36_A veces cazador, a veces presa


Abro los ojos y miro al techo. Me esperaba un gran día. 
 
Hoy sería el día en que pondría fin a esta historia alocada. Cumpliría mi parte del trato con el alguacil y me iría lejos de Morris con mi hermanito. 
 
Bajo hacía la cocina a preparar el desayuno; pensaba encontrarme con Aron, pero no sucedió. Ha estado muy extraño últimamente. Agarro un pedazo de pizza que había quedado de anoche y algo de refresco. 
 
Al tener ya algo en el estómago me dirijo a darme una ducha. 
 
—Buenos días, pequeña —abro la cortina, dejando mi cuerpo al descubierto. 
 
—Te has despertado muy temprano —comentó mientras suavemente dejó caer el gel de baño sobre mi piel. 
 
—Ya veo que me estás castigando por eso —muerde el labio. 
 
—Solo me estoy bañando; no seas pervertido. 
 
—No entiendes que tú solo con existir ya eres una tentación para mí —baja la vista. 
 
—¿Qué está pasando? —terminó de enjuagarme y agarró la toalla para secar mi cuerpo. 
 
—Tu padre… —se detiene de golpe y se pasa las manos por el rostro—. Nada, ya me las arreglaré. 
 
—Sabes que puedes hablarlo —me enredo la toalla en el cuerpo y me pego a él colocando mis manos en su rostro. —Lo que sea que te esté obligando a hacer, no tienes por qué hacerlo. 
 
—Le debo toda una vida, Helen—niego.
 
—No le debes nada —dejo un pequeño beso en sus labios—, tranquilo, todo va a mejorar. 
 
Salgo del baño y me dispongo a vestirme. 
 
—Me esperas; iré contigo al museo. 
 
Aron quien aún se encontraba en el baño con su lucha interna se acerca. 
 
—¿Tú pidiendo ir al museo? —alza una ceja. —¿Qué me estás ocultando pequeña?
 
—No puedo decirte, pero al final del día, lo sabrás. 
 
—Estás hermosa.
 
—Gracias—sonrío y agradezco también por no presionarme e insistir en el tema. 
 
—Te espero abajo —deja un beso en mi frente.
 
Preparo mis condiciones, y termino por agarrar la mochila con todos dentro. Al terminar de arreglarme me dirigí a su auto. Nuevamente el camino al museo me lo pasé pensando. 
 
En Enzo y su traición, eso todavía me andaba perturbando.
 
El alguacil y el trato.
 
En Alex y nuestra vida fuera de Morris, estaba deseándolo tanto. 
 
Aron, en sí, dirá que sí al invitarlo a ir lejos de aquí. 
 
Y cómo olvidó a mi odiado padre, ha causado tanto daño que no se me ocurre la peor forma de matarlo; todo me parece menos de lo que merece. 
 
—Pequeña—mi vista se traslada hacía el pelinegro que se encontraba al volante—Tengo que confesarte algo.
 
Me acomodo en el asiento del auto y él continúa. 
 
—Como sabes, es muy difícil para mí demostrar mis sentimientos, pero no quiero que dudes nunca de que eres importante en mi vida —lo miro extrañada y continúa—. No pienso mover ni un solo dedo para cumplir lo que Darío ha ordenado. No podría hacerlo.
 
—¿Qué te ha pedido? 
 
—Quiere que mate a Alex —mis ojos se abren de par en par—. No quiere que tengas ningún vínculo a tu humanidad. 
 
—¡Qué carajos!—exclamo y le doy una mirada de asco a Aron. —¿Te has pensado por un minuto matar a mi hermano?
 
—No podría hacerle daño, sé que te perdería si lo hago. 
 
—No se trata de mi Aron, es un niño.
 
—Lo siento yo… no sabía cómo decir que no. 
 
—Pues yo sí sé cómo hacerlo y jamás le haría daño a un niño. Es lo que me diferencia de ustedes; yo podré tener humanidad y eso es una debilidad, pero ustedes están vacíos y eso es mil veces peor. 
 
Me bajo del auto al darme cuenta que ya estábamos estacionados. Respiro profundo y el golpe de aire hace que me detenga. Necesitaba estar calmada para que mi plan saliera bien. 
 
Tenía tanta rabia, tanto coraje. 
 
—En serio, espero puedas perdonarme, no quiero perderte —le doy un vistazo y es más que visible que lo estaba atormentando. 
 
—Estoy cansada de que todos los hombres que entran a mi vida me fallen y me traicionen —mascullo. 
 
—No te he fallado ni traicionado, Alex sigue con vida y yo he decidido decirte la verdad —susurra ya que estamos al frente del museo.
 
—Es mi hermano Aron, ¿cómo esperabas que reaccionaría? Si me conocieras, realmente sabrías que es mi todo; mataría por él, moriría por él—safo mi cabello y vuelvo a amarrarlo en una coleta; estaba muy alterada. —No sé si sea capaz de perdonarte que por un segundo hayas pensado en hacerle daño a mi hermano—susurro de igual modo, pero bastante cabreada.
 
Vuelvo a sentir la sensación de miedo al pensar en perder a mi hermanito; es la única persona que me queda; estaría perdida sin él. 
 
—No lo hice y estoy aquí; te estoy mostrando lealtad a tí, al diablo Darío y todo esto de la hermandad —trata de agarrar mis manos. 
 
—No estoy lista para esto, hablamos después. 
 
Vuelvo mi cuerpo hasta el interior del auto y agarro mi mochila, sí, esa de las herramientas misteriosas que nos será de ayuda más tarde. 
 
—No le comente nada a Darío —su voz baja hace que aumente más mi rabia. 
 
¿Qué Darío había hecho con él para que Aron Tamson le temiera tanto? 
 
No respondo, subo la escalinata y toco tres veces la puerta. 
 
—Bienvenida señorita Wislin. 
 
Miro mal al joven de la puerta y sigo mi camino hasta llegar al despacho de Darío. 
 
—Adelante—giro la manilla y abro la puerta—Buenos días, hija mía, ¿a qué debo el placer de tu visita?
 
Río ante su comentario: si supiera que estaba a punto de morir, acabaría con cada pequeña sensación de felicidad que existe dentro de él; lo arruinaría; quería verlo sufrir tanto que la boca se me hacía agua solo de imaginar las cosas que tenía pensado hacerle. 
 
Y ahí estaba sentado en su supuesto trono, creyéndose intocable. 
 
Pero en esta vida algunas veces eres cazador y otras una simple presa. 
 
Y hoy, Darío Wislin era mi presa. Un nuevo nombre para mi lista de víctimas. 

Amoresss estoy mega eufórica 😁❤️✨ espero disfruten mucho de estos últimos capítulos...

Maratonnnnnnnn❤️✨ 1/3

Vavosss baja y continúa leyendo 📖

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