6_Esta Chiflado

Me quedé sin aire, sin palabras, incluso hasta me quedé sin vista; todo se volvió negro a mi alrededor. Sentí que este era el final. Me quedé quieta, no podía mover ni un dedo, paralizada; mi cuerpo no me respondía, solo se repetía en mi cabeza una y otra vez "que había sido descubierta".
 
—Bueno, parece que te comió la lengua un gato —murmura algo risueño. 
 
El silencio se hace cada vez más grande. 
 
—Tranquila, eso pasa, tienes que procesar lo que te acabo de decir —tardo unos segundos en continuar hablando—. Acaso pensabas que eso nunca nadie lo descubriría, tengo que admitir que te inventaste un buen cuento que mantuviera a la policía ajena a todo. Reik Phiterson quedó como un borracho, que abandonó a su familia. El pobre no se merecía morir —esta última frase la dijo alzando más la voz, como si él supiera la reacción que causaría en mí.
 
—¿Qué no merecía morir? ¿Y tú que mierda sabes? No tienes ni puta idea del monstruo que era; golpeaba y gritaba a mi madre, ¿qué coño querías que hiciera, ver cómo la maltrataba y quedarme de brazos cruzados? —exploté y ya no pude contenerme más; esta era la primera vez que hablaba del asesinato en voz alta después de tanto tiempo. — O acaso tú estabas ahí viendo como llegaba borracho, cayendose y tropezando con todo lo que se le atravesaba en medio. Como gritaba, golpeaba, insultaba, estoy segura que si no llegaba a hacer lo que hice, él la hubiera matado.
 
¡La hubiera matado, joder! 
 
Termino de decir esto con las lágrimas afuera y cayendo de rodilla al piso. 
 
—Tú no sabes nada, así que no te atrevas a volver a decir que no se lo merecía. 
 
—Vaya, vaya, hasta que al fin hablas, lamento a ver tenido que utilizar esa frase para que salieras del estado en que estabas —hace una pausa. —Es cierto; merecía morir. 
 
—¿Qué? Me estás dando la razón. —preguntó algo confusa. 
 
—Si eso mismo estoy haciendo —dice haciendo una mueca como de desinterés. 
 
—Desde que nos conocimos lo que hemos hecho es pelear y ahora me das la razón así sin más —hago una mueca. —A qué se debe, si se puede saber.
 
—Están más que obvias las razones por las que estoy de acuerdo contigo de que tu padre era una porquería de persona —dice moviendo los brazos.
 
—Ahora hay algo que quiero preguntar—lo miro con algo de curiosidad mientras proceso todo—¿Cómo diablos lo supiste?
 
—¿Qué supe qué? Que tu padre es una porquería, digo, era, perdón —termina esta frase y se le dibuja una sonrisa en su rostro. 
 
—No te hagas el tonto, sabes bien a lo que me refiero. —digo cruzándome de brazos. 
 
—Te refieres a cómo supe que lo mataste y lo enteraste en tu patio.
 
—¡Si a eso mismo! 
 
—Pues lo vi.
 
—¿Y que más? Ya lo viste y ya, a ver para empezar qué diablos hacías despierto tan tarde y observando mi casa. 
 
—Simple, estaba desvelado y no estaba en tu casa, sino en la mía. —Se detiene y me mira de arriba abajo por unos segundos. —Soy tu nuevo vecino. 
 
—¿Mi nuevo vecino? Primero un imbécil, después mi profesor, después mi vecino, luego un observador maniático a mi casa a altas horas de la noche. ¿Cuántas personalidades tienes?—digo mientras me siento en el borde de la azotea dejando caer los pies al abismo; él hace lo mismo.
 
—Buena esa, en rialidad solo tengo dos —hace un gesto como de modestia. 
 
—Me estás tomando el pelo, esto no es un juego. 
 
—Lo sé y no, no te estoy mintiendo, pero eso no es importante, te lo explicaré más adelante. 
 
—Como que no es importante estas midiendo el nivel de lo que me estas diciendo, estás loco. 
 
—Puede ser que sí, pero yo no lo llamaría loco. Es algo de genética, se nace con eso. —dice mientras mueve los pies.
 
—Me voy de aquí, no quiero escuchar más nada —me levanto pero no avanzo mucho.
 
—Yo, tú no me movería de donde estás. 
 
—¿Me estás amenazando otra vez? Me vas a retener aquí hasta que se te antoje.
 
—No, pequeña, yo no amenazo, yo aviso, ya te lo he dicho. Y no, ya te puedes ir. Solo escucha lo último que tengo para decirte. 
 
—Ok, bien, habla ya de una maldita vez. —digo algo estresada.
 
—Ok, voy directo al grano, ya sé que te gusta ir de frente. —Se pasa la mano alborotando su pelo—. Te aconsejo de que hoy vengas a dormir a mi casa. 
 
—¿Qué, es serio? Esta es tu manera de ligar —pongo los ojos en blanco—. ¡Qué patético!
 
—Aunque no me molestaría si dormiéramos juntos en la forma en que pensaste, no me refiero a eso; me entendiste mal. Me refiero a que, bueno, no vale la pena explicarlo, solo sé que hoy te vas a sentir muy mal y yo tengo más experiencia y podría darte una ayudita. 
 
—Sentirme mal, si estoy de puta madre y si ese fuera el caso, mi madre me cuidaría. No necesito tu ayuda, gracias.
 
—Exacto, te sientes de puta madre y ese es el primer síntoma. No me refiero a que vas a tener fiebre o dolor de cabeza, me refiero a algo que nunca en tu vida has experimentado y no te conviene pasar la noche sola. 
 
—OK, hagamos como que te creo, ¿por qué hoy, qué tiene de especial? 
 
—Simplemente es porque hoy es el primer día de luna llena. 
 
—No, espera, ya lo que me falta es que vengas a decirme que soy una mujer loba. —Me cruzo de brazos y lo miro con algo de sarcasmo. 
 
—¿No estuviera mal cierto? Pero no, tú solo hazme caso y ven hoy a mi casa, no te arrepentirás, te lo prometo. Te explicaré lo necesario. ¿Vas a venir? 
 
—No sé, me lo pensaré. —digo, no muy convencida. 
 
—Está bien; eso es más que nada. Nos vemos por ahí —da la espalda y se va. 
 
Que es todo lo que acaba de pasar, este tipo sí que está verdaderamente chiflado; obvio que no iré a su casa, capaz que le de la loquera y me mate o sabe Dios qué hará conmigo, que extraño es…
 
(…)
 
Después de terminar esa conversación tan extraña salí corriendo a casa; al llegar, Stefany estaba en el sofá hablando con mi madre; me acerqué a ellas y me uní a su conversación. 
 
Me preguntaron por lo que el profesor quería decirme y les inventé puro cuento; luego hice la cena con ayuda de Stefany y comimos todos juntos. Alex le escondió la mochila de mi amiga, así que pasamos media hora buscándola para que pudiera irse a casa.
 
Luego subí a mi habitación, me di una ducha y me recosté a leer. Por primera vez después de un tiempo me dieron ganas de continuar el libro que estaba leyendo; parece que todo está volviendo a la normalidad. 
 
Las palabras de mi profesor vienen a mi cabeza. Está verdaderamente loco, si estoy en perfectas condiciones.
 
Al rato algo extraño comienza a sucederme; estoy intranquila, siento una gran adrenalina por dentro, como cuando te fumas un pitón de mariguana; no es que yo lo haya hecho, pero eso dicen. 
 
Me sentía por el aire, tenía ansiedad, y de repente tiré el libro al piso, bajé rápido las escaleras, tomé agua y agua, pero esta sed que tenía no se me quitaba.
 
En este momento volví a recordar lo dicho por el imbécil de mi maestro y al parecer no estaba tan equivocado. Esto nunca lo he sentido en mi vida.
 
Me siento viva, me siento más viva que nunca, y de repente llega esta necesidad de ver sangre con la cual he estado luchando todo este tiempo en silencio.
 
¿Será que debería ir a hacerle una visita a mi profesor? 

Weniss👋

    ¿Qué tal están?
¡Yo súper emocionadaaaa!

    ¿Qué les parece todo esto?

Quiero escuchar sus teorías...

Gracias por leer, comentar y votar
Los quiero muchooo... ❤️

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