayormente dibuja con ella y la verdad ninguno tiene problema de que él este con ellos, Pigsy aparece un par de veces cuando insiste en acompañar al chico y por lo general queda en cilencio con Macaque, pero pueden llegar a compartir diálogos y anécdotas. Tang le sige teniendo miedo pero logra calmar sus nervios cuando lo ve.
Aunque, en un día en especial, Macaque pudo oír pasos hacercarse a su casa, pasos que aprendió a reconocer, aunque podía oír otros acompañarlo y una charla emocionada, podía descifrar que era un chica quien lo acompañaba.
–¿Crees que me recuerde?– sonaba entuciasmado y nerviosa.
–¡Pues claro! ¿Quien podría olvidarte?– MK se hacerco a la puerta, pero antes de golpearla Macaque abrió y observo a su acompañante, era una chica con casi la misma estatura que el chico, de cabello corto y negro con flequillo, atado en dos pequeñas coletas y mechones teñidos de verde cayendo a ambos lados de su rostro, una campera verdosa que estaba seguro que debía tener un dragón como estampado, el resto de su ropa de color blanco –¡Macaque! ¡Hola! ¡Ella es-...–
–Mei– interrumpió el mono –Maquy me a contado de ti– sonrió y pudo ver cómo la chica sonreía con alivio y emoción.
–yo... ¿Puedo verla?– eso sonó mucho más emocionado de lo que quisiera.
–claro~– se hizo a un lado y ambos entraron, Mei no podía esperar por verla devuelta –para la próxima avisa chico–
–si, lo sé, pero era una sorpresa– sonrió enormemente.
–¡Maquy! ¡Alguien vino a verte!– se aseguro de usar un tono entusiasta para que su niña se emocionará e intrigara, siempre le gustaba ver sus reacciones.
–¡Ya voy!– la voz hizo que Mei se emocionará y retubiera un salto, pero rió a carcajadas cuando la vio y la pequeña jadeo, abriendo la boca del todo y sonriendo ampliamente, un chillido de pura emoción saliendo de su boca –¡¡MEI-MEI!!– hiba a rebozar de emoción y Macaque hizo una mueca ante los fuertes sonidos.
–¡¡Maquy!!– podía recordar el nombre, lo había escuchado tantas veces de MK que no podía quitárselo de la cabeza. Atrapó a la mencionada cuando se lanzó a sus brazos, dando vueltas en el aire y dejando muchos besos en su rostro –¡¡Cuánto te extrañe mi pequeña dragonsuela!!– ambas ignoraron el echo de que un clon las estaba grabando.
–¿Después me lo pasas porfis?– pidió MK al notarlo.
–claro– asintio ya dejando de grabar.
–¡Yo también te extrañe mucho! ¡Oye oye!– despegó su rostro del de la mayor y la miro con emoción –te ví en la tele ¡Estuviste genial!– elevó los brazos para dar más emoción.
–¡¿Encerio me viste!?– estaba rebosando de alegría –¡Hoooo! ¡Esto es increíble!–
–¡Si te vi! Me encantó tu espada ¿Puedo verla por favor?– Mei rió ante sus brillantes ojos.
–¡Claro que sí! Pero eso lo decidirá tu padre– voltearon a mirar al mono, ambas con pucheros y Macaque se pregunto si Mei no era la hermana peridida de MK.
–mientras que no se la des– escucho los chillidos emocionados de ambas, cielos, ya sabía que ahora tendría una nueva colada en su vida.
...
El lado positivo de conocer a algunas personas es que si tienes que dejar a tu hijo para hacer algo estas personas te pueden ayudar. Obviamente tenía a Mac para cuidarla pero ahora nesesitava su ayuda para lidiar con unos demonios que quisieron llevarse a su hija cuando salió de la escuela, y los aria pagar de la peor forma.
Decidió dejarla en la tienda de fideos, aprobechando que ya estaba cerrada y MK se encargaría de ella se fue y agradeció por su ayuda.
Ambos estaban dibujando cuando de pronto hubo una bola de fuego cerca de las mesas, el fuego se fue haciendo cada vez más grande y MK supo quien era, se apresuro a sacar su bastón y ponerse en posición, ya habían pasado unos meses de su problema con DBK pero el pelirrojo seguía siendo una astilla en el dedo.
–¡Niño de los fideos!– Red Son se dejó ver una vez que el fuego se disipó, vestía como siempre lo veían, solo que está vez con una remera negra sin mangas y ajustada al cuerpo, con su cabello en llamas y sin sus lentes avituales –¡Quiero la revancha!– exijio con los brazos cruzados, sin mostrar opción en su mirada.
–hola Red Son– saludo con un suspiro –mira, ahora no puedo, estoy cuidando a alguien y Pigsy se fue de compras, no puedo luchar con tigo– explico señalando a Maquy, quien observaba al extraño con los ojos bien abiertos y curiosa por como funcionaban sus poderes.
Red Son desvío la mirada hacia la chica y frunció el ceño.
–¿Desde cuándo eres niñero niño de los fideos?– enarco una ceja, visiblemente confundido.
–no soy niñero, le estoy haciendo un favor a un amigo– explico notando que Maquy se levantaba y se acercaba unos pasos, ella solo quería ver mejor al desconocido, su cara le resultaba conocida pero no recuerda dónde la vio.
–hola– saludo con la mano y Red Son levantó las cejas, no parecía tenerle el más mínimo miedo a pesar de que muchos niños se largaban a llorar caundo lo veían por su cabello en llamas o su exprecion dura, pero ella parecía muy curiosa.
–hola ¿También eres una niña de los fideos o algo así?– siguió de brazos cruzados, su cabello empesando a dejar de ser fuego.
–no, yo soy...– lo pensó unos momentos, sonriendo ampliamente al encontrar como expresarse –la niña del mono– MK se rió a carcajadas sin poder contenerse y Red Son mostró confucion absoluta en todo su rostro, Maquy solo pudo sonreir orgullosa de ese pequeño título.
–heee disculpa ¿Qué?– no entendía a qué se refería.
–mi papá es un mono, entonses soy la niña del mono– explico con una sonrisa, su amigo continuando con sus risas pero un poco más calmadas.
–¿Tu padre es un demonio-mono?– ella asintio y él escudriño en su mente para encontrar a algún demonio-mono, pero el primero que se le vino a la mente fue el que hizo que abriera los ojos de par en par, había oído rumores entre demonios de que él tenía una hija pero no esperaban que fuera verdad, no sabiendo que es conocido por si frialdad y manipulación. –tu... Tu eres hija d-de...– no se lo podía creer, ¿Encerio esa niña era su hija y el chico delante de él era su amigo? ¿Que demonios estaba pasando?.
–sip, soy hija de Macaque Six Eards– y estaba orgullosa de eso.
Todo el aire que tenía salió de sus pulmones, dejando de escuchar la risa ajena y marendose lijeramente, se espero presenciar cosas locas y sin sentido en su vida, pero nada como eso.
–oye Red Son– salió de sus pensamientos al escucharlo y lo volteo a ver, MK se estaba limpiando las lágrimas de risa –¿Que te parece si me ayudas a cuidarla?– ofreció sonriendo.
–¿¡Qué!? ¿¡Yo!? ¿¡Cuidar a la hija de Macaque Six Eards!?– no se podía creer eso.
–pues si, vamos, no creas que él te va a matar por cuidarla, de echo probablemente te lo agradezca–
–no creo que me mate, el problema es... Mi padre– a su padre no le caía del todo bien Macaque, no lo odia como a Wu-Kung pero hay una cierta tencion entre ellos, y no estaba seguro si al adulto le agradará que él estubiera con MK sin agarrarse a puñetes y al mismo tiempo cuidara de la hija de alguien que le caía mal.
–¿Tu padre? ¿Por qué?– pregunto Maquy.
–es complicado–
–¿Tu padre no se lleva bien con el mío?– pregunto ladeando la cabeza.
–algo así– desvío la mirada.
–hooo... ¿Tu eres hijo de DBK?– por fin podía identificar esa cara, lo había visto en la televisión algunas veces, incluso cuando le pregunto a su padre quién era él, le dijo varias cosas y nunca pareció querer burlarse de DBK, aunque había un dejo de molestia al mencionarlo.
–¡El mismo!– sonrió el mayor con orgullo.
–¿Puedo ver uno de tus poderes? Me gustan mucho– había estrellas de emoción en sus ojos, había visto los poderes de él en la televisión y quería presenciarlos en vivo, incluso si era peligroso.
–mmm okey– hiba a aceptar de todas formas, sus ojos se iluminaron y mando una oleada de calor a su alrededor, su cabello convirtiéndose en fuego y sus puños emanando el mismo elemento, con sus ojos echando algo parecido a chispas y la pequeña marca roja en su frente brillando.
–¡WOW!– ambos esclamaron, MK siempre veía sus poderes a la hora de luchar pero siempre le encantaba y le imprecionada todo lo que podía hacer.
–¡Increíble! ¡Tus poderes son geniales!– exclamo la pequeña, el demonio sintiéndose alagado ante eso.
–ja, lo sé– no era por presumir, pero se lo habían dicho tantas veces que ya hasta se sentía consentido.
–¿Puedo ver otro?– pidió con los ojos brillantes de más entuciasmo, al final, el pelirrojo hacepto mostrarle varios de sus poderes y sin darse cuenta, se quedó con ellos, y Maquy ya tiene otro nombre para sumar a su lista de amigos.
...
Macaque había descubierto que su hija era propensa a ser secuestrada, y lo aprendió a las malas, empezó unos meses después de tenerla, cuando el rumor de que tenía una hija ya se había confirmado empezaron a caerle varios demonios con las anciana de provocarlo y luchar contra él, algunos con la avaricia de volverse más famosos y otros para pagar cuentas.
Pero este en especial lo desesperó, no podía oírla y Mac aún no la encontraba, MK y sus amigos la buscaban e incluso el mismo Wu-Kung se ofreció para ayudar después de que vio a MK tan desesperado. Aún no recibía ningún mensaje de ellos, y si lo hacía era porque los otros le preguntaban si tubo suerte.
A este punto, su corazón latía más rápido que nunca y su consentracion fallaba por su falta de aire, estaba entrando en pánico y solo deceaba y rezaba que su niña no estubiera en malas condiciones.
Para su suerte, Maquy no están mal, solo estaba atada a una silla en el medio de un edificio abandonado y con dos demonios a ambos lados, como estaba amordazada no podía hacer el mínimo ruido y sus brazos ya se le estaban acalambrando, aún tenía el guardapolvo y su mochila estaba lejos, solo podía hacer ruido con los pieses, esperaba que su padre pudiera escuchar los insistentes sonido de la madera siendo golpeada con los pieses y la viniera a buscar.
Ahora estaba deceando tener esa misma conección que tiene MK con su maestro, así podría llamar a su padre o él podría encontrarla más rápido. A estas alturas ya se había acostumbrado, solo la alertaba el echo de que estaba tardando.
–¿Cuánto va a tardar? Dijiste que la encontraría– uno de los demonios, el más grande decidió hablar.
–ya, cálmate. Seguro ya viene– la puerta comenzó a ser golpeada varias veces con insistencia, los demonios se miraron –¿No debería de emerger de las sombras o algo así?– señalo la puerta y la volvieron a golpear con insistencia.
–pues, quizás decidió usar el método antiguo– sonrio confiado y ambos caminaron lentamente hasta la puerta, las pisadas sonaban fuertes y claras por lo viejo que era el piso.
Maquy estaba segura que ese no era su padre, y para que sus pensamientos fueran confirmados noto por el rabillo del ojo como otro demonio entraba sijilosamente por la ventana, era de piel anaranjada y cuernos grandes, con el cabello rubio y usaba una camiseta sin mangas y pantalones cómodos. La desató con cuidado de no hacer ruido y la puerta siguió siendo golpeada para distraer a los otros.
El demonio naranja tomo la mochila e hizo que Maquy se subiera a su espalda, no los conocía y tampoco sabía si ellos se la estaban robando o rescatando, pero de todas formas solo quería irse de ahi. Ahora que no estaba amordazada, una vez que saliera de ese lugar llamaría a gritos a su padre.
El demonio salió por la ventana y bajo con cuidado por los tejados sobresalientes del edificio.
Por otro lado, los demonios abrieron la puerta de golpe y estaban por atacar cuando se detuvieron en seco, delante de ellos había un demonio de piel azul y cabello plateado identico al que acababa de llevarse a Maquy.
–ho. Lo siento, aquí no era. Buen día– se marchó cuando vio que la silla estaba vacía y salió por la ventana dejando confundidos a los dos demonios, quienes gritaron al ver que la niña ya no estaba.
El azul bajo con el mismo cuidado y aterrizo junto a quien parecía su jemelo. Chocaron los puños y sonrieron.
–bueno pequeña, es mejor que te llevemos a tu casa– Maquy miro al naranja por unos segundos y pestaneo, una sonrisa formándose en su rostro.
–muchas gracias– extendio los brazos hacia el mayor y este arrullo, sin quejarse al ser abrazado con fuerza –usted también, muchas gracias– soltó al naranja solo para poder abrazar al azul.
–awww de nada pequeña– al soltarse del abrazo le dedicó una amplia sonrisa.
–permitanme llamar a mi papá por favor– ambos demonios se miraron e hicieron una mueca, no querian enfrentarse al mismo Macaque Six Eards pero suponían que podían largarse antes de que llegara.
–claro– hablaron juntos.
Maquy tomo todo el aire posible.
–¡¡¡PAAAAAPÁÁÁÁ!!!– grito con fuerza y los dmeoniso saltaron asustados al oír la intensidad que tenía la voz de la chica, casi de inmediato, de una forma que no les dejo a los demonios irse, fueron atrapados por dos clones e inmovilizados. Macaque emergió segundos después con la cara pálida y jadeando, agradecido con quién sea que lo escuchará al poder oír a su hija –¡Papá!– la niña se lanzó a los brazos del adulto con una sonrisa.
–ho por Dios, no podía oírte maldita sea, gracias a dios que estas bien– se separó del abrazo solo para ver su rostro, no tenía heridas, solo unas marcas al rededor de su boca que demostraban que estubo amordazada con fuerza, aún le dolía un poco –son unos...– sus ojos se iluminaron de morado y un ser gigantesco ya estaba emergiendo de su sombra – malditos hijos de-...–
–¡No papá! ¡Espera! ¡Ellos me ayudaron!– se apresuro a correjir y los demonios se permitieron relajarse cuando el ser desapareció y los ojos del demonio dejaron de brillar.
–¿Entonses quien fue?– Maquy observo hacia una ventana y Macaque la imitó, su rostro empezando a verse más salvaje cuando vio los cuerpos de los demonios asomarse, estos metiéndose dentro con rapidez y arrepintiendose de averla secuestrado. –van a morir– dejo a Maquy en el suelo y los clones fueron con él, los gritos y la pelea de adentro siendo escuchados con facilidad. Pero la niña lo ignoro a favor de volver su mirada hacia sus salvadores.
–¿se encuentran bien?– los ayudo a levantarse con un poco de esfuerzo.
–si, lo estamos, gracias– dijeron ambos y ella sonrió.
–perdon por eso, mi papá solo se asustó mucho– frotó su cuello con vergüenza.
–nha, está bien, se entiende– resto importancia el azul, el repentino ruido de los pisos cayendo los tomo por sorpresa y voltearon a ver el edificio.
–y también se enojo mucho– agrego el naranja y los otros asintieron. Macaque salió limpiándose el polvo de las manos y viéndose menos pálido y más calmado, una pequeña mancha de sangre en su rostro que apresuro a limpiarse.
–Maquy ¿Estás bien?– ignoro a los otros demonios para poder estar en frente de su hija y examinarla más detenidamente.
–si pa, solo me ataron a una silla pero no me hicieron nada más, ellos me sacaron sin que los otros se dieran cuenta– señalo a los demonios que estaban a sus lados y ellos se tensaron ante la mirada del mono, pero intentaron relajarse con una sonrisa temblorosa.
–¿Cómo hicieron eso?– porque a decir verdad, quería saber como es que ellos la encontraron y él no.
–emm bueno... Vimos como había sido capturada y pues...– empezó el naranja.
–los seguimos por si acaso, al principio creímos que usted llegaría pero al ver que tardaba... Pues yo toque la puerta, y cuando se acercaban a esta...–
–yo entre por la ventana y la saqué– se señalo con una sonrisa más relajada.
Macaque miro a su hija y ella sonrió como una prueba de que era verdad, así que se permitió suspirar.
–gracias Yin y Jin– se enderezo con su niña en brazos y los mencionados pestanearan confundidos.
–tu... ¿Nos recuerdas?– se miraron entre ellos para después volver a centrarse en el mono.
–es difícil olvidar a demonios tan locos y tarados como ustedes– suspiro, recordando el desastre que mayormente causaban eso dos cuando tenían buen humor.
Maquy rió ante esto y los demonios se enrojecieron de vergüenza, aunque no podían quejarse, era la verdad.
–¿Quien es Yin y quién es Jin?– pregunto con curiosidad para poder diferenciarlos.
–¡Yo soy Yin!– el azul se señalo con orgullo.
–¡Y yo soy Jin!– abrazo a su hermano con un brazo y lo apego más a él –¡Y juntos somos...!–
–¡Los demonios del oro y la plata!– ambos exclamaron y Maquy rió con alegría, divertida ante el título que se pusieron ambos.
–¡Eso es genial! ¿Que les párese si van a mi casa a jugar?– el repentino ofrecimiento dejo helados a los demonios y Macaque suspiro con pesadez, estaba esperando eso a decir verdad –...¿Si pueden?– miro a su padre y el le devolvió la mirada. Sinseramente temia por el bienestar de su hogar pero sabía que esos dos no eran tan idiotas como para romper algo de su casa.
–mientras no destruyan nada– los hermanos abrieron los ojos de par en par y Maquy sonrió.
–¿¡Podemos!?– exclamaron ambos.
–si, con la unica condición de que no rompan nada, y dónde lo hacen les romperé un hueso por cada cosa que destruyan– los demonios tragaron en seco pero sonrieron. Estaban emocionados por saber que sería jugar con la hija de ese demonio.
–¡Yea! ¡A casa porfa!– festejo y su padre rió. Si seguía así tendría a toda la ciudad en su casa algún día.
...
Maquy y su padre estaban de compras, ella con una bolsa mediana en su mano y otra colgando de su hombro, él con varias bolsas colgadas de su antebrazo. Se dirijian a un callejón para poder usar los poderes del adulto y mandar las bolsas a la casa antes de seguir con las compras.
Pero algo llamo la atención de Maquy, unos fuertes ladridos y muchos maullidos alterados, se giro de golpe deteniéndose en el acto, siendo seguida por su padre al saber que es lo que le llamaba la atención, y ahí lo vieron.
Un gato azulado con una cresta anaranjada en su cabeza intentaba de zafarse de unos perros a uñas y dientes, pero eran demaciado para uno solo.
–¡Papá!– lo miro con ojos suplicantes, no podía soportar oír los ladridos amenazantes y los maullidos y gruñidos desesperados en intentos de defenderse.
Macaque no lo dudo, no le costaba absolutamente nada, a demás que no dejaría a su hija con ese rostro, movió su mano y los perros desaparecieron al ser sugsionados por las sombras, Maquy se soltó de su padre para correr hacia el gato, quien se había desplomado en el suelo por el alivio y el dolor en su cuerpo, soltando quejidos y gruñidos al verla hacercarse.
–tranquilo gatito, estarás bien, déjame ayudarte– estaba muy herido, sus patas y parte del pelaje estaba manchados de sangre y su cuerpo temblaba por la adrenalina y miedo. Extendió sus brazos hacia él pero sin estar demaciado serca, en un claro pero suplicante ofrecimiento.
El gato olfateo sus manos, dejándose caer en estas cuando sintió que era confiable, ella se apresuro a acomodarlo en sus brazos y corrió hacia su padre, quien la esperaba y apresuro el paso para llegar al callejón, dejaría las compras para otro momento.
Una vez que estubieron en casa él le pidió a Mac que hiciera una posion de curación, el clon se apresuro a obedecer y Maquy con ayuda de su padre curo al gato, este sorprendentemente tranquilo después de unos minutos.
Cuando le dieron de beber la posion el felino no dudo en acabarse todo y dormir en el regazo de la chica, ronroneando de vez en cuando ante las caricias.
–papá, es de alguien– entre el pelaje estaba escondido un collar del mismo color que su pelaje, en el dije estaba grabado con letras grandes y bonitas su nombre –se llama “Mo”– dijo haciendo que el dije fuera más visible.
–¿“Mo”? Eso me suena– rebuscó en su mente para saber de donde escucho el nombre, pero el jadeo ahogado que dejó salir la chica lo distrajo.
–¡Es de Sandy! ¡El amigo demonio de MK!– no lo había visto en persona, pero gracias a las cosas que le dijo MK sabía que a él le encantaban los gatos y el té, era muy amable y amigable, siempre dispuesto a ayudar a los demás.
–Sandy... Ho si, ya lo recuerdo– el recuerdo de las divagaciones del chico sobre su amigo vino a su mente. –bueno, se lo devolveremos cuando podamos ¿Te párese?– sonrió y ella le devolvió el gesto, asintiendo y acariciando un poco más al gatito.
Después del almuerzo, decidieron sacarle las vendas y Maquy sonrió al saber que ya no tenía ninguna herida, Macaque creyó que bañar a ese gato sería un martirio, pero para su asombro y alivio fue todo lo contrario, Mo parecía disfrutar cada segundo que estaba en el agua y era limpiado por el mono, soltando ronroneos y maullidos amistosos.
Una vez que lo secaron ambos se dirigieron a la dirección que les daba el collar del felino, este mismo estando en los hombros de Maquy. Emergieron de las sombras sobre el mismo barco y Macaque se adelantó a tocar la puerta, frunciendo el cejo ante la tardanza y los debiles sollosos y comentarios lastimeros que podía oír probenir desde adentro, estaba seguro que devia de ser por Mo.
–¡Tenemos a su gato señor!– se decidió por decir, escuchando los rápidos pasos y viendo cómo un gran demonio de piel azulada y barba anaranjada con una cresta del mismo color en su cabeza y musculoso abría la puerta.
–¡Mo!– el gato salto con movimientos agiles al estar curado y cayó en las enormes manos del demonio, quien soltó lágrimas de felicidad y acaricio con cuidado su cabeza –muchisimas gracias, lamento no haberles atendido antes, es que no me sentía muy bien– había arrepentimiento en su mirada, pero ninguno se quejo.
–no ahí problema, entendemos– se apresuro a negar el adulto, ya tomando la mano de su hija para despedirse y volver.
–por favor, déjenme recompensarles ¿Que les parece una taza dulse de té?– sonrió con amabilidad y haciéndose a un lado para dejarlos pasar.
–no hace falta– le encantaría tomar un poco de té, pero la verdad no estaba muy seguro.
–por favor, insisto– su sonrisa no dejaba de ser amable y su gato maullo como un signo de insistencia.
–pa– Macaque bajo la vista –no quiero insistir, pero es Sandy– lo miro con una sonrisa.
–¿Nos conocemos pequeña?– intento recordar si había visto su cara alguna vez.
–no, pero si conoces a MK, yo soy Maquy– sonrió y Sandy abrió más los ojos.
–¡Maquy! MK me a dicho mucho de ti, siempre quise conocerte pequeña, ahora sí debo insistir, por favor– Macaque evito suspirar y accedió a entrar, la charla fue tranquila, Sandy no pareció importarle el echo de tener un demonio peligroso dentro de su casa y los trato con amabilidad. En ningún momento hizo amage de ser malo o algo por el estilo, y eso fue lo que hizo que Macaque pudiera estar más tranquilo y confiado.
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