La clase se reunió para saber que harían hoy. Los maestros no tenían mucho voto así que todo quedaba en manos de Inuyasha, Kikyo y Kagome.

«¡Queremos ir a esquiar!» «¡Queremos ir al pueblo!»

Todos querían cosas diferentes. Tanto los cinco y el consejo estudiantil no sabían que hacer.

-Tengo una idea, podemos dividirnos. Ustedes son cinco y nosotros somos cerca de siete. Podemos dividirnos para mantener el orden.

-¡Bien pensado Kagome-chan!

-Yo iré al pueblo. Quiero comprar algunas cosas. ¿Vienes conmigo Kikyo? -pregunto Inuyasha a su novia.

-Ah no... me gustaría quedarme a esquiar. ¿Por que no vas con el Kagome?

-¿Eh? ¿y eso por qué?

-Pues creo que lo correcto es que utilicen este viaje para llevarse mejor.

-Cariño ¿estas segura?

-Claro -sonrió

-Yo los acompañaré -apareció Hojo e Inuyasha rodo los ojos.

-Ni de broma.

-Acompañanos Kikyo -le pidió Kagome.

-Hojo no va ir con ustedes. El va venir conmigo.

-¿Por que quieres dejarlos solos?

-Ellos se llevan mal y lo único que quiero es que se lleven bien. Váyanse, yo me encargo de el.

Kikyo estaban rara e Inuyasha lo notó. Algo no estaban bien con ella desde ayer en la noche.

-Te quiero preciosa -le depósito un beso en los labios.

-Y yo a ti -sonrió.

Kagome se dio la vuelta para darle la espalda. Y Kikyo lo vió. Se sintió triste porque sabía que a quien consideraba su amiga sentía algo por su novio.

Los vió irse queriendo detenerlo. Sabía que si los dejaba ir podrían ser algo. Pero así lo había decidido.

-Si esta en su futuro estar juntos... entonces lo aceptaré.

Miroku se acercó a ella y la vió con los ojos algo cristalinos.

-Kikyo... ¿que sucede?

-Estoy... arriesgando todo lo que amo...

-¿Hablas de Inuyasha?

-Si

-¿Tienes dudas?

-Yo se que se quieren. Ella comenzará verlo con otros ojos... y él antes de que yo llegará la quería... los estoy dejando pasar el día juntos para que aclaren sus sentimientos. Pero tengo miedo ¿sabes? Si Inuyasha me abandona por ella. Definitivamente me va doler mucho.

-No Kikyo, la presidenta detesta a Inuyasha. No tienes porque preocuparte.

-Sus ojos no me reflejaban eso a noche.

-Inuyasha no va abandonarte así como así. El realmente te quiere.

-¿Me quiere como la quiere a ella?

-Inuyasha no la quiere -la tomó de los hombros -sólo está jugando porque ninguna mujer lo había rechazado en su vida.

Kikyo no era capaz de creerle. Inuyasha quería a la presidenta y hoy estaba segura de que las cosas entre los dos cambiarían.

Tomaron un auto para llegar al pueblo. Cuando llegaron todos se bajaron y quedaron en cierta hora para regresar.

-Esto es hermoso -dijo la azabache sin poder creerlo.

-Pues si que esta bonito.

-¿Eh? ¿te estas haciendo el chulo?

-Nada que ver. Solo que no me parece la gran cosa.

-Quiero comprarle algo a mis hermanos.

-¡Debes! ¡y yo también compraré algo para ellos y para Kikyo! Bankotsu estará tan orgulloso de mi -comenzó a caminar emocionado.

Kagome sonrió mientras lo veía caminar notando que era alto. Mucho más que ella. Y que tenía un cabello largo y bien cuidado.

«No está bien Kagome... incluso si te fijas en el... Kikyo sufriría demasiado...»

Sintió algo en su pecho. Un dolor inexplicable.

-¡Presidenta! -escucho y miro como este se acercaba a ella para agarrarla de la mano.

La halo hacia las tiendas y se sonrojo ante su agarre. Era cálido, demasiado para su gusto.

«Es lindo... realmente es cálido...»

Se sentía fatal por pensar así. Ella no podía fijarse en el.

Pasaron la tarde de tienda en tienda sin darse cuenta del tiempo. Ninguno pensó que se llevaría tan bien con el otro. Sin embargo en la mente de ambos había alguien, Kikyo.

-Oye ¿por que no compras esto para Ban? ¿¡y esto para Sota?!

-¿Eh? No eso no va gustarles.

-Mmm...

Inuyasha continuó buscando cuando miró hacia a fuera.

-¡Oye! -se acercó a ella.

-¿Que pasa?

-¿Que horas son?

-Etto -miro su reloj -las siete y media... ¡las siete y media! ¡el auto ya debió irse!

-¡Mierda! -salieron corriendo de la tienda donde se suponía que debía estar el auto pero no había nada.

-¿Y ahora que vamos hacer?

-Pues -comenzaron a caer los compos de nieve.

-Voy a llamar -sacó su móvil y le marcó a Sango. -no contestan.

-Tenemos otro problema presidenta.

-¿Eh?

-Mira -le señalo.

La noche estaba llena de nubes. Se venía algo feo.

-Hay que hacer algo.

-Busquemos un lugar donde pasar la noche por si no pueden venir a buscarnos.

-Bien

-¡¿Como se les ocurre?! ¡los dejaron solos! -explotó Hojo contra el grupo.

-Lo sentimos mucho...

-¿Y ahora qué?

-En el pueblo hay poca señal... y el auto ya no pasa si no hasta mañana.

-Iré a buscarlos -Kikyo se colocó al frente.

-No lo harás. Ellos deben estar juntos.

-¿Estas loca o qué? Si Kagome estuviera con otro hombre no me preocuparía pero esta con tu novio y no es ningún santo.

-¡Lo se! -Hojo guardó silencio -pero necesito que estén juntos. Yo necesito saber que es lo que pasará conmigo luego de esta noche. Así que dejalos solos. Nadie aquí conteste si ellos llegan a llamar.

Todos comenzaron a murmurar muchas cosas. Y Hojo miro con mala cara a Kikyo.

-Pueden quedarse aquí -un anciano los dejó quedarse en su casa.

-Gracias -entraron al pequeño cuarto de una sola cama.

-Si necesitan algo más no duden en pedirmelo.

-Ya con esto es más que suficiente para nosotros. De verdad muchas gracias señor.

El hombre sonrió y salió del cuarto.

-¡Hay una chimenea! -Kagome se colocó frente a ella.

-Deberías quitarte la ropa.

-Deja tus perversiones.

-Esta húmeda, podrías enfermar.

-Escucha -se giro para mirarlo cuando este ya no tenía camisa. -¡¿que estas haciendo?!

-Me estoy quitando la ropa. Además -comenzó a quitarse los pantalones y Kagome se giro -me molesta.

-Tu... -sintió calor en su rostro -ponte algo ¿quieres?

-¿Estas nerviosa? -se sentó a su lado sin camiseta.

-N... no...

Le pasó una manta por los hombros y ella se cubrió. Su corazón iba demasiado rápido. Era la primera vez que staba sola con un chico que no fuese sus hermanos. Y ante todo este estaba casi desnudo.

-Kikyo debe estar preocupada.

-Si...

Ambos se quedaron observando el fuego y como este consumía la madera.

-Kikyo es una buena chica. Es amable y se ve que te quiere mucho.

-Es una mujer excepcional.

-Te gusta mucho ¿no?

-Nos conocemos desde que éramos pequeños. Nuestros padres eran muy cercanos. Teníamos una gran relación. Pero un día ella y su familia se fueron y ella creció. Y yo me quedé aquí solo. Tal vez si ella no se hubiera ido... yo no me hubiera convertido en esto.

Lo vio sin decir nada. Era una faceta que ella no había visto de el. Tal vez porque nunca estaban así de cerca.

-¿A que te refieres?

-A que Kikyo era la chica que más quería en el mundo. Era todo lo que yo buscaba en una chica.

-Tu.... ¿la amabas?

-Si llorar durante días y desear verla durante años es amor entonces sí. Se puede decir que la amé y que... ahora mismo ese sentimiento esta regresando. Yo... no puedo verla sufrir...

-Muchas chicas van a sufrir si te enamoras de Kikyo.

-Bueno eso es verdad. Pero ninguna me da estabilidad. Ninguna puede amarme. Si tengo a muchas mujeres pero ninguna me hace sentir especial. La única que me hace sentirme a gusto es Kikyo.

-Oh...

-Tu en cambio... me haces sentirme algo inseguro. No se como tratarte ni que decirte. Es raro aunque me e acostumbrado a eso. Las dos me hacen sentirme de diferentes formas.

-Kikyo es la indicada para ti. Ustedes realmente son el uno para el otro.

-Si ya sé que no quieres que te diga es tipo de cosas. Prometo no decirlas más.

Se escucho como ella reía. Inuyasha sonrió y ambos se miraron. No fueron capaces de decir nada.

«Hazlo... por esta vez... hazlo»

Sin más Inuyasha se acercó a los labios de la azabache y la beso. Fue una diferencia enorme aquel beso a ese. El era dulce. La besaba con tanta calma. Como si quisiera que ese momento no se acabará nunca. Y ella fue capaz de reponderle.

Se dejó llevar sin importarle nada. Mañana serían los mismos de siempre y ese beso pasaría como si nada.

Kikyo sintió algo en su pecho y algunas lágrimas bajaron por sus mejillas.

-Voy a perderlo... ¿verdad?

Se apartaron y ambos sonrieron.

«Ese beso... Perro Taisho... declara mis nuevos sentimientos hacia ti.»

«Lo siento Presidenta... pero este beso cierra por completo mis sentimientos hacia ti.»

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