Ruidos en la noche
Al terminar de comer, todos regresaron a su respectiva habitación.
Comenzaba a anochecer y Fanny no podía dormir pensando en todo lo que estaba pasando.
—¿Cuál suele ser la hora de los asesinatos?.
—Bueno...en realidad no se sabe con certeza —respondió la rubia—. Creo que es a las once de la noche, en realidad es cuando yo escucho ruidos en el tercer piso —se encogió de hombros—.
—¿Y si nos quedamos despiertas?.
—Seria peligroso, aunque así podremos saber más.
—Entonces a las once en punto.
—Si pero...debemos fingir estar dormidas a las diez y media.
—¿Por qué? —preguntó la castaña sin entender—.
—Esa es la hora cuando revisan las habitaciones para ver si están todos descansando.
—Esta bien.
~~~
Ya había pasado un largo rato desde que la castaña y la rubia habían hablado.
Se habían repartido la guardia para no quedarse dormidas, ahora le tocaba a Fanny vigilar.
Ya casi eran las diez y media de la noche, solo faltaban cinco minutos.
—Adriana despierta —la rubia no despertaba—. Adriana.
—Mmm...¿qué...pasa?. —preguntó algo molesta—.
—Ya casi son las diez y media, y...
Unos pasos hacia su habitación hicieron que la castaña se sobre saltara.
Rápidamente se dirigió a su cama, se acostó y fingió estar dormida.
—¿Siguen despiertas? —preguntó aquella persona pero no tuvo una respuesta obvia, solamente un ronquido de la rubia—. Bueno...por lo menos están ambas.
Aquella persona se fue y Adriana se encargó de hacer la siguiente guardia, por lo que Fanny pudo descansar un poco.
~~~
La rubia despertó a la castaña avisándole que ya era hora de salir.
Tomaron unas linternas y salieron de su habitación en dirección del tercer piso.
Todo estaba oscuro, solo podían verse las luces de las linternas.
Caminaron hacia las escaleras para bajar, al no encontrar nada, o eso creían; podían escucharse sonidos de cuchillos y hachas.
—¿Lo escuchaste? —preguntó la rubia mirando a su compañera—.
—Si...al parecer están asesinando a alguien, ¿deberíamos ver quien es el responsable de todo esto o deberíamos avisar?.
—Averigüemos esto.
Ambas se dirigieron hacia aquel pasillo en donde se habían escuchado todos esos sonidos. Todo el asesinato acababa de terminar.
La luz de las linternas mostraban cuerpos llenos de sangre, un hacha y una silla.
La rubia encendió la luz y ambas pidieron ayuda a gritos.
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