୨୧ Extra 2

Primer Trimestre.

Jeongin terminaba de preparar el desayuno cuando tuvo que correr al baño por tercera vez esa mañana. Se recostó en la pared, al sentir un nuevo mareo llegar a él, y no hizo ni el mínimo intento de evitar las lágrimas que surgieron de sus ojos.

Christopher bajó corriendo las gradas, con su cabello húmedo goteando y solo un bóxer puesto, ya que se estaba comenzando a vestir cuando sintió el nudo de sentimientos que tenía su omega. Llegó al baño de invitados, para ver a su pequeño Sol con su cabecita escondida entre sus piernas dobladas, y sus bracitos abrazando estas.

Logró escuchar los sollozos y se agachó, tomando a su príncipe y apoyándolo en su regazo. Le acarició la espalda mientras le susurraba palabras amorosas y soltaba feromonas tranquilizantes.

—Odio esto —dijo Jeongin cuando se calmó un poco—. Es la tercera vez hoy, y toda la semana ha sido igual, me siento cansado, paso todo el día mareado y ya no me queda mi traje favorito, al igual que la mitad de mi ropa interior.

—Oh, príncipe, sabes que todo esto es normal, pero podemos hablar con el médico hoy y pedirle algo para calmar los mareos y los vómitos.

—Pero eso no es todo, alfa, mi humor cambia muy fácil, paso el día enojado o llorando y solo quiero estar contigo, recibir toda tu atención. Mucha comida me da náuseas, no puedo ni escuchar que la mencionan porque vomitaré de nuevo, y estoy teniendo muchos antojos raros. Me siento horrible, debería estar disfrutando mi embarazo y estar feliz por nuestro bebé, pero en lugar de eso me estoy quejando y deseando que esto termine pronto.

—Mi amor, es normal que sientas eso, todos los malestares simplemente llegaron juntos y de un día para otro, no estás acostumbrado a tantas cosas juntas en tu precioso cuerpecito. Que quieras que esto termine no significa que no ames a nuestro Lobito, ambos sabemos lo emocionados que estamos con este embarazo. Te amo, y me tienes aquí para hacerte una taza de té y darte muchos mimitos cuando te sientas mal, por favor no cargues con todo el peso de esto solo.

—Te amo mucho, alfa, eres el mejor en todo el mundo —le dijo Jeongin volviendo a llorar.

—No llores amor, ¿qué está mal?

—Solo estoy muy feliz y agradecido por tenerte, soy el omega más suertudo del universo.

—Y yo soy el alfa más afortunado de todos los tiempos. Vamos a desayunar, príncipe.

Segundo Trimestre.

Christopher entró a la habitación y encontró a Jeongin, desnudo y llorando frente al espejo. Tiró su maletín a un lado y corrió hacia el omega, abrazándolo.

—¿Qué pasa bebé? ¿Estás bien?

—¡Estoy gordo y feo! Tengo estrías y tengo los tobillos inflamados. Me vas a dejar por alguien más bonito y que no esté gordo como yo —lloró Jeongin viéndose en el espejo.

—¿De qué hablas? Estás precioso amor, sólo estás así por nuestro bebé, cuando lo tengas vas a volver a estar como antes.

—Pero mira esas estrías, se van a quedar ahí, y me pican mucho —le dijo haciendo un pucherito.

—Podemos buscar algún aceite para eso, creo que mi madre había dicho algo de un exfoliante con azúcar y aceite de almendras.

—¿Y si no funciona?

—Seguirás estando precioso, no importa nada de eso, todo es porque estás cargando a nuestro bebé, y eso me encanta.

—¿Me vas a amar, aunque quede gordo y feo?

—Es imposible que estés feo, amor, siempre vas a verte precioso de cualquier manera —le dio la vuelta y lo besó suavemente.

—Tengo que arreglarme para la cita en el doctor, ¿puedo usar tu sudadera verde?

—Claro que puedes, mientras te vistes voy a ir a hacer la merienda para que comas en el camino, ¿sí?

—Sí, gracias, alfa.

Después de unos 30 minutos, llegaron al hospital donde sería la consulta. Entraron de la mano y caminaron a la sala de espera, donde estuvieron solo 5 minutos antes de que los llamaran.

—Jeongin, Christopher, es un gusto volver a verlos —los saludó el doctor que ahora era su amigo.

—Hola, Seunghyub, es bueno volver a verte —saludó feliz Christopher.

—¿Cómo han estado con los síntomas?

—Es difícil, a veces me siento mal y las estrías me molestan mucho.

—Pasé lo mismo en mi embarazo, el aceite de coco me ayudó mucho. Bien, no hay que retrasar más esto, vamos a ver al bebé, intentaremos ver el sexo.

Jeongin se acostó con la sudadera subida y agarró la mano de Christopher, que estaba sentado a un lado suyo. Luego de que le pusieran el gel en el estómago, pudieron ver el cuerpito en la pantalla, pero quedaron sorprendidos cuando, en lugar de escuchar un corazón, escucharon dos.

Ambos miraron sorprendidos al médico, luego a la pantalla y se volvieron a ver a los ojos, antes de repetir lo mismo otras dos veces. Vieron la pantalla, donde, después de que el médico movió el transductor, pudieron ver otro pequeño cuerpo, que no vieron en ninguna de las cinco citas anteriores.

—¡Felicidades! Son dos pequeños. ¿Quieren saber el sexo?

—¡No! —se exaltó Jeongin.

—¡Pero yo sí quiero! —dijo Christopher.

—Vamos a hacer una revelación, yo quiero una fiesta de revelación y eso vamos a hacer, alfa

—No es justo. Yo quiero saberlo.

—Solo un mes más, bebé, lo prometo.

Tercer Trimestre.

Jeongin iba de un lado hacia el otro, supervisando que todo estuviera listo para la revelación. Las mesas estaban listas, los pasteles estaban a 10 minutos de llegar, las decoraciones estaban casi terminadas y los invitados llegaban en una hora más.

Christopher llegaba en media hora del trabajo, así que subió a su habitación a cambiarse. Se vistió con un pantalón celeste pastel y un suéter de lana rosa pastel. Cuando estuvo listo, se dirigió al patio trasero donde se llevaría a cabo la actividad, y vio que ya los pasteles estaban ahí, en una mesa grande, que tenía una gran variedad de postres.

Hora y media después, ya todos estaban ahí, llevaron una gran cantidad de regalos, hicieron tres juegos diferentes antes de pasar a la comida, con diferentes platillos por los distintos gustos de sus conocidos.

Tres horas y muchas actividades después, llegó la hora de la revelación, así que se dirigieron a la mesa de postres. Llegaron al primer pastel y Christopher se puso detrás de Jeongin antes de que ambos tomaran el cuchillo y partirán una rebanada.

—¡Una niña! —gritó Christopher al ver los dulces rosas que salieron del centro del pastel.

Todo se llenó de gritos y aplausos antes de que se dirigiera a hacer lo mismo con el otro pastel.

Christopher frunció el ceño al ver los dulces blancos saliendo del segundo pastel, y volvió a ver a Jeongin con una expresión de confusión en su cara.

—No quería que ambas revelaciones fueran iguales —le dijo Jeongin, besando su mandíbula.

Se alejaron de la mesa, hacia el otro lado del patio, donde había veinte bolitas, diez para cada uno.

—Deben elegir una y tirarla. Todas tienen pintura blanca menos una. Por cada bolita que tiren y salga blanco se llevan un pastelazo, de parte de Jisung —les dijo Minho.

Christopher comenzó y fue el primero en recibir un pastel en su cara. Jeongin le siguió con el mismo resultado, hicieron una más cada uno con el mismo resultado.

—Esto es divertido —les dijo Jisung, después de darle el segundo pastelazo a Jeongin.

Christopher recibió un pastelazo, seguido de Jeongin. Recibieron el quinto y el sexto, para que luego el alfa recibiera el séptimo. Jisung se preparó para darle el séptimo a Jeongin, cuando vio cómo la bolita de Jeongin se reventó dejando un bonito color celeste.

—¡Un niño! —gritó Jeongin feliz.

Todos gritaron, mientras Christopher abrazaba y besaba a su omega. La celebración duró unas horas más, y cuando todos se fueron, recogieron lo que había sobrado y dejaron lo demás para limpiarlo al día siguiente.

Christopher y Jeongin se sentaron en la mesa indicada en el restaurante donde decidieron celebrar solos la llegada de sus bebés.

—Buenas noches, soy Eric y voy a ser su camarero el día de hoy —les entregó un menú a cada uno—. ¿Deseas algo de tomar, lindo omega?

—Limonada para mi alfa y para mí, por favor —dijo, resaltando la palabra "alfa".

—Claro, bonito, ya vuelvo.

—No me gusta cómo te habla —gruñó Christopher cuando el camarero se fue.

—Lo sé, solo intentemos tener una bonita comida, Chan.

El beta volvió con sus bebidas y tomó su pedido sin ningún contratiempo.

Sin embargo, cuando volvió con la comida, siguió coqueteando con Jeongin como si Christopher no estuviera ahí, enojado al alfa.

—Entonces, ¿qué dices sobre tener una cita conmigo, bonito omega?

Christopher soltó un gruñido ante la invitación, llamando la atención de todas las personas en el lugar.

—Deja de coquetear con mi omega frente a mí —gruñó Christopher.

—Yo creo que este bonito omega necesita a alguien como yo, mucho mejor que un alfa de pacotilla.

—¡Mi alfa no es ningún alfa de pacotilla! —le gritó Jeongin enojado por su cena arruinada—. Es el mejor alfa del mundo, estoy embarazado y marcado, así que, por favor, ten un poco de respeto por eso y déjanos tener una cena tranquila como la increíblemente feliz pareja que somos.

Todos se quedaron en silencio antes de comenzar a aplaudirle al omega.

—¿Qué pasa aquí? —preguntó alguien detrás del camarero.

—¡Jin, Min! —habló Jeongin, contento—. Nosotros sólo vinimos a cenar, pero el camarero nos ha hecho sentir incómodos desde que llegamos.

Todos quedaron asombrados al ver cómo los gerentes del restaurante saludaban a Jeongin y a Christopher con abrazos. Luego de eso, ambos se pusieron a los lados de la pareja, viendo directamente al camarero.

—Resulta, Eric, que no es la primera queja que tenemos sobre ti —comenzó Hyunjin.

—Te dimos una segunda oportunidad —siguió Minho.

—Pero mira que tratar de esa manera a nuestro mejor amigo es algo que nunca vamos a dejar pasar.

—Y mira que tratar de esa manera al dueño del restaurante, no es muy amable de tu parte.

—¿Dueño? —preguntó el muchacho, asustado.

—El mismo y lo siento, pero estás despedido, nunca voy a aceptar ese tipo de tratos contra mi omega.

Minho y Hyunjin se dirigieron a una de las oficinas con el beta junto a ellos, para entregarle su carta de despido.

—Te amo, alfa —dijo Jeongin, para luego besar a Christopher.

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