Ya era de mañana. Fanny aún no olvidaba haber estado cuando Marisol dijo que Victoria seria la siguiente.
Todas las chicas estaban asustadas, si Victoria fue la primera, alguna de ellas podría ser la siguiente.

Fanny y Adriana bajaron a desayunar, la directora solamente había quedado en silla de ruedas luego de lo sucedido anoche.
La directora dijo que él asesino tenía una sonrisa tallada, que no tenía párpados, además de que venía acompañado con un chico de máscara azul, no tenia la parte de la boca y de los ojos salia un líquido oscuro.
Al llegar abajo, ambas se sentaron en la misma mesa que Zoey y Martha.

—Algo me dice que seré la siguiente —habló con timidez la peliazul—.

—Oh vamos Martha, no puedes asegurar eso —dijo la pelirroja tratando de calmarla—.

—Me lo dijo Marisol ayer cuando seguíamos el camino de sangre, ¡me advirtió que anduviera con cuidado!.

—¿Y crees que realmente tú serás la siguiente?.

—Ella dijo que Victoria moriría y ahora miren, ¡Victoria está ¡muerta! —gritó la peliazul sollozando—. Tal vez ustedes sigan después de mi.

—Oye Martha tranquilizate, no has hecho nada malo —dijo la rubia con una sonrisa—.

—S-supongo que tienes razón.

—¿Estas mas tranquila? —preguntó la castaña mirando a la peliazul—.

—Si.

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Ya era la hora de dormir. Fanny tenía miedo luego de lo que sucedió con Victoria y lo que había dicho su amiga Martha, ¿quien seria la siguiente?.
La castaña comenzó a tener sed, por lo cual, decidió bajar por un vaso de agua, antes de bajar tomó un cuchillo por si debía protegerse del asesino.
Miró a su alrededor pero no observó algo fuera de lo normal, se sirvió agua y me la bebió por completo. Dejó el vaso y se dirigió hacia las escaleras.

Miró el pasillo que estaba a lado de las escaleras y observó algo aterrador.
Había una persona con un cuchillo, no tenia párpados y tenia una sonrisa tallada a mano. Era él, él asesino del que había hablado la directora.
Corrió lo más rápido posible por las escaleras pero él logró tomarla del pie.

—Sueltame —comenzó a decir Fanny—.

—Shhh...Go To Sleep —susurró él asesino con una voz ronca—.

Al decir eso, tomó su cuchillo y lo clavó en la pierna de la castaña, ella gritó por el dolor. Él asesino tomó de nuevo su cuchillo y estaba por apuñalar a la castaña, pero la chica logró darle una patada y corrió de regreso a su habitación.
Miró hacia atrás para verificar que él asesino no la perseguía.