Capítulo Tres
Misma sensación
Era mi primer día en el instituto nuevo, después de varios papeleos por fin podía ingresar a esa sublime universidad. Según tenía entendido la mayoría de las personas que asistían a la misma facultad que yo había elegido, sabían sobre la llegada de un nuevo estudiante, lo cual me traía nervioso.
Tal vez la mayoría tendría grandes expectativas sobre mí, creyendo que soy alguien de bastante economía, inteligente o incluso un sujeto atractivo. Pero para su mala suerte yo no soy así, o mejor dicho no me considero de esa forma, yo más bien soy una persona débil que en cualquier momento puede llegar a desmoronarse.
Llegue veinte minutos antes de dar inicio a las clases para confirmar los horarios, el temario y uno que otro documento o papeleo que deba llenar; al entrar a aquel edificio, mi vista recorrió toda la zona. El interior había más luz de lo que esperaba, y sin olvidar de lo cálido que hacia el interior; su decoración era simple pero elegante. Todo combinaba perfectamente con los planes de estudio que se ofrecía.
La oficina era algo pequeña y apenas contaba con el espacio suficiente para todos los papeles que se encontraban acomodados en el lugar correspondiente, en el centro de esta se localizaba un pequeño pero icónico reloj que emitía su común tic-tac de forma ostensible. A medida que mi vista viajaba mas por ese territorio, pude capturan la presencia de una segunda silueta, una persona de baja estatura, algo regordeta con unos anteojos cuadrados que hacía ver su mirada más intimidante: la secretaria de la institución.
Me presenté a ella de forma educada e inmediatamente supo que yo era el nuevo integrante de la escuela. Me indico lo que debía hacer y al final de todo lo que me había avisado me dio los correspondientes papeles que necesitaba para adaptarme mejor a ese lugar.
Fue difícil encontrar mi respectivo salón pese a los anteriores recorridos que da la universidad para aquellos de nuevo ingreso. La escuela era enorme.
Al inicio me pareció raro no haber encontrado a nadie dentro de esa clase, por un momento había pensado que tal vez me había equivocado, pero no, todo indicaba que me encontraba en el lugar correcto. Las preocupaciones desaparecieron luego de que el sonido del timbre que avisa el inicio de clases sonara, ahí fue donde más gente empezó a llegar.
Yo me senté en los asientos que se encontraban en el fondo así mínimo podía evitar que alguien me notara con facilidad, y eso fue lo que logre hasta que el profe les aviso a mis compañeros de facultad que yo había ingresado a la escuela. Todo iba normal, se podía decir que parecía que yo no era nuevo y que todos me conocían, sin duda eran buenas personas, lo único que me ponía nervioso era cuando me llegaban a preguntar porque motivo había elegido pintarme mi cabello de aquel color icónico en mi: blue balayage. Claramente este tenía un significado para mí, pero eso era otra historia que preferiría omitir...
— Y fue así como al tarado de Víctor se quedó encerrado en el baño durante un día — rio al terminar su oración. Sebastián es mi compañero, el me ofreció ser amigos, por eso es que estoy con él.
— ¡No tenías que contar eso muzi! — reclamo su amigo, Víctor, el de la historia que conto Sebastián o más conocido como muzi.
— Ya te había dicho que dejaras de llamarme de esa forma, ya no somos niños que se ponen ridículos apodos de primaria.
— Tú contaste mi historia, además que importa si ya crecimos siempre te diré así, es algo especial para mí — el chico se sonrojo de repente — digo... no de esa manera, ya sabes cómo mi mejor amigo... t-tu sabes que me gusta aquella chica del grupo 13 — titubeó mientras volteaba a cualquier otro lugar que no fuera nosotros
— Si ya entendí que te gusta Sofía — rio mientras hablaba, yo solo miraba la escena sin saber que comentar, pues aun no nos tenemos confianza debido a que apenas nos conocemos.
— Aunque nuca me dará bola, ya que tiene novio y para el colmo es May.
— Pobre de ti --- sentencio y caminamos hacia la cafetería que se encontraba en el instituto, durante este tiempo lo único que hicimos fue comer y contarles algo sobre mí, de hecho, les había contado que ya tenía novio, se sorprendieron saber que era homosexual, pero aun así me aceptaron.
Al entrar al salón de la siguiente clase note sentí aquella inquietud que había sentido aquel día en el parque, pero como cualquier persona decidí no hacer caso a mis instintos.
Había sido sin duda un día cansado y es que a pesar de ser mi primer día ya me había llenado de trabajos a este paso tendría que dejar el trabajo, para no tener malos hábitos. Con total cansancio entre a la cafetería donde trabajo y me dirigí hasta mi casillero donde está mi uniforme de mi trabajo, entre al sanitario para empleados y me dedique a cambiarme; con sumo cuidado retire mi pantalón evitando así mojarlo, ya que le piso de aquel sitio se encontraba húmedo, más al rato lo limpiaría. Al terminar salí de aquel baño y caminé hacia la barra donde atendíamos a los clientes y antes de terminar con mi cometido unas manos posaron en mi cintura.
— Hola amor, ¿Cómo te fue en tu primer día? — cuestionó mientras depositaba pequeños besos en mi cuello, esos que me volvían loco.
— Bien, bebé. Pero ahora vengo muy cansado.
— Perdón por no ir a recogerte, sabes que el jefe no me deja salir al menos que sea una emergencia.
— No te preocupes lo entiendo, pero ese no es el caso, lo que pasa es que hicimos muchos trabajos.
— Si así fue tu primer día no imagino como serán los demás — sonrió y después me beso
Ya no comentamos nada más y decidimos mejor trabajar, me encantaba este trabajo ya que siempre había sido mi sueño cocinar, aunque aquí solo preparaba cafés y postres aun así me gustaba, la mayoría de gente siempre nos dejaba propina por nuestra actitud, pues siempre mostrábamos nuestras mejores sonrisas; me acuerdo que una vez el príncipe de mis sueños se puso celoso con un cliente que solo venia por un pastel para su novia, Mike pensó que aquel hombre me estaba coqueteando cuando no eras así, jeje que tiempos.
El sonido icónico que el celular emite, avisa que alguien marcaba, salgo de mis pensamientos, reviso el celular visualizando de quien se trataba la llamada, no me sorprendió encontrar que el responsable de la llamada era nada más ni nada menos que Ela, supongo que quería que nos viéramos, como habíamos quedado anteriormente. Mike volteo a verme esperando que le dijera quien era, lo voltee a ver y le sonreí traviesamente dándole a entender que no le iba a decir.
Salí del lugar para poder atender la llamada, no quería que nadie nos interrumpiera
— Flex, te tenemos una sorpresa.
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