8. Celos
La respiración de Gun es acelerada, se aleja un poco y su aliento mentolado golpea mi rostro. Cierro los ojos con fuerza. Es imposible tenerlo tan cerca, luego de haberlo visto con ella... luego de que la besara. El dolor invade mi corazón, y mis ojos se abren lentamente para reflejarse en los suyos, que también me están mirando. Mi respiración parece detenerse cuando mis ojos ven sus labios, que recién he besado y los escalofríos estallan por todo mi cuerpo, mientras las mariposas del pasado vuelven a revolotear como locas en la boca de mi estómago.
—Se suponía que tus besos solo serían míos. —de pronto las palabras abandonan mi boca sin que me dé cuenta. Gun abre los ojos como dos esferas tan grandes como la luna.
—Me rompiste el corazón, y, aun así, mis labios nunca fueron de nadie más. Son tuyos para siempre... —Y ahí está, sé que empezará a reclamarme y sé también que lo merezco. Su mandíbula se tensa y comienza a respirar profunda y agitadamente. Pero no dice nada, nos quedamos en silencio, solo mirándonos. No digo nada y él parece haberse tragado las palabras. Es como si ninguno se atreviera a hablar o estuviera esperando que el otro suelte la primera palabra. Su hermoso rostro estudia el mío e imagino que estará pensando en los últimos años. En el daño que le hice, que no se compara en nada con el dolor de verlo besar a otra persona. Pero a quien engaño. Duele, duele mucho... Acabo de verlo besar a Janice— Mi Off~... —su voz y los sollozos que le siguen a esas palabras, son dolorosamente tristes...
—Hasta el infinito. Para siempre. Tuyo. Mi Gun. —el sollozo más largo de mi vida se escapó de mi garganta junto con esas palabras, pero los de él se calmaron de repente y sus ojos se tornaron fríos, como un invierno tormentoso y gélido.
Respiro. Respira...
—¿Gun? ¿Estás ahí dentro? —llama una voz. La de ella...
Los ojos de Gun se abren mientras Janice continua llamando a la puerta.
—Vete con ella. —digo entre dientes—. Tu nueva novia te está llamando —me las arreglo para decir toda la frase sin gritar, pero con las lágrimas rodando por mis mejillas.
—Por favor, Off. No tienes derecho. —Sólo quiero que se vaya, solo quiero irme. No queda nada dentro de mi pecho. No tengo la fuerza suficiente para mantenerme frente a él. Ambos estamos lastimados. Pero fui yo quien más daño causó. Intento alejarme de él, pero en cuanto le doy la espalda, Gun sostiene mi mano con fuerza, yo sigo llorando como un tonto y Janice sigue gritando su nombre, detrás de la puerta.
—Gun~ —susurro. Sus ojos se levantan ante el sonido de mi voz—. Por favor —le ruego, pero él me sostiene con más fuerza.
—¡Gun! —grita Janice.
—Esa chica está loca. Es un peligro —Dice él, mirándome con intensidad y las yemas de mis dedos de la mano libre, se pasan sobre sus suaves labios.
Sonrío con tristeza, dejando que las lágrimas continúen cayendo. Volver a besar sus labios ha sido una bendición, un regalo del cielo que nunca pensé podría volver a disfrutar.
—Nadie me enseñó a lastimar a alguien —digo con tristeza— pero sin embargo pude hacerlo. Te lastimé, y romper tu corazón, ha sido lo más difícil que hice en mi vida.
Janice continúa llamándolo, y quiero gritarle que ya se calle, porque Gun es mío. Pero no tengo derecho a hacerlo.
—Pero lo hiciste.
—Sí. Al igual que tú hace un momento cuando estabas besando a Janice frente a mis ojos. —Inhalé tembloroso. Gun pareció enojarse mucho—. Me mata saber que tus labios han besado otros labios. Todo este tiempo, separados, debiste hacerlo mucho, pero ahora es distinto Gun. Lo hiciste mientras yo estaba viendo.
Gun palideció y apretó fuerte mi muñeca, dejando un moretón.
—¿Acaso estás celoso? —dice entre dientes, como tratando de contener su ira, pero sin lograrlo.
—No. No tengo derecho. Lo siento —su agarre se hace más fuerte y me asusta pensar que se pueda dar cuenta de las manchas moradas que esta causando—. Suéltame Gun, por favor.
—¡Todo es tu culpa! —levanta la voz—. No tienes derecho a sentir celos.
—Lo sé. —digo llorando a mares— Sin embargo, no puedo evitarlo. Me siento herido.
—¿Herido? ¿Tú, te sientes herido? ¿Qué hay de mí? Cada maldito día, sentí que podía morir a causa del dolor que me causaste.
Me duele verlo así, y quiero pedirle perdón, pero hacerlo implicaría contarle todo y Gun no merece sufrir más. No puedo hacerlo. No puedo decirle nada... Quiero pedir su perdón, pero soy muy cobarde. No puedo.
Me suelto de su agarre cuando escuchamos la voz de Ohm peleando con Janice, fuera de la habitación, y Gun se distrae. Tomo el pomo de la puerta y rogándole con los ojos que me perdone, lo miro por última vez, antes de salir corriendo de la habitación.
Gun no se mueve y yo aprovecho eso, para correr a toda prisa, pasando entre Ohm, Fluke y Janice. No me detengo hasta que salgo de la mansión de Tay y estoy lo suficientemente lejos para ya no escuchar la música, solo el chirriar de las llantas del auto que estaba manejando, mientras frenaba bruscamente al borde de la carretera. Asustado, muy asustado.
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top