16_ La chica de rojo

Luego de que la policía encontrara el cadáver de Jackson, aclararon que 
Estábamos en presencia de una asesina serial; seguían con la teoría de que la persona que cometía los crímenes era mujer. Incluso habían puesto un alias para nombrarme ante las multitudes. 
 
—La chica de rojo. Aron susurra en mi oído. —No está nada mal. 
 
Me sobresalto y me doy vuelta hasta quedar frente a frente a él; nuestra distancia era tan acortada que tuvimos que separarnos rápidamente. Estábamos frente a mi casillero. No podíamos permitir que los demás alumnos vieran un acercamiento fuera de lo normal entre nosotros. Teníamos que mantener las apariencias de alumna/profesor. 
 
—Deberías ir a cumplir con tu trabajo.—cierro el casillero. —No estar acosando a una de tus estudiantes. —Una sonrisa pícara se hace presente en ambos. 
 
—Nos vemos en casa —vuelve a susurrar mientras me guiña el ojo. 
 
En la escuela solo se hablaba de la nueva asesina serial; algunos se burlaban, otros no creían en que fuera cierto, pero todos temían; cada uno de ellos tenía esa pequeña sensación de alerta. 
 
Me encuentro con Stefany, ya que compartíamos matemáticas, nos sentamos juntas como era costumbre y aprovechamos para ponernos al día. Con ella solo podía quejarme de lo odioso e insoportable que era vivir con nuestro profe de literatura. No podía contarle que su amiga era una asesina, así que aprovechaba para tener esas típicas conversaciones de adolescentes. Volvía a sentirme normal por unos minutos. 
 
—No seas tan exagerada —susurra para que el profesor no nos regañe. 
 
—Creeme es de lo peor —asiento. —No sabes lo insoportable e infantil que puede llegar a ser. 
 
—Señoritas —la voz del profesor hace que ambas dirijamos nuestras vistas al frente. — ¿Tienen algo que quieran compartir con el reto de la clase? 
 
Negamos. 
 
—Eso pensé —nos mira con su cara larga y el bigote bien peinado. — Espero no tener que volver a llamarles la atención. 
 
Ambas asentimos para luego continuar con nuestra charla, esta vez a través de la libreta. Escribíamos en vez de hablarlo. No podíamos dejar el chisme a la mitad. Además que disfrutaba ofendiendo al muy imbécil. 
 
(…) 
 
¿Alguna vez han sentido la sensación de que siguen sus pasos?
 
¿De qué en cada esquina hay alguien observando?
 
Pues así me sentía justo en este momento. 
 
Después de terminar las clases recogí a Alex como todos los días para llevarlo hasta casa de nuestra tía. Le compré un helado y era el niño más feliz del mundo. 
 
Debía comenzar a pensar en buscar un trabajo, el dinero que tenía guardado se estaba agotando y debía tener cómo sustentarme. 
 
Pero este no era el tema: ya me he perdido en mis propios pensamientos. 
 
El punto era que hace una cuadra he comenzado a sentir que me siguen. Tengo está extraña sensación de que me observan. No le prestó mucha atención, ya que estaba a punto de llegar a casa. 
 
—Buenas tardes. —menciono al entrar, pero no obtengo respuesta. Vuelvo a guardar las llaves que Aron me había dado en mi mochila y me dispongo a ir a mi habitación. 
 
Retiro mi uniforme y me doy una pequeña ducha. Había hecho mucho calor hoy. Me envuelvo en la toalla y salgo en busca de ropa. 
 
—¡No sabes tocar! —grito al notar la presencia del pelinegro en mi habitación. 
 
—No reclames, tú entraste también a mí habitación sin tocar —me mira de arriba abajo. —Y te recuerdo que me colocaste un cuchillo en el cuello; al menos yo vengo en son de paz —sonríe levantando sus manos. 
 
—¿Qué quieres? —termino por decir mientras agarro con fuerza la toalla que cubre mi cuerpo. Lo que menos desearía sería dejarme a la vista. 
 
—Te tengo una propuesta —lo miro extrañada y se da la espalda. Continúa hablando. —Ponte ropa decente o no responderé, me estás tentando. 
 
—Yo no te estoy tentando —camino hasta la gaveta para coger algo de ropa. —Te recuerdo que tú entraste sin permiso alguno. 
 
—Igual no hiciste mucho para que me fuera. —comenta burlón aún de espaldas…
 
—Porque sé que de igual manera te ibas a quedar, solo me ahorré tiempo de discusión. —Apenas estoy terminando de subir mi falta y se da la vuelta. —En serio eres de lo peor —reclamó. —No se puede confiar en ti.
 
—No seas dramática, ya estás perfectamente vestida —lo miro mal.
 
—Bien. ¿Cuál es la propuesta? —Directa, como siempre me siento a su lado en la cama. 
 
—Estuve pensando en que deberías comprarte toda la ropa roja. —Alzo una ceja. —Sabes, en la televisión te llaman la chica de rojo; deberías darle mérito al nombre. 
 
—Al igual que en la ropa roja se podrá disimular mejor una mancha de sangre —digo más para mí. —Aunque es una buena idea, no podría, no tengo dinero. 
 
—Ahí es donde entro yo —sonríe y se pone de pies. —Quiero que trabajes para mí. 
 
Doy una carcajada pensando que es una broma. Luego veo su expresión, y tal vez no esté jugando del todo. 
 
—¿A qué te refieres?—pregunto intrigada. De verdad necesitaba dinero. 
 
—No lo sabes, pero soy dueño de un museo. —Mi cara habló por mí. —Sí, no parece, pero tengo muchos encantos que aún no conoces. 
 
—No me malinterpretes, pero en mi mente te veía como jefe de un club, más bien algo llamativo y fiestero. —Caminó hasta la cómoda y agarró el peine. —Para nada algo tan tranquilo como un museo, —comienzo a alisar mi cabello. 
 
—También soy dueño de un club —dice sin mucha importancia. —No tendrías que hacer mucho, solo llevar la cuenta de las citas al museo. —Vuelve al tema principal. —Aunque no sé si prefieras ser bailarina en el club. Es tu decisión.
 
Le lanzó la almohada.
 
—Sé que me iría bien de bailarina —el ego por las nubes. — Pero perfiero el museo. ¿De qué trata? 
 
—La luna. —Se asoma en la ventana y se pone todo raro. —Necesito irme, hablamos luego. 
 
Su expresión cambió; ya no estaba tranquilo y sonriente como siempre. Sus músculos estaban tensos y su rostro todo serio. 
 
¿Qué habría visto en la ventana? ¿Un fantasma? 
 
Dejo el peine sobre la cama y avanzo rápidamente hasta donde se encontraba parado él hace unos segundos y nada. No había nada fuera de lo común, solo una calle solitaria de Morris. 
 
¿Qué ha pasado, Aron? 

Bueniss

He estado algo depre, la bipolaridad me tiene mal jajaja. Espero que les esté gustando la historia ✨ no olviden votar y dejar un comentario...

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