11. La vida me estaba lastimando

Off no reacciona y mientras sostengo su cuerpo inerte, Ohm maneja a toda velocidad, rumbo al hospital oncológico de Suwut.

Siento que la vida se me está yendo en cada latido desesperado de mi corazón.

¡ESTOY MURIENDO!

Off me había gritado esas palabras. Esas dos palabras que no dejan de repetirse una y otra vez en mi mente. Escucho su voz gritándomelas a todo pulmón y mi cuerpo se congela. Se desmayó en mis brazos y las fuerzas me abandonaron por completo. No sabía qué hacer, me bloqueé por completo, y si Ohm no hubiera llegado justo en ese momento, ahora mismo Off... 

¡No!

No puede ser verdad.

¡No, mi Off!

—El realmente te ama amigo. —Dice el chico de la fiesta, Tay, a quien apenas conocí esta noche y al parecer está al tanto de lo que le sucede a Off. Lo envidio. 

Lloro incontrolablemente, mientras Ohm me mira con tristeza a través del espejo retrovisor.

—Tiene leucemia linfoblástica aguda. —dice Ohm rompiendo en llanto, y todos nos quedamos en absoluto silencio dentro del auto de Tay—.  No fue detectado a tiempo —continúa captando mi atención—. Al parecer es frecuente en niños, y él lo padeció a edad muy temprana, aproximadamente desde los cinco años, pero fue a los quince que recién la detectaron. Muy avanzada para poder hacer algo más que esperar —toma una larga respiración—.  Luego de la quimioterapia combinada con radioterapia y el trasplante de médula ósea, se ha probado con distintos tipos de drogas subcutáneas y por vía oral, pero todo eso solo ha permitido alargar el tiempo de vida de Off, más no ha erradicado la enfermedad. Está en fase terminal, según el diagnóstico de los médicos que lo han tratado. —La voz de Ohm tiembla cuando añade lo último— No le quedan más que unos meses de vida, Gun. Sus pulmones y su corazón, también comenzaron a fallar hace casi dos años. Off lo supo todo de golpe y solo quiso desaparecer, alejarse de ti, para que no vieras el final de su vida. Quería que al menos tú, fueras feliz.

Mis ojos recorren los rostros cabizbajos de Tay y Ohm. Y clavo la mirada en Fluke, quien luce tan sorprendido y asustado como yo.

—No lo sabía —dice mi amigo, mirándome a los ojos— juro por Dios que nunca lo sospeché. Off desaparecía por largas temporadas, pero luego regresaba como si nada, a la escuela.

Miro a Ohm, buscando cualquier señal de engaño y cuando no encuentro ninguna, sacudo la cabeza. Mis ojos viajan hacia los brazos de Off, sus delgadas muñecas, tienen moretones a causa de mis fuertes agarres de hace un momento. Y el recuerdo de nuestra niñez, se apodera de mi mente.

«Cada vez que salíamos a jugar, Off terminaba con moretones por todo el cuerpo. Siempre estaba sangrándole la nariz y se enfermaba con mucha facilidad. Se resfriaba en todo momento, incluso en verano. Pero eso no era impedimento para estar juntos, jugábamos dentro de la casa. Siempre nos inventábamos algo. Me resfriaba a propósito, para no ir a la escuela y quedarme con él, solía calentar el termómetro y mi cuerpo, para hacer que mi madre me dejara quedar en casa. Hacíamos todo juntos, éramos los mejores amigos, y desde entonces, supimos que el amor que sentíamos por el otro, no era solo de amigos. ¿Cómo podíamos saber que cuando íbamos a la colina, nuestra colina favorita, y regresábamos corriendo, él no podría levantarse todo el día siguiente porque le dolía mucho el cuerpo? Lo ignorábamos. Tan solo éramos unos pequeños niños enamorados de la sonrisa del otro y de cada momento que pasábamos juntos.»

—Hemos llegado, Gun. ¿Podrás soportarlo?

—A que te-

No terminé de hablar, porque fuimos rodeados por el personal médico, de inmediato. Y cuando pude por fin reaccionar, ya Off estaba conectado a muchos aparatos, subido en una camilla, que lo llevaba a toda prisa dentro del edificio blanco.

No encontraba la fuerza para moverme. Tenía el corazón roto y había roto el corazón de la persona que durante mucho tiempo se había esforzado por mantenerme a salvo.

—Vamos Gun —Fluke toma mi brazo y me guía hasta la sala donde tienen a Off. Sus padres, y mis padres ya se encuentran aquí. Los cuatro me miran apenados y yo no puedo dejar de pensar en que debería estar junto a él, o mejor, debería ser yo, quien estuviera dentro de esa fría habitación, en esa cama... porque soy más fuerte, porque mi amor... mi Off, no puede dejarme. Porque Dios no puede quitarme su sonrisa. La sonrisa de mi amor. La sonrisa de mi Off. Yo tengo que ver por mucho tiempo esa sonrisa. Esa sonrisa que es solamente mía.

Si había sido doloroso estar separados, el dolor que estoy sintiendo ahora mismo es cien veces más grande. Es un dolor que nunca en mi vida imaginé sentir. Este dolor está rompiendo cada fibra de mi corazón y destrozando mi alma. 

Volviéndome consciente de lo que está ocurriendo, mientras veo a todos abrazándose para llorar en el hombro del otro, me apoyo contra la pared y me deslizó hasta el piso, tratando de respirar, de asimilar lo que está ocurriendo; pero siento, por alguna razón, que el dolor apenas está empezando a calar mis entrañas, y no se detendrá, hasta que no quede nada de mí.

Que equivocado estuve, pensando que era Off quien me estaba causando una inmensa tristeza al alejarme de su lado. Durante dos años, fue la vida la que me lastimaba y ahora es la muerte la que está tratando de romperme. De romperlo. De quitármelo... Y NO. No voy a permitirlo. Esto, no puede ser posible. 

Un desgarrador grito se va formando en mi garganta y lo dejo salir con toda fuerza. Y el dolor en la boca de mi estómago, me roba el aliento.

—Lo siento mucho hijo —mi madre se acerca a abrazarme— Acabamos de enterarnos.

El rostro de Off cruza por mi mente. Su perfecto rostro iluminado por una bella sonrisa de rayos de sol y me trago un sollozo ahogado. Nunca, ni en mi peor pesadilla este panorama había aparecido. Nunca, jamás, habría podido imaginar que mi Off podría morir.

—Mamá, él no puede...

—Lo sé. Lo sé, pero debes-

—No te atrevas mamá. Nunca lo digas. Off no puede dejarnos.

Mi madre me abraza, sentada en el piso junto a mí, mientras mi padre da consuelo a los señores Jumpol.

» No tengo idea de cuánto tiempo ha pasado, pero la puerta por fin se abre y un grupo de médicos sale de la sala. Uno de ellos se acerca a los padres de Off, quitándose la mascarilla que le cubre la boca. Lo veo desde abajo. No me responden las piernas, no me puedo levantar y las manos me tiemblan.

La sala de espera se llena de sollozos y lamentaciones mientras el hombre continúa hablando y yo leo en sus labios, cada palabra que dice.

Nada tendrá sentido si él no está.

Nada tiene sentido ya...

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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