34_ Objetivo localizado

Tenía un objetivo y una semana para eliminarlo. 
 
Lamentablemente, primero debería terminar mi último examen para salir de vacaciones. Luego podría centrarme en mi nueva víctima. 
 
Hacía días que no veía a Enzo y me parecía extraño. Así que lo llamé para quedar en la tarde y llevar a Alex al parque. 
 
Me dirijo a la escuela con Alex agarrado de la mano. 
 
—¿Qué tal haz estado?—le preguntó al pequeño.
 
—La verdad, te extraño mucho, hermana. Quiero que vivamos juntos. 
 
—Yo también deseo eso, diablillo; pero primero debo hacer cosas.
 
—¿Qué cosas?—pregunta curioso. 
 
No podría decirle que tenía un plan para escapar, un plan para irnos muy lejos de aquí y comenzar una nueva vida. 
 
Antes debía cumplir con la misión, así me acercaría más a Darío y podría cumplir una promesa. Necesitaba estar libre del pasado para poder seguir en paz. 
 
—Cosas importantes, peque —comento señalando una heladería. — ¿Tomamos un helado antes de ir a clases? 
 
—Siii, de chocolate, por favor.—chilla y sale corriendo hacia el lugar. 
 
(…) 
 
Ha sido un día pesado, odiaba las matemáticas. 
 
No estaba segura de si aprobaría o no este examen; realmente fue el más difícil de todos y no había estudiado nada. 
 
Pasó a recoger a Alex y al salir ya Enzo nos estaba esperando fuera de la escuela. Nos fuimos en su auto hasta el parque. 
 
—Pensé que te había pasado algo. —Comento. — Hacía días no nos veíamos. 
 
—He estado muy liado con el trabajo; estoy a punto de lograr un buen resultado. Mira a Alex subirse a un árbol. 
 
—¿En qué trabajas por cierto? No lo hemos hablado. 
 
—Nunca antes habías preguntado. —Sonríe. —Soy inversionista. 
 
Cambiamos de tema y seguimos conversando. Me sentía muy a gusto con él; de algún modo le tenía aprecio. 
 
—¿Has conocido a tu padre?—pregunta alarmado al ponerlo al día con los últimos acontecimientos. —¿Darío Wislin está aquí en Morris?
 
Asiento.
 
—Así como te lo cuento, le tengo tanto odio —comento, pero él se queda mirando a la nada. — ¿Estás bien? 
 
—Sí —sale de su estado raro y vuelve la vista a mí. —Eso debería preguntarte yo, ¿estás bien? 
 
—La verdad, este hombre es el perfecto ejemplo de por qué asesino. —Río. — Estoy deseando acabar con él. 
 
—¿Dónde se encuentra?— Su pregunta está algo fuera de lugar, pero no le doy mucha importancia. 
 
—En el museo Luna Llena, ahí es donde tiene su estúpida hermandad. 
 
—Entiendo. —Vuelve la vista al frente. —Me tengo que ir. 
 
Se pone de pies y siquiera me mira a los ojos. 
 
—Ya nos veremos.—digo en lo que él comienza a alejarse. 
 
Me pareció muy extraña su reacción, su interés y su comportamiento, pero quién soy yo para juzgar. Más bien debería centrarme en mi objetivo; debía acabar con eso cuanto antes. 
 
Después de compartir un poco más con mi hermano lo llevó a casa con Laura; al menos ya tenía la tranquilidad de que nadie le pondría un dedo encima. Siempre y cuando yo cumpliera mi parte del trato. 
 
Ustedes no lo saben, pero mi salida de la mansión del alguacil no fue gracias a mis increíbles habilidades como luchadora. Hice un trato con el cheriff: yo acabaría con Darío Wislin y él me dejaría ir del país junto a Alex. 
 
Al fin tendríamos una nueva oportunidad, un nuevo comienzo. Podría tener a mi hermano junto a mí y eso era lo más importante. 
 
Por eso era de vital significado acercarme más a Darío. Necesitaba un momento de debilidad, que estuviera en confianza conmigo para poder atacar, para ponerle fin a su vida. 
 
Aron no sabe nada de este plan, ni de mis intenciones. Se lo he ocultado por el simple hecho de que le ha sido leal a Darío toda su vida y tal vez me equivoco, pero no pudo arriesgarme a ser traicionada. 
 
Desde que nos encontramos ayer a Darío, no ha vuelto a estar tranquilo. Desde hoy en la mañana no lo veo; tampoco fue a la escuela. 
 
Dejo de lado mis pensamientos sobre el tan apuesto y sexi pelinegro y centro mis sentidos en lo realmente importante. 
 
Le había encargado a uno de los de la hermandad investigar al tal Karim March, así que ya tenía algo de trabajo adelantado, sabía dónde trabajaba y dónde vivía. 
 
Según la información, es un doctor de psicología, que trabaja en la comisaría haciendo perfiles psicológicos. Es muy bueno en lo que hace según me notificaron. 
 
No entendía por qué Darío lo quería muerto; fuera de su trabajo que es una amenaza, parece ser un buen hombre. 
 
Me coloco algo deportivo y preparo mi mochila. Coloco en las fundas los cuchillos y los pego a mi cuerpo. Miro por última vez el móvil viendo la dirección de mi víctima. 
 
Al poner un pie en la calle, la frialdad de la noche caló mis huesos; parecía que iba a llover. Mis pasos apresurados y mi mirada fija en el suelo. No les voy a mentir, no era muy cerca de mi casa así que al llegar me encontraba agitada. 
 
Desde una de las esquinas tengo en la mira el hogar, una casa bastante grande. Los mejores que viven aquí son las autoridades. La calle en comparación con las demás es bastante tranquila. Permanezco en mi posición observando cada detalle, esperando el momento. Compruebo que mi objetivo está en casa, ya que he visto su sombra en una de las ventanas. 
 
Este asesinato en particular no me tentaba demasiado; no era algo que estuviera deseando hacer, pero tenía que hacerlo para lograr cosas mayores. 
 
Lo que realmente estaba deseando era poder tener la satisfacción de ver a Darío tragarse su propia lengua. 
 
¿Cómo alguien puede ser tan bestia? Violar a una persona tantas veces hasta que quedara embarazada, luego obligarla a tener que dar a luz y tenerla aterrorizada toda su vida. 
 
Estaba más que comprobado; mi madre había sido una guerrera, una que se encontró obligada a sobrevivir en medio de una lucha que no era suya. 
 
Yo amo y admiro incondicionalmente a esa mujer, y todo el que le haya hecho daño está en mi lista de próximas víctimas. 
 
Me percato que las luces del hogar han sido apagadas, espero otro rato y luego me dispongo a entrar. Estaba siendo demasiado atrevida al cometer otro asesinato policial, pero me vale madre. 
 
Me acerco a una de las ventanas, a esa que ya sabía estaría abierta. El muchacho de luna llena había hecho bien sus tareas. Me intruduce con delicadeza en el hogar, sin hacer el más mínimo ruido.
 
Al estar dentro miro en todas las direcciones, memorizando el lugar. Aunque me habían dado indicaciones claras sobre este hombre y sus alrededores, me sentía fuera de terreno. 
 
Sigo por un pasillo algo oscuro; a mi derecha se encontraba la cocina. Doy un vistazo tratando de no mostrar mi cuerpo y no hay nadie. Continuó lentamente hasta el final; a un costado había una escalera. Al subirlas, una de ellas crujió bajo mis pies.
 
¡Mierda! Espero y nuestro querido Karim March tengo el sueño pesado. Al terminar de subir el último escalón avancé lentamente hasta las puertas que se encontraban frente a mí.
 
Abrí lentamente la primera, nada. Solo era el baño.
 
Supe que no tendría que seguir buscando al sentir una pistola colocarse en mi cabeza. 
 
—Gira lentamente y dime quién eres —esa voz; yo conocía esa voz. 


Amoresss aquí su capítulo

¿De quién creen que es la voz? 🤭

Lamentablemente muchísimo no a ver actualizado ayer, así que aquí les traigo doble actualización...

¿A qué esperas? Desliza y continúa leyendo 📖❤️

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