La cita

Salí de la escuela, los pasillos estaban desiertos y silenciosos, con justa razón, era sábado por la mañana y nadie iba a parar por esos lugares, al menos que fuera un loco por la educación que dudo que alguien así exista. Camine hacia la cafetería, necesitaba hablar urgentemente con el jefe del lugar para explicarle mi situación, al inicio me había convencido de que podía con ambas cosas y además se me hacía injusto que mi príncipe de mis sueños fuera el único que apoyara económicamente, nosotros trabajábamos en el mismo lugar y con el mismo horario, así que opte por trabajar a medio turno, de esta manera no me sentiría mal por no apoyar y no descuidaría mis estudios, o eso esperaba.

— Mira a quien tenemos aquí, Trolli — Al escuchar aquella icónica voz de uno de mis, ahora mejores amigos, me sorprendí, creía que estaba solo. Miré a todos lados hasta que por fin pude ubicar las siluetas de mis amigos. Corrí rápidamente hasta ellos y los abracé, yacía un tiempo que no los veía. — ¡Pequeño! — saludo la chica de hermosos ojos verdes como las esmeraldas; y poco después correspondió mi abrazo — ¿Cómo has estado? — cuestiono cuando dejamos de abrazarnos. Ela sonreía con esa típica característica que siempre había tenido, a su lado se encontraba Trollino recargándose en los hombros de su esposa.

— Bien, ya tu sabe'.

— Me alegro por ti, pequeña bola de pelos — esta vez contestó Trolli, negué divertido por el apodo que me había dado.

— Y bien... ¿Qué les parece si vamos a tomar un café, mientras nos ponemos al día sobre lo que no hemos estado perdiendo? — solo había pasado una semana y dos días, según ella ya era mucho tiempo, pero sinceramente también necesitaba verlos y pasar tiempo con ellos, justo como los viejos tiempos.

Asentí como respuesta y todos caminamos con dirección a mi destino antes de ser interrumpido.

— Y, ¿Cómo ha estado Mike? La última vez no pudimos verlo porque estaba trabajando

— Bien. Al igual que ustedes yo tampoco lo veo todo el tiempo, es más, ayer me reclamo que ya no obtenía tanta atención como antes— comenté con una sonrisa en el rostro al recordar la pelea de ayer, y no miento cuando digo que me sonroje al seguir recordando.

— Sí, igual nosotros tenemos que hacer algo... ¡Trollino! ¡La cita! — exclamo de repente haciéndonos dar un salto de susto a Trolli y a mí, pero al parecer Trollino quedo en shock después de eso, abrió los ojos tan grandes como pudo y la quedo mirando para después agarrar la mano de su esposa y salir corriendo a la dirección opuesta a la que íbamos. Ela como pudo se despidió gritando que el café tendría que ser para otra ocasión.

Solté una pequeña risa al verlos tan apresurados, negué divertido y seguí caminando hacia la cafetería.

Poco a poco fui visualizando a la gente que pasaba cerca de mí, la mayoría con hijos, esto era algo normal pues estaba cerca de un pequeño parque. Mi vista viajaba a los pequeños que se divertían en los juegos del parque, unos corrían y otros solo jugaban en el arenero con pequeños cubos llenos de arena. Pero decidí detenerme al ver un pequeño niño jugando solo en uno de los columpios que se encontraban ahí, lo que me recordó a un pequeño Flex cuando era pequeño. Nunca había tenido a alguien con quien jugar cuando estaba en la niñez, siempre viví en la soledad, mi madre nunca se hallaba en casa y ese largo lapso de tiempo lo utilizaba para jugar con alguien o para quitar mi aburrimiento, lo cual nunca se me hizo, ya que no tenía amigos.

Suspiro con algo de melancolía, y sigo caminando, aunque una sensación extraña se apodera en mi ser, algo parecido a la angustia, la cual ignoro al ver la hora...

— De verdad que me dio miedo cuando vi que llevabas una hora de retraso— estiro su mano para retirar los cabellos desordenados que tenía — lo bueno es que ya estás aquí.

— lo siento, amor, ojalá y no me valla a regañar el jefe.

— Vega, te veo en el área de descanso en un minuto — sentencio el jefe antes de salir por la puerta del negocio donde trabajamos mi príncipe de mis sueños y yo.

— ¡Suerte! — animó mi novio.

Camine con algo de nervios, la verdad tenía miedo de que me despidiera, aunque esa idea la descarte porque sé que falta persona y no es que haya llegado algo tarde, ¿verdad? Aun así, me consumían las ganas de salir corriendo, algo que claramente no iba a hacer, así que con toda mi valentía toque la puerta de la sala de descanso y a los segundos después se escuchó un pase.

— Muy bien joven Vega, ¿Podría decirme el motivo de su retraso? Porque si bien usted sabe que a pesar de que pidió permiso para llegar tarde, le di un intervalo de tiempo, así que... argumente su falta de puntualidad.

— Discúlpeme, concuerdo con que me excedí mas del tiempo que poseía, pero puedo justificarme con el hecho que en mi academia aplazaron el tiempo de entrega de mi documento, de verdad le ofrezco una disculpa — sé que mentí cuando dije lo del papeleo, pero, obvio no le iba a decir que simplemente no me di cuenta del tiempo.

— Que no se vuelva a reincidir. Y cambiando de tema, ¿Para que solicitaba hablar conmigo?

— A, ¡Es verdad! acudo a usted para solicitar un ajuste a mi turno, ocurre que voy a ingresar de nuevo a mis estudios y como sabe, no andaré todo el tiempo en el trabajo así que quería pedirle que mi trabajo se convierta a uno de medio tiempo, bueno lo pido por la situación que presento.

— No se preocupe joven, si ese es el caso no hay contrariedad

— Eso era todo, de verdad se lo agradezco

Bueno un problema menos de los tantos que tendré en el futuro.

El tiempo había pasado demasiado rápido, y eso lo agradecía, no quería seguir trabajando realmente era cansado.

Al llegar a nuestro pequeño apartamento lo primero que hice fue abrazar a mi hermoso novio, y sin soltarme caminar directo a la habitación de ambos, lo tiré con todas mis fuerzas en la cama y me avente encima de él. Mi querido príncipe de mis sueños no se quejó y al contrario pareció gustarle la idea, soltó una audible risa, me abrazo agarrándome de mi cintura y sin siquiera ponernos el pijama o arroparnos nos dormimos muy cómodos