୨୧ 26
Cuando llegaron al supermercado, ambos bajaron del auto, se tomaron de las manos y caminaron hasta la entrada del mismo. Agarraron un carrito de compras y fueron directamente al pasillo de los snacks.
—Bien, ¿qué deseas, Sol?
—Cualquier galleta o barrita está bien.
—¿Incluso de avena?
—Mmm, sí, galletas de avena con frutos rojos suena muy bien.
—Entonces de esas, barritas con trocitos de chocolate también, uh, estas que tienen jalea de fresa en el centro son buenas.
—Yo quiero estos palitos con queso, por favor... Uhm y esas barritas con sabor a naranja —metieron algunas barritas más.
—Bien, creo que con esos estamos bien, ahora los líquidos. ¿Quieres algo además de agua?
—Leche de fresa o vainilla, por favor. ¿Podemos llevar yogurt y cereal? Me gusta desayunar eso después de un celo.
—Claro, también podemos llevar algunas frutas, ah y jugo de naranja.
—Bien, entonces vamos por las frutas para poder irnos.
Caminaron hacia el área de las frutas y verduras y comenzaron a elegir sus favoritas. Jeongin estaba pensando si llevaría bananas cuando sintió a alguien detrás de él.
—Así que, ¿ahora le ayudas a tu jefe con las compras para el celo?
Se volteó y se sorprendió al ver a Tzuyu. No parecía el tipo de persona que ponía un pie el supermercado.
—No creo que eso sea de tu incumbencia.
—Claro que sí, ese hombre es mío, todo lo que tiene que ver con él me importa.
—Bueno, no soy un objeto, pero si fuera de alguien, definitivamente sería de Jeongin —habló Christopher detrás de la omega.
—¿El secretario sin futuro? Eres mío, amor, no bromees así solo por no hacerlo sentir mal.
—Este secretario tiene más futuro del que imaginas y es mi omega, dirígete hacia él con respeto.
—¿Tu omega? ¡Tu omega soy yo, Christopher! Me perteneces, nos vamos a casar y ser felices.
—Mi omega es Jeongin, la única persona con la que me voy a casar es con él. Deja de humillarte, Tzuyu, entiende que nunca me has gustado y nunca vamos a ser nada.
—¡Tzuyu! Te lo advertí, que dejaras de intentar que Christopher esté contigo a la fuerza, ¡estás enlazada! Deja al pobre hombre con su omega. Nos vamos, ya buscaré donde enviarte para que aprendas a que no todo lo que uno quiere se puede obtener, y que no puedes obligar a las personas a darte todo lo que quieras. Te irás en dos días, así que será mejor que vayas alistando tu maleta porque sólo te daré $500 para ayudarte.
—¡Papá, no! Christopher es mío, él lo va a entender, padre, déjame quedarme con él.
—Necesitas ayuda, estás mal. Lo siento, joven Bang, si hubiera sabido que usted estaría cerca, no la hubiera traído.
—No se preocupe, señor Chou, pero si nos disculpa, debemos retirarnos.
—Sí, claro, nosotros igual. Con su permiso, tengan buen día.
—Igualmente.
Se dirigieron a pagar las compras y luego caminaron hacia el auto con sus cosas en esas nuevas bolsas de tela reutilizables y mucho más fáciles de cargar. Pusieron todo en los asientos de atrás antes de que Jeongin se excusara diciendo que olvidó comprar algo.
Lo vio caminar al área de farmacia y hablar un poco con la dependienta antes de que esta le empacara unas cosas en una bolsa negra y él pagara. Salió de ahí y se dirigió al auto donde ahora sí, ambos se subieron y Christopher se puso en marcha.
Llegaron en 20 minutos a la casa de Christopher, y mientras este bajaba las bolsas, Jeongin solo llevaba su bolsita negra y le abrió la puerta hasta que el alfa entró y entonces la cerró.
—Uh, se supone que hoy venían las empleadas, así que les voy a pedir que se retiren y no vengan hasta la otra semana. Puedes subir a la habitación, dame cinco minutos y te alistaré la bañera.
—Bien, buscaré algo de ropa, ¿puedo usar una de tus camisas?
—Usa lo que desees, amor.
Mientras el alfa fue a la cocina, Jeongin corrió a la habitación de este. Cerró la puerta para asegurarse de escuchar cuando el alfa entrara, buscó rápidamente una camisa del alfa, un pantalón y un cambio de ropa interior de su bolso.
Se sentó en la cama y sacó de la bolsa la caja que traía la pequeña cápsula para limpiarse. Podría nunca haber hecho eso, pero tenía muy claro que la higiene de su parte era muy importante. La beta le dijo que era una nueva forma más fácil y eficaz de mantenerse limpio. Debía meter la cápsula en su interior y dejarla durante al menos 15 minutos antes de limpiar con agua tibia, así que corrió al baño e hizo lo instruido.
Tardó un poco ya que nunca lo había hecho, pero lo logró y luego de lavarse las manos salió del baño para guardar entre la ropa que iba a usar, el resto del contenido de la bolsa. Se sentó en la cama justo cuando el alfa abrió la puerta del cuarto.
Christopher se acercó a él para dejarle un beso en la frente y luego se dirigió al baño para alistarle la bañera.
—¿Quieres una bomba de jabón?
—Sí, suena bien.
—Voy a ponerle algunas esencias para que te relajes más, mientras tomas tu baño yo tomaré uno en la habitación del frente, si necesitas algo por favor me gritas.
—Gracias, alfa, está bien así.
—Bien, entonces disfruta tu baño —el alfa se dirigió a la puerta para volver a la habitación.
—Chan —lo llamó, haciéndolo detenerse para verlo—. Gracias por todo esto, por cuidar de mí y querer ayudarme, por aceptarme como tu omega y querer unir tu vida a la mía. Eres un alfa increíble y te adoro, esto significa todo para mí.
El alfa sonrió ante sus palabras y volvió donde él estaba para besar su boca.
—Es un honor poder llamarme tu alfa, soy tu fan número uno, Innie. Eres increíble, siempre poniendo a los demás sobre ti. No puede existir nadie mejor con quien quiera formar un futuro.
Jeongin le sonrió en grande antes de volver a besarlo y dejarlo salir del baño. Cerró la puerta con llave y se desvistió. Tomó la rasuradora y el gel antes de entrar a la bañera. Soltó un suspiro al sentir lo rica que estaba el agua y luego se acomodó para dejar sus piernas libres de bello. Quería verse muy bonito para Christopher, quería su piel suave y sedosa para su alfa, así que se puso manos a la obra.
Cuando terminó con eso, enjabonó todo su cuerpo con un gel de baño con olor a chocolate. Limpió su cuerpo antes de limpiar su interior y salió de la bañera cuando se sintió completamente limpio.
Drenó el agua y se vistió, y salió del baño justo a tiempo para comenzar a sentir el calor formándose en su vientre, su entrada goteando y su olor espesándose, intentando llamar la atención de su alfa para que lo tomara.
Christopher esperaba a Jeongin en la cama luego de su ducha, revisaba un correo cuando lo sintió abrir la puerta, decidió esperar a que llegara a su lado para levantar la cabeza, pero de pronto a su nariz llegó un delicioso y fuerte olor que tuvo a su alfa aruñando su interior de inmediato.
Levantó la vista para ver a Jeongin con las mejillas rojas y sosteniendo su pancita, soltando pequeños jadeos.
—A-alfa, calor —dijo, con su voz entrecortada.
—Ven acá, mi precioso omega —lo llamó.
—¡Alfa! —gimió más fuerte, al sentir el exquisito olor de su compañero al acercarse.
—Ven aquí, amor, déjame ayudarte. Déjame hacerte sentir bien, mi hermoso Sol.
—Arde, alfa. Tócame, por favor —gemía entre lloriqueos por sentir ese terrible calor en todo su cuerpo.
—Shh, shh, todo está bien, amor —lo calmó—. ¿Hiciste esto antes?
—No-no, alfa, esperé por ti.
—Mi buen omega, siendo el mejor para mí. Te haré sentir tan bien, te voy a dar mi nudo y mi mordida, y luego me vas a dar la tuya. Estaremos enlazados de por vida, mi precioso omega.
—Sí, alfa, por favor. Te necesito, tócame, alfa, duele —balbuceaba mientras Christopher deslizaba su camisa y pantalón fuera de su cuerpo, repitiendo lo mismo con el omega.
—Ya voy a tocarte, amor, por favor abre tus bonitas piernas para mí. Mira eso, ni un solo vello en ninguna, ¿hiciste esto para mí?
—Para ti, alfa, quería estar bonito y suave para ti —le dijo, tocando sus rizos.
—Siempre estás bonito y suave para mí, no necesitas hacer esto para ser perfecto —le dijo antes de bajarle la ropa interior. Soltó un gruñido al ver la entrada de su omega brillante por el lubricante que salía.
El olor lo hizo querer acercarse y probar si sabía tan bien como olía, así que eso fue lo que hizo. Estiró con sus pulgares las mejillas del omega y hundió su cara en medio de ambas, comenzó lamiendo alrededor de la entrada y gimió al sentir que, efectivamente, su omega tenía un delicioso y adictivo sabor.
Comenzó a jugar e intentar meter la punta de su lengua en el agujero, y estuvo tratando hasta que lo logró. Escuchó un largo gemido del omega mientras comenzó a mover su lengua, de adentro hacia afuera y de un lado al otro.
—Más, más alfa, por favor —lloriqueó el omega.
—Lo que pidas, Sol —le dijo, antes de llenar de saliva uno de sus dedos y comenzar a presionarlo en la entrada del omega.
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