୨୧ 27

Jeongin hacia puños en las sábanas de la cama, buscando de alguna manera sentirse firme. Christopher acababa de meter el tercer dedo y él estaba seguro de que ya había una gran mancha de su lubricante en la cama, pero su alfa seguía sin darse prisa, ¡y este aún estaba vestido! No se había tomado ni un momento para desvestirse y Jeongin deseaba verlo, así que sacando fuerza de algún lugar se separó del alfa, soltando una queja al sentir su entrada vacía.

—¿Pasa algo, omega?

Jeongin se movió, logrando quedar sobre Christopher, bajando sus manos hacia el pantalón suelto que este llevaba y jalándolo hasta que Christopher levantó la cadera y logró quitárselo junto con la ropa interior.

—Alfa, quema —se quejó, mientras besaba y mordía el pecho del mismo, dejando algunas pequeñas marcas.

—Mi pequeño, Sol, tan desesperado por mí.

—Sí, sí, alfa, por favor.

Christopher volvió a dejar al omega debajo de él, y esparciendo un poco del lubricante natural de Jeongin, alineó su miembro en la pequeña entrada.

—Si te duele debes decirme, omega.

Avanzó muy lentamente, deteniéndose constantemente para no lastimar demasiado a su omega, hasta que estuvo completamente dentro y se esperó hasta que su omega le indicara que podía seguir.

—Vamos, Chan, muévete —pidió el omega entre gemidos.

Jeongin podía sentir perfectamente al alfa, era grande y ancho, llenándolo perfectamente. Gimió fuerte cuando este comenzó a moverse en un lento vaivén, y puso sus manos en la espalda de su alfa para intentar sentirlo más cerca si era posible.

—Dime cómo te sientes, Sol —le dijo Christopher entre jadeos.

—Más, por favor, más, no vas a lastimarme —jadeó antes de gemir fuertemente cuando la velocidad de las embestidas aumentaron, golpeando su próstata.

Luego de unos minutos comenzó a sentir ese nudo en su estómago, sabía que estaba cerca, comenzó a moverse para encontrar las embestidas, arañando la espalda del alfa cegado por el placer.

—Dios, estoy cerca, Innie.

—Cerca... Muérdeme. Muérdeme, muérdeme, muérdeme, ¡alfa! —gimió mientras se corría y sentía en nudo de Christopher expandirse en él.

Christopher besó la piel del cuello de su omega, cerca de la clavícula. Sintió que su nudo se expandía al máximo y mordió la suave piel cuando la primera descarga de semen salió. Limpió la mordida con su saliva y movió cuidadosamente su cuello para que su omega lo mordiera en el mismo lado donde lo hizo él.

Jeongin gritó el nombre de su alfa al sentir como este enterraba sus colmillos en su piel. Su mirada se nubló y se sintió ir, hasta que sintió como Christopher limpió la herida y se movió para recibir su marca.

Abrió los ojos para ver la piel de su alfa, sudada y enrojecida, absolutamente llamativa. Pasó su lengua por la piel antes de encajar sus colmillos. La herida era más pequeña que la del alfa, pero aun así tenía el mismo significado, estaban unidos para siempre.

Limpió la herida entre pequeños gemidos al sentir la expansión de su cavidad.

Movió sus manos para acariciar suavemente la cara del alfa, alejando los mechones de pelo de su frente e intentando limpiar un poco el sudor. Lo miró directamente los ojos, sintiendo toda esa tormenta de sensaciones que corrían de él al alfa y viceversa. Admiró el nuevo brillo en la mirada del alfa, probablemente el mismo que debía tener él, estaban unidos, por fin, se pertenecían el uno al otro como soñaron tantas noches e imaginaron tantos días.

—Mi omega, mi precioso omega.

—Alfa, mío. Te amo, Channie.

—Te amo, omega.

Estuvieron así hasta que el nudo disminuyó y Christopher corrió a buscar algo para limpiarlos antes de ir corriendo a la cocina para buscarle a su omega algo para alimentarlo.

Jeongin sintió una extraña sensación de abandono que los tuvo soltando gemidos lastimeros inconscientemente hasta que vio a su alfa entrar ofuscado a la habitación.

—¿Qué pasa, Sol? ¿Te sientes mal?

—Lo siento, alfa, mi omega se sintió solo, fue inconsciente. Supongo que va a ser difícil estar separados ahora que las marcas son tan recientes —se sentó acomodándose contra el respaldar de la cama para comer las galletas de avena y la leche de vainilla que le trajo el alfa.

Escuchó su celular sonar y Christopher rápidamente se lo pasó. Era un mensaje, de su padre.

"Espero que Christopher esté listo para buscar una nueva secretaria. Te voy a dejar la empresa a fin de mes, creo que ya he trabajado mucho en ella y es hora de que pase a ser tuya. Apenas puedas háblame, debemos reunirnos."

Fin de mes. En dos semanas aproximadamente, iba a tener que dejar a su alfa trabajando con alguien más. Estaban comenzando una nueva etapa y ahora debía pasar horas lejos de él.

—¿Pasa algo? ¿Quién era, omega? —dijo Christopher, preocupado al sentir la ansiedad de su omega.

—Mi padre me va a poner a cargo de la empresa a fin de mes, no voy a poder trabajar más contigo, alfa.

—Está bien, Sol, aún tenemos muchas cosas que hablar y hacer. Pero ahora no es el momento, puedo sentir mi celo llegar —dijo, sintiendo ese molesto calor abrazador.

—Ven acá, alfa —dijo Jeongin, jalando al alfa hacia él para besarlo.

Era el tercer día del celo, y Christopher se había dormido inmediatamente después del último nudo, pues él hacía casi todo el esfuerzo siempre y estaba agotado. Jeongin no tenía mucho sueño, así que decidió ir a cocinar algo para el alfa.

Se levantó cuidadosamente dirigiéndose al baño para limpiarse un poco, cepilló sus dientes rápidamente y se dirigió en silencio a la cocina. Abrió el refrigerador y sacó las bananas, leche y huevos. De un estante sacó azúcar, aceite, polvo de hornear, harina y cacao en polvo. Buscó un bowl, un plato, un tenedor, una pequeña taza, una cuchara grande, una taza medidora, un sartén y una espátula, para tener todo listo antes de comenzar.

En la pequeña taza puso tres bananas y un chorro de leche, y machacó las bananas con el tenedor hasta que estuvieron bien mezcladas con la leche. En el bowl puso dos tazas de harina, una cucharadita de polvo de hornear, tres cucharadas de azúcar, tres cuartos de taza de cacao sin azúcar en polvo y lo mezcló, para luego añadir dos huevos, dos cuchadaras de aceite, una taza y un cuarto de leche y las bananas, mezclando todo hasta que obtuvo lo que quería lograr.

Puso el sartén a calentar, y cuando estuvo como deseaba, vertió un poco de la mezcla y esperó hasta que se veía con burbujitas para darle vuelta, esperó un par de minutos y la sacó con la espátula para ponerla en el plato. Repitió el mismo proceso hasta que la mezcla se terminó, así que apagó el fuego y cortó algunas frutas para acompañar los panqueques, sirvió jugo de naranja en dos vasos y acomodó todo en la mesa, añadiendo miel de maple y un tarrito de dulce de leche que habían comprado el día que fueron a la empresa. Buscó una notita de color celeste y escribió "Espero que esto te guste, alfa. Yj". Era su manera de decirle al alfa que él le dejaba esos desayunos, si que esperaba que este no reaccionara mal o se enojara por ocultarlo.

Estaba terminado de acomodar todo cuando Christopher apareció en la cocina, solo con un bóxer cubriendo su cuerpo. Caminó hacia Jeongin y lo abrazó por la espalda, dejando besos cortos en su cuello y aspirando su aroma.

—¿Dejaste hace mucho la cama?

—Lo suficiente para hacer esto, vamos a comer antes de que el calor vuelva, alfa.

Se sentaron uno frente al otro, y Jeongin vio como Christopher tomó la notita cerca de su plato y la leyó. Christopher lo volvió a ver confundido.

—Uh, ¿qué es esto?

—Mi manera de decirte que yo era quien dejaba tus desayunos, creo.

—¿Crees? ¿Todo este tiempo fuiste tú?

—Para mí es bastante obvio, alfa. Solo yo tengo llave de tu oficina además de ti, cuando mis celos ocurrían nadie te dejaba comida y el día que yo volvía la comida también, y cuando faltaba por alguna otra razón era lo mismo. Además, nunca intenté ni siquiera cambiar mi letra para las notas. Siempre quise decirlo, pero estaba tan asustado de que me rechazaras.

—Increíble. Me siento tan feliz de que fueras tú quien lo hacía. ¿Cómo se te ocurrió?

—En realidad fue idea de nuestras madres, ellas me alentaron a hacerlo y me pareció buena idea.

—Recuérdame agradecerles. Pero ahora, lamento informarte que nuestro desayuno va a tener que esperar, porque me siento jodidamente caliente y deseoso de ti.

—Entonces, ¿qué esperas, alfa?

Christopher gruñó y tomó a Jeongin, moviéndolo hacia la encimera, lo besó fuerte y quitó la camisa que cubría al omega. Se deleitó observando que era la única prenda en su cuerpo, y no desaprovechó el tiempo cuando bajó y comenzó a besar y lamer la marca, que había sido reabierta más que un par de veces en esos tres días.

Alzó las piernas de su omega separándolas para dejar a la vista su entrada, y no se opuso cuando su alfa le gruñó que lo probara hasta que su sabor estuviera marcado en su memoria. Lo lamió mientras sus dedos jugaban dentro de él, y se separó cuando lo sintió dilatado y listo. Besó su boca la vez que guiaba su miembro a la entrada de su omega, y una vez que llegó al final esperó un poco antes de comenzar a embestir.

—Va-vamos, Chan, no me vas a hacer daño. Po-por fa-vor, no te contengas, a-alfa —le pidió Jeongin entre jadeos.

El alfa de Christopher tomó las riendas, y comenzó a penetrar con fuerza a su omega, dando directamente en su punto dulce. Jeongin gemía fuerte, gritaba el nombre de su alfa y arañaba su espalda, mientras se deleitaba con los gruñidos y gemidos que salían de la boca del alfa. Se unieron en un beso fuerte y sucio, con dientes chocando, lenguas lamiendo todo a su alcance y mucha saliva. Jeongin se corrió cuando Christopher dio cinco embestidas directamente en su próstata, y el nudo del alfa se amplió al sentir como las paredes a su alrededor lo apretaban.

Jeongin inclinó su cabeza hacia adelante y reabrió la mordida sobre la clavícula de su alfa, para luego lamer por un rato mientras el nudo bajaba. Christopher le susurraba miles de palabras amorosas para distraerlo del ardor del nudo, y cuando este bajó se separaron y se dirigieron a donde estaba su desayuno ya frío.

—¿Puedes sentarte sobre mí?

—Sí, eso me gustaría —dijo, esperando a que el alfa tomara asiento para sentarse sobre él. Comieron entre besos y pequeños comentarios, con Jeongin alimentándose a él mismo y al alfa con un profundo sentimiento de felicidad.

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