A pasado al menos veinte minutos desde que me empecé a sentir algo diferente; no me atreví a ir a casa del idiota, por eso salí a caminar. No podía quedarme en casa y que mi madre me viera en este estado. 
 
Llevo todo este tiempo caminando y caminando; la noche está fría, parece que va a llover. La luna llena brilla en el cielo y al mirarla me provoca algo de escalofríos. Esta tan radiante y redonda parece una diosa ilusionando el camino. La noche está tan clara como el día. Hay varias personas caminando en esta calle y no puedo evitar sentir la necesidad de querer arrancarles la cabeza. 
 
—Aaag—suelto un grito porque ahora tengo mucho dolor de cabeza; necesito alejarme de toda esta gente, no quiero hacerle daño a nadie. Y entonces la culpa de tener estos pensamientos me corroe y salgo corriendo sin mirar atrás. 
 
Miro a mi alrededor y no reconozco el lugar; no sé donde mierda estoy; este es el resultado de correr como una loca, no sé donde exactamente, pero parece el bosque fuera de la ciudad. 
 
Oigo el crujir de las ojas y voces no tan lejanas de aquí. No sé si tener miedo o ir hacia ellos para pedir ayuda, ya que estoy perdida. 
 
Sin pensarlo mucho, fui tras las voces…
 
—Tranquila, Carol, pasaremos una noche hermosa; no te preocupes por las consecuencias; tus padres nunca sospecharán de que estás aquí conmigo; como podrían imaginarlo, para ellos estás en casa de Liliana. Escucho como un chico le dice a su novia, supongo: —Mira, olvidate de todo y vamos a tener la mejor acampada del mundo. 
 
—Está bien, Ben, pero es que tengo miedo de que me descubran. Sabes que no soy de mentir, no me gusta, pero ya no hay vuelta atrás; estamos aquí así que disfrutemos. Vamos a encender la fogata; ya está haciendo mucho frío. 
 
Veo cómo salen de adentro de la tienda de acampar. El chico es alto, debe medir 1.80 cm por ahí, bueno, más alto que yo es, eso es seguro…
 
Trato de fijarme en su rostro, pero aunque la luna esté llena hay muy poca visibilidad aquí en el bosque, ya que los árboles enormes impiden la claridad. Luego me fijo en la muchacha, esta es más menor de mi tamaño; van cogidos de la mano, pero veo que se separan y ambos cojen caminos diferentes alumbrandose con unas linternas; parece que buscan madera.
 
No podía controlar mi cuerpo, mis pies se movían solos, salí detrás de ella, veía como caminaba algo asustada entre los árboles de aquí puedo ver su cara ya que esta fue iluminada por unos rayitos de luz que se colaron por los árboles, es rubia y tiene el pelo trenzado, va con unos vaqueros grises y una chaqueta negra. Es muy mona y sin darme cuenta estaba parada a unos pocos centímetros de ella…
 
—¡Aa! De donde rayos saliste, menudo susto me has dado —dice ella mientras me alumbra con la linterna. 
 
—Emm, esto yo. —No sabía qué decir, pero tenía que inventarme algo pronto. — Vine a acampar con mi novio y salí en busca de leña para la fogata, y tú seguro que de esto no sospechara, ya que es lo mismo que ella está haciendo aquí…
 
—Qué coincidencia, yo igual de hecho me llamo Carol, mucho gusto. —Me estira la mano y me da una sonrisa. 
 
—Yo, Helen, también es un placer conocerte. ¿Te puedo hacer compañía? Ya que las dos estamos en lo mismo, pensé que, ¿bueno si quieres? 
 
—¿Claro, por qué no? 
 
Seguimos caminando y hablando; esta chica de verdad que es muy amigable…
 
—¿Oíste eso? —dije asustada.
 
—¿El qué? 
 
—No, nada. Nada me pareció escuchar pasos, como si alguien viniera atrás de nosotros —hago una pausa y miro a mi alrededor y al no ver a nadie me tranquilice. 
 
Ella seguía hablando, y hablando no se calla, es muy conversadora, pero yo no le estaba prestando atención a nada de lo que decía. Estaba en una lucha interna conmigo misma.
 
—¿Matala, que más da? Nadie lo va a saber. 
 
—No, no quiero hacerle daño; no se lo merece, parece buena chica. —Me niego ante las palabras de mi cerebro. 
 
—Estas en medio del bosque a estas horas de la noche, nadie va a saber que fuiste tú, de hecho nadie sabe que estás aquí; ¿me vas a decir que no tienes ganas de sacarle los ojos? 
 
—Sí, de hecho es lo que quiero hacer en este mismo instante. 
 
¿Qué, no? Pero ¿qué rayos digo? 
 
—Pues azlo. Esta es tu naturaleza; necesitas saciar estas ganas. No puedes dormir bien en las noches y cuando lo haces sueñas como matas a ciertas personas; incluso ya tienes en mente cómo matar a Carol… No te controles, siéntete libre, nadie sabrá qué pasó con esta chica. 
 
—¡Callatee! 
 
—Si quieres que me calle lo hago, pero no tienes porque gritarme —pronuncia Carol bajando la mariposa. Y ahí, justo ahí, me di cuenta que lo dije en voz alta. 
 
Algo se apoderó de mí; no pensé más en quién era, ni siquiera en lo agradable que había sido conmigo, lo alegre y conversadora que es…
 
Tiré las ramas que había estado recogiendo al piso, quedándome solamente con la más gruesa y se lo estampé en la cabeza. O bueno, eso era lo que iba a pasar, pero antes alguien aparece en el momento correcto y ya me estoy arrepintiendo de lo que estaba por suceder. 
 
—Hola chicas —pronuncia el chico que está detrás de nosotras. Me doy vuelta y no me lo puedo creer; es él, está aquí. 
 
—Hola—se limita a decir Carol. 
 
Yo guardo silencio y pienso en la tragedia que estaba por suceder; si él no llega a aparecer yo, la hubiera matado. 
 
—Soy el novio de Helen de mucho gusto. 
 
¿Espera que? ¿Ha dicho que es mi novio? No, seguro escuché mal. 
 
—¡Hacen una linda pareja! —exclama Carol mientras su mirada se pasa de él a mí y de mí a él. 
 
—Mi querida novia, no piensas decir nada —dice en un tono burlón y parece que Carol no se da cuenta de eso; tiene un don para hacer que la gente lo adore en segundos, pero conmigo sus encantos no funcionan.
 
—Sí, nos podemos ir ya, recojamos la leña que se me ha caído al piso y vámonos. —pronunció casi entre susurros. 
 
Carol se va justo al mismo tiempo que nosotros lo que obviamente en distintas direcciones. La veo a lo lejos y le doy gracias a Dios de que él apareciera en ese momento. De verdad no quería hacerle daño a nadie y ella no se lo merecía. Pero algo se apoderó de mí; no podía pensar con claridad y por primera vez desde que lo conozco me alegré de verlo. 
 

Saluditos por aquí...

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