୨୧ Extra 3

Christopher entró en su habitación y se deleitó con la imagen de Jeongin y sus pequeños cachorros en su nido durmiendo. Les tomó una foto y se la envió a sus padres y a los de Jeongin antes de sentarse en el borde de su cama y recordar como fue el nacimiento de sus lindos bebés dos años atrás.

Alfa y omega estaban juntos en la cocina, cuando Jeongin decidió irse antes para sacar ropa antes de tomar el baño que el alfa iba a preparar. La cesárea sería en tres días y querían pasar juntos sus últimos momentos de relajación antes del nacimiento de sus bebés. Jeongin se acercó a la escalera cuando sintió un dolor en su bajo vientre que casi lo hizo caer de no ser porque pudo sostenerse de la baranda. El dolor pasó luego de un minuto, cuando Christopher se acercó a él con los tés que preparó antes para tomarlos mientras estaban en la tina.

El alfa corrió al verlo encogido cerca del primer escalón, pero antes de que alguno pudiera decir algo, el alfa vio como un líquido mojó las piernas del omega, que solo andaba una camisa larga puesta, y hacía un charco en el suelo. Ni siquiera preguntó qué era al ver la cara de terror que tenía su pareja, por lo que solo pudo sentarlo en el sillón y correr hacia la habitación por una toalla para limpiarlo, un pantalón suelto de pijama para cubrir sus piernas, un suéter para cubrirlo y el bolso que tenían listo para la cesárea.

Importándole poco el estar con ropa simple de estar en casa, corrió con su omega en brazos, luego de limpiarlo y vestirlo, hasta el auto, donde lo dejó acostado en el asiento de copiloto, para luego correr por las llaves y el bolso antes de partir directamente al hospital.

Jeongin soltó el primer grito de dolor solo un par de minutos después de que salieran de la propiedad, y el alfa agradeció el casi nulo tránsito de ese día, porque no creía poder estar cuerdo por mucho tiempo más. Llegó en 25 minutos, luego de que Jeongin le gritara que no podía solo saltarse algún alto y que se toparan con al menos tres semáforos en rojo.

Al entrar al hospital con su omega, cuatro enfermeros corrieron con una camilla hacia ellos y luego de que él dejara ahí a Jeongin, se lo llevaron a otra habitación. Llamó a sus amigos y familiares para avisarles del nacimiento, llenó los papeles con la información de su omega y luego solo pudo dirigirse a la sala de espera, ya que no era posible que el presenciara el nacimiento de sus bebés.

Luego de media hora, todos sus amigos y familiares estaban ahí, y esperaron junto a él veinte minutos más hasta que salió una de las enfermeras que trajo la camilla para llevarse a Jeongin.

—¿Familiares de Yang Jeongin?

—Nosotros —dijeron todos, acercándose a ella.

—El joven Yang está bien, aunque quiere que el padre de sus cachorros esté con él. Los bebés están siendo pesados y revisados, así que apenas estén listos serán llevados a la habitación.

—¿Entonces puedo pasar a ver a Jeongin?

—¿Eres su pareja?

—Sí, lo soy.

—En ese caso, ven conmigo.

Caminaron hasta el final de un extenso pasillo, hasta detenerse en la habitación 28. La enfermera abrió la puerta y dejó al alfa entrar antes de retirarse y decir que pronto vendría con los bebés.

—Hola, mi precioso Sol —se acercó a la camilla donde veía a su omega descansar—. ¿Cómo te sientes?

—Creo que un camión pasó sobre mí y no me di cuenta. Estoy tan cansado.

—Duerme un poco, mi amor, yo me quedaré aquí cuidándote.

Besó la frente de su omega antes de que este cerrara sus ojos y se dispusiera a descansar. Esperó junto a él hasta que 20 minutos después entraron dos enfermeras, cada una con una pequeña cuna que traían a sus cachorros en ellas. Despertó suavemente a su omega para que pudieran admirar juntos a sus bebés por primera vez.

—Aquí están sus bebés, ¿ya saben los nombres? Debemos firmar las actas de nacimiento.

—Son preciosos, alfa —dijo Jeongin, mirando al bebé que su alfa puso en sus brazos, y luego viendo a la hermosa que estaba en los brazos de su novio.

—Tan precisos como tú, mi amor.

—Tenemos los nombres —mencionó el omega viendo a las enfermeras.

—Shuhua Bang —dijo el alfa sonriendo.

—Jake Bang —le siguió Jeongin.

—Bien, Jake Bang nació el día 13 de junio del año 2020 a las 11:45 a.m. con una estatura de 48 centímetros y un peso de 3000 gramos —dijo una de las enfermeras.

—Shuhua Bang nació el día 13 de junio del año 2020 a las 11:53 a.m. con un peso de 2900 gramos y una estatura de 50 centímetros —completó la otra—. Felicidades, nuevos padres.

—Nayeon, Momo, gracias por todo, ustedes han estado aquí para mí desde que comencé a estar mal, y ahora están en este momento tan importantes, son unas personas increíbles.

—No es nada, Jeongin, para nosotras es un honor presenciar la hermosa familia que has formado con tu alfa, esperamos de todo corazón que sean muy felices.

—Y que tengan muchos bebés más, no hay que desperdiciar esa belleza —mencionó en broma.

Ahora, dos años y unos meses después, ahí estaban, sus bebés durmiendo juntos con su omega, y él a punto de despertarlos para llevarlos a la inauguración del nuevo refugio para los animales de la calle, que estaba a la par de su propiedad porque Jeongin quería estar al pendiente cada segundo posible.

Estaba feliz de ver como el sueño de su omega se hacía realidad, como estaba a tan solo cuatro horas de abrir ese lugar tan esperado y que tanto ha rondado en las conversaciones de toda la ciudad y hasta el país. Miles de personas se iban a hacer presentes ese día para ver la inauguración, donar, y hasta de ser posible, adoptar alguno de esos bellos animalitos que merecen un bonito hogar lleno de amor y cariño.

—Sol, es hora de despertar —le dijo, poniéndose a la par de él aún respetando el espacio del nido.

—Mmhmm —ninguno de los tres se movió.

—Creo que tendré que comerme solo ese delicioso helado que está esperando en la cocina —soltó una pequeña risa al ver como sus cachorros se levantaban rápidamente y jalaban a su mami para que se levantara también.

—Vamos, mami. ¡Papi lado, papi lado! —su corazón se derritió al escuchar a sus bebés llamarlos mami y papi, eso siempre lo hacía feliz.

—Ya voy, cachorros, ya voy —dijo sentándose.

—Hola, mis preciosos bebés, ¿durmieron bien?

—Papi fue.

—Mami tiste.

—¿Mami se puso triste porque papi se fue?

—¡Sí! —gritaron ambos cachorros.

—No estaba triste, bebés, solo me sentía muy cansado y sí extrañaba a papá.

—Bueno, ya estoy aquí, y es mejor que se levanten si quieren comer helado antes de ir a ver a los perritos.

—¿No olvidas algo?

—No, creo que no —dijo el alfa con el ceño fruncido.

—¿Nuestros besitos?

—¡Papi, sito!

—Sí, cachorro, papi olvidó nuestros besitos.

—¡Nunca olvidaría sus besitos! Pero no puedo besarlos si están en el nido y mis tres amores no me han autorizado entrar.

—Entra en nuestro nido, alfa.

—Nido, papi —dijeron ambos cachorros.

El alfa entró al nido y besó toda la carita de sus dos bebés antes de hacer lo mismo con su dulce omega, para luego marcarlo con su olor y permitir que este hiciera lo mismo.

—No salgas más, alfa.

—No voy a salir, mi amor, me quedaré con ustedes todo el fin de semana.

Los cuatro salieron del cuarto luego de eso, yendo a la cocina, donde el alfa sacó las pequeñas tazas donde había servido helado de banana con fresa para todos ellos. Les puso las pequeñas cucharas de postre y se sentaron en el sillón de la sala de estar, donde puso a reproducir "Home", la primera película que vio junto a su omega.

—Bien, debemos alistarnos, la inauguración es en una hora y debemos estar ahí antes.

—Pero no quiero que salgas, alfa —sus ojitos se humedecieron.

—Vamos a ir juntos, mi amor, y no podemos retrasarlo más, príncipe.

—¿Te vas a quedar con nosotros?

—Claro que sí, sol.

...

Estaban a 10 minutos que inaugurar el lugar, había gente de toda la ciudad, incluso de otras partes del país, sus amigos, que eran parte del proyecto, estaban ahí con sus bebés. Los padres de todos ellos estaban ahí, incluso sus hermanas, todas esas personas estaban orgullosas de ese proyecto, pero nadie estaba tan eufórico como Christopher. Veía a su omega brillar y resplandecer de alegría por poder abrir ese lugar después de varios años buscando llegar a eso.

Jeongin subió las gradas y quedó a la par del gran moño frente a la puerta del refugio, logrando que todos hicieran silencio y le prestaran atención.

—Buenas tardes a todos, es para nosotros un honor que estén aquí. Mis amigos y yo llevamos más de cinco años ahorrando para poder construir un gran lugar con suficiente espacio para que no haya ningún perro o gato en la calle llevando frío y lluvias. Deseamos que todos estos hermosos animalitos encuentren el hogar que merecen. ¡Bienvenidos al refugio Blue!

Jeongin sacó una tijera, cortó la cinta y abrió la puerta, haciendo que todos comenzaran a aplaudir y silbar. Escuchó a sus bebés llorar, ya que aún los asustaban los ruidos fuertes, así que se dirigió a su alfa, dejando que todos entraran al lugar. Alzó a su linda bebé, mientras su alfa alzó a su pequeño príncipe. Vieron como sus amigos estaban en la misma situación con sus bebés. Cuando los bebés se calmaron, todos se adentraron al lugar.

El refugio contaba con tres niveles, todos adaptados para los animales. En el primer nivel, además, se encontraba una bodega para el alimento, la oficina desde donde se maneja todo y la recepción. El lugar era realmente bonito, todos estaban realmente felices con el resultado, todos veían como la espera había valido la pena para ellos.

—Lo hicimos bien —le dijo Hyunjin.

—Todo salió mejor de lo esperado —mencionó Jisung.

—Somos un buen equipo —les dijo Minho.

Disfrutaron por un tiempo, viendo como familias salían del lugar con la esperanza de adoptar un lindo animalito. Vieron a familias salir y luego volver a buscar a un nuevo miembro de su familia, vieron animalitos salir de ahí con nuevas familias. Todo el momento era feliz.

En un momento, Jeongin vio como su alfa y sus bebés se alejaban, pero no prestó atención ya que Jisung y Félix comenzaron a hablar con él. Estuvieron hablando por unos 15 minutos hasta que todos se comenzaron a dirigir al área verde. Confundido, Jeongin caminó con todos, ya que Jisung y Félix insistieron en ir.

—¡Mami! —escuchó a sus bebés llamarlo y vio como corrían hacia él.

—Con cuidado, cachorros, pueden caer —les dijo arrodillándose para poder abrazarlos.

—Papiii —dijeron ambos, antes de tomar sus manos y llevarlo donde estaba Christopher, frente a todas esas personas.

—¿Qué sucede? —le preguntó al alfa cuando llegaron al frente.

—Mira —señaló detrás de él.

Había un pequeño cachorro con un lazo. Se acercó al cachorro y vio como tenía un papel celeste. Alzó al cachorro y retiró el papel, leyéndolo con curiosidad. Dejó el cachorro en el suelo de nuevo y dirigió la mirada a su alfa, encontrándolo sobre una de sus rodillas.

—Tenemos seis años conociéndonos, dos hermosos cachorros, un lazo y una gran casa, solo nos falta un lindo perrito, como lo deseas desde hace mucho, y matrimonio. Hoy, si aceptas, quiero darte a nuestro pequeño Blue, y pedirte que unamos nuestras vidas de la única manera que nos falta. Quiero que pasemos toda nuestra vida juntos, quiero demostrarte de todas las maneras posibles mi amor, así que, hoy, en uno de los días más importantes para ti, quiero demostrarte que en realidad quiero que estemos juntos de una manera más, y pedirte que te cases conmigo. Yang Jeongin, mi hermoso omega, ¿te casarías conmigo?

Jeongin comenzó a llorar al oírlo repetir las palabras que tenía escrito el papel, y lloró aún más al ver como sus bebés le entregaban al alfa el anillo de compromiso. Se sentía tan feliz, llevaba mucho tiempo deseando que este momento sucediera, y por fin se le hacía realidad. No desaprovechó el momento en el que vio a sus bebés entregando el anillo, quedó agachado frente al alfa con su carita inundada en lágrimas.

—¡Claro que sí, alfa! Te amo mucho —le dijo antes de que el alfa le pusiera el anillo y lo besara.

—¡Hotelito nuevo! —molestó Minho al alfa, mientras veía la hermosa escena.

—Lo tendrás —dijo riendo Christopher, recordando esa conversación con el alfa.

—Gracias por aparecer en mi vida, alfa.

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