30_ No hay más opciones
Han pasado dos horas desde que me percaté de que mi hermano había sido secuestrado. Las autoridades han sido informadas y al tener en cuenta lo sucedido la otra vez, dicen que no pueden hacer nada hasta no pasadas las cuarenta y ocho horas de la supuesta desaparición.
No comenté nada sobre las hermandades, no podría.
Más bien estaba caminando de un lado a otro, tratando de armar un plan.
—Estará bien. —comenta Enzo desde uno de los sofás.
Levanté mi vista al castaño y luego al pelinegro que se encontraba pensativo con un trago de ron en manos.
—Aron, los estuviste investigando. Camino hacia él y le arrebato el baso, dándome un trago del líquido en su interior. —Para calmarme —justifico al ver su mirada atravesarme y me vuelve a quitar el baso. —Fuiste a la finca en las afueras —continuó. —Tienes que decirme si están ahí.
—No había nadie en esa finca. —Comenta muy calmado.
—¿Acaso no te importa mi hermano? —comienzo a estresarme al ver su tranquilidad.
—Me importas tú —hubo un silencio enorme y luego habló el castaño.
—Creo que ninguno estamos calmados con la situación —pasa su mano por el cabello y moja sus labios. —Solo que no todos lo demostramos de igual forma.— Esto último lo dice mirando a Aron.
—Necesito hacer algo, no me puedo quedar de brazos cruzados, —comento tratando de volver a tomar el baso con alcohol.
—Borracha, no servirás de nada. —Aron hace una mueca y deja salir sus palabras como bloques de hielo.
Cómo si el destino estuviera escuchando mis plegarias, mi celular suena.
Número desconocido.
—¿Si?
—Tenemos a tu hermano.—hacen una pausa y se oyen pasos de fondo. —Te entregarás o lo encontrarás muerto en una alcantarilla.
—Juro que mataré a cada uno de ustedes si le hacen daño. —En mi voz se nota lo enfadada que estoy.
—No estás en condiciones de amenazar. Te esperamos bajo el puente del lado norte a las tres de la tarde. Ven sola o tu hermano morirá antes de que puedas hacer cualquier cosa. — Cuelgan.
Mi rostro expresaba todo el dolor y rabia que estaba acumulando.
—Eran ellos ciertos.— Aron se acerca. —¿Quieren que te entregues? —asiento.
—No podemos permitir eso. —Enzo se acerca también y yo me alejo de ambos.
—No quiero que se entrometan, está es mi batalla y rescataré a mi hermano aunque eso valga dar mi vida.
—No puedo dejarte.—Aron murmura.
—No te estoy pidiendo permiso —lo miro desafiante. —Me voy a entregar.
—¿Cómo puedes estar segura de que cumplirán y entregarán a tu hermano sano y salvo?
—No lo estoy —pienso unos segundos. —No lo estoy; pero no hay más opciones.
—Si las hay, siempre las hay. Enzo se mantiene optimista, pero ni el mismo se la cree.
—Solo les voy a pedir de favor que cuiden bien de Alex una vez que lo tengan junto a ustedes.
—Suenas a que te estás despidiendo. Enzo aprieta la mandíbula.
—Esto es ridículo. Aron se altera y ríe. — Estas viendo hacía una trampa. Cuando te tengan matarán a tu hermano y luego te matarán a ti. — Prende un cigarrillo y creo que es primera vez que lo veo fumando. — Estás haciendo una muerte segura.
—Saldré de este río para parecer calmada, pero en realidad tenía mis dudas. Tuve al mejor maestro.
Hace una mueca y se va.
No entiendo por qué se comporta así; es mi vida, yo tomo las decisiones.
—Solo me queda apoyarte. Enzo se acerca aún más y yo hago lo mismo.
Nos abrazamos. Por primera vez sentí sus abrazos realmente. Me hacía estar en calma conmigo misma. Era un buen amigo.
—Al parecer solo cuento contigo —susurró al darme cuenta de que Aron me había dejado sola.
Solo quedaba una hora para el cambio de retenes; deseaba ver a Alex correr hacia mí. Necesitaba tanto que estuviera a salvo. Lo amaba más que a mí misma; lo quería en mi vida, pero eso significaba que estaría en constante peligro.
Cuando saliera de esta situación en la que me encontraba, tendría que tomar una dura decisión. Tendría que dejar fuera de mi vida a mi hermano. Es muy pequeño para comprender lo que soy. No podría decirle que su hermana es una asesina. Ni tampoco seguir estando presente sin pretender que se encuentre nuevamente expuesto a este tipo de peligros.
No era para nada una decisión fácil, pero sí necesaria.
Me guardo una de mis navajas en la pierna, siendo nula a la vista. Enzo me acompaña al lugar acordado. Al llegar bajo el puente, enseguida mi celular comenzó a sonar.
Miro hacia todos lados y no veo a nadie a simple vista.
—Al parecer no te importa tanto la vida de tu hermano, dijimos que sin compañía.
—Él solo está aquí para llevarse a Alex. Cumpliré con mi parte del acuerdo.
—Es que no te entregaremos a tu hermano hasta que no estés aquí con nosotros. Muerdo mi labio.
—Espero que no estés mintiendo porque…
—Cumpliremos. —Respiro profundo. Irá un auto a buscarte y apenas estés en nuestras instituciones, tu hermano será entregado en el parque central a tu acompañante.
—¿Cómo podré estar segura de qué ya estará a salvo?
—Te dejaremos hacer una llamada. La voz con la que he hablado todo este tiempo es artificial; seguro fue creada con alguna IA. Se notaba que no era real, más bien tiempo robótica.
—Ok.
Colgó y yo dejé salir el iré que estaba conteniendo.
—¿Qué ha pasado?—el castaño me mira curioso.
—Te lo entregarán en el parque central. Me mira desconfiado. —Lo sé, me estoy arriesgando demasiado, pero es la única opción.
—Cuenta conmigo. Este chico siempre tenía las palabras correctas, la acción correcta; era muy perfecto para ser real.
—Te haré una llamada para confirmar que esté a salvo.
Veo como un auto negro se acerca y le indico a Enzo que se retire. Este se dirige a su auto y se aleja en dirección al centro.
Espero que todo salga bien, o al menos que cumplan con la parte de Alex. Mi vida era insignificante, no me importaba morir realmente, eso daba igual; pero cuando tienes a alguien que solo depende de ti, las prioridades cambian. Necesitaba estar viva solo por el hecho de que mi hermano me necesitaba.
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